© 1959 William S. Sadler
© 1961 Fundación Urantia
Fuente de la mente cósmica.
«Los Espíritus Rectores son la fuente séptuple de la mente cósmica, el potencial intelectual del gran universo. Esta mente cósmica es una manifestación subabsoluta de la mente de la Tercera Fuente y Centro, y de ciertas maneras, se relaciona funcionalmente con la mente del Ser Supremo en evolución.» LU 16:6.1
Influencia de los Espíritus Rectores sobre los urantianos.
«En un mundo tal como Urantia no encontramos una influencia directa de los Siete Espíritus Rectores en los asuntos de las razas humanas. Vivís bajo la influencia inmediata del Espíritu Creativo de Nebadon. Sin embargo estos mismos Espíritus Rectores dominan las reacciones básicas de toda mente de criatura porque ellos son las fuentes auténticas de los potenciales intelectuales y espirituales que han sido especializados en los universos locales para funcionar en la vida de aquellos individuos que habitan los mundos evolucionarios del tiempo y del espacio.» LU 16:6.2
La mente cósmica responde a tres niveles de realidad del universo.
«La mente cósmica responde sin falla (reconoce la respuesta) en tres niveles de la realidad universal. Estas reacciones son autoevidentes para las mentes de razonamiento claro y pensamiento profundo. Estos niveles de la realidad son:
«1. Causación—el ámbito de la realidad de los sentidos físicos, los ámbitos científicos de la uniformidad lógica, la diferenciación de lo factual y de lo no factual, las conclusiones reflexivas basadas en la reacción cósmica. Ésta es la forma matemática de la discriminación cósmica.
«2. Deber—el ámbito de la realidad de la moral y del reino filosófico, el campo de la razón, el reconocimiento del bien y del mal relativos. Ésta es la fórmula judicial de la discriminación cósmica.
«3. Adoración—el ámbito espiritual de la realidad de la experiencia religiosa, la comprensión personal de la fraternidad divina, el reconocimiento de los valores espirituales, la seguridad de la sobrevivencia eterna, la ascensión del estado de siervos de Dios al de regocijo y libertad de los hijos de Dios. Éste es el discernimiento más elevado de la mente cósmica, la forma reverencial y adoradora de la discriminación cósmica.» LU 16:6.5
Estos discernimientos científicos, morales y espirituales son innatos en la mente de todas las criativas volitivas.
«Estos discernimientos científicos, morales y espirituales, estas reacciones cósmicas, son innatas en la mente cósmica, que dota a todas las criaturas volitivas. La experiencia del vivir no deja nunca de desarrollar estas tres intuiciones cósmicas; ellas constituyen la autoconciencia del pensamiento reflexivo. Pero es triste registrar que tan pocas personas en Urantia se regocijan en cultivar estas cualidades de pensamiento cósmico valiente e independiente.» LU 16:6.9
La mente creativa domina y funciona siempre en siete direcciones.
«La evolución de los mecanismos implica e indica la presencia y dominación ocultas de la mente creadora. La habilidad del intelecto mortal para concebir, diseñar y crear mecanismos automáticos demuestra las cualidades superiores, creadoras y concertadas de la mente del hombre como influencia dominante en el planeta. La mente siempre anhela:
«1. La creación de mecanismos materiales.
«2. El descubrimiento de misterios ocultos.
«3. La exploración de situaciones remotas.
«4. La formulación de sistemas mentales.
«5. El logro de objetivos de sabiduría.
«6. El logro de niveles espirituales.
«7. El cumplimiento de los destinos divinos: supremo, último y absoluto.» LU 42:12.1
Función de la mente creativa al producir un mecanismo de identidad.
«La mente es siempre creadora. La dote mental de un individuo, o sea un animal, un mortal, un morontiano, un quien asciende en espíritu, o un que ya ha alcanzado la finalidad, es siempre competente para producir un cuerpo adaptable y servible para la identidad de criatura viviente. Pero el fenómeno de presencia de una personalidad o el modelo original de una identidad, como tal, no es una manifestación de la energía, ni física, ni mental ni espiritual. La forma de la personalidad es el aspecto de modelo original de un ser viviente; connota el ordenamiento directo de energías, y esto más la vida y el movimiento, es el mecanismo de la existencia de la criatura.» LU 42:12.9
Hay cuatro realizaciones de realidad inherentes a la mente autoconsciente.
«La autoconciencia es en esencia conciencia comunal: Dios y el hombre, Padre e hijo, Creador y criatura. En la autoconciencia humana existen cuatro comprensiones latentes e inherentes de la realidad universal:
«1. La búsqueda del conocimiento, la lógica de la ciencia.
«2. La búsqueda de los valores morales, el sentido del deber.
«3. La búsqueda de los valores espirituales, la experiencia religiosa.
«4. La búsqueda de los valores de la personalidad, la habilidad de reconocer la realidad de Dios como personalidad y la comprensión paralela de nuestra relación fraternal con las demás personalidades.» LU 16:9.9
El enlace de la mente cósmica y los espíritus ayudantes de la mente hace evolucionar un tabernáculo físico adecuado. La mente morontial individualiza la forma morontial.
«El enlace de la mente cósmica y el ministerio de los espíritus ayudantes de la mente evoluciona un tabernáculo físico adaptable para el ser humano en evolución. Del mismo modo, la mente morontial individualiza una forma morontial para todos los sobrevivientes mortales. Así como el cuerpo mortal es personal y característico para cada ser humano, del mismo modo la forma morontial será altamente individual y adecuadamente característica de la mente creadora que lo domina. No existen dos formas morontiales más idénticas entre sí que dos cuerpos humanos. Los Supervisores de la Fuerza Morontial patrocinan, y los serafines asistentes proveen, el material morontial no diferenciado a partir del cual puede comenzar a funcionar la vida morontial. Y después de la vida morontial se encontrarán formas espirituales que son igualmente diversas, personales y características de sus respectivos residentes espíritumentales.» LU 42:12.11
Los espíritus ayudantes de la mente condicionan el curso de la evolución orgánica.
«Es la presencia de los siete espíritus ayudantes de la mente en los mundos primitivos lo que condiciona el curso de la evolución orgánica; eso explica por qué la evolución tiene un propósito determinado y no accidental. Estos ayudantes representan esa función de ministerio de la mente del Espíritu Infinito que se brinda a las órdenes más bajas de la vida inteligente a través de la actuación del Espíritu Materno de un universo local. Los ayudantes son los hijos del Espíritu Materno del Universo y constituyen su servicio personal a las mentes materiales de los reinos. Dondequiera y cuandoquiera que se manifiesta una mente de este tipo, actúan de diversas maneras estos espíritus.» LU 36:5.1
Niveles mentales en los mundos evolutivos.
«La mente viviente, antes de la aparición de la capacidad de aprender de la experiencia, es dominio del servicio de los Controladores Físicos Decanos. La mente creada, antes de adquirir la habilidad de reconocer la divinidad y rendir culto a la Deidad, es el dominio exclusivo de los espíritus ayudantes. Con la aparición de la respuesta espiritual del intelecto de la criatura, tales mentes creadas se tornan inmediatamente en supermentes, siendo instantáneamente incorporadas al circuito de los ciclos espirituales del Espíritu Materno del universo local.» LU 36:5.15
Los Hijos de Dios pueden construir las formas de vida, pero es el Espíritu de Dios el que aporta realmente la chispa vital.
«Una vez que los Portadores de Vida han diseñado los modelos originales de la vida, después de haber organizado los sistemas de energía, allí debe ocurrir un fenómeno adicional; se debe impartir el «aliento de vida» a estas formas sin vida. Los Hijos de Dios pueden construir las formas de la vida, pero es el Espíritu de Dios el que realmente contribuye con la chispa vital. Y cuando la vida así impartida se consume, nuevamente el cuerpo material que queda pasa a ser materia muerta. Cuando se agota la vida otorgada, el cuerpo vuelve al seno del universo material de donde fue tomado en préstamo por los Portadores de Vida para servir como vehículo transitorio para esa dotación de vida que hicieron converger en tal visible asociación de energía y materia.» LU 36:6.4
La personalidad es original, única, diversa y es independiente de y antecedente al otorgamiento del Ajustador del Pensamiento.
«La personalidad es una dotación única de naturaleza original cuya existencia es independiente de la dotación del Ajustador del Pensamiento y antecedente a la misma. Sin embargo, la presencia del Ajustador aumenta la manifestación cualitativa de la personalidad. Los Ajustadores del Pensamiento, cuando provienen del Padre, son idénticos en su naturaleza, pero la personalidad es distinta, original y exclusiva; y la manifestación de la personalidad está ulteriormente condicionada y cualificada por la naturaleza y cualidades de las energías asociadas de carácter material, mental y espiritual que constituyen el vehículo orgánico para la manifestación de la personalidad.» LU 16:8.3
La personalidad es la parte de un individuo que conocemos—es su identidad.
«Las personalidades pueden asemejarse, pero no son nunca idénticas. Las personas de una serie, tipo, orden o modelo original específicos pueden asemejarse unas a otras y efectivamente se asemejan, pero no son nunca idénticas. La personalidad es esa característica de un individuo que conocemos, y que nos permite identificar a dicho ser en algún momento futuro sea cual fuere la naturaleza y grado de los cambios de forma, mente, o estado espiritual. La personalidad es esa parte de todo individuo que nos permite reconocer e identificar positivamente a esa persona como la que hemos conocido anteriormente, aunque haya cambiado mucho debido a la modificación del vehículo de expresión y manifestación de su personalidad.» LU 16:8.4
La personalidad de la criatura se distingue por tener autoconciencia y libre albedrío relativo.
«La personalidad de la criatura se distingue por dos fenómenos automanifestantes y característicos de conducta reactiva mortal: la autoconciencia y el relativo libre albedrío asociado.» LU 16:8.5
La función y el rango de la autoconciencia.
«La autoconciencia consiste en la conciencia intelectual de la realidad de la personalidad; incluye la habilidad de reconocer la realidad de otras personalidades. Indica la capacidad para experiencia individualizada en las realidades cósmicas y con ellas, equivalentes al logro del estado de identidad en las relaciones de la personalidad en el universo. La autoconciencia connota el reconocimiento de la realidad de la ministración de la mente y la comprensión de la independencia relativa del libre albedrío creador y determinador.» LU 16:8.6
La personalidad confiere la dignidad de la ciudadanía cósmica y reacciona a las tres realidades básicas del cosmos.
«El tipo urantiano de personalidad humana puede ser considerado como funcionando en un mecanismo físico que consiste en la modificación planetaria del tipo nebadónico del organismo, que pertenece a la orden electroquímica de activación de la vida y está dotado de la orden nebadónica de la serie de mente cósmica orvontónica del modelo original de reproducción. La dotación del don divino de la personalidad en tal mecanismo mortal dotado de mente confiere la dignidad de la ciudadanía cósmica y permite que dicha criatura mortal se torne reactiva al reconocimiento constitutivo de las tres realidades mentales básicas del cosmos:
«1. El reconocimiento matemático o lógico de la uniformidad de la causación física.
«2. El reconocimiento razonado de la obligación de la conducta moral.
«3. La comprensión por la fe de la adoración fraternal de la Deidad, asociada con el servicio amante a la humanidad.» LU 16:8.15
La personalidad lleva a comprender el parentesco con la Deidad y responde al circuito de gravedad de la personalidad del Padre Universal.
«La plena función de dicha dotación de la personalidad es la comprensión inicial del parentesco con la Deidad. Dicho yo, morado por un fragmento prepersonal de Dios el Padre, es en efecto y de hecho un hijo espiritual de Dios. Dicha criatura no sólo revela la capacidad de recibir el don de la presencia divina sino que también exhibe la respuesta reactiva al circuito de la gravedad de personalidad del Padre Paradisiaco de todas las personalidades.» LU 16:8.19
Las personalidades de diferentes etapas y de diferentes seres son capaces de reconocer tanto a los seres espirituales como a los materiales.
