© 1998 Nina Bravo
© 1998 La Christian Fellowship de Estudiantes de El libro de Urantia
Afirmaciones espirituales para mejorar la vida religiosa | Primavera 1998 — Índice | Mi introducción a Jesús |
Este extracto de la introducción del libro Human Values de Nina Bravo, editado para el espacio, fue traducido por Susan Ransbottom y Rosey Lieske.
Toda la humanidad se enfrenta a un grave problema: no una crisis de valores, como se la llama, sino más bien su total revitalización. A nivel personal sabes que algo está pasando. Puede que sientas que no has elegido bien éticamente, pero no sabes cómo interpretar tus propias percepciones, ya sea para distinguir las influencias de las personas o la sociedad que te rodean, o los ismos ideológicos, las tendencias actuales o la influencia de los medios. Es posible que escuche y hable sobre valores, pero si le preguntan cuáles son, probablemente no pueda definirlos.
Hay muchas definiciones ya propuestas por los filósofos antiguos, así como aquellas relacionadas a través de la historia y la leyenda. Entre ellos parece haber dos puntos de vista muy fuertes pero antagónicos que se han mantenido hasta el día de hoy.
Una posición señala los valores como metas, ideales que el hombre puede alcanzar. Los valores son vistos como realidades objetivas no sujetas a la cultura, el tiempo, la ciencia o cualquier otra variable. Son exteriores al hombre, no dependen de él, pero de acuerdo con la ley natural innata son eminentes, trascendentes y atemporales. Por ejemplo, el amor, que muchos confunden con el mero sentimiento, se correspondería aquí con el orden cósmico. (¿Te has parado a pensar en la perfección y organización de nuestro Universo?)
La segunda posición afirma que los valores son subjetivos, dependiendo de la cualidad que cada persona les otorga, de acuerdo con sus propios puntos de referencia (cultura, edad, género, educación, religión, etc.). Están sujetos a cambios con la historia y las circunstancias del momento, incluso los sentimientos del momento. Ésta es la opinión más prevalente ahora. El mundo se valora de acuerdo con la percepción individual.
Piensa en el caos al que te enfrentas todos los días: aquellos que te engañan y mienten porque les sirve; los que os roban vuestro tiempo y vuestra paz, pensando sólo en sí mismos; aquellos que te abruman con sus fobias al orden, convirtiéndote en esclavo de su tiranía psicológica. Hay innumerables ejemplos con los que vives cada día y que sientes que son injustos contigo.
Pregúntese ahora: «¿Los demás sienten lo mismo por mí?» En un mundo en el que cada uno elige lo que quiere acabamos sintiendo lo que mejor expresó Sartre: «El otro es mi infierno», o en la terminología moderna, «los más cercanos a mí son los que más me frustran». Este es el mundo de los subjetivistas y es la causa de la mayor parte del sufrimiento del cuerpo, la mente y el alma.
Ahora está surgiendo otra corriente de pensamiento: valores por consentimiento o valores definidos por la mayoría. ¿Cree usted, está seguro, que el tema de los valores, un tema tan complejo, del que se sabe tan poco, que no se enseña con precisión en casa ni en las escuelas o universidades, puede ser discernido por la opinión mayoritaria, cuestiones tan delicadas como ¿La bioética de la ingeniería genética, por ejemplo? Los valores determinados por la mayoría socavan los valores mismos.
Hoy la humanidad necesita recordar, volver a sus raíces y revisar su historia, extrayendo de ella la experiencia que existió antes de que la humanidad optara por una visión puramente objetiva o subjetiva. Platón, en su diálogo «Timeo», nos habla de los valores practicados en la Atlántida, el continente sumergido. Como leyenda o realidad, una revisión de sus valores sustentaría la visión de una civilización maravillosa. Eran simples hombres, pero poseían valores claros, definidos, prácticos y trascendentes. Tenían fuerza, paciencia, valor, perseverancia y todo esto contribuyó a la creación de la belleza, la armonía, la cultura, la poesía, el arte y la música.
¿Qué sucede cuando los comparamos con el mundo actual: una sociedad de terrorismo, consumismo y relaciones humanas desechables? ¡Tenemos grandes avances técnicos pero también un tremendo declive espiritual! El hombre está permanentemente descontento consigo mismo, en una eterna búsqueda, sin encontrar respuesta a la razón de su existencia.
Puede ser que tengamos que volver la mirada atrás y mirar profundamente para descubrir qué tenían aquellos pueblos que los llevaron tan lejos y revisar detenidamente también la causa de la destrucción de aquellas grandes civilizaciones pasadas. Podemos descubrir que la causa fue el uso y abuso de cualidades o valores opuestos y sus devaluaciones.
¿Qué son las «cualidades opuestas»? Aristóteles dijo que «la virtud (o el valor) es un punto de equilibrio entre dos extremos». Por ejemplo:
OMNIPOTENCIA | FUERZA | DEBILIDAD |
---|---|---|
(Exceso) | (Punto medio) | (Ausencia) |
Un polo es siempre una negación del valor, mientras que el otro es la exageración de este mismo valor. Por ejemplo, la puntualidad es un valor. Sin embargo, su exceso puede resultar angustioso para quien lo posee y una carga para quienes lo rodean.
