© 2014 Rafael Mondéjar
© 2014 Asociación Urantia de España
Buenos días/Buenas tardes.
Amigos, me siento feliz y agradecido de poder contaros lo que creo haber entendido sobre el Ser Supremo. No obstante, quiero advertiros de que tengo más voluntad que conocimientos, y por eso os pido que cuando os parezca que me equivoco o que interpreto mal cualquier concepto, me disculpéis y me ayudéis con vuestras aportaciones. De ese modo, entre todos conseguiremos ir completando el concepto de este Dios que, hoy por hoy, todavía no está al alcance de nuestra comprensión.
En cualquier caso, también quiero indicar que ni esta presentación ni ninguna otra, deben sustituir a la lectura personalizada y meditada del LU. Esta presentación es selectiva, es decir, que no incluye todos los conceptos que en el LU se barajan respecto del Ser Supremo, sino que, fundamentalmente insiste, y mucho, en aquellos que, particularmente, me han parecido más interesantes. En lo que respecta al lenguaje utilizado, en muchísimas ocasiones he respetado las mismas expresiones del libro, pero también en muchas otras he empleado mis propias palabras. Además, he preferido acompañarla de algunas diapositivas sencillas con la intención de reforzar mis palabras y asentar las ideas.
Cuando comencé a informarme sobre la existencia del Ser Supremo, tuve la idea de que se trataba de una realidad algo compleja, pero cuando profundicé un poco más, esa complejidad inicial creció en mí hasta alcanzar los límites de una enorme confusión, porque lo que en principio me parecía que era una sola deidad, comprendí que, aunque en efecto así lo sea o lo vaya a ser en un futuro lejano, lo cierto es, que en un presente casi interminable parece tratarse de tres deidades distintas: el Ser Supremo, el Todopoderoso Supremo y Dios Supremo.
De hecho, en el LU hay tres documentos titulados de esa manera. Y aunque esa distribución me hizo pensar que finalmente iba a encontrar en cada documento lo concerniente a cada una de estas deidades, comprendiéndolas por fin, lo que me pareció realmente fue que la asignación de tales denominaciones a las diferentes deidades era un verdadero lío, donde la confusión se me acrecentó todavía más.
En definitiva, que me sentía perdido; pero mi profunda fe en el Libro de Urantia, por lo mucho que ya me había aportado, y mi conciencia de que soy un buscador empedernido, me llevó a profundizar más y más, con la esperanza de aclarar tanto enredo de palabra.
Y hoy, con las ideas, creo que algo más claras, estoy feliz, como he dicho al principio, de poder compartir con vosotros, que con toda seguridad también sois buscadores empedernidos, lo que creo haber entendido sobre la compleja realidad que es el Ser Supremo. ¡Ojalá os sirva!
Una de las dificultades que podemos encontrar en los documentos que tratan del Ser Supremo, es la multitud de conceptos que se incluyen, cuyos significados es indispensable conocer a fondo con carácter previo, so pena de no entender buena parte de lo que leamos o escuchemos.
Y para que vosotros mismos me digáis si este es el momento de aclarar los significados de tales conceptos o de seguir adelante porque ya los conocéis, permitidme que los enumere para que después me digáis por dónde debemos continuar.
Los conceptos a los que me refiero, los he agrupado en cuatro bloques.
El primero de ellos, está formado por:
El segundo bloque lo constituye:
En el tercer bloque he incluido a:
Y por último, en el cuarto bloque estarían:
Bien, pues aquí están los cuatro bloques algo resumidos, y la idea es que vosotros me digáis si pasamos a una breve presentación de estos conceptos, o de algunos de ellos, o si, por el contrario, nos vamos directamente a la presentación del Ser Supremo.
Para tratar de entender El Yo Soy es necesario que nos remontemos a un hipotético momento inicial anterior a cualquier manifestación de la realidad, anterior, incluso, al primer pensamiento original, y, por lo tanto, anterior a la manifestación del Padre Universal como tal Padre, porque todavía no existía ningún hijo. Es decir, que imaginemos un momento en el que solo existiera el Yo Soy. ¡Tal como ahí lo tenemos! ¡Sólo Él resplandece, pero no resplandece ante nadie, porque nada ni nadie hay fuera de Él. Él existe en sí mismo y es la única realidad. ¿Podéis imaginar ese hipotético momento?
Pues ¡natural! ¡qué raro!, que podamos / que no podamos porque somos seres humanos y sentimos inexorablemente el tiempo. Sin embargo, la verdad es que ese momento nunca existió, ya que la realidad del Yo Soy no tiene origen en el tiempo, es eterna. El tiempo solo está vinculado a las existencias finitas, y por eso nosotros, como seres finitos que somos, necesitamos entender secuencialmente los hechos. Y como ahora tratamos de comprender al Yo Soy, es por eso que necesitamos inventarnos o imaginar ese primer momento.
Además, la ayuda que os puedo prestar es muy escasa. Solo dispongo de esa pantalla para representar al YO SOY, como única realidad existente antes de toda manifestación. Por eso está sólo en la pantalla. Pero en esa misma pantalla representaré también «los cambios que en Él se produjeron» para dar origen a la REALIDAD. Y solo podré hacer esto de una manera muy sencilla, muy esquemática, por lo que deberemos echarle imaginación para tratar de comprenderlo.
Bien, pues en ese hipotético momento que hemos imaginado,
EL YO SOY:
Por esto que acabo de decir, El Yo Soy es la ÚNICA REALIDAD ABSOLUTA POTENCIAL de la que todo, absolutamente todo va a salir. Es la Fuente Primordial de toda manifestación. Y, para poder manifestarse, El YO SOY se propuso hacer dos cosas:
Vamos a ver cuáles son LOS NIVELES DE REALIDAD DEL UNIVERSO en los que EI Yo Soy se diversificó y se atenuó.
Para ello, veamos en primer lugar, cómo diversifica El «Yo Soy» su propia realidad:
Lo primero que hace es separar, aislar en sí mismo, o dentro de sí mismo, todo lo que va a ser personal, de lo que va a ser impersonal, o, lo que es lo mismo: todo lo que va a ser deificado de lo que va a ser no deificado. Es decir, que separa o aísla la realidad espiritual de la realidad material, la realidad dinámica de la realidad estática.
