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Luz y Vida — Núm. 9 — Presentación | Luz y Vida — Núm. 9 — Mayo 2007 — Índice | Futuro de Urantia según el LU |
Buenos días a todos, quisiera realizar esta introducción a un tema como es el «Presente de Urantia» haciendo hincapié en que es enormemente amplio y complejo, de hecho nuestro presente se ha venido forjando a lo largo de miles, de millones de años, al menos desde que se decidió que en nuestro planeta se implantaría la vida y de esto hace ahora unos 900 millones de años.
A veces perdemos la perspectiva, bien buceando en el pasado bien tratando de vaticinar o planificar el futuro; aunque sabemos que lo realmente importante es nuestro aquí y ahora, puesto que es el marco espacio temporal del que disponemos para realizarnos como personas, para comenzar o continuar nuestra andadura de seres humanos creados a imagen y semejanza del Padre, que tenemos que experimentar una espiritualización y evolución constante y continuada, y podríamos especular que se prolongue eternamente.
Nuestra condición de seres espaciotemporales hace que nuestro presente no aparezca desvinculado de acontecimientos pasados sino que como iremos recordando, acontecimientos muy lejanos en el tiempo condicionan nuestro presente, de la misma manera que los hechos que nosotros protagonicemos condicionarán tanto nuestro futuro como el de nuestros descendientes. Hecho que pone de manifiesto que cada «presente» vivido es fundamental, tanto para el individuo como para el cosmos entero.
Haremos un recordatorio de acontecimientos pasados que han sido relevantes en la urdimbre de nuestro presente que podríamos etiquetar como:
A estas alturas de la lectura del Libro de Urantia seguramente todos tenemos «in mente» que nuestro mundo no ha sido ni es muy normal, o mejor dicho no es muy estándar; se aleja de la media en el devenir de su progreso evolutivo.
Tengamos presente que hay establecido un «plan de evolución» en el que, a medida que los mortales avanzan en su aprendizaje, hecho que se «mide» por el logro de diferentes hitos en lo social, hitos que se corresponden de alguna manera con un promedio de la situación de cada individuo; aunque es evidente que hay individuos muy por encima de la media, y otros que están marcadamente por debajo, pero el promedio es quien determina el logro de la especie en el planeta.
Cada una de esas etapas viene marcada por la aparición en escena de diversos Hijos Divinos que contribuyen a la revelación de Dios, al esclarecimiento y la elevación espiritual de los mortales.
Así y en este orden aparecen en nuestros mundos, marcando un antes y un después de la llegada de cada uno de ellos: El Príncipe Planetario, Los Hijos Materiales (el Adán y Eva correspondientes), Un Hijo Magisterial (que es un Hijo Avonal, del Paraíso) pudiendo venir en sucesivas épocas, hasta que se dé la circunstancia de que uno de ellos aparece como infante nacido de mujer: Un Hijo Autootorgador. Después se va completando con la llegada de uno o varios Hijos Instructores Trinitarios, hasta que el planeta alcanza la Era de Luz y Vida.
En nuestro caso, ni hemos completado las etapas ni las hemos seguido en el orden preestablecido. De hecho hemos disfrutado del servicio de un Hijo Autootorgador (Miguel de Nebadon) sin haber tenido previamente la visita de ningún Hijo Magisterial.
Hagamos un rápido repaso de una serie de circunstancias que nos alejan de ese teórico mundo promedio:
Estos son a mi juicio los hechos más relevantes que nos traen hasta nuestra situación presente.
A estas alturas lo que está claro es que Urantia es, además de única, realmente diferente.
Hasta ahora hemos hablado de las causas más remotas de nuestra situación, pero el LU también analiza las causas más próximas que han marcado nuestro presente. Así, se nos indica que la religión cristiana, generada alrededor de la figura de Jesús de Nazaret, ha conducido a la aparición de una iglesia institucional que de manera simultánea se ha ido convirtiendo en enemigo de muchos pensadores y refugio de otros tantos, que inequívocamente la han utilizado para fines diferentes a los de guía espiritual de los seres humanos, favoreciendo la aparición de un laicismo materialista, que en su rebeldía frente a la Institución (que recordemos no es de carácter divino, sino puramente humano), no ha sabido distinguir con claridad a su enemigo, yendo más allá de lo razonable y atacando al mismo concepto de Dios, sumiendo a muchos seres humanos en una nueva confusión.
