© 1980 Victoria Urban
© 1980 The Urantia Book Fellowship (anteriormente Urantia Brotherhood)
Me he elegido y me han dado una parte de participación en nuestro Plan Universal; espiritualmente sé que mi ángel de la guarda me llama de una manera que es así encantadora, pero persuasiva.
Un cuerpo de 144 serafines sirve en una esfera evolutiva de habitación de criaturas: «Estos ángeles presiden todas las asambleas seráficas relacionadas con la línea del deber o el llamamiento a la adoración.» (LU 39:1.16)
El espíritu de hermandad sobrevive en Urantia gracias al trabajo de los serafines para lograr la armonía racial y la cooperación social entre nuestras diversas razas. «Sin el trabajo de estos serafines, los esfuerzos de los Hijos Materiales por armonizar y hacer avanzar a las razas de un mundo evolutivo se retrasarían enormemente. Y si vuestro Adán se hubiera adherido al plan original para el avance de Urantia, estos espíritus de la fraternidad ya habrían realizado a estas alturas unas transformaciones increíbles en la raza humana. En vista de la falta adámica, es realmente admirable que estas órdenes seráficas hayan sido capaces de fomentar y de llevar a cabo el grado de fraternidad que disfrutáis actualmente en Urantia.» (LU 39:5.4)
Algunos serafines son designados como almas de paz. «La paz no es el estado natural de los reinos materiales. Los mundos llevan a cabo por primera vez «la paz en la Tierra y la buena voluntad entre los hombres» gracias al ministerio de las almas seráficas de la paz. Aunque estos ángeles sufrieron muchas frustraciones en sus primeros esfuerzos en Urantia, Vevona, el jefe de las almas de la paz en la época de Adán, fue dejado en Urantia, y ahora está vinculado al estado mayor del gobernador general residente. Cuando Miguel nació, este mismo Vevona es el que, como jefe de las huestes angélicas, anunció a los mundos: «Gloria a Dios en Havona y, en la Tierra, paz y buena voluntad entre los hombres»» (LU 39:5.5)
En épocas avanzadas de evolución planetaria estos serafines suplantan «…la idea de la expiación por el concepto de la sintonización con lo divino.»〈LU 39:5.6〉
«La desconfianza es la reacción inherente de los hombres primitivos; las luchas por la supervivencia durante los primeros tiempos no engendran de forma natural la confianza. La confianza es una nueva adquisición humana provocada por el ministerio de estos serafines planetarios del régimen adámico. La misión de estos ángeles consiste en inculcar la confianza en la mente de los hombres evolutivos. Los Dioses son muy confiados; el Padre Universal está dispuesto a confiar sin reservas —bajo la forma de Ajustador— en la asociación con el hombre.» (LU 39:5.7)
— Victoria Urban
Santa Rosa, California