Y puesto que ha separado o aislado estas realidades, que ya no están en contacto por sí solas, necesita disponer de otra realidad que tenga la capacidad de asociarlas, de integrarlas y de activarlas cuando sea necesario. Esta realidad asociativa, integradora o activadora, que es la mente, podrá asociarse tanto con la personalidad espiritual, como la energía-materia y, de hecho, podrá unir los atributos de ambas.
Así, pues, tenemos ya que EL YO SOY ha diversificado su propia realidad en tres ámbitos bien diferenciados, que he colocado verticalmente en la pantalla y con distinto color para su mejor diferenciación. A la izquierda, con fondo rojo, he situado el ámbito de lo deificado, el ámbito dinámico de la personalidad y del espíritu; mientras que a la derecha, con fondo gris he situado el ámbito de lo no deificado, el ámbito estático de lo impersonal y de la materia. Y en el centro, en color fucsia, he colocado ese ámbito que todos conocemos como la mente, capaz de activar a cualquiera de los anteriores, e incluso de asociarlos, integrarlos y unirlos por completo.
Como digo, EL YO SOY ha diversificado su realidad, pero Él (y esto es importante, no lo olvidemos) sigue ahí detrás, intacto (lo podemos ver en el fondo), sosteniendo todo esto.
Ahora, para seguir aprovechando la única pantalla que tenemos, voy a apretar un poquito esta información, pero no perdamos de vista estos tres ámbitos verticales, con sus colores de fondo y los significados ya dichos, que voy a mantener a lo largo de la presentación.
Ahora quitaré también las características de cada uno de esos ámbitos, pero conviene recordarlas básicamente. ¿De acuerdo? Bien, pues ya están quitadas.
Un par preguntas antes de terminar este aspecto de la diversificación de la realidad: ¿Para qué se diferenció o se diversificó EL YO SOY? ¡¡PARA MANIFESTARSE!! Y ¿qué consecuencias trajo esta diversificación de la realidad? Pues teniendo en cuenta que la única realidad inicial era EL ABSOLUTO YO SOY, la consecuencia inmediata de su diversificación en tres ámbitos fue la aparición de Los Siete Absolutos, pero eso lo vamos a ver paso a paso un poquito más adelante.
Antes voy a terminar de exponer el desarrollo completo de los ámbitos y niveles de realidad que EL YO SOY se propuso realizar y realizó para llevar a cabo su completa manifestación.
Por lo tanto, veamos, en segundo lugar, cómo atenúa El «Yo Soy» su propia realidad absoluta o infinita:
Con la diferenciación del YO SOY en los tres ámbitos que ya hemos visto, solo tenemos el nivel de la realidad absoluta o infinita, existencial y perfecta, es decir, el nivel del YO SOY, el nivel de los Siete Absolutos, que ya he mencionado y que en seguida veremos. Hasta ese momento este es el único nivel de la realidad manifestada, completamente manifestada. Pero también existe en cada ámbito de este nivel del YO SOY, un potencial absoluto de realidad, que no se va a manifestar aquí, sino únicamente en niveles inferiores, sub-absolutos o atenuados.
Y de esa manera, El «Yo Soy», mediante ese potencial absoluto, va a generar un nuevo nivel de realidad, (ahí lo tenemos); una realidad que es atenuada respecto de la anterior, es decir, que no es absoluta, sino sub-absoluta, que no es existencial, sino existenciable, y que no es perfecta, sino perfeccionable por experiencia. A esta realidad la conocemos en el LU como Realidad Absonita, y puede ser tanto Potencial como Manifestada, en contraste con la anterior, donde toda la realidad está completamente manifestada desde el principio.
Y, por último, El «Yo Soy», va a generar un nivel más de realidad, (ahí está) que también es atenuada respecto de la anterior, es decir, que es más sub-absoluta que la anterior, que no es ni existencial ni existenciable, sino creada, y que es aún menos perfecta que la anterior, pero igualmente perfeccionable, a través de la experiencia. A esta última realidad la conocemos con el nombre de Realidad Finita, y también puede ser tanto Potencial como Manifestada.
En definitiva, nos encontramos con tres niveles de realidad de distinto grado de perfección, donde las criaturas de los dos niveles inferiores podrán escalar, mediante la experiencia y diversas transformaciones, hasta llegar al nivel superior.
Bien, pues estos son los ámbitos y niveles que El «Yo Soy» concibió para convertir su realidad absoluta potencial en realidad absoluta manifestada.
Y ahora sí; ahora veamos ya lo que antes mencioné, es decir, cómo de la diversificación del YO SOY aparecieron los Siete Absolutos.
Para ello, volvemos a la pantalla donde ya veíamos diferenciados verticalmente los tres ámbitos de la realidad potencial absoluta que era EL YO SOY: el ámbito espiritual o personal (en color rojo), el mental o asociativo (en color fucsia) y el material o impersonal (en color gris).
Y en el ámbito de lo espiritual o personal, es en el que El «Yo Soy» va a llevar a cabo su primera manifestación, su «primer» pensamiento original.
Ese «primer» pensamiento original, personal, deificado, espiritual y dinámico es El Hijo Eterno, que es Absoluto o Primordial en todo ese ámbito. Y con esto, aquella Realidad
Absoluta Potencial, que era EL YO SOY, ha comenzado a transformarse en Realidad Absoluta Manifestada. Pero hay algo más, y es que ese «primer» pensamiento original que da lugar al Hijo Eterno, convierte automáticamente al «Yo Soy» en El Padre Universal, que es la Primera Fuente y Centro de todas las cosas, y por tanto Absoluto y Primordial en todos los ámbitos (personales, impersonales o asociativos), manifestados o potenciales.
Simultáneamente con este primer pensamiento original, se eterniza La Isla del Paraíso, que es Absoluta o Primordial en todo el ámbito impersonal, no deificado, material y estático.
Y acto seguido, El Padre Universal y El Hijo Eterno, las dos únicas personalidades que en esos momentos hipotéticos existen, trazan su plan de acción universal y entre ambos eternizan al Espíritu Infinito o Actor Conjunto, que asociará y combinará la realidad personal con la realidad impersonal. Este Espíritu Infinito es Absoluto o Primordial en todo el ámbito asociativo o integrador.
Y desde ese momento, estas tres personalizaciones del «Yo Soy», (El Padre Universal, El Hijo Eterno y el Espíritu Infinito) pueden actuar como personalidades absolutas e independientes, pero también como una Deidad indivisa, que conocemos con el nombre de La Trinidad del Paraíso y que veremos más adelante.