Otro hecho remarcable que comenzó con la helenización griega fue un despertar que hoy se encuentra en auge, y es la pujanza del individualismo, que los griegos buscaban en lo social y lo político, y Jesús, que se sumó a ese individualismo aunque desde el punto de vista moral y espiritual.
De esta manera llegamos a nuestro presente.
Hay un párrafo que define nuestra situación de manera inequívoca:
«Durante los tiempos psicológicamente agitados del siglo veinte, en el medio de los trastornos económicos, las corrientes encontradas de la moral y las mareas sociológicas de las transiciones ciclónicas de la era cientifica, miles y miles de hombres y mujeres se han dislocado humanamente; están ansiosos, desapacibles, temerosos, inseguros e inestables; como nunca antes en la bistoria del mundo, necesitan el consuelo y la estabilización de una religión sólida. Frente a los logros cientificos y al desarrollo mecánico sin precedentes existe un estancamiento espiritualy un caos filosófico.» LU 99:4.6
Hoy por hoy, poseemos una sociedad que se tambalea al tolerar una ciencia sin idealismo, una política sin principios, una riqueza sin trabajo, un placer sin restricción, un conocimiento sin carácter, un poder sin conciencia y una industria sin moral.
Nuestro presente se corresponde con un mundo enormemente desordenado y confuso; un mundo en el que aparentemente prevalece el mal, en el que además de falta de armonía entre los seres humanos, estamos en una era en el que el individualismo laico parece estar por encima de todo lo demás; en el que muchos seres humanos huyen y desconfían de la religión porque lo asocian a instituciones en las que han dejado de creer, pero en esta huida se alejan del verdadero motivo de la existencia, se alejan de buscar a Dios, por creer que está monopolizado por las religiones, generando una gran infelicidad, desorientándonos aún más.
La confusión y la ceguera espiritual son enormes, pero en medio de ella comienza a vislumbrarse una vuelta hacia lo espiritual, aunque en muchos casos se trata de rescatar lo antiguo, porque no hemos encontrado una verdad que nos llene. Hoy el mensaje de Jesús es enormemente necesario, pero se encuentra empañado porque hay quienes han secuestrado el mensaje original y lo han cambiado por otro que causa rechazo en muchos individuos.
Tenemos una situación en la que las tres facetas de la realidad: lo material, lo mental y lo espiritual se encuentran en estados de desarrollo muy diferentes, generando así esta situación de caos, desigualdades y falta de equilibrio.
Este caos es fruto de una serie de deficiencias que no se resolvieron en el pasado, y a las que nos enfrentamos en la actualidad:
Estos desajustes nos han conducido desde el punto de vista mental, a tener frente a nosotros un panorama complicado. De hecho impiden que el Ajustador, que recibimos prácticamente todos los mortales durante nuestra infancia, nos pueda guiar o pueda comunicarse con nosotros de una forma eficiente, y muchas veces cuando intentan transmitir un resplandor de una nueva verdad al alma mortal evolutiva, la criatura se ciega y la lleva hacia fanatismos o termina en trastornos intelectuales.
Alejándonos de la verdadera religión hemos pasado de la «opresión de la institución religiosa» a la opresión del ateísmo. El laicismo deshecha la ética y la religión a favor de la política y el poder, lo que nos impide disfrutar de los aportes del laicismo: tolerancia, servicio social, gobierno democrático y libertades civiles.
Esto nos vuelve a alejar de lograr una verdadera fraternidad, la paz y la obtención de la felicidad del individuo.
A pesar de la confusión en nuestra vida tanto a nivel mental como a nivel espiritual, sospecho que los esfuerzos de nuestros «amigos invisibles» están consiguiendo que muchos individuos vuelvan a plantearse una vuelta hacia la espiritualidad, aunque por desgracia con un alto grado de confusión ante la gran variedad de ideas y de religiones que han prevalecido desde el pasado (fruto sin duda de la falta de «mezcla» racial y cultural que nos ha acompañado)
Estos logros no alcanzados favorecen la existencia de una sociedad en la que todavía impera la competencia (siendo éste un estímulo del hombre primitivo), en lugar de fomentar la cooperación inteligente, la fraternidad compasiva y la hermandad espiritual. Lo que nos lleva hacia una economía motivada por un afán de lucro, sistema que fracasará sin duda, a menos que sepamos cambiar los motivos del lucro (sistema más primitivo) por motivos de servicio, aunque este afán de lucro actualmente resulta enormemente eficaz para movilizar a individuos que de otra manera serían indolentes.