«Existen ciertos tipos de seres que son capaces de discernir la realidad de las criaturas tanto de los mundos espirituales como de los materiales. A esta clase pertenecen las así llamadas cuartas criaturas de los Servitales de Havona y las cuartas criaturas de los conciliadores. Los ángeles del tiempo y del espacio están dotados de la habilidad de discernir tanto los seres espirituales como los materiales así como también pueden hacerlo los mortales ascendentes después de liberarse de la vida en la carne. Después de lograr los niveles espirituales más elevados, los seres ascendentes son capaces de reconocer las realidades materiales, morontiales y espirituales.» LU 44:0.17
Ascending personalities never lose the ability to recognize those they have known on previous levels of existence.
«También se encuentra aquí conmigo un Mensajero Poderoso de Uversa, un ser ascendente fusionado con el Ajustador, mortal en el pasado, que os percibe tal como vosotros sois, y al mismo tiempo visualiza al Mensajero Solitario, a los supernafines, y a otros seres celestiales presentes. Jamás perderás, durante tu larga ascensión, el poder de reconocer a los seres con los que te has asociado en existencias anteriores. Siempre, a medida que asciendas hacia adentro en la escala de la vida, mantendrás la habilidad de reconocer a tus semejantes de niveles previos y más bajos de experiencia y de fraternizar con ellos. Cada nuevo traslado o resurrección agregará otro grupo más de seres espirituales a tu gama de visión, sin quitarte en lo más mínimo la habilidad de reconocer a tus amigos y semejantes de estados anteriores.» LU 44:0.18
Cada tipo de energía prevalece en situaciones diferentes.
«Las energías físicas, espirituales y mentales, como tales y en sus estados puros, no interaccionan plenamente como actuales de los universos fenomenales. En el Paraíso las tres energías son iguales, en Havona están coordinadas, mientras que en los niveles universales de actividades finitas se han de encontrar todas las gamas de dominancia material, mental y espiritual. En situaciones no personales espacio-temporales, la energía física parece predominar, pero también parece que cuanto más la función de la mente de espíritu se acerca a la divinidad de propósito y a la suprema-cía de acción, más se vuelve dominante la fase de espíritu; y en el último nivel la mente de espíritu puede ser casi completamente dominante. En el nivel absoluto, indudablemente el espíritu es dominante. Y de ahí en adelante a través de los reinos del tiempo y del espacio, siempre y cuando esté presente una realidad divina de espíritu, siempre y cuando esté funcionando una verdadera mente espíritu, existirá siempre una tendencia a producir una contraparte material o física de esa realidad espiritual.» LU 42:12.13
El espíritu es la realidad creadora.
«El espíritu es la realidad creadora; la contraparte física es el reflejo espacio-temporal de la realidad espiritual, la repercusión física de la acción creadora de la mente espíritu.» LU 42:12.14
La mente domina a la materia, y a su vez está controlada por el espíritu.
«La mente domina universalmente a la materia, así como a su vez responde al supercontrol último del espíritu. Y en el hombre mortal, sólo la mente que se somete libremente a la dirección del espíritu puede esperar sobrevivir la existencia mortal espacio-temporal como hijo inmortal del mundo espiritual eterno del Supremo, el Último y el Absoluto: el Infinito.» LU 42:12.15
La identificación con el espíritu, la fusión con el Ajustador, es el secreto de la supervivencia y del logro del Paraíso.
«La identificación con el espíritu constituye el secreto de la supervivencia personal y determina el destino de la ascensión espiritual.» LU 40:5.4
«Es el Ajustador el que crea dentro del hombre ese deseo insaciable y ese incesante anhelo de ser como Dios, de alcanzar el Paraíso, y allí, ante la persona actual de la Deidad, adorar la fuente infinita del don divino. El Ajustador es la presencia viva que efectivamente vincula el hijo mortal con su Padre del Paraíso y le atrae cada vez más cerca del Padre. El Ajustador es nuestra igualación compensatoria de la enorme tensión universal creada por la distancia de la separación entre el hombre y Dios y por el grado de su parcialidad en contraste con la universalidad del Padre eterno.
«El Ajustador es una esencia absoluta de un ser infinito aprisionada en la mente de una criatura finita que, según la selección de dicho mortal, puede finalmente consumar esta unión temporal de Dios y hombre y verdaderamente actualizar una nueva orden de ser para servicio universal sin fin. El Ajustador es la realidad universal divina que hace hecho la verdad de que Dios es el Padre del hombre. El Ajustador es la brújula cósmica infalible del hombre, que apunta constante e infaliblemente el alma hacia Dios.» LU 107:0.5
«Hace alrededor de un millón de años los antepasados inmediatos del género humano aparecieron por primera vez mediante tres mutaciones sucesivas y repentinas, siendo el resultado de la raza primitiva del tipo de lémur de los mamíferos placentarios. Los factores dominantes de estos primeros lémures se derivaron del grupo occidental, o anteriormente americano, de plasma vital que venía evolucionando. Pero antes de establecerse la línea directa de la descendencia humana, las aportaciones de la implantación central de vida, que había evolucionado en África, reforzaron esta raza. El grupo oriental de vida casi no contribuyó nada a la producción de hecho de la especie humana.» LU 62:0.1
Los antepasados lémures de la especie humana no están relacionados directamente con los lémures de hoy día.
«Los lémures primitivos relacionados con la descendencia de la especie humana no estaban directamente emparentados con las tribus preexistentes de gibones y monos que vivían entonces en Eurasia y África del norte, y cuya progenie ha sobrevivido hasta el presente. Tampoco fueron la prole del tipo moderno de lémur, aunque que ambos descendieron del mismo antepasado que ya llevaba mucho tiempo en extinción.» LU 62:1.1
Migración de los lémures de Norteamérica hacia el suroeste de Asia, donde la raza humana tuvo su origen.
«Aunque estos primeros lémures evolucionaron en el hemisferio occidental, el establecimiento de la descendencia mamífera directa del género humano tuvo lugar en el sudoeste de Asia, en la zona original de la implantación central de vida, pero en las fronteras de las regiones orientales. Hacía varios millones de años que el tipo norteamericano de lémur había emigrado hacia el oeste por el puente terrestre de Bering y había ido avanzando poco a poco hacia el sudoeste a lo largo de la costa asiática. Estas tribus migratorias finalmente alcanzaron la salubre región situada entre el Mediterráneo, que se hallaba expandido en aquel momento, y las regiones montañosas de la península de la India, que se iban elevando en ese entonces. En estas tierras, al oeste de la India, se unieron con otras razas favorables, estableciendo así la descendencia de la raza humana.» LU 62:1.2
Hace un millón de años, aparecieron repentinamente los mamíferos protohumanos.
«Hace un poco más de un millón de años aparecieron repentinamente los mamíferos protohumanos mesopotámicos, los descendientes directos del tipo de lémur norteamericano de los mamíferos placentarios. Eran criaturitas activas, que medían cerca de un metro de altura; y aunque no solían andar sobre las patas traseras, podían ponerse erguidos con facilidad. Eran peludos y ágiles y balbuceaban al estilo monesco; pero, a diferencia de las tribus símicas, eran carnívoros. Tenían un primitivo pulgar oponible, así como también dedos gordos del pie sumamente útiles para asir. Desde este momento en adelante, la especie prehumana desarrolló cada vez más los pulgares oponibles, perdiendo de manera progresiva la facultad de asir con los dedos gordos del pie. Las tribus posteriores de monos retuvieron la facultad de asir con los dedos gordos, pero nunca llegaron a desarrollar el tipo humano de pulgar.
«Estos mamíferos protohumanos llegaban a su pleno desarrollo a los tres o cuatro años de edad, y tenían una vida media potencial de veinte años. Por lo general tenían una sola cría por vez, aunque, ocasionalmente, se daban gemelos.» LU 62:2.1
Estos mamíferos protohumanos mostraron muchas emociones parecidas a las humanas.
«Los miembros de esta nueva especie disponían de cerebros más grandes para su tamaño, de todos los animales que, hasta entonces, habían existido en la tierra. Experimentaban gran parte de las emociones y compartían numerosos instintos que posteriormente caracterizarían al hombre primitivo, siendo sumamente curiosos y exhibiendo gran dicha al lograr éxito en una empresa. El hambre de alimento y el deseo sexual quedaron bien desarrollados, y se manifestaba una selección sexual definida en una forma tosca de cortejo y en la elección de la pareja. Eran capaces de pelear ferozmente para defender a su clan y eran tiernos en sus relaciones familiares, con un sentido de abnegación rayando en la vergüenza y el remordimiento. Eran muy cariñosos y enternecedoramente leales a su pareja, pero si las circunstancias los separaban, elegían una nueva pareja.» LU 62:2.3
Construyeron casas en los árboles y desarrollaron una gran capacidad de tener miedo.
«Como eran de estatura diminuta pero de mente aguda, se percataron de los peligros de su ambiente boscoso, desarrollando así un temor extraordinario que condujo a aquellas prudentes medidas de precaución que tanto contribuyeron a la supervivencia, tales como la construcción de refugios toscos en lo alto de los árboles, lo cual eliminaba muchos de los peligros de la vida en el suelo. El comienzo de las tendencias de la humanidad al temor data, con más exactitud, de esos días.» LU 62:2.4
Eran gregarios, belicosos y pendencieros. Destruyeron a sus vecinos inferiores.
«Estos mamíferos protohumanos desarrollaron un espíritu tribal que no se había conocido hasta ese entonces. Eran, en efecto, altamente gregarios; mas, no obstante, sobremanera beligerantes cuando, al seguir el régimen ordinario de su vida rutinaria, se les perturbaba de algún modo; y acusaban un temperamento fogoso cuando se estimulaba su ira. Su naturaleza belicosa, sin embargo, sirvió bien para el caso; pues, los grupos superiores no dudaban en hacerles la guerra a sus vecinos inferiores; y así, mediante la supervivencia selectiva, la especie fue mejorando progresivamente. Al poco tiempo llegaron a dominar la vida de las criaturas más pequeñas de esta región, y muy pocas de las tribus de monos más antiguas y no carnívoras sobrevivieron.» LU 62:2.5
Al cabo de setenta generaciones, aparecieron repentinamente los antepasados del siguiente paso de la evolución de la raza humana.
«Estos pequeños animales agresivos se multiplicaron y propagaron por la península de Mesopotamia durante más de mil años, constantemente mejorándose el tipo físico y la inteligencia general. Y solamente setenta generaciones después de haberse originado esta nueva tribu a partir del tipo superior de lémur predecesor, ocurrió el próximo acontecimiento que hizo época —la diferenciación repentina de los antepasados correspondientes al paso vital siguiente en la evolución de los seres humanos en Urantia.» LU 62:2.6
Los mamíferos intermedios destruyeron finalmente a todos los mamíferos protohumanos.
«Cuando creció en números este grupo nuevo y superior, estalló una guerra sin tregua; y al terminar la atroz lucha, no quedó vivo ni un solo individuo de la raza atávica y preexistente de los mamíferos protohumanos. La descendencia menos numerosa pero más poderosa e inteligente de la especie había sobrevivido a costa de sus antepasados.» LU 62:3.4
Nacen los mamíferos intermedios gemelos.
«Ya tempranamente en la carrera de los mamíferos protohumanos, moraba una pareja superior de estas ágiles criaturas, encaramada en la copa de un árbol, y ahí nacieron gemelos, un macho y una hembra. En comparación con sus antepasados, eran criaturitas verdaderamente hermosas. Tenían pocos pelos en el cuerpo, pero esto no constituyó una desventaja, pues vivían en un clima cálido y estable.» LU 62:3.1
Características físicas d elos mamíferos intermedios.
«Estas crías alcanzaron a medir un poco más de un metro y veinte centímetros. En todos los aspectos, eran más grandes que sus progenitores, contando con piernas más largas y brazos más cortos. Tenían dedos pulgares oponibles de funcionamiento casi perfecto, casi tan eficiente como el pulgar de los humanos actuales para adaptarse a diversas tareas. Caminaban erguidos, disponiendo de pies casi tan bien adaptados para andar como los de las razas humanas posteriores.» LU 62:3.2
Los mamíferos intermedios se convirtieron en el terror de su parte del mundo.