Todo esto forma parte de la REALIDAD ABSOLUTA MANIFESTADA. ¿Pero es eso todo lo que hay en el nivel absoluto o hay algo más?
¿Qué queda de aquel «Yo Soy» inicial, de aquel potencial absoluto de realidad al que antes me referí, diciendo que iba a operar únicamente en los niveles subabsolutos o atenuados de la realidad? Pues queda prácticamente intacto. Fijaos:
En el ámbito de todo lo que es personal, deificado, espiritual y dinámico, queda el Absoluto de Deidad, es decir todos los potenciales disponibles en dicho ámbito.
En el ámbito de todo lo que es impersonal, no deificado, material y estático, queda el Absoluto Incalificado, es decir, todos los potenciales igualmente disponibles en ese ámbito.
Y en el ámbito asociativo, integrador y activador, queda el Absoluto Universal, es decir, todos los potenciales disponibles también en ese ámbito. Bien, pues de esta manera se completa el cuadro de todo ese primer nivel de la Realidad Absoluta, Existencial, Perfecta y completamente Manifestada, es decir, sin atenuaciones de ninguna clase, que habíamos visto anteriormente.
Y en este mismo cuadro, encontramos la diversificación total del «Yo Soy» en 7 Absolutos: Los dos Absolutos Deificados, que son El Hijo Eterno y el Absoluto de Deidad, el primero manifestado y el segundo potencial; los dos Absolutos Asociativos, que son El Espíritu Infinito o Actor Conjunto, y el Absoluto Universal, el primero manifestado y el segundo potencial; los dos Absolutos No Deificados, que son La Isla del Paraíso y el Absoluto Incalificado, el primero manifestado y el segundo potencial; y a la cabeza de todos ellos El Padre Universal, que es Absoluto en todos los ámbitos, manifestados o potenciales, y por lo tanto es la Fuente y Centro de todas las cosas y personalidades y, naturalmente, de los 6 Absolutos ya mencionados.
Para referirnos a la Trinidad del Paraíso, así como a las Triunidades y Triodidades, vamos a partir de la misma pantalla anterior en la que podemos ver representados a los Siete Absolutos. Aquí la tenemos de nuevo.
La Trinidad del Paraíso es la consecuencia inevitable de la acción conjunta de las tres personalidades absolutas manifestadas
pero actuando de forma tan infinitamente coordinada que, de hecho, no es posible distinguir la acción personalizada de ninguno de ellos, es decir, que no constituyen una asociación de tres personas independientes, sino una DEIDAD INDIVISIBLE CON VOLUNTAD ÚNICA. Aquí está.
La Trinidad del Paraíso es primordial y absoluta en todos los ámbitos y niveles, manifestados o potenciales, puesto que en ella está integrado de manera inseparable El Padre Universal, que, como hemos dicho anteriormente, es la Fuente y Centro de todas las cosas y personalidades.
Las triunidades son asociaciones o agrupaciones, que surgen de la interacción de los Siete Absolutos, con una finalidad funcional, es decir, con el objetivo de ocuparse de las diversas actividades necesarias en el Cosmos.
En todas las Triunidades, está siempre presente el Padre Universal, ejerciendo un control inmediato y personal sobre esas actividades.
Todos los componentes de las distintas triunidades actúan con coordinación pero con voluntad propia.
A veces, dos de las tres personalidades de la Deidad se constituyen como una sola entidad con voluntad única. En tales asociaciones, son cuatro y no tres los absolutos que conforman la triunidad.
El total de triunidades son quince, si bien ocho de ellas no son reveladas en el LU.
Las siete que nos revelan son éstas:
La Primera Triunidad — la triunidad personal e intencional.
Es decir, las tres mismas personalidades que forman la Trinidad del Paraíso, pero aquí asociadas como tres personas con voluntad independiente cada una de ellas, y para realizar, como he dicho, alguna función concreta.
La Segunda Triunidad — la triunidad de la potencia y el arquetipo.
La Tercera Triunidad — la triunidad que hace evolucionar el espíritu.
La Cuarta Triunidad — la triunidad de la infinidad energética.
La Quinta Triunidad — la triunidad de la infinidad reactiva.
La Sexta Triunidad — la triunidad de la Deidad en asociación cósmica.
La Séptima Triunidad — la triunidad de la unidad infinita.
Las Triodidades son también asociaciones trinas de carácter funcional, pero que no contienen al Padre Universal en su constitución.
Están implicadas en la aparición cósmica de las Deidades Experienciales -El Supremo, El Último y El Absoluto- y se ocupan o contribuyen directamente en su crecimiento.
Las Triodidades que nos revela el LU son:
La Triodidad de lo Manifestado, que es la asociación de los tres Absolutos Manifestados:
Esta Triodidad coordina toda la realidad manifestada, en cualquiera de sus ámbitos y niveles. Su estado de manifestación es incalificado (sin sujeción a ninguna clase de requisitos o límites).
La Triodidad de lo Potencial, es la asociación de los tres Absolutos de potencialidad:
Esta Triodidad contiene los depósitos infinitos de toda la realidad latente o potencial, igualmente en cualquiera de sus ámbitos y niveles. Su potencial, por lo tanto, es infinito.
Las Trinidades Post-Havona no son absolutas o infinitas como la Trinidad del Paraíso, sino experienciales, puesto que contienen Deidades creadas o existenciadas por la Trinidad, que se van formando en los niveles finito y absonito mediante la actualización experiencial. Por esta razón, actualmente, tampoco son perfectas o completas.
Las Trinidades Post-Havona son la consecuencia inevitable de la creación de los dos niveles subabsolutos y evolutivos (el finito y el absonito) en los que se manifiestan la Personalidad y el Poder en el Universo Maestro.
Son, por lo tanto, dos las Trinidades Post-Havona:
La 1ª. Trinidad Experiencial, o también llamada Trinidad Última, que estará compuesta por
La 2a. Trinidad Experiencial, o también llamada Trinidad Absoluta, que estará formada por
El LU nos dice que a la Trinidad de Trinidades se la puede describir de diversas maneras, y escoge presentarla en tres niveles que reflejan una unificación creciente.
