© 2019 Olga López
© 2019 Asociación Urantia de España
Presentación hecha el 10 de agosto de 2019 en la sala Zoom de la Asociación Urantia Internacional
Se dice que las sociedades son tan buenas como las personas que las componen y El libro de Urantia contiene muchas enseñanzas para mejorarnos a nosotros mismos, pero también tiene muchas enseñanzas sobre las instituciones humanas. En unos tiempos tan «interesantes» como estos, en los que la palabra «crisis» está en boca de todos cuando se habla de la política, la economía y la sociedad, creo que es conveniente echar una mirada a lo que El libro de Urantia nos dice sobre todos estos aspectos de las instituciones humanas.
Para ello, y aunque mencione otras partes del libro, me centraré sobre todo en lo que se dice en tres documentos consecutivos:
En la sección 2 del documento 69 (Los albores de la industria), se dice que «La necesidad de trabajar es la bendición suprema del hombre» (LU 69:2.5). Es una afirmación que a muchos les puede resultar sorprendente, pues no consideran precisamente el trabajo como una bendición sino como una maldición («Ganarás el pan con el sudor de tu frente»). Si preguntamos a cualquiera si le gustaría vivir sin trabajar, más de uno daría un «sí» rotundo sin pensárselo dos veces. El ser humano es perezoso por naturaleza, forma parte de su herencia animal cumplir con la ley del mínimo esfuerzo.
En el documento 71, sección 3, los reveladores nos dicen que «ninguna sociedad ha progresado mucho permitiendo la pereza o tolerando la miseria» (LU 71:3.8). En nuestra sociedad se permite la pereza y se patrocina la miseria (en general, aunque no siempre, una es consecuencia de la otra) porque se mantiene sin participación inteligente en el crecimiento económico a la mayoría y eso beneficia temporalmente a unos cuantos. Evitar la pereza y por tanto erradicar la miseria solo es posible cuando podamos contar con líderes socialmente morales y leales que puedan llevar a cabo una dirección inteligente, pues solo intercediendo para controlar el afán de lucro de unos y la falta de iniciativa de otros se podrá lograr esta meta.
En el libro nos dan una visión muy positiva del trabajo: podemos no solo trabajar para sobrevivir, sino también aportar nuestro servicio a la sociedad eligiendo una profesión u oficio en los que seamos células positivas en el desarrollo de nuestra sociedad, tanto en lo material como en lo espiritual.
Hay una cita muy interesante en el documento 81 («El desarrollo de la civilización moderna») al respecto de cuál sería la mejor medida para evitar un desempleo demasiado prolongado:
No es suficiente con preparar a los hombres para el trabajo; una sociedad compleja debe proporcionar también unos métodos eficaces para encontrar empleo. Antes de formar a los ciudadanos en las técnicas sumamente especializadas de ganarse la vida, se les debería enseñar uno o más métodos de trabajo, oficios o profesiones no especializados, que podrían utilizar cuando estuvieran desempleados temporalmente en sus oficios especializados. Ninguna civilización que alberga grandes clases de desempleados puede sobrevivir durante mucho tiempo. Con el tiempo, la aceptación de la ayuda del Tesoro público deformará y desmoralizará incluso a los mejores ciudadanos. La caridad privada misma se vuelve perniciosa cuando se concede mucho tiempo a unos ciudadanos sanos. LU 81:6.32
El desempleo prolongado lleva a la desmoralización y también a la pereza: si cobramos sin trabajar, ¿qué aliciente tenemos para aportar nuestro trabajo al funcionamiento de la sociedad?
El trabajo permite desarrollar la creatividad intelectual y física de los seres humanos, y solo por ese motivo podemos considerarlo necesario. Eso sí, deberíamos tener la posibilidad de trabajar en lo que realmente nos gusta, en lo que se nos da bien, pues si nos gusta lo que hacemos disfrutamos tanto que casi no lo consideramos un trabajo. Además es una fuente de gran satisfacción y motivo de un orgullo sano.
Trabajar es el modo en el que el Padre nos permite participar en Su creación. Evolucionar nos permite participar de nuestra propia creación, somos cocreadores junto con el Padre. Nuestra evolución como criaturas del universo está directamente ligada a nuestra capacidad para dar respuesta a los retos de la supervivencia y el trabajo es una actividad que aporta numerosos retos que afrontar y que nos dan un bagaje experiencial muy valioso en nuestra carrera ascendente al Paraíso. Recordemos que el libro nos dice que no vamos a vivir una existencia ociosa cuando abandonemos este mundo: en toda nuestra carrera siempre se alternarán periodos de trabajo y descanso.
La vida ascendente está dividida casi por igual entre el trabajo y la diversión — la ausencia de obligaciones. LU 48:4.1
Es cierto que hoy día nos vemos «obligados» a trabajar para ganar nuestro sustento, pero podemos darle una vuelta de tuerca a esa obligación y plantear el trabajo como una manera de servir a los demás y de aprender cosas nuevas. Recordemos todos los trabajos y oficios que llevó a cabo Jesús, para comprender mejor a sus semejantes humanos. Y si todo un Hijo Creador es capaz de llevar a cabo esas tareas aparentemente mundanas con alegría y entusiasmo, ¿por qué no vamos a poder hacerlo nosotros?