«Ahora bien, durante casi quince mil años (seiscientas generaciones), estas criaturas se convirtieron en el terror de esta parte del mundo. Todos los animales grandes y feroces de épocas pasadas habían perecido. Las bestias grandes oriundas de estas regiones no eran carnívoras, y las especies más grandes de la familia felina, leones y tigres, aún no habían invadido este rincón particularmente protegido de la superficie de la tierra. Así pues, estos mamíferos intermedios se envalentonaron y subyugaron todo su rincón de la creación.» LU 62:3.5
La duración de su vida era de veinticinco años; aparecieron rasgos casi humanos.
«Comparados con la especie atávica, los mamíferos intermedios representaron una mejora en todo sentido. Hasta el potencial de su vida media aumentó a veinticinco años. Varios rasgos humanos rudimentarios aparecieron en esta especie nueva. Además de las propensiones innatas que habían exhibido sus antepasados, estos mamíferos intermedios eran capaces de manifestar asco en ciertas situaciones repugnantes. Además, contaban con un instinto de acaparamiento bien definido; escondían comida para el consumo subsiguiente y eran muy propensos a juntar guijarros lisos y redondos y ciertos tipos de piedra redonda que sirvieran para municiones defensivas y ofensivas.» LU 62:3.6
Dotes mentales y sociales de los mamíferos intermedios.
«Sus cerebros eran inferiores a los de los seres humanos y más pequeños, pero muy superiores a los de sus antepasados y, comparativamente, mucho más grandes. Los gemelos exhibieron desde temprana edad, una inteligencia superior y al poco tiempo, fueron reconocidos como jefes de la entera tribu de los mamíferos protohumanos, instituyendo en rigor una forma primitiva de organización social y un rudimento de división del trabajo. Estos hermanos se aparearon y, al poco tiempo, gozaron de la compañía de veintiún hijos, muy similares a sí mismos, todos de más de un metro y veinte centímetros de altura y, en todos los aspectos, superiores a la especie atávica. Este grupo formó el núcleo de los mamíferos intermedios.» LU 62:3.3
Los mamíferos intermedios fueron los primeros en construir moradas en el suelo.
«Estos mamíferos intermedios fueron los primeros en exhibir una clara propensión a la construcción, tal como se evidencia en su rivalidad al construir viviendas tanto en las copas de los árboles como en retiros subterráneos de múltiples túneles; fueron la primera especie de mamíferos en proveer seguridad en refugios arbóreos y subterráneos. De gran parte, abandonaron los árboles como lugar de morada, viviendo sobre la tierra durante el día y subiendo a las copas de los árboles para dormir por la noche.» LU 62:3.7
Al borde de la extinción.
«Al correr del tiempo, el aumento natural en número terminó por originar gran competencia por el sustento y gran rivalidad sexual, todo lo cual culminó en una serie de batallas recíprocamente destructivas que casi aniquilaron toda la especie. Estas luchas continuaron hasta que tan sólo quedó vivo un grupo de menos de cien individuos. Pero luego volvió a prevalecer la paz, y esta solitaria tribu sobreviviente volvió a construir su sitio para dormir en las copas de los árboles y reanudó su existencia normal y semipacífica.» LU 62:3.8
Nacimiento de los gemelos primates.
«Poco tiempo después de terminar de construir su casa, esta pareja, veteranos de tantas luchas, llegaron a ser los orgullosos padres de gemelos, los animales más interesantes e importantes que jamás hubieran nacido en el mundo hasta entonces, pues eran los primeros de la especie nueva de los primates, el próximo paso vital en la evolución prehumana.» LU 62:3.10
Características físicas.
«Volviendo al nacimiento de los gemelos superiores, un macho y una hembra, a los dos destacados miembros de la tribu de los mamíferos intermedios: estas crías fueron de una índole insólita; tenían aún menos pelos en el cuerpo que sus padres y, de muy pequeños, ya insistían en caminar erguidos. Sus antepasados siempre aprendían a caminar sobre las patas traseras, pero estos primates gemelos se irguieron desde el principio. Alcanzaron a medir más de un metro y medio de altura, y sus cabezas crecieron más en comparación con las de los demás de la tribu. Aunque aprendieron, a temprana edad, a comunicarse el uno con el otro por medio de señas y sonidos, nunca pudieron hacer que su pueblo entendiera estos símbolos nuevos.» LU 62:4.1
Huida a Mesopotamia.
«Como a los catorce años de edad, huyeron de la tribu, hacia el oeste para criar su familia y establecer la nueva especie de los primates. Y estas criaturas nuevas se denominan muy propiamente primates, ya que fueron los antepasados animales directos e inmediatos de la familia humana misma.
«Así los primates llegaron a ocupar una región en la costa occidental de la península mesopotámica que, en aquellos tiempos, se proyectaba en el mar meridional; en tanto que las tribus menos inteligentes y estrechamente emparentadas habitaban en la punta de la península y a lo largo de su costa oriental.» LU 62:4.2
Mejoras en las características de los primates respecto a sus antepasados.
«Los primates eran más humanos y menos animales que sus predecesores del grupo mamífero intermedio. Las dimensiones del esqueleto de esta especie nueva eran muy similares a las de las razas humanas primitivas. El tipo humano de mano y pie había llegado a su pleno desarrollo, y estas criaturas sabían caminar y hasta correr tan bien como cualquiera de sus descendientes humanos posteriores. Abandonaron, por lo general, el medio arbóreo, si bien continuaron recurriendo a las copas de los árboles como medida de seguridad por la noche, pues, lo mismo que sus antepasados precedentes, eran muy sensibles al temor. El mayor uso de las manos contribuyó mucho al desarrollo de su capacidad cerebral inherente, pero aún no contaban con mentes que se pudieran llamar en verdad humanas.
«Aunque los primates diferían poco de sus predecesores en cuanto a su naturaleza emocional, exhibían una tendencia más humana en todas sus propensiones. Fueron, efectivamente, animales espléndidos y superiores, que alcanzaban la madurez a los diez años de edad y cuya vida natural máxima era de unos cuarenta años. Es decir, podrían haber vivido cuarenta años si hubieran expirado por muerte natural, pero en aquellos días primitivos muy pocos animales morían de muerte natural; la lucha por subsistir era demasiado intensa.» LU 62:4.4
Los primates dieron nacimiento a los primeros seres humanos verdaderos.
«Ahora pues, tras casi novecientas generaciones de desarrollo, abarcando alrededor de veintiún mil años desde el origen de los mamíferos protohumanos, los primates, súbitamente, dieron a luz a dos asombrosas criaturas, los primeros verdaderos seres humanos.
«De este modo, los mamíferos protohumanos, descendientes del tipo norteamericano de lémur, dieron origen a los mamíferos intermedios, y estos mamíferos intermedios, a su vez, produjeron a los primates superiores, que fueron los antepasados directos de la raza humana primitiva. Las tribus de los primates fueron el último eslabón vital en la evolución del hombre, pero en menos de cinco mil años no quedaría un solo individuo de estas tribus extraordinarias.» LU 62:4.6
Las mutaciones ocurren repentinamente.
«El gran acontecimiento de este período glacial fue la evolución del hombre primitivo. Un poco hacia el oeste de la India, sobre tierra que presentemente está sumergida, y entremezclados con la cría de animales emigrados al Asia, descendientes de los tipos norteamericanos de lémures, aparecieron repentinamente los mamíferos protohumanos. Estos pequeños animales caminaban más que nada sobre las patas traseras, y disponían de un cerebro grande en proporción a su tamaño y en comparación con el cerebro de otros animales. En la septuagésima generación de este orden de vida surgió repentinamente un grupo nuevo de animales superiores. Estos mamíferos intermedios nuevos, que casi doblaban el tamaño de sus predecesores y contaban con una capacidad cerebral proporcionalmente aumentada, acababan de establecerse bien cuando aparecieron repentinamente los primates, la tercera mutación vital. (Al mismo tiempo, una evolución retrógrada dentro de la raza de los mamíferos intermedios dio origen a la descendencia símica; y desde aquel día hasta la fecha, la rama humana ha avanzado por evolución progresiva, en tanto que las tribus símicas se han estancado o, de hecho, han retrocedido.)» LU 61:6.1
Peligros que amenazaron el curso de la evolución.
«No os podéis imaginar lo cerca que llegaron vuestros antepasados prehumanos a la extinción de cuando en cuando. De haber alcanzado cinco centímetros menos al saltar, en cierta ocasión, la rana atávica de todo el género humano, el entero curso de la evolución habría cambiado marcadamente. La progenitora inmediata de la especie de mamíferos protohumanos, que era similar al lémur, se escapó de la muerte por un tris más de cinco veces antes de parir al progenitor del orden nuevo y superior de los mamíferos. Pero el peligro mayor, que evadió por un tris, fue al caer un rayo sobre el árbol donde dormía la futura progenitora de los primates gemelos. Ambos padres de este grupo de mamíferos intermedios padecieron severos traumatismos y graves quemaduras; tres de sus siete crías murieron fulminados por este relámpago de los cielos. A estos animales, que iban evolucionando, les faltaba poco para ser supersticiosos. Esta pareja, sobre cuyo refugio en la copa del árbol había caído el rayo, eran en realidad los caudillos del grupo más adelantado de la especie de los mamíferos intermedios; y siguiéndole el ejemplo, más de la mitad de la tribu, adhiriéndose a las familias más inteligentes, se mudó a unos tres kilómetros de esta localidad empezando a construir estas nuevas moradas en las copas de los árboles y nuevos refugios subterráneos —sus retiros transitorios en momentos de peligro repentino.» LU 62:3.9
Separación de las cepas superiores e inferiores de los primates.
«Contemporáneamente con el nacimiento de estos primates gemelos, otra pareja — un macho y una hembra particularmente retrasados de la tribu de los mamíferos intermedios, una pareja que era mental y físicamente inferior —también parieron gemelos. Estos gemelos, un macho y una hembra, eran indiferentes a la conquista; sólo se ocupaban de la consecución de sustento y, puesto que no comían carne, al poco tiempo perdieron todo interés en la caza. Estos gemelos retrasados fueron los fundadores de las tribus símicas modernas. Sus descendientes buscaron las regiones meridionales más calurosas con sus climas benignos y abundancia de frutas tropicales, en donde han continuado hasta la fecha en forma muy parecida a aquellos días, excepto aquellas ramas que se aparearon con los tipos anteriores de gibones y monos, deteriorándose considerablemente como consecuencia.» LU 62:3.11
Relación del hombre moderno con las tribus símicas.
«De este modo se ve fácilmente que el hombre y el mono están emparentados sólo porque los dos descendieron de los mamíferos intermedios, una tribu en la cual ocurrieron los nacimientos contemporáneos y la subsiguiente segregación de dos parejas de gemelos: la pareja inferior destinada a producir los tipos modernos de mono, babuino, chimpancé y gorila; la pareja superior destinada a continuar la línea de ascenso que llegó a ser, por evolución, el hombre mismo.
«El hombre moderno y los simios, en efecto, descendieron de la misma tribu y especie, pero no de los mismos progenitores. Los antepasados del hombre descendieron de los especímenes superiores de lo más selectivo que quedó de esta tribu de los mamíferos intermedios, mientras que los simios modernos (con excepción de ciertos tipos preexistentes de lémures, gibones y otras criaturas monescas) son los descendientes de la pareja ínfima de este grupo de mamíferos intermedios, una pareja que sólo sobrevivió por haberse escondido en un retiro subterráneo, depósito de alimentos, por más de dos semanas durante la última batalla enconada de su tribu, sin salir hasta después de haber cesado completamente las hostilidades.» LU 62:3.12
El año 1934, la raza humana tenía 993.419 años.
«Desde 1934 d. de J.C., retrocediendo al nacimiento de los primeros seres humanos, han pasado 993.419 años.» LU 62:5.1
Los primeros seres humanos aparecieron durante el tercer glaciar. Sus únicos supervivientes son los esquimales.
