© 2011 Fundación Urantia
De Samantha Nior, Hilversum (Países Bajos)
Soy una lectora de El libro de Urantia de segunda generación. Mis padres, que son franceses, comenzaron a leer el libro cuando yo tenía tres o cuatro años. Estudiaron durante años, a menudo conmigo en el regazo, con Henry y Bauk Begemann. Por supuesto, yo entonces no lo entendía pero más tarde, cuando fui mayor y tuve mi propio libro, leía algo pero lo encontraba difícil de entender. No obstante, siempre lo tuve cerca de mi cama porque me sentía segura si lo tenía allí.
En la pubertad tenía un montón de preguntas, y mi madre respondía muchas de ellas. Así conocí las principales enseñanzas del libro, y creí en ellas.
Como joven adulta, experimenté épocas difíciles y duras y presté poco interés a la espiritualidad. A los 29 años, decidí leer El libro de Urantia en serio, en la medida en que mis otras decisiones me habían hecho sentir perdida y desconectada. Me sentí como Pinocho, como si mis cuerdas hubieran sido cortadas una a una.
Decidí unirme a un grupo de estudio al que asistí durante dos años. Esto fue hace ocho años, y desde entonces he llegado a comprender mucho sobre la vida, el amor, el propósito y Dios. Actualmente reúno a dos grupos de estudio y soy la presidenta de la Asociación Urantia holandesa. Sé que me esperan más bellas oportunidades y guías, y no tendría esto si no hubiera tomado la decisión de leer El libro de Urantia y de hacer la voluntad de Dios.
El libro de Urantia ha sido una inspiración, una influencia tranquilizante en momentos de preocupación, una guía en momentos de confusión, una seguridad en momentos de inseguridad, una fuente de esperanza en momentos de ansiedad, una perspectiva general en momentos de miras cortas, y la fuente de conocimiento general del amor de Dios y de la guía brillante y amorosa del universo.
La vida es difícil a veces pero, cuando lo es, es porque no la estoy viviendo como debería. Salirse del «camino» trae desasosiego e infelicidad. Seguir en el camino trae felicidad, amor y paz.
Todavía aprendo cada día. Tengo la suerte de tener amigos lectores, personas que siguen enseñando e inspirándome. Siguen surgiendo contactos con otros lectores de todo el mundo y siempre se presentan oportunidades para servir en el proyecto de El libro de Urantia.
Verdaderamente he sido bendecida por haber recibido el regalo de El libro de Urantia.
De Joel Wood, Lawrence (Kansas, EEUU)
«A medida que viajáis hacia vuestra meta en el Paraíso, adquiriendo constantemente conocimientos adicionales y una habilidad creciente, se os concede continuamente la oportunidad de transmitir a otros seres la sabiduría y la experiencia que ya habéis acumulado; durante todo vuestro trayecto hacia Havona representáis el papel de un alumno-maestro. Os abriréis paso a través de los niveles ascendentes de esta inmensa universidad experiencial transmitiendo a aquellos que están justo por debajo de vosotros el conocimiento recién descubierto en vuestra carrera progresiva. En el régimen universal no se considera que habéis adquirido un conocimiento y una verdad hasta que no habéis demostrado vuestra capacidad y vuestra buena voluntad para transmitir a otras personas ese conocimiento y esa verdad.»LU 25:4.12
El libro de Urantia es algo muy valioso para mí. Disfruto leyéndolo y releyéndolo, pero en especial disfruto estudiándolo con los demás.
Mis partes favoritas del libro son las respuestas sabias y amorosas de Jesús, incluso a las preguntas tontas. Jesús fue un maestro en saber qué decir y cómo decirlo con la comunicación no verbal apropiada.
Respecto a la comunicación no verbal, ¿recuerdan lo que dice el libro después de que Jesús hablara en privado con el hombre que maltrataba a su mujer en el embarcadero de Tarento? Dice: «El corazón de este hombre se sintió conmovido, no tanto por las palabras de Jesús como por la mirada bondadosa y la simpática sonrisa que éste le ofreció al concluir sus observaciones» LU 133:2.1 «Jesús nunca dijo: «Cualquiera que me ha escuchado, ha escuchado a Dios.» Pero sí dijo: «Aquel que me ha visto, ha visto al Padre.»» LU 169:4.12
El libro de Urantia es un texto increíble (espiritualmente iluminador e intelectualmente desafiante); por esa razón me encantan los grupos de estudio. Las preguntas se plantean y se responden. Los grupos de estudio nos dan la oportunidad de ser tanto profesores como alumnos. Los nuevos lectores ganan comprensión y perspicacia de los lectores experimentados, que obtienen perspectivas nuevas de los lectores noveles.
No tendríamos grupos de estudio si pudiéramos tener la misma experiencia leyendo el libro a solas. El hecho es que nos necesitamos los unos a los otros. Nuestras mentes necesitan ser aguijoneadas y sacudidas para aprender. «No puede existir ningún crecimiento sin conflicto psíquico y sin agitación espiritual» LU 100:4.2 Necesitamos escuchar las opiniones de los demás. Necesitamos esforzarnos y captar las palabras que expresen conceptos y sentimientos. Nos necesitamos mutuamente. Necesitamos grupos de estudio.
Considere su grupo de estudio como algo valioso, si tiene uno. Si no lo tiene, plantéese formar parte de uno o crearlo. No lo lamentará.
«Un grupo social de seres humanos que trabaja en armonía coordinada representa una fuerza mucho más grande que la simple suma de sus componentes.» LU 133:5.7