No tiene sentido esperar que la motivación para trabajar venga de fuera, sino que esta ha de venir de nuestro interior. No es un castigo divino, sino algo que nos permite experimentar y evolucionar como seres humanos. Además, no hay ocupaciones sagradas: todos los oficios (por muy de bajo nivel que nos puedan parecer) sirven para desarrollar nuestro potencial como seres humanos.
En su viaje con Gonod y Ganid, Jesús dio muchos consejos a diferentes personas de diferentes profesiones: respecto a este tema quiero recordar el consejo que dio a la dueña de la posada griega:
A la dueña de la posada griega le dijo: «Ofrece tu hospitalidad como alguien que recibe a los hijos del Altísimo. Eleva la faena ingrata de tu trabajo diario hasta los niveles elevados de un arte refinado, mediante la conciencia creciente de que sirves a Dios en las personas en las que él habita por medio de su espíritu, el cual ha descendido para vivir en el corazón de los hombres, intentando así transformar sus mentes y conducir sus almas al conocimiento del Padre Paradisiaco que ha otorgado todos estos dones del espíritu divino». LU 133:4.8
Jesús dio a todos aquellos con los que se encontró los mejores consejos para que ejercieran su oficio de la manera más elevada posible. Él mismo fue un ejemplo de ello, por muy duros que fueran esos trabajos. ¿Recordáis cuando trabajó en el astillero de los Zebedeo? ¡Hasta ideó una técnica mejorada para construir barcos!
Si nos pesa nuestro trabajo, deberíamos analizar por qué. Lo fácil es buscar culpables fuera y atribuir nuestros sentimientos hacia un trabajo ingrato y rutinario a causas ajenas, pero de nosotros depende cambiar la actitud.
Recordemos este famoso cuento:
En una ocasión, un caminante se encontró un grupo de picapedreros, ocupados en la construcción de un edificio y quiso saber en qué obra estaban trabajando.
Preguntó al primer obrero y este le respondió: «iNo ves? Pico piedra». No conforme con la respuesta, interrogó al segundo albañil y este dijo con sinceridad: «Me gano el pan».
Por último, decidió preguntar al tercer trabajador y este dijo con orgullo: «Construyo una catedral».
Y si el trabajo que estamos realizando nos hace desgraciados, siempre tenemos la libertad de cambiar de ocupación. No es fácil y necesita de valentía, pues supone salir de nuestra zona de confort y en muchas ocasiones pone en peligro nuestro sustento diario, pero seguro que nos hace más felices y más dispuestos a ayudar a los demás.
En el documento 69 se nos dice que el comercio ha sido «el gran civilizador» (LU 69:4.8), pues no solo trataba sobre intercambio de mercancías sino que también fomentó el intercambio cultural y la paz entre los pueblos. El comercio fue un acicate para la aproximación entre tribus próximas, propició la mezcla de lenguajes, conocimientos y costumbres. Ha permitido un intercambio de ideas y unos avances de la civilización que difícilmente hubieran sido posibles con otro tipo de actividad humana. Volviendo de nuevo a Jesús, él mismo aprendió mucho de las caravanas que se detenían en Nazaret, pues le permitió conocer a otras personas, costumbres e idiomas.
Teniendo en cuenta todo esto, cabría preguntarse cuál es el papel actual del comercio, así como su papel futuro. ¿Es todavía un medio útil para que nuestro mundo progrese, o se ha dejado llevar por un afán de lucro excesivo?
Creo que sería preciso «rehumanizar» el comercio para que siguiera teniendo el papel de gran civilizador que tuvo en la antigüedad. Deberíamos pensar que detrás de una transacción económica hay personas que viven de producir el bien que se está comprando y que esas personas deberían tener unos ingresos suficientes para vivir dignamente.
En esto la información desempeña un papel fundamental. Muchas multinacionales se han visto obligadas a cambiar sus prácticas cuando se ha descubierto que sus productos eran confeccionados en condiciones inaceptables por parte de las sociedades occidentales: contaminación del medio ambiente, trabajo infantil, jornadas de trabajo extenuantes, etc. ¿Quién puede tener la conciencia tranquila cuando conoce las terribles condiciones de trabajo de quien le ha cosido las zapatillas deportivas que lleva puestas?
En las relaciones comerciales las responsabilidades están compartidas entre los que compran y los que venden, y para todos ellos es importante haber recibido una educación en valores. El comercio es algo humano y no podemos pasar por alto que detrás de decisiones comerciales hay seres humanos únicos a los que hay que apreciar y tener en consideración. Aquí también podemos relacionar esta actitud con el carácter bendito del trabajo: el trabajo como fuente de realización personal y como servicio.
En el documento 69, sección 5 (Los principios del capital, LU 69:5) se enumeran los impulsos fundamentales que condujeron a la acumulación del capital:
Vemos que entre los impulsos hay motivaciones más o menos materiales. ¿Cuál creéis que sigue siendo el impulso fundamental para acumular hoy día? ¿La posición y el prestigio social? ¿Las posibilidades que ofrece de autogratificación personal?
Desde hace ya muchísimo tiempo el dinero es un fin en sí mismo, y no tanto un medio para conseguir otros fines, y ahí está el origen de todos sus efectos perversos. La acumulación de capital se sigue produciendo; estamos en un punto en el que nunca había habido tanto dinero en circulación y ese dinero está cada año que pasa en menos manos. Ni siquiera hablamos ya del famoso 1% de la población, sino de un porcentaje mucho menor.