En un primer nivel, la Trinidad de Trinidades es la agrupación, asociación o reunión de las tres trinidades que ya hemos visto:
actuando en perfecta sincronía, y haciendo posible una integración ilimitada de la realidad, puesto que contiene y se ocupa de los comienzos, de los estados intermedios y de los destinos.
En un segundo nivel, la Trinidad de Trinidades es la agrupación, asociación o reunión inevitable de las tres máximas deidades experienciales, que están asociadas genéticamente con las tres trinidades mencionadas. Esas deidades experienciales son:
Y en un tercer nivel, la Trinidad de Trinidades sería la reunión trinitaria de estas deidades experienciales, que conllevaría probablemente a la reunión funcional de aquellos aspectos de la infinidad que al principio fueron segmentados por el YO SOY original y que ocasionaron la manifestación de la realidad y la aparición de los siete absolutos. Esto supondría para los seres personales que el incognoscible YO SOY podría ser finalmente accesible por la experiencia.
Dios Séptuple es el conjunto de las 7 Personalizaciones de la Deidad que, en el Gran Universo, facilitan a la criatura su acercamiento progresivo al Padre. Y es fundamental estudiar a fondo y dominar este concepto, porque el Ser Supremo (que es el objeto de nuestro estudio de hoy) está tan estrechamente unido a Dios Séptuple, que forma parte de él, en su aspecto de Dios Supremo.
Aquí podemos ver esas 7 Personalizaciones. ¡Ojo a esta pantalla, porque es muy importante, y nos vamos a referir a ella de nuevo en dos o tres minutos.
Las tres primeras son las Deidades del Paraíso: El Padre Universal, El Hijo Eterno y El Espíritu Infinito, y pueden actuar, como ya hemos visto, de manera independiente, pero también como una sola Deidad, como la Trinidad del Paraíso.
Las tres últimas son, los 7 Espíritus Maestros, cuyas sedes focales radican en la Periferia del Paraíso, enfocadas cada una hacia un Superuniverso, mientras que sus presencias personales se encuentran en los siete satélites del Espíritu Infinito; los Ancianos de los Días, que se sitúan en las Sedes de los 7 Superuniversos, a razón de 3 Ancianos en cada Sede; y los Hijos Creadores Paradisíacos, que son los encargados de la creación, organización y desarrollo de los Universos Locales. A estas tres últimas personalizaciones de Dios Séptuple se les conoce genéricamente como los Creadores y Gobernantes Supremos o Personalidades Creadoras Supremas.
En medio de estas seis personalizaciones se encuentra Dios Supremo, que es la personalidad Espiritual del Ser Supremo.
Aquí tenemos a las mismas personalizaciones, pero agrupadas del modo que os acabo de decir.
La Trinidad del Paraíso está dotada existencialmente, es decir, por su propia naturaleza, de la Personalidad Espiritual, y es con esa Personalidad Espiritual con la que la Trinidad del Paraíso comienza la creación del Ser Supremo, con el nombre que acabamos de ver de Dios Supremo. Pero la experiencia no forma parte de la dotación existencial de la Trinidad. Por eso, en Dios Séptuple aparecen esas tres personalizaciones que hemos conocido en la pantalla anterior con el nombre genérico de Creadores y Gobernantes Supremos, que serán los que, descendiendo a los mundos del nivel finito del Gran Universo y con la colaboración de otros asociados igualmente descendentes, con la colaboración de los Controladores Séptuples, que enseguida veremos, e incluso de los mortales ascendentes, adquirirán experiencialmente el Poder o Soberanía en los mundos del tiempo y del espacio, que el Ser Supremo hará suyos a través de la personalidad con poder conocida como Dios Todopoderoso Supremo, que en seguida vamos a ver.
Los Controladores Séptuples son el conjunto de las 7 Manifestaciones de la Deidad que, en el Gran Universo, regulan y controlan la energía física. Y también es fundamental estudiarlos a fondo, porque de ellos forma igualmente parte el Ser Supremo, en su aspecto de Dios Todopoderoso Supremo.
434 Aquí podemos ver los nombres de esas siete manifestaciones. Como podéis observar, existe un gran paralelismo entre las personalizaciones de Dios Séptuple que vimos tres pantallas antes y estos Controladores Séptuples. Y es que, en realidad, estos
Controladores Séptuples son parte indisoluble de la Deidad Séptuple; son, por decirlo así, la contraparte material de la Deidad Séptuple.
Mirad: algo muy importante y que, por tanto, hay que tener siempre presente, y que por eso mismo lo repito hasta la saciedad en esta presentación, es que La Realidad, en cualquiera de sus niveles, siempre se diversifica o bifurca en dos ámbitos muy diferenciados: el del espíritu y el de la materia; o el personal y el impersonal; pero también siempre surge, como reacción entre ambos, un tercer ámbito, de carácter integrador, que pone en contacto y unifica a los anteriores.
Bien, pues esa bifurcación entre el espíritu y la energía quedó materializada en el Gran Universo a través de la Deidad Séptuple, cuando los Siete Espíritus Maestros emprendieron juntos su primer acto de creación colectiva, que dio origen a los Siete Directores Supremos de Poder. Y, en ese mismo instante, los circuitos espirituales de los Espíritus Maestros se diferenciaron, por contraste, de los circuitos materiales que utilizan los Directores del Poder para la supervisión, y la mente cósmica apareció inmediatamente como un nuevo factor que coordinaba la materia y el espíritu.
Fijaos en esta pantalla: a la izquierda, en los puntos 1, 2 y 3 vemos las tres primeras personalizaciones de la Deidad Séptuple: El Padre Universal, El Hijo Eterno y El Espíritu Infinito. Aquí está El Hijo Eterno porque Él es el absoluto espiritual, el absoluto de personalidad. A esa misma altura, pero a la derecha, entre los Controladores Séptuples vemos que, junto al Padre Universal y al Espíritu Infinito, que se mantienen, está la Isla del Paraíso, que es el absoluto de la energía-materia.
De nuevo a la izquierda, en los puntos 5, 6 y 7, vemos que las tres personalizaciones de la Deidad Séptuple en el Gran Universo son: Los 7 Espíritus Maestros, Los Ancianos de los Días y los Hijos Creadores Paradisíacos, todos ellos relacionados con el espíritu y la personalidad, mientras que a la derecha los tres Controladores Séptuples en el Gran Universo son: Los 7 Directores Supremos del Poder, los Centros Supremos del Poder y los Controladores Físicos Maestros, todos ellos relacionados con la energía-materia.