En este libro vamos a dedicarnos extensamente a los valores o virtudes morales que son, para nosotros, la guía necesaria. Dentro de nuestra cultura general, el hombre se encuentra frente a otros sistemas de valores: religiosos, éticos, estéticos, etc. Estos sistemas serán mencionados y tratados tangencialmente, pero nuestro trabajo estará dedicado principalmente a los valores morales que sentimos, en los que creemos y afirmar. Estos valores están en la base de una sólida estructura interna del ser humano y, por tanto, se aplican a la familia y a la sociedad.
Se requieren ciertos requisitos previos para que el hombre encarne y realice valores. La libertad, la capacidad de elegir, es inherente al concepto de moralidad. El hombre es libre por su naturaleza y designio. Se nos da libre albedrío. Siempre, desde que nos levantamos cada día, tenemos diversas opciones. Podemos elegir tener un día bueno, uno malo o incluso un día mediocre y carente de placer. La opción es nuestra. Nadie nos obliga ni nos obliga.
Las tres claves
Para abrir la puerta de la sabiduría y la felicidad, que todos buscamos, son necesarias tres llaves. La primera clave es Pensar. Tenemos la inteligencia para aprender, comprender y adaptarnos, además de muchas otras funciones de la mente como la imaginación, la memoria, la creatividad, el discernimiento, la discriminación y la evaluación. La segunda clave es el sentimiento. Tenemos toda la gama de nuestras emociones y sentimientos, como la capacidad de amar, de sorprendernos, de extasiarnos o de aburrirnos. La tercera clave es la Acción. Actuar es llevar a cabo lo que pensamos y sentimos. Es ejecutar y realizar el poder de nuestra voluntad.
¿Qué pasa cuando sientes y actúas pero no piensas? Conoces a mucha gente que hace esto y es posible que tú también seas así en ocasiones. Son personas de acción y reacción, como orugas en el suelo, que se enroscan formando una bola en el instante en que las tocas. Son ellos los que se tiran a una piscina seca, sin mirar nunca si tiene agua. Se ponen furiosos y atacan.
Los valores se arraigan en la inteligencia: son hábitos operativos que se aprenden y se adquieren. Si no usamos nuestra inteligencia, somos más bestias que cualquier animal ya que ellos poseen los instintos de su especie y no necesitan aprender como nosotros. Nacen sabiendo lo que es necesario, controlados por parámetros instintivos. Si bien tenemos impulsos más que instintos que pueden ser gobernados con nuestra inteligencia y voluntad.
¿Qué pasa si olvidas usar la clave de Acción? Te sientes descontento porque no has organizado tu vida y, sin embargo, no haces más que lamentarte. No escribes ese libro que te has propuesto, ni terminas la carta que dejaste a medio escribir. Perteneces a una especie de constructores de castillos en el aire. Te mientes constantemente a ti mismo y tu autoestima se hunde.
Puede que te parezca extraño que la clave del Sentimiento no se utilice, pero lamentablemente así es. Aquí encontramos al tipo de corazón duro, pisoteando cualquier cosa y a todos, subiendo la escalera del éxito a expensas de los demás. Estas personas insensibles, que se creen superiores, no saben cómo ponerse en el lugar del otro. O, llevados al extremo, se convierten en secuestradores o asesinos, sin preocuparse por el daño que causan. ¿Esto te horroriza? ¡Es algo que sucede y puede sucederte a ti si no estás usando la clave del sentimiento!
Ahora te das cuenta de que para abrir la puerta de la sabiduría y la felicidad debes usar las tres llaves simultáneamente. Si olvidas aunque sea uno, nunca cruzarás el umbral hacia la felicidad que anhelas. Las claves deben utilizarse en completa y coherente armonía entre sí. ¿Cuántas veces te has encontrado pensando una cosa, sintiendo otra y actuando de una manera que no tiene relación con ninguna de las dos? El resultado es que te encuentras fragmentado, tu psique rota o desequilibrada. Esto es lo que sucede cuando nuestro yo interior no es libre.
Elegir implica una comprensión profunda de cómo se piensa, se siente y actúa. Si no integramos estas claves de conducta, nos convertimos en esclavos de nosotros mismos. Piensa sobre esto. ¿Soy coherente en mi pensamiento, sentimiento y actuación? ¿Soy verdaderamente libre o esclavo de mí mismo? ¿Qué llave es la que más tengo escondida?
Nina Bravo es una psicóloga y docente chilena que ha impartido seminarios sobre reconocimiento de valores en su labor como terapeuta familiar y grupal.
_Ella lleva a sus lectores españoles a una revisión íntima y continua de su propia relación con los 28 valores cubiertos en el libro a través de una serie de preguntas que deben plantearse a sí mismos. Sus años de experiencia como terapeuta se revelan en la sabiduría de las preguntas mismas. Con suerte, pronto habrá una traducción completa al inglés de este fascinante y práctico libro de trabajo sobre valores espirituales.
La autora, junto con Oly Tartakowsky, ha fundado y nutrido un vibrante movimiento Urantia en Chile, Sudamérica.
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