Se dice que hay un límite superior de ingresos en el que ya no se rinde más, por mucho que uno gane. También hay un tope en el que, por mucho dinero que se tenga en el banco, se necesitarían varias vidas para gastarlo. Entonces, ¿por qué se acumula dinero? ¿Tiene que ver quizá con el poder sobre otros seres humanos que confiere?
Jesús de Nazaret dio unos consejos muy valiosos sobre cómo gestionar la riqueza de los hombres ricos, que están en la sección 5 del documento 132 (La estancia en Roma, Consejos para el hombre rico). Para no extenderme demasiado con las citas, básicamente lo que le aconseja es clasificar su riqueza de acuerdo a diez grandes grupos y administrarla en consecuencia y según «la interpretación sabia y honrada de las leyes de la justicia, de la equidad, de la honradez y de la verdadera eficacia» (LU 132:5.13).
En la sección 6 del documento 71 (El afán de lucro), se nos habla de los aspectos positivos del afán de lucro, que los tiene.
En un tipo avanzado de sociedad, el afán de lucro en las actividades económicas es totalmente despreciable y enteramente indigno; sin embargo, es un factor indispensable durante todas las fases iniciales de la civilización. A los hombres no se les debe quitar el móvil del lucro hasta que posean firmemente unos móviles no lucrativos de tipo superior que puedan emplear en la competencia económica y en el servicio social… LU 71:6.3
Un afán de lucro que siempre ha estado ahí presente a lo largo de la historia, y estos tiempos no son una excepción. Pero también es cierto que, igual que las guerras y la esclavitud, el afán de lucro debe dar paso al afán de servicio.
La economía actual, motivada por el lucro, está condenada al fracaso a menos que los móviles del servicio se añadan a los móviles del lucro. La competencia implacable, basada en el egoísmo de miras estrechas, termina finalmente por destruir aquellas mismas cosas que pretendía conservar. La motivación que busca un beneficio exclusivo para sí mismo es incompatible con los ideales cristianos - y mucho más con las enseñanzas de Jesús. LU 71:6.1
El afán de lucro ha de transformarse necesariamente en servicio porque ya se está convirtiendo en un suicidio planetario. ¡No hay recursos para satisfacer la avaricia inagotable de los seres humanos! La avaricia supone una amenaza para el planeta y por tanto para todos nosotros.
Este es un componente que merece estar en un punto aparte pues impregna aspectos como el comercio, el trabajo y la acumulación de riquezas, que he tratado como elementos constituyentes de las instituciones humanas.
En la sección 5 del documento 71 (La evolución de la competencia) se trata sobre este aspecto, que tiene su lado positivo y útil para el avance de los individuos y las sociedades, pero que también debe evolucionar para evitar que sea un obstáculo para el progreso de la sociedad como conjunto.
Durante las épocas primitivas de un mundo cualquiera, la competencia es imprescindible para la civilización progresiva. A medida que progresa la evolución del hombre, la cooperación se vuelve cada vez más real. En las civilizaciones avanzadas, la cooperación es más eficaz que la competencia. La competencia estimula al hombre primitivo. La evolución primitiva está caracterizada por la supervivencia de los seres biológicamente capacitados, pero la mejor manera de fomentar las civilizaciones posteriores es a través de la cooperación inteligente, la fraternidad comprensiva y la hermandad espiritual. LU 71:5.3
La competencia fomenta la superación, el esfuerzo, el trabajo pero también el secretismo, los malos modos, el todo vale… y ahí entran todas las consecuencias que vemos en nuestro mundo de explotación, desigualdad, pérdida de valores y del respeto a la vida. Nos dicen que es necesaria en ciertas etapas de desarrollo de los mundos, pero hay que hacerla evolucionar hacia la colaboración, pues llevada al extremo puede entrar en una espiral destructiva que deshaga todo lo alcanzado y haga que la sociedad involucione en lugar de evolucionar.
En esta misma sección, el revelador nos plantea un reto interesante respecto al problema que se le plantea al Estado respecto a los efectos perversos de la competencia:
Un Estado ideal no se encarga de regular la conducta social más que lo suficiente como para eliminar la violencia en la competencia entre los individuos e impedir la injusticia en la iniciativa personal. He aquí un gran problema para el Estado: ¿Cómo se puede garantizar la paz y la tranquilidad en la industria, pagar los impuestos para mantener el poder del Estado, y al mismo tiempo impedir que el sistema tributario obstaculice la industria y evitar que el Estado se vuelva parasitario o tiránico? LU 71:5.2
Este es un problema al que se han enfrentado todos los Estados desde su origen: encontrar el equilibrio entre un Estado demasiado pequeño y que controle poco, por un lado, y un Estado demasiado grande y que controle demasiado.
Una de las cosas que más me sorprendió cuando leí el documento 69 por primera vez fue los comentarios del revelador acerca de los aspectos positivos que tuvo la esclavitud, pues siempre había creído que la esclavitud había sido algo terrible.