Y, finalmente, mientras que, a la izquierda, en medio de las seis personalizaciones de la Deidad Séptuple vemos a Dios Supremo, que es la dotación de la personalidad espiritual de la Trinidad, a la derecha podemos ver que en medio de los seis Controladores Séptuples, se encuentra el Todopoderoso Supremo, que es la adquisición experiencial del Poder.
¿De acuerdo?
Bien, pues no perdamos de vista las diferencias y las similitudes que existen entre Dios Séptuple y los Controladores Séptuples, porque unas y otras son asunto clave en la comprensión del Ser Supremo.
La palabra «PODER» se emplea en el LU con tres acepciones distintas.
Por un lado, con la palabra «poder» — o poder del universo — se hace referencia al nivel electrónico de la energía-materia. Y más concretamente, a aquellas formas de energía que son sensibles a la gravedad lineal, en contraste con aquellas otras energías que solo son sensibles a la gravedad del Paraíso — que se llaman «energías emergentes» —, o, incluso, con las energías que ni siquiera responden a la gravedad del Paraíso —llamadas «fuerza cósmica»-.
Y por otro lado, con la palabra «poder» — o poder soberano —, — o incluso poder experiencial — (todo ello es lo mismo), se hace referencia a la soberanía, es decir, al poder logrado, ganado o adquirido por la personalidad a través de la experiencia. La energíamateria que antes mencioné, parece evolucionar en las profundidades del espacio, y allí es organizada por los Controladores Séptuples en colaboración con los Hijos Creadores. Y el dominio de esa energía-materia (o Poder) por parte de las divinidades Creadoras se extiende lentamente por el gran universo hasta que abarque el establecimiento y la estabilización evolutiva de las creaciones espacio-temporales, y así se producirá el florecimiento del poder experiencial (o soberanía) de Dios Séptuple.
EI LU se refiere también al poder existencial, que es ese poder insondable y eterno que las Deidades del Paraíso tienen por su propia naturaleza, sin necesidad de ganarlo o adquirirlo de ninguna manera.
Así, pues, tres conceptos o ideas diferentes de la palabra «Poder», y sería bueno tener claro de qué concepto se nos habla cuando se utiliza dicha palabra, cuestión que no siempre está clara.
El Paraíso o La Isla del Paraíso, es el cuerpo cósmico más gigantesco de todo el Universo Maestro. Ocupa el Centro de toda la creación y es la residencia del Padre Universal, del Hijo Eterno, del Espíritu Infinito y de sus coordinados y asociados divinos. El Paraíso existe desde la eternidad, no se ve afectado por el tiempo y no se encuentra en el espacio. Esta inmensa Isla tiene forma de galleta ovalada y es el único objeto estacionario o inmóvil en todo el universo de universos.
Aquí lo vemos desde arriba, donde podemos apreciar su forma ligeramente ovalada, que está rodeado de la llamada zona quieta, que es esa que he dibujado en gris, y más allá de ella se extienden tres circuitos concéntricos, en el primero de los cuales se encuentran las 7 Esferas Sagradas del Padre; en el segundo están las 7 Esferas Sagradas del Hijo, y en el tercero podemos ver las 7 Esferas Sagradas del Espíritu Infinito.
Se podrían decir muchas más cosas sobre el Paraíso, pero no son necesarias a los efectos de comprender al Ser Supremo.
Para acercarnos al Universo Central de Havona, voy a partir de la imagen anterior, donde estaban representados el Paraíso y los tres circuitos concéntricos que lo rodean con sus 21 Esferas Sagradas. Aquí la tenemos, ya más reducida de tamaño para poder incorporar en ella al Universo Central de Havona. Éste es un Universo sin principio ni fin y de criaturas perfectas, que está formado por 7 circuitos concéntricos, en los que se encuentran un total de mil millones de mundos perfectamente estabilizados, de una belleza inimaginable y de una grandiosidad espléndida.
En el mundo piloto del séptimo circuito se encuentra la Personalidad Espiritual del Ser Supremo, que se le conoce con el nombre de Dios Supremo.
Igual que hice antes, para acercarnos al Gran Universo, voy a partir de la imagen anterior, que ya incluye también al Universo de Havona de acabamos de ver. Aquí la tenéis. Y, además, voy a añadir una serie de zonas o cinturones que rodean al Universo
Central, equilibrando las fuerzas de gravedad y protegiéndolo de la visión desde los Superuniversos. Ahí están.
Bien, pues más allá de estas cinco zonas, ya se encuentran los 7 Superuniversos de la creación finita, cada uno de los cuales está formado por cien mil Universos Locales y un billón de mundos habitables, semejantes al nuestro. Esta creación finita es el dominio del Ser Supremo, y junto con el Universo Central, el Paraíso y sus 21 satélites, recibe el nombre de El Gran Universo.
Y, por último, partiendo de la imagen del Gran Universo, y reduciendo su tamaño de forma considerable, se pueden representar los cuatro gigantescos circuitos o niveles de espacio exterior, donde, al parecer, se producen increíbles movimientos de fuerzas y energías en proceso de materialización, tal vez con vistas al desarrollo de la realidad absonita. Todo este conjunto de universos organizados y sin organizar, recibe el nombre de Universo Maestro, cuya inmensidad sobrepasa por completo el alcance de nuestra imaginación.
INTERROGANTES SOBRE EL SER SUPREMO
Para tratar de entender lo mejor posible al Ser Supremo, he partido de una serie de interrogantes que, si logramos contestar, seguramente nos darán una idea bastante aproximada de esa realidad que en el LU se conoce como EL SER SUPREMO.
Como podéis ver, los interrogantes que he preparado son siete, pero finalmente he añadido uno más, que estará referido no al Ser Supremo, sino a nosotros con respecto de Él. Son estos:
Bien, pues voy ya con el primero de estos interrogantes.
Por lo que puede deducirse tras una lectura incluso poco profunda de los textos que hacen referencia al Ser Supremo, este viene a ser algo así como el Dios del tiempo y del espacio, el Dios de toda la existencia finita, el Dios de los Siete Superuniversos. Por ello, la causa de su existencia habrá que buscarla antes de la existencia de los universos físicos, es decir, que deberemos remontarnos al Universo Central de Havona o incluso al propio Paraíso y, con ello, hasta el Padre Universal. (6#)
Vamos a dar aún un paso más y nos remontaremos al principio de todo, hasta el mismo YO SOY antes de manifestarse, es decir, en una hipotética época cero.