«Hace 1.000.000 de años Urantia fue registrada en calidad de mundo habitado. Una mutación dentro de la raza de los primates, la cual iba progresando, produjo repentinamente dos seres humanos primitivos, los auténticos antepasados de la humanidad.
«Este suceso coincidió aproximadamente con el comienzo del tercer avance glacial; así pues, es evidente que vuestros primeros antepasados nacieron y se procrearon en un medio ambiente estimulante, vigorizante y difícil. Y los únicos supervivientes de estos aborígenes urantianos, los esquimales, incluso hoy día prefieren habitar en los gélidos climas septentrionales.» LU 61:6.3
Características físicas y duración de la vida.
«Estas dos notables criaturas fueron verdaderos seres humanos. Contaban con dedos pulgares perfectamente humanos, como los habían tenido muchos de sus antepasados, y tenían los pies tan perfectos como los de las razas humanas presentes. Caminaban y corrían, no trepaban; la función de asir con el dedo gordo del pie había desaparecido completamente. Cuando el peligro les inducía a subirse a las copas de los árboles, trepaban tal como lo harían los humanos de hoy en día. Trepaban al tronco del árbol a manera de oso y no como lo haría un chimpancé o gorila, columpiándose de rama en rama.
«Estos primeros seres humanos (y sus descendientes) alcanzaban la plena madurez a los doce años de edad y tenían una vida media potencial de unos setenta y cinco años.» LU 62:5.2
Emociones y sentimientos.
«Muchas emociones nuevas aparecieron tempranamente en estos gemelos humanos. Manifestaban admiración tanto por los objetos como por otros seres y exhibían considerable vanidad. Pero el adelanto más extraordinario en el desarrollo emocional fue la aparición repentina de un grupo de sentimientos nuevos que eran realmente humanos: el grupo dado a la adoración, que comprendía el pavor, la reverencia, la humildad, e incluso una forma primitiva de gratitud. El temor, junto con el desconocimiento de los fenómenos naturales, está a punto de dar a luz la religión primitiva.
«No sólo se manifestaban tales sentimientos humanos en estos humanos primitivos, sino que también estaban presentes en forma rudimentaria muchos otros sentimientos altamente evolucionados. Conocían escasamente la compasión, la vergüenza, el reproche y tenían aguda conciencia del amor, el odio y la venganza, siendo susceptibles, además, a marcados sentimientos de celos.» LU 62:5.4
Los primeros años de los dos primeros seres humanos.
«Estos dos primeros humanos —los gemelos— fueron una gran tribulación para sus padres primates. Como eran tan curiosos y aventureros, estuvieron a punto de perder la vida en numerosas ocasiones, antes de cumplir los ocho años de edad. Así y todo, para los doce años de edad ya habían quedado bastante marcados con cicatrices.
«Muy pronto aprendieron a practicar la comunicación verbal; a los diez años ya habían inventado y mejorado un lenguaje de señas y palabras de casi cincuenta ideas y habían mejorado y expandido considerablemente la torpe técnica de comunicación de sus antepasados. Pero por más que se esforzaran, no lograron enseñarles a sus padres sino unas pocos signos y símbolos nuevos.» LU 62:5.6
The noontide tryst—the decision of the twins to flee from home, to found the human race.
«Cuando contaban unos nueve años de edad, se fueron de viaje río abajo en un día claro y sostuvieron una conferencia de trascendental importancia. Todos los entes inteligentes celestiales estacionados en Urantia, yo inclusive, estábamos presentes en calidad de observadores de las transacciones de esta cita del mediodía. En este día significativo llegaron a convenir en que vivirían el uno con el otro y el uno por el otro, y éste fue el primero de una serie de tales convenios que, por fin, culminaron en la decisión de huir de sus compañeros animales inferiores y emprender un viaje hacia el norte, poco conociendo que, así, habrían de fundar la raza humana.» LU 62:5.8
Migración de los gemelos hacia el norte, con la guía de los Portadores de Vida, para escapar de la degradación biológica que se produciría al mezclarse con sus parientes inferiores.
«Aunque preocupados por lo que estos dos salvajes estaban proyectando, no teníamos el poder para controlar el funcionamiento de sus mentes; no influimos, ni podíamos influir, de forma arbitraria, sobre sus decisiones. Pero dentro de los límites permisibles de la función planetaria, nosotros, los Portadores de Vida, junto con nuestros asociados, todos conspiramos para guiar a los gemelos humanos hacia el norte, lejos de su pueblo peludo que moraba parcialmente en los árboles. De este modo, en virtud de su propia elección inteligente, los gemelos, en efecto, emigraron, y a causa de nuestra supervisión, emigraron hacia el norte a una región aislada donde escaparon la posibilidad de una degradación biológica mediante el cruce con sus parientes inferiores de las tribus de los primates.» LU 62:5.9
El sacrificio de la madre para salvar a los gemelos.
«Poco tiempo antes de su partida de su bosque natal, perdieron a su madre en un ataque de los gibones. Aunque no contó ella con la misma inteligencia que ellos, tenía por su prole un alto grado de afecto mamífero de orden superior; e impávidamente dio su vida para salvar a la pareja maravillosa. Tampoco fue en balde su sacrificio, pues resistió al enemigo hasta que llegó el padre con refuerzos y puso en fuga a los invasores.» LU 62:5.10
El trágico final del padre de los gemelos humanos.
«Poco después de que esta pareja joven abandonara a sus compañeros para fundar la raza humana, se desconsoló su padre primate —estaba acongojadísimo. Se negó a comer, aun cuando sus otros hijos le llevaban la comida. Habiendo perdido a la brillante pareja, ya no le pareció que mereciera la pena vivir entre sus semejantes ordinarios; de modo que se fue a vagar al azar por el bosque y fue atacado por gibones hostiles que lo mataron a golpes.» LU 62:5.11
Funcionamiento sucesivo de los cinco primeros espíritus ayudantes.
«En un principio únicamente el espíritu de intuición pudo funcionar en el comportamiento instintivo y reflejo de la vida animal primordial. Con la diferenciación de los tipos superiores, el espíritu de la comprensión pudo dotar a tales criaturas del don de la asociación espontánea de ideas. Más adelante observamos al espíritu de la valentía en funcionamiento; los animales en trance de evolucionar desarrollaron en rigor una forma simple de autoconciencia de protección. Posteriormente a la aparición de los grupos de los mamíferos, observamos el espíritu del conocimiento manifestarse en creciente medida. La evolución de los mamíferos superiores trajo la función del espíritu del consejo, con el consecuente desarrollo del instinto gregario y los principios del desarrollo social primitivo.» LU 62:6.3
El primer funcionamiento de los espíritus ayudantes de adoración y sabiduría.
«A través de los tiempos de los mamíferos protohumanos, los mamíferos intermedios y los primates, veníamos observando, más y más, el servicio incrementado de los cinco primeros ayudantes. Pero nunca habían podido funcionar los dos restantes, los ministros superiores de la mente, en el tipo urantiano de mente evolutiva.
«Imaginaos nuestro regocijo un día —cuando los gemelos tenían unos diez años— en que el espíritu de adoración hizo su primer contacto con la mente de la gemela y, poco tiempo después de esto, con la del gemelo. Sabíamos que algo muy semejante a la mente humana se acercaba a su culminación; y cuando, al año, resolvieron finalmente, como resultado de un pensamiento meditativo y de una decisión basada en un propósito, huir de la querencia y viajar al norte, entonces comenzó a funcionar el espíritu de la sabiduría en Urantia y en estas dos mentes ya reconocidas como humanas.
«Hubo una movilización inmediata y nueva de los siete espíritus ayudantes de la mente. Estábamos rebosantes de expectación; nos percatamos de que el momento que veníamos esperando desde hacía tanto tiempo se acercaba; sabíamos que estábamos en el umbral de la realización de nuestro dilatado esfuerzo para desarrollar criaturas volitivas en Urantia.» LU 62:6.4
El reconocimiento de Urantia como planeta habitado.
«No tuvimos que aguardar mucho tiempo. Al mediodía del día después de la huida de los gemelos, aconteció el ensayo inicial de la transmisión de las señales del circuito universal hacia el foco receptivo planetario en Urantia. Estábamos todos, desde luego, emocionadísimos al darnos cuenta de que el gran suceso era inminente; pero como este mundo era una estación experimental de vida, no teníamos la menor idea de cómo se nos informaría del reconocimiento de la vida inteligente en el planeta. Pero no duramos mucho tiempo en la incertidumbre. A los tres días de la huida de los gemelos, y antes de que el cuerpo de los Portadores de Vida partiera, arribó el arcángel de Nebadon del establecimiento inicial de circuitos planetarios.» LU 62:7.1
Mensaje a los Portadores de Vida como reconocimiento a la existencia de la mente humana en Urantia.
«Fue un día dichoso y significativo en Urantia cuando se reunió nuestro pequeño grupo en torno al polo planetario de comunicación espacial y recibió el primer mensaje de Salvington mediante el recién establecido circuito planetario de mente. Este primer mensaje, dictado por el jefe del cuerpo de arcángeles, decía:
««A los Portadores de Vida en Urantia —¡Saludos! Comunicamos la afirmación del gran gusto en Salvington, Edentia y Jerusem en honor del registro, en la sede central de Nebadon, de la señal de la existencia en Urantia de la mente volitiva. Se ha notado la decisión ex profeso de los gemelos de huir hacia el norte y de segregar su prole de sus antepasados inferiores. Ésta es la primera decisión de la mente —del tipo humano de mente— en Urantia y automáticamente establece el circuito de comunicación por el cual este mensaje inicial de reconocimiento se está transmitiendo.»» LU 62:7.2-3
Instrucciones a los Portadores de Vida de Urantia respecto a su relación futura con la raza humana.
«A continuación, por este nuevo circuito pasaron los saludos de los Altísimos de Edentia, que contenían las instrucciones para los Portadores de Vida residentes prohibiéndonos interferir en el modelo de vida que habíamos establecido. Se nos exhortó a no intervenir en los asuntos del progreso humano. No debe deducirse, de ahí, que los Portadores de Vida se entrometen arbitraria y mecánicamente con el despliegue natural de los planes evolutivos de un planeta, pues no lo hacemos. Pero hasta este momento se nos había permitido manipular el medio ambiente y escudar el plasma vital de manera particular; y esta supervisión extraordinaria, pero del todo natural, habría de discontinuarse.» LU 62:7.4
El mensaje de Lucifer a los Portadores de Vida en el que aceptaba su trabajo.
«En cuanto dejaron de hablar los Altísimos, el bello mensaje de Lucifer, que en aquel entonces era el soberano del sistema de Satania, comenzó a aplanetizar. En este momento los Portadores de Vida oyeron las palabras de bienvenida de su jefe y recibieron su permiso para volver a Jerusem. Este mensaje de Lucifer englobó la aceptación oficial del trabajo de los Portadores de Vida en Urantia y nos absolvió de toda crítica posterior a cualquiera de nuestros esfuerzos para mejorar los modelos de vida de Nebadon como se habían establecido en el sistema de Satania.» LU 62:7.5
En el año 1934, hacía 993.408 años que Urantia fue reconocido como planeta habitado.
«Hace sólo 993.408 años (contando hasta el año 1934 d. de J.C.) que Urantia se reconoció formalmente como planeta de habitación humana en el universo de Nebadon. La evolución biológica nuevamente había conseguido los niveles humanos de dignidad volitiva; el hombre ya había llegado al planeta 606 de Satania.» LU 62:7.7
Urantia fue reconocida cuando los gemelos tenía once años y se les llamó Andón y Fonta.
«Se registró Urantia como mundo habitado cuando los dos primeros seres humanos, los gemelos, tenían once años, y antes de que llegaran a ser los padres del primogénito de la segunda generación de los verdaderos seres humanos. En esta ocasión de reconocimiento planetario formal se cerró el mensaje del arcángel de Salvington con las siguientes palabras:
««Ha aparecido la mente humana en el 606 de Satania, y estos padres de una raza nueva se llamarán Andón y Fonta. Y todos los arcángeles rezan para que estas criaturas, con prontitud, sean así provistas para que resida en su persona el don del espíritu del Padre Universal.»» LU 63:0.1
Andón y Fonta se llamaban el uno al otro Sonta-an y Sonta-en.