La esclavitud fue un eslabón indispensable en la cadena de la civilización humana. Fue el puente por el que la sociedad pasó del caos y la indolencia al orden y a las actividades civilizadas; obligó a los pueblos atrasados y perezosos a trabajar y a proporcionar así a sus superiores la riqueza y el tiempo libre necesarios para el progreso social. LU 69:8.6
La institución de la esclavitud obligó al hombre a inventar el mecanismo regulador de la sociedad primitiva; dio nacimiento a los inicios del gobierno… LU 69:8.7
Es verdad que la esclavitud era opresiva, pero en las escuelas de la opresión es donde el hombre aprendió la diligencia. Los esclavos compartieron finalmente las ventajas de una sociedad superior que habían ayudado a crear de manera tan involuntaria… LU 69:8.8
De todo esto se deduce que la esclavitud fue un paso necesario, aunque hace ya tiempo que no es ni necesaria ni beneficiosa. Los reveladores también lo indican en esta misma sección:
… La esclavitud crea una organización de cultura y de logros sociales, pero pronto ataca insidiosamente a la sociedad desde el interior como la enfermedad social destructiva más grave de todas. LU 69:8.8
La esclavitud fue un logro importante desde muchos puntos de vista en su momento. Es cierto que si miramos hacia atrás con la visión de nuestros días no entenderemos en qué consistió su logro, pero también hemos de reconocer que, cuando nuestro planeta entre en Luz y Vida, tampoco los humanos de ese tiempo futuro entenderán gran cosa de los tiempos actuales.
Aunque no exista legalmente como tal en ningún país del mundo, sí que es cierto que la esclavitud está presente de facto en muchos pueblos de la tierra, muchas veces disfrazada como trabajo mal pagado con jornadas laborales extenuantes.
Hoy día los hombres ya no son unos esclavos sociales, pero miles de ellos permiten que la ambición los haga esclavos de las deudas. La esclavitud involuntaria ha cedido el paso a una forma nueva y mejorada de servidumbre industrial modificada. LU 69:8.10
Esta «servidumbre industrial modificada» viene siempre impuesta desde fuera, porque la esclavitud que nos imponemos a nosotros mismos consciente o inconscientemente es otra cuestión que daría para otra presentación.
En la sección 9 del documento 69 (La propiedad privada) nos indican que en los albores de la historia se implantó cierto comunismo primitivo (distinto a la doctrina moderna que conocemos como tal), que fue sustituido más adelante por un sistema basado en la propiedad privada.
El comunismo primitivo no niveló especialmente a los hombres por abajo, ni tampoco ensalzó a la mediocridad, pero sí dio un gran valor a la inactividad y a la pereza, y ahogó la diligencia y destruyó la ambición. El comunismo fue un andamiaje indispensable para el crecimiento de la sociedad primitiva, pero cedió el paso a la evolución de un orden social más elevado… LU 69:9.2
Esta siempre ha sido una de las grandes lacras de los sistemas políticos: la presencia de individuos perezosos e insolidarios que se aprovechan del esfuerzo de otros y viven a costa de ellos. Son personas que no conciben otro servicio que no sea el que reciben.
El orden social más elevado trajo la propiedad privada y una serie de elementos positivos que ayudaron a que las sociedades progresaran:
El derecho a la propiedad no es absoluto; es puramente social. Pero todos los gobiernos, las leyes, el orden, los derechos civiles, las libertades sociales, las convenciones, la paz y la felicidad que disfrutan los pueblos modernos se han desarrollado alrededor de la propiedad privada de los bienes. LU 69:9.17
Pero tampoco la propiedad privada es la panacea por sí sola, ya que permite dar rienda suelta a la avaricia humana con la acumulación de riquezas que no revierten en la comunidad.
Esta afirmación final del Melquisedek de Nebadón que reveló el documento 69 siempre me ha dado mucho que pensar, sobre todo en que insista en que los cambios más efectivos son los cambios lentos y en que las fórmulas desechadas por nuestros antepasados no necesariamente van a funcionar ahora:
El orden social actual no es necesariamente justo - no es ni divino ni sagrado - pero la humanidad hará bien en proceder lentamente a efectuar sus cambios. El sistema que tenéis es muy superior a todos los que conocieron vuestros antepasados. Cuando cambiéis el orden social, aseguraos de que lo cambiáis por otro mejor. No os dejéis persuadir de que hay que experimentar con las fórmulas desechadas por vuestros antecesores ¡Avanzad, no retrocedáis! ¡Dejad que continúe la evolución! ¡No deis un paso atrás! LU 69:9.18
Otra de las afirmaciones que me resultó sorprendente cuando la leí por primera vez es la que se hace en el documento 70 respecto a los aspectos positivos que tuvieron las guerras en los tiempos antiguos.
La guerra ha tenido un valor social para las civilizaciones pasadas porque:
- Imponía la disciplina, forzaba a la cooperación.
- Premiaba la entereza y la valentía.
- Fomentaba y consolidaba el nacionalismo.
- Destruía a los pueblos débiles e ineptos.
- Deshacía la ilusión de la igualdad primitiva y estratificaba selectivamente a la sociedad. LU 70:2.3-8
La guerra trajo disciplina, depuración de los elementos inferiores, respeto a la autoridad, tener un objetivo común… Pero, por otro lado, ahora es nociva y destruye la sociedad pues los valores que se obtenían antes de la guerra pueden obtenerse ahora por medios pacíficos.