Para ello, deberíamos imaginarnos un hipotético momento inicial que en realidad nunca existió, con el fin de establecer una secuencialidad que tampoco se produjo como la imaginamos, pero que por ser acorde a nuestra forma de entender los hechos en el tiempo, nos haría más inteligible el comienzo y la existencia de la realidad. Así, pues, imaginemos que EL YO SOY, antes de manifestarse, sería la única realidad existente, la infinidad total y absoluta, con todas las potencialidades dispuestas y sin más condición que su propia voluntad.
Y que cuando el YO SOY quiso manifestarse, diversificó su propia realidad en tres ámbitos, (4#) cada uno de los cuales contenía una potencialidad absoluta para la manifestación, y el YO SOY comenzó esa manifestación dando origen y delegando la responsabilidad absoluta en el ámbito personal o espiritual al Hijo Eterno, convirtiéndose de ese modo el YO SOY en El Padre Universal. Del mismo modo el Padre Universal, dio origen a la Isla del Paraíso, haciendo de ella el arquetipo absoluto de todo el ámbito Impersonal o material, y finalmente, entre El Padre Universal y el Hijo Eterno dieron origen al Espíritu Infinito o Actor Conjunto, que, desde ese momento, tendría a su cargo la responsabilidad absoluta de todo el ámbito asociativo o mental, y la función de correlacionar lo espiritual con lo material. Y al mismo tiempo también se hizo presente el Universo Central de Havona.
Con esto ya se había dado un paso importante, ya existían 4 absolutos manifestados: El Padre Universal, El Hijo Eterno, El Espíritu Infinito y la Isla del Paraíso. El Universo Central, no era absoluto en ningún ámbito.
No obstante, en El Padre Universal seguía existiendo un potencial absoluto, es decir, la capacidad de dar nacimiento a cualquier manifestación en cualquiera de los tres ámbitos en los que se había diversificado EI YO SOY. Y a esa capacidad o potencial absoluto se le conoce como Absoluto de Deidad en el ámbito personal o espiritual; como Absoluto Incalificado en el ámbito impersonal o material y como Absoluto Universal en el ámbito asociativo o mental. Así, pues, ya podemos considerar la existencia de siete absolutos.
Pero fijaos que estos siete Absolutos pertenecen a la Realidad Original o Absoluta, al nivel Infinito, Existencial y Perfecto, al nivel del Yo Soy o del Padre Universal; y pertenecen a ese nivel porque no existía, de momento, ningún otro. Y el Padre Universal, que ya se había liberado de las trabas de la infinidad absoluta, manifestándose en los siete Absolutos que ya he indicado, decide liberarse también de las trabas o limitaciones que comporta este nivel absoluto (por ejemplo, no poder experimentar el crecimiento, no poder experimentar el aprendizaje, conocerlo todo desde el principio, etc.).
¿Y qué hace el Padre Universal después de tomar esa decisión? Pues lo que hace es crear una realidad atenuada, mejor dicho, dos, que no sean infinitas ni absolutas, ni existenciales, sino sub-absolutas, relativas y evolutivas o perfeccionables, donde aquellas trabas o limitaciones del nivel absoluto no se den, donde se pueda experimentar, aprender y crecer. Estas dos realidades atenuadas son la absonita y la finita, pero ahora nos vamos a ocupar solo de esta última, de la finita.
Y al frente de esta realidad finita, va a colocar a una Deidad, que será ni más ni menos que la representación misma del propio YO SOY o PADRE UNIVERSAL para toda esta realidad, pero que será de naturaleza evolutiva.
Esa Deidad será El SER SUPREMO, cuya primacía en la realidad finita será finalmente comparable a la primacía que tiene El Padre Universal en la realidad absoluta, es decir, que se extenderá a los tres ámbitos de la realidad finita (espiritual, mental y material)
Bien, pues esta triple decisión del Padre Universal, de:
es, aparentemente, la causa o razón lógica e inmediata de la existencia del Ser Supremo. Pero, probablemente hay otras causas. Tal vez la causa sea la voluntad del Padre de imponerse a sí mismo, en su personalización como Ser Supremo, o Dios para el tiempo y el espacio, las mismas exigencias experienciales que impone a sus criaturas finitas para alcanzar la perfección, como de hecho exige a sus Hijos Creadores que vivan la vida de sus criaturas para alcanzar la Soberanía de sus Universos Locales. O tal vez la causa sea mucho más simple y altruista, como la infinita voluntad del Padre de compartir su amor infinito con un número infinito de criaturas.
El Ser Supremo, siendo, como es, la representación del Padre en los universos del tiempo y del espacio, también es, como Él mismo, bondad, verdad y belleza, que son las cualidades más elevadas que los seres humanos podemos concebir para la divinidad, en sus respectivos ámbitos de manifestación.
También es unificador, como toda Deidad. Gracias a su Mente Suprema, unifica a la criatura con el Creador, es decir, lo finito con lo infinito. Y también unifica la personalidad con el poder, es decir, el espíritu con la energía-materia.
El Ser Supremo es experiencial; es decir, experimenta por sí mismo, en contraste con las Deidades del Paraíso, que son existenciales, que no experimentan.
Y también es, a la vez, manifestado y potencial, como la propia realidad finita en la que se desenvuelve; características que se deducen del hecho mismo de ser experiencial y por ello incompleto. Las Deidades del Paraíso, en cambio, son perfectas y, por ello, completamente manifestadas.
El Ser Supremo, es a la vez criatura y creador, y la posibilidad de ser ambas cosas la recibe de los Hijos Paradisíacos Migueles y Avonales, cuyas vidas de donación se integran por completo en la experiencia del Ser Supremo.
El Ser Supremo es finalmente el Supercontrolador de todo fenómeno relacionado con la energía-materia en todo el espacio-tiempo del Gran Universo.
He dicho antes que el Ser Supremo
Bien, pues ahora digo también que la realidad finita, que nace, como sabemos, por la voluntad del Yo Soy o Padre Universal, consta de dos fases:
El Ser Supremo está dotado de personalidad espiritual, que es El Dios Supremo, y de la capacidad de adquirir una personalidad con poder a través de la experiencia. Pero también está dotado de una Mente Suprema, que se la proporciona el Espíritu Infinito y que tiene la función de unir o sintetizar los atributos del poder y de la personalidad, existenciándose de ese modo la personalidad con poder, que es Dios Todopoderoso Supremo.
