© 2013 Ralph Zehr
© 2013 Fundación Urantia
Bienvenida e información de contacto | Volumen 7, Número 4, Dic. 2013 — Índice | Decisiones destacadas de la reunión de octubre de la Junta de Fideicomisarios |
De Ralph Zehr, fideicomisario asociado, Waverly (Nueva York, Estados Unidos)
Como cada vez que se acercan las navidades, agradezco haber recibido un regalo que me sigue dando: las enseñanzas de El libro de Urantia. Dar este regalo a otras personas de todo el mundo tiene un coste, y me veo contemplando a un individuo que hizo mucho para apoyar económicamente el ministerio público de Jesús: su séptimo apóstol, Mateo Leví.
Jesús, acompañado por sus seis primeros apóstoles, se encontró por primera vez con Mateo, recaudador de aduanas, en la oficina de aduanas de Cafarnaúm. Mirándole a los ojos, Jesús le dijo: «Sígueme». Mateo, a quien Andrés había elegido, respondió inmediatamente a la llamada del Maestro. En los años siguientes, a Mateo le gustaba siempre hablar del reino como «el asunto de encontrar a Dios». Pareció captar muy pronto que «cuando los hombres buscan a Dios, lo están buscando todo».
Después de convertirse en apóstol, Mateo tuvo una ardua lucha. Debido a que era recaudador de impuestos y procedía de una familia de hombres de negocios y recaudadores de impuestos, era considerado por sus semejantes judíos como «publicano y pecador». Pero el tiempo que pasó con el Maestro demostraría que estuvo a la altura de la tarea de superar la intolerancia y los prejuicios hacia él. Sus compañeros apóstoles le llamaban cariñosamente «el que consigue el dinero». Era el recaudador apostólico de fondos. Lo que los demás apóstoles no supieron nunca es que a menudo el dinero que él «recaudaba» venía de su propio bolsillo. Hubo momentos en los que, «cuando la prueba del desdén por el publicano se hacía manifiesta, Leví ardía en deseos de revelarles su generosidad, pero siempre se las arregló para guardar silencio». «Efectuó todo su trabajo financiero de una manera tranquila y personal, y recaudó la mayor parte del dinero entre la clase más acomodada de los creyentes interesados. Entregó prácticamente la totalidad de su modesta fortuna a la obra del Maestro y sus apóstoles… y… cuando partió para proclamar el evangelio del reino, después del comienzo de las persecuciones, estaba prácticamente en la pobreza».
Mateo siempre estuvo enormemente agradecido de que el Maestro y los apóstoles le aceptaran a él, un publicano, en su grupo, y expresaba su gratitud mediante una dedicación de todo corazón y una generosidad sincera hacia la causa. Su dedicación debe haber sido genuina así como contagiosa, pues tanto su esposa como su hija mayor siguieron de cerca a Jesús mientras él donaba su herencia a la causa apostólica. Su esposa fue miembro del cuerpo de mujeres, que se organizó para la misión de Pella, y Rut fue una de las diez mujeres seleccionadas y enviadas por Jesús para enseñar el evangelio y ministrar a los enfermos junto con los setenta evangelistas.
Como Mateo, ustedes y yo tenemos el privilegio de tener una revelación de época en su etapa inicial. La orden-invitación de seguir al maestro no es menos imperiosa ahora de lo que lo era en tiempos de Mateo. De muchas maneras, la Quinta Revelación de Época es mucho más extensa, completa y accesible de lo que lo fue la cuarta. Ciertamente, el concepto de «ciudadanía siempre en ascenso en el universo eterno» es mucho más real para nosotros de lo que Mateo podría haber imaginado. Nos han dado una descripción extensa y detallada de la carrera de ascensión que podemos leer y releer muchas veces a lo largo de nuestra vida.
Al haber conocido El libro de Urantia en 1967, mientras servía como misionero médico en las selvas de Ghana, he reflexionado muchas veces sobre la parábola de Jesús del tesoro escondido en un campo como un símbolo destacado de mi experiencia de descubrimiento del libro. Ningún precio para comprar el campo en el que está enterrado el tesoro puede ser demasiado alto; parece que no hay límite en las perlas de pensamiento que se encuentran, y todo intento genuino de escarbar más hondo se premia más allá de toda medida.
A la vista de lo anterior, déjenme preguntarles: ¿dónde si no pueden participar en un proyecto de alcance global que penetrará en el mismo núcleo espiritual de todo ser humano? ¿Conocen alguna otra oportunidad de inversión que seguirá dando frutos durante el próximo milenio? ¿Hay otro proyecto en el que podamos asociarnos con el Soberano Supremo de diez millones de mundos habitados? ¿Han tenido cualquier otra oportunidad de trabajar codo con codo con un grupo minuciosamente probado de seres fieles que han crecido en sabiduría durante muchos milenios y cuyo lema es: «Aquello que los Intermedios Unidos emprenden, los Intermedios Unidos lo realizan»?
Unir esfuerzos en la diseminación de la Quinta Revelación de Época es, y lo creo sin reservas, la mayor oportunidad de la vida. Consideren hacer una donación a la Fundación Urantia y participar en la misión de sembrar El libro de Urantia y sus enseñanzas por todo el mundo. Visiten https://www.urantia.org/news/2013-12/urantia-foundation-needs-your-help.
He reflexionado muchas veces sobre la parábola de Jesús del tesoro escondido en un campo como un símbolo destacado de mi experiencia de descubrimiento del libro.
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