La educación no se ha mantenido al mismo nivel que el desarrollo material, con la expansión de la estructura social; tampoco se ha desarrollado una apreciación moderna de la ética en correspondencia con el crecimiento en una dirección puramente intelectual y científica. Y la civilización moderna está detenida tanto en su desarrollo espiritual como en la protección de la institución del hogar.
Por ello nos instan a establecer un sistema educativo inteligente, ya que el propósito de la educación debe ser la adquisición de conocimientos, la consecución de la sabiduría, la autorrealización y el logro de valores espirituales.
El enorme crecimiento en el aspecto material nos debería obligar a buscar las realidades del cielo en todos nuestros esfuerzos por estabilizar la sociedad y para facilitar la solución de los problemas materiales.
«La religión descubre para el alma aquellos valores supremos que contrastan con los valores relativos descubiertos por la mente. Esta perspicacia sobrehumana sólo se puede obtener mediante una experiencia religiosa auténtica.» LU 195:5.8
Pero en esta época de cambios y ajustes en la que estamos inmersos hemos de tener mucha precaución: el gran error de Lucifer y después el mismo error que llevó al fracaso a Adán y Eva fue precisamente la impaciencia.
«No debe intentarse ningún cambio social o económico grande en forma repentina. El tiempo es esencial para todo tipo de ajuste humano: físico, social o económico. Sólo los ajustes morales y espirituales pueden hacerse en el instante, y aun estos requieren el paso del tiempo para el pleno desarrollo de sus repercusiones sociales y materiales» LU 81:6.40
Esta nueva era en nuestro mundo tardará un milenio en completarse. Estamos en marcha hacia un nuevo destino planetario no revelado.
A pesar de las circunstancias tan complicadas, nos dan la pauta para afrontar esta época de cambios, de transición de una civilización a otra y es ni más ni menos que una vuelta a la espiritualidad, rescatar la presencia de la auténtica religión en las diferentes facetas de la vida.
«Uno de los grandes problemas de la vida moderna es que el hombre se cree demasiado ocupado como para encontrar tiempo para la meditación espiritual y la devoción religiosa.» LU 195:6.7
De hecho la misión principal de la religión como influencia social consiste en estabilizar los ideales de la humanidad. Para ello la religión ha de hacer acopio de lemas nuevos y actualizados.
Una revelación nueva y más completa de la religión de Jesús está destinada a conquistar un imperio de laicismo materialista y a derrocar un influjo mundial de naturalismo mecanicista.
Urantia se estremece actualmente al borde mismo de una de sus épocas más asombrosas y apasionantes de reajuste social, de reanimación moral y de iluminación espiritual.
La religión necesita nuevos dirigentes, hombres y mujeres espirituales que se atrevan a depender únicamente de Jesus y de sus enseñanzas incomparables de servicio libre y de devoción amante de la libertad. LU 195:9.4
Incluso la educación laica sería de gran ayuda al renacer y despertar espiritual si prestara más atención a la educación, enseñando a los jóvenes convenientemente, siendo la meta de la educación el desarrollo de una personalidad majestuosa y bien equilibrada, para poder afrontar con éxito las épocas tan cambiantes. La importancia del individualismo se pone de manifiesto en el mero hecho de presentar la 5ª Revelación en forma escrita, huyendo de líderes tipo «gurú», presentando una religión que nos una en objetivos y no necesariamente en interpretaciones ni credos.
Los religionistas deben funcionar en la sociedad, en la industria y en la política como individuos, no como grupos, partidos ni instituciones. Un grupo religioso que tiene la presunción de funcionar como tal, aparte de las actividades religiosas, se torna inmediatamente un partido político, una organización económica o una institución social. El colectivismo religioso debe limitar sus esfuerzos al progreso de la causa religiosa. LU 99:2.3
Bajo mi punto de vista esto nos conduce a:
Si nos gustan los retos y queremos resolver situaciones complicadas, tenemos una oportunidad de oro. Es cierto que sería más cómoda otra situación, pero recordad que el aislamiento tiene su recompensa. A través de todo el recorrido hasta el Paraíso la recompensa sigue al esfuerzo, y serán estas recompensas las que separen al individuo del promedio. Es nuestra oportunidad de ser agondonteros en un futuro.