Por lo tanto, en la naturaleza del Ser Supremo está el crecer o evolucionar a través de dos personalizaciones (Dios Supremo y Dios Todopoderoso Supremo), pero ninguna de ellas, por sí sola, es el Ser Supremo.
El Ser Supremo es y será la síntesis de estas dos personalizaciones, que se produce gracias a la acción de la Mente Suprema, que las unifica.
Por lo tanto, el Ser Supremo es y será la suma total de todo el crecimiento finito. En él se unifican la energía eterna, el espíritu divino y la mente universal, como unificadas estaban en el propio YO SOY antes de iniciar su manifestación.
El Ser Supremo se convierte así en la máxima revelación de la Deidad para los siete superuniversos y es el único camino que tiene el hombre para acercarse a la experiencia trascendental de asociarse con la mente absonita, el espíritu eterno y la personalidad paradisíaca.
El Ser Supremo, como ya he dicho, evoluciona a través de dos personalizaciones.
Su personalidad espiritual procede de la Trinidad del Paraíso, que es quien la otorga directamente. Se conoce como Dios Supremo y, desde antes de la creación de los universos evolutivos, ya radicaba y ejercía su actividad en los niveles espirituales de Havona.
Dios Supremo es la Personalidad Espiritual del Ser Supremo.
Su personalidad con poder se existencia en el nivel finito, gracias a la síntesis del Poder Experiencial (o Soberanía) y del Poder Universal lograda por los Creadores y Gobernantes Supremos en colaboración con sus asociados (los Controladores Séptuples) y con todas las criaturas finitas de los universos evolutivos. Esta personalidad con poder, se conoce como Dios Todopoderoso Supremo, surge tras la creación de los superuniversos, la incorporación a los mismos de los creadores y controladores de la Deidad Séptuple, y con el comienzo de la primera sintetización de sus experiencias; y así continuará obteniendo su creciente poder hasta que se complete toda la experiencia finita con el establecimiento final de la luz y la vida en todo el Gran Universo.
Dios Todopoderoso Supremo es la Personalidad con Poder del Ser Supremo.
Al crecimiento de esta personalización de Dios Todopoderoso Supremo, contribuyen por igual dos movimientos, que proceden de las dos fases de la realidad finita, que ya mencioné antes y que, por eso, voy a representar del mismo modo:
Pero, volviendo a las dos personalizaciones que he mencionado antes, ninguna de ellas, como ya dije, constituye, por sí sola, el Ser Supremo.
Es decir, que el Ser Supremo es la síntesis o fusión de la Personalidad Espiritual otorgada por la Trinidad del Paraíso, y la Personalidad con Poder adquirida por los Creadores y Gobernantes Supremos sobre las creaciones evolutivas.
Esto es lo mismo que decir que es la síntesis o fusión de Dios Supremo con Dios Todopoderoso Supremo, gracias a la acción unificadora de la Mente Suprema.
Esta síntesis o fusión final de ambas personalizaciones se producirá en el mundo piloto del circuito exterior de Havona cuando el desarrollo del Gran Universo haya llegado a su total finalización y dará como resultado la culminación del Ser Supremo, es decir, al Ser Supremo completo, en contraste con el Ser Supremo incompleto que existía al comienzo de las creaciones finitas, cuando todavía la experiencia estaba pendiente de realizarse.
Mientras llega esa fusión final, el Ser Supremo no será una realidad completa, sino que se estará completando o actualizando en continuas y sucesivas síntesis intermedias.
La finalidad del Ser Supremo no se limita, como en seguida veremos, al Gran Universo y a las existencias finitas.
Su primer objetivo consiste en culminar su propia realidad. Esa culminación supondría, de hecho, que también ha conseguido:
El segundo objetivo del Ser Supremo, es, en realidad, la consecuencia de haber alcanzado la Soberanía, porque eso le hará acreedor de participar en la Primera Trinidad Experiencial [posible enlace para recordar] o también llamada Trinidad Última, que será su destino posterior inmediato, junto con las Personalidades Creadoras Supremas y los Arquitectos Absonitos del Universo Maestro.
Su tercer objetivo será alcanzar los niveles absonitos donde se consigue el estado de supercriatura, y contribuir a aparición inevitable de Dios Último,
El cuarto objetivo del Ser Supremo, será participar, en la Segunda Trinidad Experiencial [posible enlace para recordar] o también llamada Trinidad Absoluta, donde estará en compañía de Dios Último y del Consumador no Revelado del Destino del Universo.
Por último, podría ser un quinto objetivo del Ser Supremo, su participación en la tal vez posible Trinidad de Trinidades, pero eso ya es mucho aventurar hasta para los más expertos filósofos del universo.
El Ser Supremo
Dicho esto, voy a referirme exclusivamente a las funciones secundarias del Ser Supremo, que son las que desempeña como Todopoderoso Supremo en el Gran Universo, que es donde vivimos y por cuya razón estamos, al menos de momento, más vinculados o implicados en ellas.
Y en este nivel, Dios Todopoderoso Supremo
El Ser Supremo impregna e incorpora a su existencia todo cuanto acontece en la realidad finita, y, por tanto, establece relaciones no solo con todas y cada una de las criaturas propias de esa realidad finita, sino también con todas aquellas personalizaciones o entidades que realizan algún trabajo en el Gran Universo pero que proceden del Paraíso o de la realidad absonita. El número, por tanto, de esas relaciones, es verdaderamente incontable.
Pero en un intento de explicar someramente esas relaciones, las he agrupado en los seis bloques siguientes, con la intención de señalar seguidamente algunos detalles o características de las mismas. Bien, pues El Ser Supremo establece relaciones:
1. Veamos sus Relaciones con la Trinidad del Paraíso
El Ser Supremo, en lo que respecta a su Personalidad Espiritual (Dios Supremo) se deriva y depende directamente de la Trinidad del Paraíso.