«Andón es el nombre nebadónico que significa «la primera criatura a semejanza del Padre en exhibir el ansia humana por la perfección». Fonta significa «la primera criatura a semejanza del Hijo en exhibir el ansia humana por la perfección». Andón y Fonta nunca conocieron estos nombres hasta que se les confirieron al fusionarse con sus Ajustadores del Pensamiento. Durante toda su estadía mortal en Urantia se llamaron Sonta-an y Sonta-en; Sonta-an significa «amado por la madre» y Sonta-en significa «amado por el padre». Ellos mismos se dieron estos nombres, cuyo significado es indicativo del afecto y estimación que se tenían.» LU 63:0.3
«En muchos aspectos, Andón y Fonta fueron la pareja más extraordinaria de seres humanos que jamás hubiera vivido en la faz de la tierra. Esta pareja maravillosa, que vienen a ser los padres de todo el género humano, era a todas luces superior a gran parte de sus descendientes inmediatos, y era radicalmente distinta de todos sus antepasados, tanto inmediatos como remotos.» LU 63:1.1
Sus armas.
«Cuando aún vivían con sus padres, Andón solía atar una piedra puntiaguda en la punta de un garrote, utilizando tendones animales para este fin, y en no menos de una docena de ocasiones, se sirvió bien de tal arma para salvarse la vida así como la de su hermana que era a cual más aventurera y curiosa, e indefectiblemente, le acompañaba en todas sus excursiones exploratorias.» LU 63:1.3
Efecto de la personalidad y de los Ajustadores del Pensamiento.
«La determinación de Andón y Fonta de huir de las tribus de los primates implica una calidad de mente muy por encima de la inteligencia inferior que caracterizaba a tantos descendientes posteriores suyos, los cuales se rebajaban a aparear con primos retrasados de las tribus símicas. Se percataban vagamente de que eran algo más que meros animales, debido a la dotación de personalidad la que fue aumentada por la presencia en su fuero interno de los Ajustadores del Pensamiento.» LU 63:1.4
La relación con sus primos primates.
«Después de haberse decidido Andón y Fonta a huir hacia el norte, sucumbieron, durante un tiempo, a sus temores, sobre todo al temor de disgustar a su padre y a su familia inmediata. Previeron que les atacarían parientes hostiles y así reconocieron la posibilidad de llegar a morir a manos de los miembros de su tribu ya envidiosos de por sí. Durante su juventud, los gemelos habían pasado la mayor parte del tiempo en su compañía mutua, y por eso nunca habían sido excesivamente populares entre sus primos animales de la tribu de los primates. Tampoco habían mejorado su posición en la tribu al construirse una morada arbórea muy superior y separada.
«Y en esta nueva morada entre las copas de los árboles, una noche después de que les despertó una tormenta violenta, mientras se tenían abrazados por el temor y afecto, resolvieron, final e incondicionalmente, huir del habitat de la tribu y del hogar en las copas de los árboles.» LU 63:2.1
Preparativos para su fuga al anochecer.
«Ya habían preparado un tosco refugio en las copas de los árboles a una media jornada hacia el norte. Éste fue su escondite seguro y secreto durante el primer día fuera de los bosques natales. A pesar de que los gemelos tenían en común con los primates el implacable temor de estar en el suelo por la noche, se aventuraron a partir en el viaje hacia el norte poco antes del anochecer. Además de requerirse una valentía inusitada para que emprendieran este viaje nocturno, acertaron en concluir que era menos probable, hasta en plenilunio, que descubrieran su ausencia y, por tanto, les persiguieran sus parientes y demás miembros de la tribu. Así, un poco después de la medianoche, lograron llegar a salvo al lugar de reunión anteriormente dispuesto.» LU 63:2.3
Descubrimiento del pedernal para hacer fuego.
«En su viaje hacia el norte descubrieron un depósito expuesto de piedras y, encontrando allí muchas piedras de forma apta para usos varios, juntaron una reserva de éstas para el futuro. Al intentar desportillar estos pedernales a fin de que se adaptaran mejor para ciertos fines, Andón descubrió su cualidad chispeante y concibió la idea de encender fuego. Mas, en este momento, la noción no se le inculcó firmemente, pues el clima aún estaba salubre y poca necesidad había de fuego.
«El sol otoñal, sin embargo, iba bajando cada vez más en el cielo, y a medida que viajaban hacia el norte, las noches tornaban cada vez más frías. Ya se habían visto obligados a valerse de pieles animales para el calor que éstas ofrecían. Antes de que llevaran un mes fuera de su tierra natal, Andón le indicó a su consorte que creía saber crear fuego con la piedra. Durante dos meses trataron de utilizar la chispa de la piedra para encender un fuego, pero sus esfuerzos fueron infructuosos. Cada día esta pareja golpeaba las piedras y se esforzaban por prenderle fuego al palo. Al fin, una tarde, a la hora de ponerse el sol, se desenmarañó el secreto de la técnica al ocurrírsele a Fonta subirse a un árbol próximo para conseguir el nido abandonado de un pájaro. El nido estaba seco y sumamente inflamable; por consiguiente, justamente al caerle la chispa, se originó una llamarada que produjo un fuego abundante. Tan sorprendidos y sobrecogidos se quedaron al lograrlo, que en poco estuvo que se perdiera el fuego, pero lo salvaron agregándole el combustible adecuado, y luego los padres de toda la humanidad iniciaron la primera búsqueda de leña.
«Éste fue uno de los momentos de más regocijo de toda su vida que, a pesar de ser corta, fue repleta de sucesos pletóricos. Se pasaron toda la noche en vela observando arder su fuego, echando de ver, de manera vaga, que habían hecho un descubrimiento que les posibilitaría desafiar al clima y así independizarse, por siempre jamás, de sus parientes animales de las tierras meridionales. Al cabo de tres días de reposar y disfrutar del fuego, prosiguieron su viaje.» LU 63:2.4
Aprendieron a utilizar diferentes materiales para hacer fuego.
«Los antepasados primates de Andón, a menudo, habían mantenido vivo el fuego que los rayos encendían, pero nunca, anteriormente, habían contado las criaturas de la tierra con un método de iniciar un fuego a voluntad. No obstante, pasó mucho tiempo antes de que los gemelos supieran que el musgo seco y otros materiales servirían para encender un fuego al igual que los nidos de los pájaros.» LU 63:2.7
El nacimiento de Sontad.
«Transcurrieron casi dos años desde la noche en que partieron los gemelos de su hogar hasta que nació su primer hijo. Le llamaron Sontad; y Sontad fue la primera criatura en Urantia que fue envuelta en cubiertas protectoras al nacer. La raza humana había comenzado, y con esta evolución nueva apareció el instinto de cuidar debidamente a los infantes que nacían cada vez más endebles, lo cual caracterizaría el desarrollo progresivo de la mente de orden intelectual frente al tipo animal más propiamente dicho.» LU 63:3.1
Los hijos y nietos de Andón y Fonta.
«Andón y Fonta tuvieron diecinueve hijos en total, y vivieron para disfrutar de la compañía de casi media centena de nietos y media docena de biznietos. La familia residía en cuatro refugios de roca contiguos, o semicuevas, tres de las cuales se comunicaban por pasajes que habían sido excavados en la blanda caliza con herramientas de piedra ideadas por los hijos de Andón.» LU 63:3.2
Los primeros andonitas eran un pueblo de clanes.
«Estos primeros andonitas demostraron un marcado espíritu de clan; cazaban en grupos y nunca se alejaban mucho del lugar de residencia. Parecían percatarse de que eran un grupo aislado y singular de seres vivientes y, por ende, debían evitar separarse. Este sentimiento de parentesco íntimo, indudablemente, se debió a la asistencia aumentada que los espíritus ayudantes brindaron a su mente.» LU 63:3.3
La trágica muerte de Andón y Fonta.
«Andón y Fonta se afanaban incesantemente por criar y elevar el clan. Vivieron hasta la edad de cuarenta y dos años. Ambos perecieron en un terremoto, cuando les cayó un peñón colgante. Cinco hijos suyos y once nietos perecieron con ellos, y casi una veintena de sus descendientes padecieron lesiones graves.» LU 63:3.4
Sontad se convirtió en jefe del clan, que se mantuvo unido durante veinte generaciones.
«A la muerte de sus padres, Sontad, a pesar de haberse lesionado gravemente un pie, asumió de inmediato el mando del clan, con la competente asistencia de su mujer, su hermana mayor. Su primera labor consistió en subir peñas para sepultar a sus padres, hermanos e hijos de manera efectiva. No se le debe dar importancia inmerecida a este acto de entierro, pues sería erróneo. Sus conceptos de la vida de ultratumba eran muy vagos e indefinidos, derivando, en gran medida, de su fantástica y abigarrada experiencia onírica.
«Esta familia de Andón y Fonta se mantuvo unida hasta la vigésima generación, cuando la combinación de la competencia por el sustento con el rozamiento social ocasionó el principio de la dispersión.» LU 63:3.5
Características físicas de los andonitas.
«El hombre primitivo —los andonitas— tenían los ojos negros y la tez morena, algo como la de un cruce entre la raza amarilla y la roja. La melanina es una sustancia colorante que se encuentra en la piel de todos los seres humanos. Es el pigmento original de la piel andónica. En cuanto al aspecto general y al color de la piel, estos primeros andonitas se parecían más a los esquimales de hoy en día que a ningún otro tipo de ser humano viviente. Fueron las primeras criaturas en servirse de las pieles de los animales para protegerse del frío; tenían un poco más de pelo en el cuerpo que los humanos de hoy en día.» LU 63:4.1
La supervivencia de Andón y Fonta.
«Andón y Fonta, los espléndidos fundadores de la raza humana, recibieron reconocimiento cuando, a la llegada del Príncipe Planetario, hubo la adjudicación en Urantia, y a su debido momento surgieron del régimen de los mundos de estancia con el estado de ciudadanía en Jerusem. Bien que nunca se les ha permitido volver a Urantia, conocen la historia de la raza que fundaron. Se dolieron de la traición de Caligastia, se lamentaron del fracaso de Adán, pero se regocijaron sobremanera al recibir el aviso de que Micael había seleccionado su mundo para el escenario de su último autootorgamiento.
«En Jerusem tanto Andón como Fonta se fusionaron con sus Ajustadores del Pensamiento, al igual que se fusionaron varios hijos suyos, Sontad inclusive; pero la mayoría de sus mismos descendientes inmediatos sólo lograron la fusión con el Espíritu.» LU 63:7.1
Andón y Fonta se unen al comité de recepción en el primer mundo de estancia.
«Andón y Fonta, al poco tiempo de su llegada a Jerusem, recibieron permiso del Soberano del Sistema para retornar al primer mundo de estancia para servir con las personalidades morontiales, quienes les dan la bienvenida a los peregrinos del tiempo de Urantia a las esferas celestiales. Y se les ha asignado a dicho servicio por tiempo indefinido. Procuraron mandar saludos a Urantia en relación con estas revelaciones, pero, prudentemente, se les negó esta petición.
«Y ésta es la narración del capítulo más heroico y fascinante de toda la historia de Urantia, la historia de la evolución, las luchas de la vida, la muerte y supervivencia eterna de los singulares padres de todo el género humano.» LU 63:7.3
Se desarrollaron las convenciones sociales, faltaba el humor y los antonitas eran menos sensibles que las razas posteriores.
«La vida tribal que llevaron los antepasados animales de estos primeros hombres había prefigurado los principios de numerosas convenciones sociales; la organización social y una nueva división del trabajo del clan se desarrollaron de forma inmediata a consecuencia de las emociones que iban expandiéndose, sumado a la capacidad incrementada cerebral de estos entes. Fueron sobremanera imitativos, pero el instinto del juego sólo estaba levemente desarrollado y el sentido del humor casi estaba ausente del todo. El hombre primitivo se sonreía ocasionalmente, pero nunca se entregaba a la risa vigorosa. El humor fue un legado de la raza posterior de Adán. Estos primeros seres humanos no eran tan sensibles al dolor ni tan reactivos a las situaciones desagradables como lo era gran parte de los mortales que evolucionaron posteriormente. A Fonta y a su progenie el parto no les fue una experiencia de dolor ni aflicción.» LU 63:4.2
Los andonitas tenían patriotismo tribal, pero tenían deficiencias de altruismo.