Pero en nuestro presente, con seguridad muchos de nosotros hemos pedido que algo o alguien disipe nuestras dudas. En nuestra desconfianza hemos buscado una prueba, una demostración irrevocable, algo que incline la balanza en la dirección que nuestro corazón ya siente que está inclinada, y ahora puedo decir que gracias a Dios no la hemos tenido. Ahora prefiero la duda porque me ha permitido disfrutar de la máxima libertad en la posibilidad de elección, nada sobrenatural ni nadie superior se ha presentado ante mí, ni se me ha presentado la prueba evidente, para decirme que el camino hacia el Padre es real y auténtico. Nuestra situación tan pintoresca, todos los infortunios del pasado nos van a permitir realizar la elección más soberana y más elevada de la voluntad, del libre albedrío de mi persona que es: Creer en Dios porque yo quiero creer.
Este planeta se podría denominar el «planeta lokura» (con k, como dirían los jóvenes). Ante la situación en el que éste se encuentra, es preferible ser optimista. ¿Qué podemos cambiar en este mundo de hoy? Tenemos herramientas y fuentes para buscar soluciones. Ya tenemos (de alguna manera) una lengua universal: el inglés. Tenemos que llegar a formar un solo país: los países de hecho ya se están uniendo en organizaciones supranacionales. En cuanto al sistema político, en el LU se aconsejan recetas sobre cómo debe ser el sistema político ideal, así como los gobernantes. El tema de la mezcla racial sería quizás el más peliagudo.
Un buen lema sería éste: «Cambia tú, y cambiará tu entorno». Esta es una forma de cambio suave pero efectiva; es preciso ser un ejemplo de vida. El LU nos invita a cambiar de vida, pero también a analizar los planteamientos contenidos en el libro. Es preciso comenzar ahora para que dentro de unos años se continúe haciendo análisis, que serán cada vez más válidos. Hay que empezar a tomar los toros espinosos por los cuernos. Además, hemos de tener en cuenta que la masa, cuanto más crece, más fuerza tiene. Cuanto más numerosos seamos, más efectivo será el cambio.
Los avances científicos han hecho dar la espalda a lo religioso en nuestro mundo actual. A veces esto ha estado justificado, pero no siempre ha sido acertado; ciencia y religión pueden ir de la mano.
Es cierto que Adán y Eva fracasaron en su misión, pero lo que ellos no consiguieron puede conseguirse gracias a los avances en la genética.
La educación está fallando en el mundo occidental. Hay que dar valores a los niños, proporcionarles una base espiritual que, desde los individuos, vaya impregnando a toda la sociedad.
Uno de los problemas principales que nos encontramos hoy día es que nos centramos en las diferencias entre nosotros, cuando habría que hacer hincapié en lo que nos une. Hay que ir hacia una unificación de las creencias, de la ciencia, de los sistemas políticos. Hay que centrarse también en los valores sencillos. El problema está en que los que tenemos inquietudes espirituales estamos aislados; es necesario aglutinar a estas personas, y llegar a un acuerdo de mínimos con otros pueblos y culturas.
La palabra clave para mejorar la sociedad es servicio; servicio altruista a los demás.
Es un hecho que existen fuerzas sociales que están por encima de las personas y que nos hacen tender hacia una lengua única, una religión única y una raza única. Como individuos podemos transformarnos y ser conscientes de esta transformación.
Se ha acabado la época de los predicadores; es el momento de los que predican con el ejemplo de sus vidas. Hay que educar a los hijos. Sólo con una generación de hijos felices la sociedad cambiaría a pasos agigantados. Pero también tenemos que tener la libertad de equivocarnos.
El sentido común es el que ha marcado la historia de la humanidad. Sea cual sea el camino que escojamos, vamos a tener que tratar tanto con la religión como con la ciencia. Hay que redefinir la religión y dejar de endiosar a la ciencia. Es preciso bajar de nuestros pedestales y convivir con los demás, viviendo una vida de servicio.
El ejemplo de Jesús es un ejemplo claro de transformación paulatina, de cambio efectivo. Las cosas aparentemente siguieron igual tras su muerte, pero la mecha del cambio había prendido.
El libre albedrío será clave en la transformación de la sociedad. Los cambios siempre deben ser libres y voluntarios, jamás impuestos. Cultívate y busca que tu prójimo ejerza su voluntad.
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