La guerra ha tenido cierto valor evolutivo y selectivo, pero al igual que la esclavitud, deberá abandonarse alguna vez a medida que la civilización progrese lentamente… La guerra ha servido para muchos fines valiosos en el pasado; ha sido un andamiaje indispensable para construir la civilización, pero se está declarando rápidamente en quiebra cultural - es incapaz de producir, en beneficios sociales, los dividendos de alguna forma proporcionales a las terribles pérdidas que acompañan a su invocación. LU 70:2.9
La pregunta sería: ¿por qué, si ahora la civilización está mucho más avanzada que en los tiempos primitivos, sigue habiendo guerras en el mundo?
Es cierto que hoy en día las guerras suponen un gasto excesivo de recursos y muchas veces el afán de poder se resuelve por otras vías comerciales y diplomáticas. También tenemos las competiciones deportivas como válvulas de escape para dar rienda suelta a nuestros impulsos de ganar contiendas. En ese sentido podríamos decir que ha habido un avance respecto a tiempos antiguos, pero por otro lado no hay que olvidar que las bombas y las armas de las que se dispone actualmente son mucho más mortíferas de los que se tenía en tiempos antiguos. Aunque quizá eso haya hecho precisamente que se evite su uso y se empleen otro tipo de coacciones y amenazas que no supongan un elevado coste en vidas humanas. Tampoco debemos olvidar que el afán de lucro está muy presente en las guerras y es uno de los motivos por los que todavía perduran: suelen ser su motivación principal, pues la venta de armas es un suculento negocio que mueve muchísimo dinero.
El hombre nunca aceptará la paz como una manera normal de vivir hasta que no se haya convencido repetidas veces y por completo de que la paz es lo mejor para su bienestar material, y hasta que la sociedad no haya facilitado sabiamente los sustitutos pacíficos para satisfacer la tendencia inherente a dar rienda suelta periódicamente al impulso colectivo destinado a liberar las emociones y energías que se acumulan constantemente, y que forman parte de las reacciones autopreservatorias de la especie humana. LU 70:2.20
Hasta que los seres humanos no tengan una visión superior de su relación y se vean como hermanos, no dejarán de existir guerras. Justamente si hay guerras, si hay o ha habido esclavitud, es porque se ha visto a los semejantes como extraños e incluso se les ha negado su condición de seres humanos. Mientras no tengamos una visión de que todos pertenecemos a la gran familia de la humanidad, seguirá habiendo luchas y conflictos. Me consuela pensar, eso sí, que algo hemos evolucionado, y que la probabilidad de un conflicto bélico a gran escala (una III Guerra Mundial) es bastante improbable hoy día.
En el documento 70, sección 3 (Las asociaciones humanas primitivas) se nos dice que:
Las organizaciones comerciales internacionales favorecerán la paz en Urantia mucho más que toda la sofistería sensiblera de los planes quiméricos de paz… LU 70:3.4
Esta afirmación la entiendo como una crítica a lo inútil de hablar de paz sin poner los pies sobre la tierra. ¡Tengo la impresión de que los Reveladores (y los Melquisedec en especial) son más pragmáticos que la mayoría de nosotros!
En la sección 8 del documento 70 se dice que las clases sociales se basan en la desigualdad mental y física de los seres humanos, luego el requisito para que las clases sociales permitan la evolución de la sociedad es que sean flexibles y cambiantes (LU 70:8.13)
Las clases sociales no deberían ser tan rígidas como las castas, de las que también se habla en el libro, algo que se asigna al nacer y de la cual no se puede salir sin importar lo bueno que seas. Debería haber movilidad social, la famosa «escalera» que permita ascender de clase social si nuestras capacidades nos lo permiten.
Por otro lado, puede haber diferencias entre nosotros económicamente, pero esto no ha de hacer que veamos a otras personas más desfavorecidas como seres inferiores. Todos somos hijos de un mismo Padre y en cada ser mentalmente sano habita un Monitor Misterioso. El Padre ama a cada uno por lo que cada uno es y las diferencias sociales no tienen nada que ver con la esencia de cada ser humano.
En el asunto de las clases sociales me centraría en el papel que desempeña la educación y la cooperación entre grupos sociales como maneras de ayudar a que desaparezcan las clases sociales. Pero los Reveladores hablan también sobre la eliminación selectiva de las cepas humanas inferiores, que tenderán a erradicar muchas desigualdades. Este parece un asunto que no está todavía resuelto, ni mucho menos, y que considero que no es algo que se pueda abordar ahora con un mínimo de honradez y eficiencia.
Por lo tanto, no creo que las clases sociales vayan a desaparecer en un futuro cercano. Es posible que después de que pase esta era consumista podamos mirar al otro como a un igual y aprendamos a ser más equitativos. Elevar la conciencia espiritual a nivel global es una forma de que la sociedad evolucione y poco a poco se vayan disolviendo las clases sociales.
En el documento 70 nos dicen que los mecanismos que harán que se eliminen las clases sociales son el mejoramiento biológico, el mejoramiento intelectual y el mejoramiento espiritual.
