© 2004 Patrick Beaupre
© 2004 Association Francophone des Lecteurs du Livre d'Urantia
Sólo un poeta puede discernir la poesía en la prosa banal de la vida… (LU 48:7.22)
Silencio !..
Se hace tarde, la noche llega rápidamente.
Paso la página y cierro el libro,
Casi puedo dormir.
Mi alma descansa y la noche será tranquila.
Ya no tengo miedo de nada.
En algún lugar del cielo,
Alguien sabe que lo amo.
En algún lugar del cielo,
Alguien me tiende la mano
Debo admitir hoy que después de leer el libro
Hay una poesía que supera a las demás y te empuja.
a la emoción mientras te hace vibrar al ritmo de sus palabras que van más allá de las palabras y perfuman las frases con un dulce aroma de amor.
Como te siento languidecer en querer descubrir el tema de mi escritura, no tardaré en nombrarte aquí el lugar de mi emoción, el lugar de mi Edén que encanta el corazón y fuerza la belleza cuando te hace llorar porque todo lo que hay grandeza, amor y voluptuosidad. Te oiré hablar de esos ramos de prosa que cobran vida y salpican el libro al final de cada capítulo y te dejan sin palabras mientras tu corazón se rompe en la apoteosis final de un horizonte lejano donde se pierde la felicidad.
Cada uno de estos finales magistrales es un himno a lo divino, es un himno a lo humano y ningún lector sensible podría resistirse a la deliciosa felicidad de tanto infinito.
¿De qué cantidad de fe, pasión y amor se debe disponer entonces para poder transmitir tantas verdades de forma tan perfecta, con tanta fuerza y tanta ternura infinita?
Y que humildad querer enseñar a los seres limitados que somos hoy cuando sabemos que eres tan grande, cuando sabemos que eres tan fuerte, cuando sabemos que eres tan “alto”.
En la multiplicidad de la revelación cada capítulo es único, cada capítulo está vivo. En cada tema tratado hay un acuerdo, una especie de diapasón que une al hombre a Dios en cualquier nivel, en cualquier estado, con el mismo amor, con la misma pasión.
¿No podría ser éste el secreto de la felicidad, de la armonía coherente, de la magia constructiva de la igualdad humana?
En cada párrafo y a lo largo del libro hay, les aseguro, un plan de progresión que nos lleva siempre más alto si estamos dispuestos a seguirlo.
Cada capítulo en sí mismo es una fuente de progreso.
Es un largo río de amor, un regalo precioso de los Dioses del que podemos sacar perlas de cultura, joyas de bondad.
Encuentra la felicidad saciando tu sed en el pozo de la verdad. Ayuda al desventurado que vaga en la oscuridad, y dale la esperanza, este pan de vida que abruma el corazón y sacia el espíritu.
Esto es lo que pienso, esto es lo que leo.
¿Pero podrás escuchar más allá de lo que todavía tengo para decir?..
Cuando llega el final de un capítulo, tengo que estar solo para saborear este tiempo que va más allá del tiempo. Es un placer intenso, un regalo de felicidad donde ya no existe nada más que el ocio de saborear el espacio que restringe cada palabra y entrelaza las frases: ¡la resonancia final!
Es beber hasta saciarse el trabajo realizado cuando se hace tan bien.
Realza en el corazón la parte de pureza que alivia el cuerpo y ennoblece el alma.
Entonces cuando todo está dicho ya no queda nada La misión cumplida, todavía tenemos amor, todavía tenemos esperanza, confianza y fe y eso ya es mucho!
Sobre todo, hay nostalgia por “el otro”, ese vínculo espiritual.
El bienestar se ha ido y todo es diferente.
A cada momento que pasa, camino tras sus huellas, camino sobre la idea como se camina sobre la arena. Las huellas se desvanecen, el mar las abraza para llevárselas mejor.
La idea de escribir es un fuego que consume. Ardo de deseo, ardo de saber y me quedo allí como devastado.
Después de haberlo dicho todo, el tiempo parece más largo y me pierdo en sueños como quien se arrastra solo, como quien se encuentra estúpido en el andén de una estación cuando el tren ha partido y ha desaparecido.
¡Nostalgia, ya no queda nadie! Sólo quedo yo, el silencio y la oscuridad donde se absorben las lágrimas.
Así que queda la escritura, este maravilloso regreso que puedo revivir tanto como quiera.
¡Shh!
Al otro lado del cielo alguien me mira. ¡Él sabe lo que pienso, sabe lo que experimento! Él sabe que estos escritos me permitirán vivir las experiencias más hermosas jamás imaginadas.
Sabe también que vivimos mejor cuando sabemos escuchar las grandes voces del silencio, cuando sabemos escuchar el gran libro azul.
Patrick Beaupré
Gracias a todos estos maravillosos seres invisibles sin los cuales no soy nada.