«Fueron una tribu magnífica. Los varones peleaban heroicamente por la seguridad de su pareja y prole; las hembras se dedicaban cariñosamente a sus hijos. No obstante, su patriotismo se limitaba estrictamente al clan inmediato. Los varones les eran muy leales a sus familias; se dejaban morir sin dudar en defensa de sus hijos, mas no pudieron captar el concepto de tratar de mejorar el mundo para sus nietos. El altruismo, hasta este momento, quedaba por nacer en el corazón humano, a pesar de que todas las emociones esenciales para el surgimiento de la religión ya estaban presentes en estos aborígenes de Urantia.» LU 63:4.3
Estos pueblos primitivos presagiaban muchos rasgos humanos nobles.
«Estos primeros hombres contaban con un afecto enternecedor para con sus camaradas, e indudablemente, tenían, por elemental que fuera, una verdadera idea de la amistad. Posteriormente se daba el caso, muy a menudo, durante las constantes batallas que se repetían una y otra vez con las tribus inferiores, de ver uno de estos hombres primitivos luchar valientemente con una mano y, al mismo tiempo, bregar para proteger y salvar a un compañero guerrero herido. Gran parte de los rasgos más nobles que son sumamente humanos y que corresponden al desarrollo evolutivo subsiguiente se prefiguró de manera enternecedora en estas gentes primitivas". LU 63:4.4
Evolucionó un lenguaje bien desarrollado.
«Antes de las dispersiones extensas de los clanes andónicos, ya había evolucionado un lenguaje bien desarrollado a partir de sus primeros esfuerzos para comunicarse. Este lenguaje continuó desarrollándose, y casi a diario se le agregaban voces nuevas debido a los inventos y adaptaciones al medio ambiente nuevo que ideaba esta gente activa, inquieta y curiosa. Y este lenguaje llegó a ser el verbo de Urantia, la lengua de la familia humana primitiva, hasta la aparición posterior de las distintas razas de color.» LU 63:4.6
Se desarrollaron fricciones y las guerras amenazaron con extinguir la civilización primitiva.
«Con el paso del tiempo, los clanes andónicos aumentaron en número, y la interacción de las familias que iban expandiéndose redundó en desavenencias y malentendidos. Sólo dos cosas llegaron a ocuparle la mente a esta gente: cazar para obtener sustento y pelear para vengarse de alguna injusticia o insulto real o supuesto del cual había sido objeto a manos de las tribus vecinas.
«Las enemistades consuetudinarias entre familias aumentaron, se declaraban guerras, y graves pérdidas se sufrieron entre los mejores elementos de los grupos más avanzados y hábiles. Algunas de estas pérdidas fueron irreparables; algunas de las fuentes de habilidad e inteligencia más valiosas del mundo, en estas ocasiones, se perdieron por siempre jamás. Estas incesantes guerras de los clanes amenazaron a esta primera raza y a su civilización primitiva con la extinción.
«Es imposible lograr convencer a semejantes seres humanos primitivos de que perduren conviviendo en paz. El hombre desciende de animales entregados a la lucha, y la gente inculta se irrita y ofende al relacionarse estrechamente. Los Portadores de Vida conocen esta tendencia entre las criaturas evolutivas, y por consiguiente, disponen separar ulteriormente a los seres humanos en vías de desarrollo en un mínimo de tres, y más a menudo, en seis razas distintas y separadas.» LU 63:4.7
Las tribus andónicas migraron hacia el norte y el oeste y recorrieron Europa.
«Las primeras razas andonitas no penetraron mucho en el interior de Asia, y en un principio, no entraron en África. La geografía de aquellos tiempos las encaminó hacia el norte, y alcanzaba esta gente cada vez más al norte en sus viajes hasta que se lo impidió la tercera glaciación que iba avanzando poco a poco.
«Antes de que esta extensa capa de hielo llegara a Francia y las Islas Británicas, los descendientes de Andón y Fonta habían avanzado a duras penas hacia el oeste sobre Europa y habían establecido más de mil asentamientos separados a lo largo de los grandes ríos que desembocaban en las aguas del Mar del Norte, las cuales, a la sazón, eran tibias.» LU 63:5.1
Vivieron en grandes números a lo largo de los ríos de Francia.
«Estas tribus andónicas fueron los primeros moradores de las riberas fluviales de Francia; habitaron a lo largo del río Somme por decenas de miles de años. El Somme es el único río que los glaciales no cambiaron, pues seguía el mismo curso para desembocar en el mar de forma muy similar a como lo hace hoy día. Así se explica por qué se encuentran tantos rastros de los descendientes andónicos a lo largo del cauce del valle de este río.» LU 63:5.3
Moraban regularmente en riscos y grutas y eran hábiles para construir refugios de piedra.
«Estos aborígenes de Urantia no moraban en los árboles, si bien, en casos de urgencia, se encaramaban en las copas. Solían morar al cobijo de los nichos naturales que se forman en los barrancos por las márgenes de los ríos y en las cuevas de la ladera de los riscos que les ofrecían un buen panorama de las vías de acercamiento y los abrigaba de la intemperie. De este modo podían gozar de la comodidad de sus fogatas sin que el humo les incomodara demasiado. Tampoco fueron verdaderos cavernícolas, aunque posteriormente las últimas capas de hielo llegaron más hacia el sur obligando a sus descendientes a morar en las cuevas. Preferían acampar cerca de los bordes de un bosque y junto a un riachuelo.
«Pronto adquirieron una notable habilidad para camuflar sus moradas abrigadas y demostraron gran habilidad en construir recintos cerrados de roca para dormir, cobertizos de piedra con una pequeña cúpula, en los cuales se metían a gatas por la noche. La entrada de tal casita se cerraba corriendo una piedra para taparla, una piedra grande que se había colocado en el interior para este fin antes de colocar las últimas piedras del techo.» LU 63:5.4
Su uso de armas y herramientas.
«Los andonitas fueron cazadores prósperos y denodados y, con excepción de las bayas silvestres y ciertas frutas de los árboles, vivieron exclusivamente de la carne. Tal como Andón había inventado el hacha de piedra, asímismo sus descendientes no tardaron en descubrir la lanza de palo y el arpón y en servirse de ellos de manera efectiva. Por fin una mente que creaba herramientas funcionaba en coordinación con una mano diestra en el manejo de los implementos, y estos humanos primitivos llegaron a ser muy expertos en la elaboración de herramientas de piedra. Hacían viajes de largas distancias abarcando vastos territorios en busca de piedra, de forma muy parecida a como los humanos de hoy día viajan hasta los rincones más remotos de la tierra en pos de oro, platino y diamantes.
«Y de muchas otras maneras estas tribus de Andón manifestaron un grado de inteligencia que sus descendientes retrógrados no lograron en medio millón de años, aunque sí volvían a descubrir una y otra vez varios métodos de encender el fuego.» LU 63:5.6
Desarrollo del arte.
«Los andonitas no se demoraron en desarrollar el temor a las fuerzas naturales — trueno, relámpago, lluvia, nieve, granizo e hielo. Pero el hambre fue el afán que constantemente reaparecía en estos días primitivos, y puesto que subsistían en gran medida de los animales, con el tiempo llegó a evolucionar una especie de adoración de los animales. Para Andón los animales mayores que servían para su alimentación eran símbolos del poder creativo y la capacidad sustentadora. De cuando en cuando solían designar a varios animales de estos más grandes como objetos de adoración. Durante el período en que estaba en boga la adoración de un animal particular, lo pintaban con trazos toscos sobre las paredes de las cuevas, y después, al continuar progresando las artes, tal deidad animal se tallaba en varios ornamentos.» LU 63:6.3
Condiciones físicas que condicionaron las migraciones andónicas.
«Dentro del ciclo evolucionario, el hombre primitivo apareció por primera vez en la tierra hace un poco menos de un millón de años, y ahí tuvo una experiencia vigorosa. Instintivamente, procuró evadir el peligro de juntarse con las tribus símicas inferiores. Pero no pudo emigrar hacia el este, debido a las áridas elevaciones terrestres del Tíbet, a más de 9.000 metros sobre el nivel del mar; tampoco pudo desplazarse hacia el sur ni el oeste, debido al Mar Mediterráneo que había cobrado dimensiones más amplias que las de hoy día, extendiéndose hacia el este hasta el Océano Índico; y al dirigirse hacia el norte se encontró con el hielo que venía avanzando. Pero aun cuando el hielo les impidió progresar más en su migración hacia el norte, y a pesar de volverse las tribus cada vez más hostiles a medida que se dispersaban, jamás se les ocurrió a los grupos más inteligentes trasladarse al sur para vivir entre sus primos peludos de intelecto inferior que moraban en los árboles.» LU 64:1.1
Las emociones religiosas nacieron del entorno geográfico cerrado del hombre.
«Muchas de las emociones religiosas primitivas del hombre surgieron de su sensación de impotencia en el medio ambiente confinado de dicha situación geográfica —montañas a la derecha, agua a la izquierda y hielo por delante. Sin embargo, estos andonitas progresistas se negaron a retroceder al sur, con sus parientes inferiores que moraban en los árboles.» LU 64:1.2
Los andonitas evitaron los bosques y se quedaron en climas septentrionales.
«Estos andonitas evitaban los bosques, a diferencia de sus parientes no humanos que preferían este habitat. El hombre siempre ha decaído en los bosques; la evolución humana ha hecho progresos únicamente en el descampado y en latitudes más septentrionales. El frío y el hambre propios de los espacios abiertos incitan a la acción, la invención y el ingenio. Mientras estas tribus andónicas desarrollaban a los pioneros de la raza humana actual en medio de las penurias y privaciones de estos duros climas septentrionales, sus primos atrasados se deleitaban en los bosques tropicales meridionales de la tierra de su primitivo origen común.» LU 64:1.3
Desarrollo de los sacrificios.
«Al cabo de muy poco tiempo, los pueblos andónicos adquirieron la costumbre de abstenerse de comer la carne de los animales de veneración tribal. En este momento, a fin de hacerle mella a la juventud de forma más idónea, desarrollaron una ceremonia de reverencia que se llevaba a cabo en torno al cuerpo de uno de estos animales venerados; y aún más tarde, este acto primitivo evolucionó para llegar a ser las esmeradas ceremonias de sacrificio realizadas por sus descendientes. Y así se originaron los sacrificios como parte de la adoración. Moisés en el rito hebreo practicó esta idea, y la conservó en principio el apóstol Pablo como doctrina de la expiación de los pecados mediante el «derrame de sangre»» LU 63:6.4
Onagar asumió el liderazgo de los andonitas y trajo la paz y la religión.
«A medida que la dispersión andónica se extendía, la calidad cultural y espiritual de los clanes iba empeorando durante casi diez mil años, hasta los días de Onagar, quien asumió el mando de estas tribus, sembró la paz entre ellas, y por primera vez, les guió a todos en la adoración de «El que da aliento a los hombres y los animales»» LU 63:6.1
Andón tenía una filosofía confusa. Veneraba el fuego, pero no logró convertirse en un adorador del sol.
«La filosofía de Andón había sido de lo más confusa; apenas se había escapado de convertirse en adorador del fuego por la gran comodidad que derivó del haber descubierto el fuego de forma casual. La razón, sin embargo, le había guiado para abandonar su propio descubrimiento como objeto de adoración, a favor del sol en cuanto fuente de calor y luz superior que inspiraba más temor reverente; pero no llegó a ser adorador del sol, puesto que éste era demasiado remoto.» LU 63:6.2
Desde su sede en Obán, cerca del mar Caspio, Onagar envió misioneros a todas partes.