Como las clases de la sociedad se han formado de manera natural, continuarán existiendo hasta que el hombre consiga eliminarlas gradualmente por evolución mediante la manipulación inteligente de los recursos biológicos, intelectuales y espirituales de una civilización en progreso, tales como:
- La renovación biológica de los linajes raciales - la eliminación selectiva de las cepas humanas inferiores. Esto tenderá a erradicar muchas desigualdades humanas.
- La formación educativa de la mayor capacidad cerebral que surgirá de este mejoramiento biológico.
- La estimulación religiosa de los sentimientos de parentesco y de fraternidad humanos. LU 70:8.14-17
El mejoramiento biológico ocasionaría los otros dos, pues los nuevos mortales tendrían un mayor potencial intelectual que daría sus frutos con programas sociales adecuados. Y la religión apoyada sobre mentes cabales y cuerpos sanos llevaría indudablemente a la mejora espiritual. Aunque justo después nos dicen que esas medidas solo pueden dar verdadero fruto muy a largo plazo, «en los lejanos milenios del futuro».
Las civilizaciones elevadas nacen de la correlación sagaz entre la riqueza material, la grandeza intelectual, el valor moral, la habilidad social y la perspicacia cósmica. LU 81:6.38
En la sección 9 del documento 70, donde se habla de los derechos humanos, el Melquisedec de Nebadón afirma que intentar imponer una igualdad supuestamente natural haría retroceder al hombre civilizado. Otra afirmación que puede parecer sorprendente para muchos, quizá porque olvidan que los derechos humanos no son derechos naturales sino sociales. En la naturaleza no existe la igualdad de oportunidades, sino la ley del más fuerte y del que mejor se adapta al medio y medra debido a ello.
Los seres humanos nacemos diferentes y somos distintos por naturaleza, y precisamente porque la naturaleza nos somete a la ley del más fuerte el ser humano ha creado otras normas, otras reglas por las que se regula la convivencia pacífica, la ayuda a los más débiles y necesitados y otra serie de construcciones sociales.
Curiosamente en el documento 70 los reveladores hacen una afirmación muy interesante respecto al gobierno ideal:
… Aunque existe una forma de gobierno divina e ideal, no podemos revelarla, sino que debe ser descubierta de manera lenta y laboriosa por los hombres y las mujeres de cada planeta en todos los universos del tiempo y del espacio. LU 70:12.20
Si bien es cierto que nos dan muchos consejos a lo largo de estos documentos de la tercera parte, es verdad que siempre se refieren al gobierno humano y no tanto al divino.
Esa forma de gobierno que debemos de descubrir lenta y laboriosamente es la que dispone de unos canales administrativos perfeccionados y adaptados a las necesidades corrientes, de un reparto mejorado del poder en el gobierno y de unos dirigentes administrativos que sean de verdad sabios. También tiene mucho que ver con nuestro nivel de evolución. Actualmente el sentido de la propiedad y la acumulación de riquezas han eclipsado todos los principios donde lo importante es el ser humano y no lo que posee. Por desgracia se sigue cumpliendo el dicho de «tanto tienes, tanto vales» y debemos insistir en la importancia real de la convivencia humana, en dejar de estar dominados por todas las distracciones materiales que nos alejan de nuestro crecimiento espiritual.
Uno de los muchos problemas que sufrimos en este mundo es la falta de un verdadero liderazgo, que nos faltó desde la rebelión de Lucifer y después desde la falta de Adán y Eva. Estoy segura de que los seres celestiales que velan por nosotros son conscientes de este problema y hacen todo lo posible por enviarnos buenos y verdaderos líderes, libres de egoísmo, corrupción y cuyas motivaciones sean altruistas. Líderes que estén dispuestos a servir y no a que les sirvan.
Curiosamente tengo la impresión de que de alguna manera sí están apareciendo esos líderes, pero están en la base y actúan de manera diferente a la que nos tienen acostumbrados los líderes de autoridad de tiempos pasados. Pienso también en personas muy jóvenes, como Greta Thunberg, Malala Yousafzai, que están dando llamadas de atención para cambiar el rumbo de colisión que lleva la humanidad. ¿Estarán detrás de todo esto los doce cuerpos de serafines maestros? (LU 114:6.2-16) ¿O será cosa de los Altísimos, que «gobiernan en el reino de los hombres» LU 3:5.2?
Lo que parece seguro es que algo está pasando, quizá todavía sea muy tímido y no se nota demasiado, pero poco a poco se están viendo cambios.
En el documento 71 (El desarrollo del Estado) se ofrecen también unas reflexiones muy esclarecedoras sobre la democracia. En las sociedades occidentales existe un acuerdo implícito, una especie de ley no escrita, que glorifica la democracia sobre cualquier otro sistema político. Pero la democracia, aun siendo un sistema bueno, no lo es bajo cualquier circunstancia y grupo de personas. Estos son los peligros de la democracia según los reveladores:
- La glorificación de la mediocridad.
- La elección de unos gobernantes viles e ignorantes.
- La incapacidad para reconocer los hechos fundamentales de la evolución social.
- El peligro de un sufragio universal en manos de unas mayorías incultas e indolentes.