Y en lo que respecta a su Personalidad con Poder Experiencial o Soberano (Dios Todopoderoso Supremo), la Trinidad del Paraíso, que es incomprensible para las criaturas evolutivas del tiempo y del espacio, cedió el paso a la acción de las personalizaciones experienciales de Dios Séptuple, que son más cercanas a nosotros, y, por ello, más comprensibles, como son los Hijos Creadores y los Gobernantes Supremos, quienes en contacto con los potenciales que promueve la Triodidad Potencial, proporcionan el crecimiento al Ser Supremo.
2. Ahora veamos sus Relaciones con las Deidades del Paraíso
Estas Deidades actúan de muchas maneras por todo el gran universo, a través de sus diversos agentes. Veamos las más comunes:
Es decir, que la mente es siempre el eslabón vital que conecta la materia y el espíritu.
Y en todas estas relaciones que se producen en los universos finitos, el Actor Conjunto es la fuente siempre presente del ministerio mental que hace posible estas actividades.
3. Pasamos ahora a las Relaciones con las Triodidades
La Triodidad de lo Manifestado actúa directamente sobre la creación finita, y por tanto sobre el Ser Supremo, del siguiente modo:
Pero el Ser Supremo también se relaciona con la Triodidad de lo Potencial, ya que la realidad finita es precisamente uno de los campos de acción exclusiva de los Absolutos de Deidad, Incalificado y Universal, los cuales ofrecen un potencial inagotable para el crecimiento. (El otro campo de acción exclusiva de estos Absolutos es el de la realidad absonita).
4. A continuación vamos a examinar las relaciones del Ser Supremo con las personalizaciones experienciales de la Deidad Séptuple y sus asociados.
La culminación final del Ser Supremo depende de la unificación progresiva de los diferentes factores que intervienen en su desarrollo en el Gran Universo, que son:
Más concretamente, intervienen en el desarrollo del Ser Supremo y, por tanto, se relacionan con él, los siguientes:
Los 7 Espíritus Maestros, que representan plenamente al Espíritu Infinito en el Gran Universo, en todo lo referente a la energía, la mente y el espíritu. Son, además, los orígenes y los responsables del ministerio de la Mente Cósmica en el Gran Universo.
Los 49 Espíritus Reflectantes de los 7 Superuniversos, que se ocupan del fenómeno de la Reflectividad.
Majestón, que es el jefe de la Reflectividad y que focaliza la presencia cósmica de la Mente Suprema.
Los Ancianos de los Días, que sirven como puntos focales para la evolución de la soberanía trinitaria en el tiempo y el espacio, y que desde el lugar que ocupan, ven, conocen y coordinan los dos movimientos del crecimiento del Ser Supremo.
Los Espíritus Creativos, que son la representación directa del Espíritu Infinito en los universos locales, y que en asociación con los Hijos Creadores, emprenden la aventura de crear, organizar y dirigir un universo local, aproximándose en perfección a los límites de la Supremacía.
Los Hijos Creadores o Migueles, que en sus donaciones a las diversas órdenes de su creación, adquieren la naturaleza y el punto de vista cósmico de sus hijos del universo local, a los cuales les muestran, en su propia vida de donación, la personalidad del Padre Universal.
Y, finalmente, Los Hijos Magistrales o Avonales, que, en sus diversas misiones (judiciales, magistrales y donadoras), adquieren una naturaleza que expresa la divinidad del paraíso en unión con los valores espirituales más elevados de la naturaleza material humana.
5. Relaciones con los Controladores del Poder, de la Deidad Séptuple
El Ser Supremo, en su función secundaria de Dios Todopoderoso Supremo, evoluciona como supercontrolador del poder físico del gran universo. Este potencial de poder físico está centrado en los Controladores Séptuples:
6. Sus relaciones con las criaturas mortales
Y, por último, en lo que respecta a las relaciones del Ser Supremo con las innumerables órdenes de criaturas descendentes del Espíritu Infinito y de los Hijos Creadores, entre los cuales nos encontramos las criaturas mortales, voy a referirme exclusivamente a la relación del Ser Supremo con los seres humanos, con nosotros, pero lo haré desde nuestra posición, desde nuestra perspectiva, contestando así al último interrogante planteado.
Las criaturas mortales, jugamos un papel esencial e insustituible en la evolución finita del Ser Supremo, por varias razones:
Porque en nuestro deseo de encontrar al Padre, hacer su voluntad y parecernos a Él, ascendemos hasta el Paraíso, aportando al Todopoderoso Supremo una experiencia cósmica, de carácter ascendente, que le resulta indispensable, porque es complementaria a la que le aportan las personalidades que descienden desde el Paraíso hasta el Gran Universo.
Dije anteriormente que al crecimiento evolutivo del Todopoderoso Supremo contribuyen por igual el movimiento divergente de las personalidades del Paraíso que descienden al Gran Universo y el movimiento convergente de las criaturas mortales evolutivas que ascienden al Paraíso.
Y si ambos movimientos contribuyen por igual, entonces, los seres humanos, como criaturas evolutivas que somos, tenemos una responsabilidad directa, personal e irreemplazable en la realización final del Ser Supremo. Nadie podrá hacer por nosotros, lo que nosotros no hagamos.
Ningún ser humano podrá, ni con su pasividad ni con su rechazo hacia Dios o hacia la carrera eterna, impedir que el Ser Supremo culmine finalmente su soberanía y alcance la síntesis de la personalidad espiritual con el poder experiencial, pero esa pasividad o ese rechazo impedirá la propia evolución personal de ese ser humano y constituirá, inevitablemente, un retraso en la culminación final del Ser Supremo, retraso que afectará a todo el universo finito.
Por ello, los seres humanos conscientes del papel que jugamos en nuestra propia evolución personal y en toda la evolución finita, debemos desarrollar una moralidad cósmica, una sensibilidad de nuestro deber hacia el Universo entero y hacia el Ser Supremo, gracias a cuyo potencial viviente de energía, de mente y de espíritu, estamos aquí.
Y, en consecuencia, debemos realizar nuestro esfuerzo personal por comprender la realidad que el Padre ha creado para nosotros, y participar activamente en ella, amando y sirviendo a nuestros semejantes. Esa experiencia personal de comprensión, amor y servicio, que nos proporcionará el alma morontial, que nos llevará a la fusión con nuestro Ajustador y a la sobrevivencia de nuestra personalidad, es la que cada uno de nosotros podemos y debemos ofrecer al Ser Supremo.
Muchísimas gracias por vuestra paciencia
FIN DE LA PRESENTACIÓN
Rafael Mondéjar. Mayo/2014