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Lo que El libro de Urantia significa para mí
De Michael Edwards, Oklahoma City (Oklahoma), EEUU
Supe de El libro de Urantia por primera vez en la primavera de 1985, por un hombre llamado Clyde, que pronto se convirtió en mi patrocinador y consejero espiritual durante los siguiente veinte años hasta su muerte en 2005. Decir que he estudiado este libro continuamente desde entonces sería decir demasiado pero, una vez me familiaricé con algunos de sus conceptos básicos, he vuelto a El libro de Urantia una y otra vez. Mi estudio se ha intensificado a lo largo de los últimos diez años, debido en gran parte a una motivación interior cada vez mayor por tener una mayor comprensión y por vivir un estilo de vida más dedicado y de acuerdo con los verdaderos principios espirituales.
El libro de Urantia es distinto a cualquier libro que haya encontrado jamás. Cuando comencé a leerlo, tenía muchas preguntas relacionadas con las incoherencias que había observado en mi exposición limitada al cristianismo tradicional. Por ejemplo, me resultaba imposible creer que, si Dios existía, el universo y Dios funcionaran de la manera incoherente que se me había enseñado en la iglesia.
Otro gran problema para mí era la idea de que Dios «salvaría» y enviaría al cielo solo a ciertas personas porque se habían adscrito a un conjunto de creencias, y que cualquier otra persona que no tuviera ese exacto conjunto de creencias sería apartado a una vida eterna en el infierno. Me parecía que los pocos instructores religiosos de mi juventud estaban tomando y eligiendo solo las partes de la Biblia que les interesaban, y que muchas de estas personas supuestamente religiosas vivían en realidad una vida mucho más hipócrita que otros que afirmaban no tener preferencias religiosas.
Otro problema era la ausencia de lógica en sus puntos de vista sobre el funcionamiento del universo. La idea de que Dios pudiera ser el «YO SOY» original – y al mismo tiempo actuar con amor y cuidado hacia cada uno de sus hijos – parecía imposible de explicar. No había explicación para ninguna de esas cuestiones que me había planteado. Se esperaba que creyera porque «la Biblia me decía que creyera». Mi solución fue descartar completamente la religión.
Cuando encontré El libro de Urantia, llevaba un año en un programa de doce pasos. En este momento de grandes dificultades personales y, al trabajar con los doce pasos, había comenzado a descubrir un «Dios de mi propio entendimiento». De alguna forma, este periodo fue un momento muy excitante en mi vida porque estaba desarrollando una concepción profundamente personal de Dios y estaba viendo el milagro literal de mi capacidad para vivir la vida día a día, sin usar ninguna sustancia psicotrópica. Por primera vez en mi vida, llegué a creer que Dios existía verdaderamente y parecía tener un verdadero interés en mí, aunque en el mejor de los casos lo comprendía vagamente.
Una parte crucial de la práctica de los doce pasos era la práctica de la meditación y de la oración cada día. Aunque era totalmente incapaz de meditar en aquel momento de mi vida, este instructor espiritual me sugirió que comenzara a leer algo de El libro de Urantia todos los días. Entre otras cosas, Clyde dijo que creía que ese era el único libro que conocía que contenía los conceptos más altos de valor espiritual que los hombres eran capaces de comprender, a lo que él se refería como «conocimiento esencial».
Al principio, comencé a leer solo pequeñas partes recomendadas del libro y las trataba después con Clyde. Inicialmente y a menudo, encontraba que el libro era extremadamente difícil de comprender, pero también sentía que ganaba algo cada vez que lo leía. Más importante para mí fue un «sentimiento» indescriptible o «intuición» que experimentaba a menudo, incluso cuando leía un Documento que al principio era casi incomprensible. Clyde llamaba a eso una forma de «conciencia de Dios».
A medida que pasaba el tiempo, aumentó mi comprensión. Muy pronto llegó el día en que comencé a leer los Documentos de Jesús. Después de unos meses de leer la historia de la vida de Jesús en El libro de Urantia, conocí algo de la persona real de Jesús, una persona impresionantemente diferente del Jesús de la religión tradicional. Ahora pienso que la Biblia y El libro de Urantia describen atributos del mismo Jesús, pero la diferencia es la profundidad, el contexto y el tono del mensaje de El libro de Urantia.
Uno de los resultados más asombrosos de mi estudio de El libro de Urantia es que dio sentido y respondió a las preguntas religiosas y espirituales que me había hecho desde niño. ¡Expandió mi concepto de Dios! El libro de Urantia también sintetiza de manera lógica la filosofía, la psicología, la astronomía y la historia.
El libro sigue siendo muy sencillo e incomprensiblemente complejo a la vez. Pero ha explicado, para mi satisfacción, cómo Dios puede ser el «YO SOY» original y el Dios de amor accesible personalmente, así como un enorme rango de manifestaciones de Dios entre medio. Dentro de las páginas de El libro de Urantia hay un concepto de «orden divino» y responde a las preguntas que una vez parecieron imposibles de responder. El libro de Urantia me ha proporcionado un marco de referencia totalmente nuevo, con el que verme a mí mismo, a mis semejantes y al universo de universos.