- La esclavitud a la opinión pública; la mayoría no siempre tiene razón. LU 71:2.2-6
Gobernantes viles e ignorantes, excesiva dependencia de los gobernantes a la opinión pública, público mal informado, mediocridad, mentalidad de rebaño… estos son los peligros de la democracia que están bien presentes hoy día, aunque parece que no es “políticamente correcto” criticar la democracia como sistema político. Es evidente que es un sistema que, aunque tiene cosas positivas, tiene también muchas deficiencias (porque, como bien señalan los reveladores, mucha gente puede estar equivocada). Siempre recuerdo que gobernantes como Adolf Hitler fueron elegidos democráticamente, así que muchas cosas son posibles en la democracia: lo hemos visto y lo estamos viendo.
En estos tiempos vemos continuamente que la población está votando más por manifestar su descontento que por convicción. También se vota con muchos condicionamientos de falsas noticias y otras manipulaciones que vemos continuamente en las redes sociales y en los medios de comunicación convencionales.
La democracia exige una preparación y formación por parte del pueblo que actualmente está muy lejos de ser una realidad. De aquí que sea tan vital el aspecto de la educación del pueblo y la eliminación de linajes defectuosos, para que realmente tengamos criterio para poder elegir a los mejores gobernantes en una democracia representativa o, lo que es lo mismo, una aristocracia (entendida etimológicamente como el gobierno de los mejores), donde los mejores son elegidos por el pueblo por sus capacidades y no por su posición social o por su dinero. Mientras eso llega deberíamos ir replanteando y corrigiendo aspectos indeseables que se han generado a la sombra de la democracia.
En el documento 71 los reveladores tratan más en profundidad sobre la institución del Estado, sobre la que gira actualmente la civilización mundial, y se estudia su origen y los elementos que lo mantienen cohesionado. Del mismo modo que con el gobierno, estas enseñanzas nos llevan también a reflexionar sobre cuál debería ser el Estado ideal.
La Historia nos enseña que no hay imperios eternos: el imperio romano, que llegó a tener una gran extensión y una organización excelente, acabó desapareciendo y dando lugar a otra etapa de la historia, la Edad Media, que en muchos aspectos supuso un retroceso. Aunque ahora no hay imperios como los de antes, sí es cierto que Estados Unidos tiene una hegemonía sobre el mundo que ningún otro país tiene, aunque hay otras naciones como Rusia (y sobre todo China) que están ahí aprovechando cualquier debilidad del gigante americano para medrar.
Otra de las cosas que la Historia nos enseña (y que el libro también confirma) es que la dinámica social no siempre va de la mano con la dinámica individual: siempre hay individuos que van por delante del grupo y querrían ver implementadas medidas avanzadas, pero la sociedad tiene su propio ritmo y este siempre es más lento pues tiene que ir a la velocidad de los que son más reticentes a los cambios. Y está bien que sea así, pues los cambios rápidos son suicidas para la sociedad.
Al final de la sección 3 del documento 71 (Los ideales del Estado), se dice que en los estados avanzados se considera el servicio político como la entrega más elevada de los ciudadanos. Pero, ¿es así el servicio político en las sociedades que conocemos? No lo creo, salvo excepciones particulares, que las hay. Como norma general son los egos y los intereses económicos propios o de «amigos» los que motivan a muchos políticos a luchar por el poder.
Todo cargo político debería obtenerse a través de una preparación específica de los candidatos en la que se pruebe su honradez, honestidad, cualidades intelectuales y sociales. Es curioso que para infinidad de puestos se hagan pruebas psicotécnicas de todo tipo, que se estudie el perfil de las personas y muchas más cosas (con independencia de que sean más o menos correctas) y sin embargo para gobernante parece que vale cualquiera. ¿No es absurdo que el puesto de más responsabilidad y privilegio no requiera de preparación alguna? Sin duda, esto es una consecuencia más del confuso mundo en el que vivimos.
El deseo de servir al prójimo debe ir más allá de cualquier interés personal o político, es la única forma de que los gobernantes puedan ser equitativos, honrados y transparentes. Nuestros sistemas están corruptos debido a que no existe este deseo de servir al prójimo. Lo podemos ver en nuestros parlamentos: aunque una idea sea excelente para toda una nación, se bloquea su puesta en práctica porque no es del interés de los partidos políticos contrarios al que plantea la buena idea.
Cuando los que dirijan los gobiernos dejen de ser economistas y abogados y sean filósofos y científicos, es posible que entonces se traslade el foco del comercio y la economía al ser humano y su desarrollo integral, y entonces el servicio que realicen será el de más alto valor para el ser humano. El gobierno sería un gobierno de sabios, como ya propuso Platón en su día, en el siglo VI a.C.; o como nos muestran los reveladores en el documento 72 con el gobierno del planeta vecino. Mientras tanto, cualquier inclusión en la política de métodos filosóficos y científicos que no vayan en la línea de generar beneficio y enriquecer al Estado y sus miembros estará fuera de lugar.
En la sección 7 del documento 71 (La educación) nos hablan sobre la importancia de la educación para conseguir el Estado ideal.