«Onagar mantuvo su sede en las márgenes septentrionales del antiguo Mediterráneo, que presentemente viene a ser la región del Mar Caspio, en un asentamiento llamado Obán, punto de parada en la vuelta hacia el oeste del camino que conducía al norte desde las tierras meridionales de la Mesopotamia. Desde Obán envió maestros a los asentamientos remotos para difundir sus nuevas doctrinas de una sola Deidad y su concepto del más allá, que él denominó el Gran Más Allá. Estos emisarios de Onagar fueron los primeros misioneros del mundo; también fueron los primeros seres humanos en cocer la carne, los primeros en utilizar el fuego con regularidad para preparar la comida. Cocían la carne en la punta de un palo y también en piedras calientes; después llegaron a asar trozos grandes al fuego; sus descendientes, sin embargo, casi revirtieron del todo al consumo de la carne cruda.» LU 63:6.7
Onagar organizó una sociedad real e introdujo una religión superior. Muchos estaban habitados por Ajustadores del Pensamiento.
«Nació Onagar hace 983.323 años (contando desde 1934 d. de J.C.) y vivió hasta la edad de sesenta y nueve años. La historia de los logros de este genio maestro y guía espiritual de los días anteriores al Príncipe Planetario es el emocionante relato de la organización de estos pueblos primitivos en una verdadera sociedad. Instituyó un gobierno tribal eficaz, que siguió sin par entre las generaciones sucesivas durante muchos milenios. Nunca más, hasta el advenimiento del Príncipe Planetario hubo semejante civilización de tanta elevación espiritual en la tierra. Esta gente sencilla tenía, aunque primitiva, una verdadera religión, pero se perdió subsiguientemente a sus descendientes en decadencia.
«Aunque tanto Andón como Fonta habían recibido Ajustadores del Pensamiento, tal como los había recibido gran parte de sus descendientes, no fue hasta los días de Onagar que los Ajustadores y serafines guardianes llegaron en grandes números a Urantia. Ésta fue, en efecto, la edad de oro del hombre primitivo.» LU 63:6.8
Los andonitas penetraron en Inglaterra por el oeste y en Java por el este. El hombre de Java era andonita.
«Hace 950.000 años los descendientes de Andón y Fonta habían emigrado a gran distancia hacia el este y el oeste. Pasaron al oeste por Europa hasta Francia e Inglaterra. Posteriormente llegaron a penetrar hasta Java en el este, donde recién acaban de encontrarse sus huesos —el llamado hombre de Java— y a continuación, se trasladaron a Tasmania.» LU 64:1.6
Deterioro y amenaza de extinción de los pueblos andónicos.
«Los grupos que se desplazaban hacia el oeste se contaminaron menos con las razas atrasadas de común origen atávico que los que se desplazaban hacia el este, quienes solían mezclarse muy libremente con sus primos animales retrasados. Estos individuos retrógrados fueron emigrando poco a poco hacia el sur y, a la postre, se aparearon con las tribus inferiores. Más adelante sus descendientes híbridos regresaron al norte y se aparearon con los pueblos andónicos que iban expandiéndose con rapidez; y tales uniones aciagas, indefectiblemente, deterioraron la raza superior. Cada vez menos asentamientos primitivos conservaron la adoración de Aquél que da Aliento. Esta primitiva civilización de los albores estuvo amenazada de extinguirse.
«Así ha sido siempre en Urantia. Civilizaciones altamente prometedoras se han ido deteriorando progresivamente hasta extinguirse debido a la locura de permitir la libre procreación de los seres superiores con los inferiores.» LU 64:1.7
El declive extendido de la civilización de Onagar.
«Hace 900.000 años las artes de Andón y Fonta y la cultura de Onagar se estaban desvaneciendo de la faz de la tierra; la cultura, la religión y hasta la elaboración de implementos de piedra estaban en plena decadencia.
«En estos tiempos llegaron a Inglaterra, provenientes de Francia meridional grandes grupos de mestizos inferiores. Tan cruzadas estaban estas tribus con las criaturas simiescas del bosque que casi no llegaban a ser humanas. No tenían ninguna religión, pero hacían trabajos toscos de piedra y contaban con suficiente inteligencia para encender el fuego.» LU 64:2.1
Aparece la raza Heidelberg, mientras los pueblos de Foxhall de Inglaterra y las tribus de Badonán mantienen los restos de la cultura de Onagar.
«En Europa estas tribus fueron seguidas por un pueblo prolífico y un tanto superior, cuyos descendientes se propagaron al poco tiempo por el continente entero, desde el hielo en el norte hasta los Alpes y el Mediterráneo en el sur. Estas tribus constituyen la llamada raza Heidelberg.
«Durante este prolongado período de decadencia cultural, los pueblos de Foxhall en Inglaterra y las tribus de Badonán al nordeste de la India, continuaron aferrándose a algunas de las tradiciones de Andón y ciertos restos de la cultura de Onagar.» LU 64:2.3
Los pueblos de Foxhall retuvieron gran parte de la cultura de Onagar y la transmitieron a los antepasados de los antiguos esquimales.
«Los pueblos de Foxhall se encontraban en el extremo más occidental y lograron retener gran parte de la cultura andónica; también conservaron sus conocimientos del trabajo con el pedernal, que trasmitieron a sus descendientes, los antiguos antepasados de los esquimales.» LU 64:2.5
Los pueblos de Foxhall fueron los primeros habitantes humanos de Inglaterra, pero la mayor parte de sus asentamientos están ahora bajo las aguas del Canal de la Mancha y del mar del Norte.
«Aunque los restos de los pueblos de Foxhall fueron los últimos en descubrirse en Inglaterra, estos andonitas, en realidad, fueron los primeros seres humanos en habitar esas regiones. En aquel entonces el puente terrestre aún unía Francia con Inglaterra; y puesto que la mayoría de los asentamientos primitivos de los descendientes de Andón estaban ubicados en las riberas de los ríos y costas del mar de aquellos tiempos pasados, hoy por hoy están sumergidos bajo el Canal de la Mancha y el Mar del Norte; pero unos tres o cuatro siguen por encima del agua en la costa inglesa.» LU 64:2.6
Los pueblos de Foxhall se mezclaron con otros linajes y sobrevivieron como los esquimales de hoy día.
«Gran parte de los pueblos más inteligentes y espirituales de Foxhall mantuvieron su superioridad racial y perpetuaron sus costumbres religiosas primitivas. Esta gente se trasladó al occidente desde Inglaterra después de un helamiento posterior y, tras haberse cruzado con razas subsiguientes, ha sobrevivido como los esquimales actuales.» LU 64:2.7
Historia de los pueblos de Badonán.
«Además de los pueblos de Foxhall en el oeste, persistía a duras penas otro centro de cultura en el este. Este grupo se ubicó en las estribaciones de las tierras altas del noroeste de la India, entre las tribus de Badonán, que era tataranieto de Andón. Estos fueron los únicos descendientes de Andón que nunca practicaron el sacrificio humano.
«Estos badonitas de las tierras altas ocupaban una vasta meseta rodeada de bosques, atravesada por arroyos y con abundantes animales de caza. Al igual que algunos primos suyos en Tíbet, moraban en unos toscos cobijos de piedra, en grutas en las laderas de los cerros y en pasajes semisubterráneos.
«Mientras las tribus del norte temían cada vez más al hielo, los que vivían cerca de la tierra de su origen llegaron a ser sobremanera temerosos del agua. Observaban que la península mesopotámica se iba hundiendo paulatinamente en el océano, y a pesar de que ésta emergiera varias veces, las tradiciones de estas razas primitivas giraron en torno a los peligros del mar y al temor de la sumersión periódica. Este temor, sumado a su experiencia con las inundaciones fluviales, explica por qué buscaron las tierras altas como emplazamiento seguro de residencia.» LU 64:3.1
De las tribus de Badonán procede la raza neandertal posterior.
«Hace 850.000 años las tribus superiores de Badonán comenzaron una guerra de exterminio contra sus vecinos inferiores similares a los animales. En menos de mil años la mayoría de los grupos de animales de los rebordes de estas regiones habían sido aniquilados o forzados a retroceder a los bosques meridionales. Esta campaña de exterminio de los seres inferiores hizo que se mejoraran un poco las tribus de las colinas de aquella edad. Los descendientes mezclados de esta cepa mejorada de los badonitas aparecieron en el escenario de la acción aparentemente como una raza nueva, la raza Neandertal.» LU 64:3.5
Los neandertales se extendieron hacia el este, el oeste y el sur, y dominaron el mundo durante medio millón de años.
«Los neandertales fueron excelentes luchadores y viajaron por un vasto territorio. Se propagaron gradualmente, partiendo de las tierras altas en el noroeste de la India, hasta Francia en el oeste, China en el este, e incluso hasta el norte de África. Dominaron el mundo durante casi medio millón de años hasta los tiempos de la emigración de las razas evolutivas de color.
«Hace 800.000 años pululaban los animales de caza; deambulaban por Europa muchas especies de ciervos, además de elefantes e hipopótamos. El ganado abundaba; por todas partes andaban los caballos y los lobos. Los neandertales fueron grandes cazadores, y las tribus de Francia adoptaron por primera vez la práctica de ofrecer a los mejores cazadores el privilegio de escoger a sus esposas entre las mujeres.» LU 64:4.1
El cuarto glaciar obligó a los neandertales a ir hacia el sur, pero la especia humana se había diferenciado tanto que había poco peligro de mezclarse con los linajes símicos.
«Hace 750.000 años ya había avanzado bastante hacia el sur la cuarta capa de hielo. Con sus utensilios mejorados los neandertales hacían agujeros en el hielo que cubría los ríos septentrionales, y así podían pescar con arpón los peces que se asomaban a estos respiraderos. Estas tribus constantemente se retiraban ante el hielo que avanzaba y que, en este momento, efectuaba su invasión más amplia de Europa.
«En estos tiempos el glaciar siberiano iba llegando a su extremo austral, obligando al hombre primitivo a desplazarse hacia el sur, nuevamente hacia las tierras de su origen. No obstante, tanto se había diferenciado la especie humana que el peligro de ulteriores cruces con sus parientes símios retrógrados había disminuido considerablemente.» LU 64:4.4
El quinto glaciar presenció la dispersión posterior de la cultura neandertal, pero se hicieron pocos progresos y aconteció un periodo de oscuridad espiritual que continuó hasta que aparecieron las razas de color.
«Hace 550.000 años el glaciar nuevamente en pleno avance empujó a hombres y animales hacia el sur. Pero, en esta ocasión el hombre disponía de mucho espacio dentro de la ancha franja de tierra que se extendía hacia el nordeste hasta el interior de Asia y que yacía entre la capa de hielo y el por entonces grandemente expandido Mar Negro, extension del Mediterráneo.
«Durante los tiempos de los glaciares cuarto y quinto se presenció la difusión ulterior de la tosca cultura de las razas neandertales. Pero hicieron tan pocos progresos que, en verdad, parecía que el intento de producir un tipo nuevo y modificado de vida inteligente en Urantia estuviera a punto de fracasar. Durante casi un cuarto de millón de años estos pueblos primitivos continuaron cazando y peleando, mejorando esporádicamente en algunos campos, pero, en general, degenerando constantemente en comparación con sus antepasados andónicos superiores.
«Durante esta edad de las tinieblas espirituales la cultura de la humanidad supersticiosa decayó hasta niveles ínfimos. En realidad los neandertales no tuvieron ninguna religión más allá de una superstición oprobiosa. Les causaban espanto las nubes, y aun más las brumas y nieblas. Se desarrolló, de forma gradual, una religión primitiva basada en el miedo a las fuerzas naturales; decayó, a la par, la adoración de los animales, a medida que el mejoramiento de las herramientas y la abundancia de animales de caza permitieron que esta gente se angustiara menos por el sustento. La recompensa sexual por las proezas de caza tendía a mejorar notablemente las técnicas de los cazadores. Esta nueva religión del miedo fue causa de intentos por aplacar las fuerzas invisibles que desencadenan los elementos naturales y culminó después en la realización de sacrificios humanos para apaciguar estas fuerzas desconocidas e invisibles. Esta horripilante práctica del sacrificio humano se ha venido perpetuando entre los pueblos más atrasados de Urantia hasta el mismo siglo veinte.» LU 64:4.10
Urantia es un mundo de vida experimental. Se han hecho al menos 28 mejoras en la vida.