En el Estado ideal, la educación continúa durante toda la vida, y la filosofía se convierte algunas veces en el objetivo principal de sus ciudadanos. Los ciudadanos de un Estado de bien público semejante buscan la sabiduría para comprender mejor el significado de las relaciones humanas, el sentido de la realidad, la nobleza de los valores, las metas de la vida y las glorias del destino cósmico. LU 71:7.2
Todavía en los países desarrollados de Urantia estamos en la adquisición de conocimientos y valores materiales, y se fomenta la competencia y el afán de lucro pues el verdadero poder está en manos de hombres de negocios. La educación tiene corta duración y está orientada a la consecución de los objetivos que fomenta. Estamos muy lejos de la sabiduría, pues no nos educan para hacer una aplicación inteligente de los conocimientos adquiridos, no nos orientan hacia la formación del ser humano sino hacia la formación de la sociedad material. Muy pocas personas consiguen realizarse siguiendo los valores que transmite la educación de hoy.
Los urantianos deberían tener una visión de una sociedad cultural nueva y superior. La educación se elevará a nuevos niveles de valor cuando desaparezca el sistema económico motivado puramente por el lucro. La educación ha sido demasiado tiempo provinciana, militarista, para exaltar el ego y buscar el éxito; con el tiempo deberá volverse mundial, idealista, para el desarrollo del individuo y la comprensión del cosmos. LU 71:7.3
La buena educación es fundamental para conseguir el Estado ideal, pero mientras existan tantas diferencias sociales y económicas es imposible lograr que esa buena educación llegue a todos de forma equitativa. La educación debería ser la preocupación principal de los gobernantes, pues de ella depende que los ciudadanos tengan opiniones bien formadas y contribuyan al desarrollo armónico de la sociedad.
En la sección 8 del documento 71, donde se consideran los doce requisitos previos para alcanzar un Estado ideal, se nos dice que «Urantia está lejos de hacer realidad estos ideales elevados» (LU 71:8.15).
Pero veamos cuáles son esos doce requisitos:
- La creación de un gobierno con sus ramas ejecutiva, legislativa y judicial.
- La libertad de las actividades sociales, políticas y religiosas.
- La abolición de la esclavitud.
- El control de la recaudación de impuestos por parte de los ciudadanos.
- La educación universal desde la cuna hasta la tumba.
- El ajuste entre los gobiernos locales y el gobierno nacional.
- El fomento de la ciencia y la cura de las enfermedades.
- El reconocimiento de la igualdad entre los sexos.
- La invención de máquinas para eliminar el trabajo duro.
- La implantación de una lengua universal.
- El fin de las guerras.
- La exaltación de la filosofía, la evolución de una religión mundial. (LU 71:8.3-14).
¿Cuáles serían las características de esa lista en las que vamos por el buen camino, y en cuáles habría que trabajar mucho más?
En general, podríamos considerar que la humanidad ha hecho grandes avances científicos y médicos (aunque todavía queda mucho que mejorar), pero necesitamos trabajar más duro en la adquisición de sabiduría. La situación actual nos muestra que la humanidad está evolucionando de una manera muy poco equilibrada: se ha progresado mucho en los aspectos materiales de la vida, pero debemos progresar mucho más en los aspectos espirituales. ¡Tenemos que espiritualizarnos más! Pero, ¿cómo? ¿Cómo nosotros, lectores de El libro de Urantia, podemos ayudar a la espiritualización de nuestro mundo?
La respuesta podría estar en el documento 140, donde dice:
… el Maestro indicó claramente que la moralidad implícita en su enseñanza era inseparable de la religión implícita en su manera de vivir. Enseñaba la moralidad, no partiendo de la naturaleza del hombre, sino partiendo de la relación del hombre con Dios. LU 140:10.8
No nos espiritualizaremos por obligación, eso es lo que nos diría la naturaleza humana. En vez de considerar el deber de espiritualizarnos deberíamos escudriñar más, escuchar más la voz del Maestro y dejar que nos guíe.
Hay varios aspectos en ese «espiritualizarnos»; en primer lugar, buscar a Dios dentro de nosotros mismos y enseñar a quienes tengamos a nuestro alrededor que a Dios no se le busca externamente sino dentro de cada uno de nosotros. En segundo lugar, debemos ser consecuentes con nuestra espiritualidad. Es decir, vivir cada día y cada instante de nuestras vidas en la presencia divina: no tenemos que esperar a pasar al otro lado para vivir más espiritualmente. En este mundo material cuesta mucho ser consecuente con nuestra vida y eso es lo que ha pasado con las diversas Iglesias cristianas, que el mensaje se queda en el aire, fuera de nosotros; seguimos los rituales pero al salir de la iglesia nos olvidamos del tema sin poner en práctica lo que hemos aprendido. La espiritualidad va mucho más allá de cualquier religión, es vivir en presencia del Padre cada segundo de nuestra vida. Si cada uno de los que leemos el libro lo hiciéramos, estaríamos espiritualizando nuestro entorno casi sin darnos cuenta y ayudaríamos a crear esa masa crítica necesaria para que toda la humanidad en su conjunto dé un paso adelante en su progreso espiritual.
Estoy convencida de que El libro de Urantia desempeña y desempeñará un papel fundamental en la espiritualización de nuestro planeta, pues para eso nos fue entregado. El libro es como un pegamento que permite unir las piezas del rompecabezas que es este mundo: su historia, sus religiones, sus razas, etc. También creo que sus enseñanzas nos unirán a todos si sabemos aplicarlo, y su principal aplicación es el ejemplo.
El movimiento se demuestra andando, ¿no es cierto? ¡Pues andemos!
Muchas gracias por vuestra atención.