«No olvidéis que se nos asignó Urantia como mundo de vida experimental. En este planeta hicimos nuestro sexagésimo intento de modificar y, de ser posible, mejorar la adaptación sataniana de los proyectos de vida nebadónicos, y consta que logramos numerosas modificaciones beneficiosas de los modelos de vida comunes. Para concretar, en Urantia hemos producido y demostrado de manera satisfactoria no menos de veintiocho características de modificación de la vida que le serán útiles a todo Nebadon en todo lo venidero.
«Pero, el establecimiento de la vida en un planeta nunca es de carácter experimental en el sentido de que lo que no se ha probado o no se conozca se someta a prueba. La evolución de la vida es una técnica eternamente progresiva, diferencial y variable, pero nunca fortuita, incontrolada, ni del todo experimental, en el sentido casual.» LU 65:4.1
La evolución orgánica no es un accidente cósmico. La cura de las heridas demuestra una planificación de la mente.
«Muchas características de la vida humana ofrecen abundantes pruebas de que el fenómeno de la existencia mortal se planeó con inteligencia, y de que la evolución orgánica no es una mera casualidad cósmica. Cuando una célula viviente se daña, dispone de la capacidad de elaborar ciertas sustancias químicas que están facultadas para estimular y activar las células normales adyacentes de tal modo que éstas comienzan inmediatamente la secreción de ciertas sustancias que facilitan los procesos curativos en la lesión; a la par, estas células normales no lesionadas comienzan a proliferar —de hecho emprenden la creación de nuevas células para reemplazar toda célula compañera que pudiese haber sido destruida por este daño.» LU 65:4.3
El tipo de curación de las heridas en Urantia es el resultado de medio millón de experimentos para desarrollar una fórmula que abarca cien mil posibles reacciones químicas y repercusiones biológicas.
«Esta acción y reacción química implicada en sanar la herida y reproducir las células es el resultado de haber optado los Portadores de Vida por una fórmula que engloba más de cien mil fases y características de reacciones químicas y repercusiones biológicas posibles. Sobrepasan medio millón los experimentos específicos realizados por los Portadores de Vida en sus laboratorios antes de acordar en esta fórmula para el experimento de la vida en Urantia.» LU 65:4.4
Comprender mejor la química de la curación mejorará el tratamiento de ciertas enfermedades.
«El día que sepan más acerca de estos químicos curativos los científicos de Urantia, llegarán a ser más eficientes en el tratamiento de las lesiones, e indirectamente sabrán más acerca del control de ciertas enfermedades graves.» LU 65:4.5
La experiencia de Urantia ha dado como resultado la mejora de las técnicas de curación.
«Desde que se estableció la vida en Urantia, los Portadores de Vida han mejorado esta técnica sanadora, por cuanto se ha introducido en otro mundo de Satania, y ofrece más alivio al dolor y ejerce mejor control sobre la capacidad de proliferación que tienen las células normales adyacentes.» LU 65:4.6
La raza andónica apareció antes de las seis razas de color y estas seis mutantes aparecieron simultáneamente en una sola familia.
«Hubo muchos rasgos singulares del experimento de la vida en Urantia, pero se destacan dos episodios: la aparición de la raza andónica anteriormente a la evolución de los seis pueblos de color y la aparición simultánea posterior de los mutantes sangik en una sola familia. Urantia es el primer mundo de Satania donde las seis razas de color nacieron de la misma familia humana. Suelen surgir de diversas variedades a partir de mutaciones independientes dentro de la descendencia animal prehumana y suelen aparecer en la tierra una por una y sucesivamente a través de plazos prolongados, comenzando con el hombre rojo, pasando por todos los colores, hasta el índigo.» LU 65:4.7
«Pretendimos producir una manifestación temprana de la voluntad en la vida evolucionaria de Urantia, y lo logramos. De ordinario, la voluntad no surge hasta mucho tiempo después de la aparición de las razas de color y suele darse por primera vez entre los tipos superiores del hombre rojo. Vuestro mundo es el único planeta de Satania donde el tipo humano de voluntad ha aparecido en una raza anterior a las de color.» LU 65:4.11
El Príncipe Planetario apareció quinientos mil años más tarde que en los mundos normales.
«Otra destacada variación del procedimiento fue la llegada tardía del Príncipe Planetario. De costumbre, el príncipe aparece en un planeta alrededor del momento del desarrollo de la voluntad; y si se hubiera seguido tal esquema, Caligastia bien pudiera haber venido a Urantia ya durante la vida de Andón y Fonta en vez de casi quinientos mil años más tarde, simultáneamente con la aparición de las seis razas sangik.
«A un mundo habitado ordinario, se le habría otorgado un Príncipe Planetario a petición de los Portadores de Vida durante la aparición de Andón y Fonta, o bien, en algún momento posterior a ella. Pero, debido a que a Urantia se le había designado como planeta de modificación de vida, mediante un acuerdo previo se enviaron los observadores Melquizedek, doce en total, como consejeros de los Portadores de Vida y en cuanto supervisores del planeta hasta el advenimiento subsiguiente del Príncipe Planetario. Estos Melquizedek llegaron en el momento en que Andón y Fonta tomaron las decisiones que permitieron que los Ajustadores del Pensamiento habitaran en su mente mortal.» LU 65:4.8
Se produjeron muchas formas de vida inútiles.
«En Urantia los esfuerzos de los Portadores de Vida para mejorar los modelos de vida satanianos resultaron forzosamente en la producción de muchas formas transitorias de vida, en apariencia inútiles. No obstante, los beneficios ya acumulados bastan para justificar las modificaciones urantianas de los conceptos de vida ordinarios.» LU 65:4.10
«Pero al esforzarnos por disponer aquella combinación y asociación de factores hereditarios que, a la postre, darían lugar a los antepasados mamíferos de la raza humana, nos vimos en la necesidad de permitir que se produjeran cientos de miles de otras combinaciones y asociaciones de factores hereditarios comparativamente inútiles. Al remontaros al pasado del planeta, seguramente os tropezaréis con gran parte de estos subproductos de nuestros esfuerzos, productos que os parecerán extraños; bien comprendo lo enigmático que algunas de estas cosas le resultan a la limitada perspectiva de los humanos.» LU 65:4.10
El hombre evoluciona de los mamíferos procedentes de la implantación occidental de vida.
«De este modo el hombre evolucionó de los mamíferos superiores que derivaron primordialmente de la implantación occidental de la vida en los antiguos mares abrigados que corrían del este al oeste. Los grupos oriental y central de organismos vivientes, desde los principios, hacían progresos favorables hacia la consecución de niveles prehumanos de existencia animal. Pero, al pasar de las edades, el emplazamiento de la vida del foco oriental no logró alcanzar un nivel satisfactorio de condición de inteligencia prehumana, habiendo sufrido, en repetidas ocasiones y de manera irreparable, tales pérdidas de sus tipos superiores del plasma de germen, que se despojó para siempre de su capacidad de rehabilitar las potencialidades humanas.» LU 65:2.13
En los mundos habitados, el hombre rojo aparece habitualmente en primer lugar-seguido a continuación por las demás razas de color.
«La raza dominante durante las primeras eras de los mundos habitados es la del hombre rojo, el que es ordinariamente el primero en alcanzar niveles humanos de desarrollo. Pero, mientras el hombre rojo es la raza de mayor rango de los planetas, los siguientes pueblos de color comienzan a hacer sus apariciones muy temprano en la era del surgimiento mortal.
«Las primeras razas son de alguna manera superiores a las posteriores; el hombre rojo se coloca muy arriba de la raza índiga —negra—. Los Portadores de Vida imparten la dotación completa de las energías vivientes a la raza inicial, o raza roja, y cada manifestación evolucionaria sucesiva de un grupo distinto de mortales representa una variación a costa de la concesión original. Aun la estatura mortal tiende a disminuir desde el hombre rojo hasta la raza índiga, aunque en Urantia aparecieron rasgos inesperados de gigantismo entre los pueblos verde y anaranjado.» LU 51:4.1
Las razas roja, amarilla y azul son pueblos superiores entre las razas de color.
«En aquellos mundos que tienen las seis razas evolucionarias, los pueblos superiores son la raza primera, la tercera y la quinta —la roja, la amarilla y la azul. Las razas evolucionarias en consecuencia alternan en su capacidad para el crecimiento intelectual y el desarrollo espiritual, siendo la segunda, la cuarta y la sexta de alguna manera menos dotadas. Estas razas secundarias son las que faltan en ciertos mundos. Son las que han sido exterminadas en muchos otros. Es desafortunado que en Urantia hayáis perdido tan notablemente a vuestros superiores hombres azules, excepto en cuanto persisten en vuestra amalgamada «raza blanca». La pérdida de vuestros linajes naranja y verde no es asunto muy grave.» LU 51:4.3
Ventajas de la variedad racial y de la mezcla de las razas de color.
«La evolución de seis —o de tres— razas de color, aunque pareciera deteriorar la dotación original del hombre rojo, provee ciertas variaciones muy deseables en los tipos mortales y logra una expresión de otra manera inalcanzable de los diversos potenciales humanos. Estas modificaciones son beneficiosas para el progreso de la humanidad como un todo, a condición de que sean posteriormente mejoradas por la raza adánica importada, es decir, la raza violeta. En Urantia este plan normal de amalgama no se realizó extensamente, y este fracaso en la ejecución del plan de evolución racial os impide entender mucho sobre el estado de estos pueblos en un planeta habitado promedio partiendo de la observación de los restos de estas primeras razas en vuestro mundo.
«En los primeros días de la evolución racial los hombres rojos, los amarillos y los azules tienden ligeramente a entremezclarse. Hay una tendencia similar de entremezclarse entre las razas anaranjada, verde e índiga.» LU 51:4.4
Subyugación de las razas secundarias y el origen de la esclavitud.
«Las razas más progresivas usualmente utilizan los humanos menos evolucionados como labriegos. Ésta es la razón del origen de la esclavitud en los planetas durante las primeras épocas. Los hombres rojos normalmente someten a los naranjas y los reducen a la condición de sirvientes, y a veces son exterminados. Los hombres amarillo y rojo frecuentemente fraternizan, pero no siempre. La raza amarilla normalmente esclaviza a la verde, mientras que el hombre azul somete al índigo. Estas razas de hombres primitivos, al utilizar los servicios de sus congéneres inferiores en tareas compulsivas no piensan más en ellos que lo que harían los urantianos al comprar y vender caballos y ganado.» LU 51:4.6
En los mundos normales, la esclavitud no sobrevive a la dispensación del Príncipe Planetario.
«En la mayoría de los mundos la servidumbre involuntaria no sobrevive a la dispensación del Príncipe Planetario, aunque los defectuosos mentales y los delincuentes sociales aún son frecuentemente coercionados a realizar trabajos involuntarios. Pero en todas las esferas normales este tipo de esclavitud primitiva es abolida poco después de la llegada de la raza importada violeta, es decir, la raza adánica.» LU 51:4.7
El problema de eliminar cepas defectuosas antes de la elevación hecha por la raza adánica.
«Estas seis razas evolucionarias están destinadas a ser mezcladas y exaltadas por la amalgama con la progenie de los edificadores adánicos. Pero antes de que se mezclen estos pueblos, los inferiores y los inservibles son mayormente eliminados. El Príncipe Planetario y el Hijo Material, con otras autoridades planetarias apropiadas deciden acerca de la aptitud física de las razas reproductoras. La dificultad de ejecutar un programa tan radical en Urantia consiste en la ausencia de jueces competentes para decidir sobre la aptitud o inaptitud biológica de los individuos de vuestras razas mundiales. A pesar de este obstáculo, parecería que vosotros debierais ser capaces de concordar en la desconfraternización biológica de vuestras cepas más marcadamente ineptas, defectuosas, degeneradas y antisociales.» LU 51:4.8
Orden de aparición de las razas primitivas de color.
«Desde el momento en que el hombre trasciende el nivel animal —cuando puede elegir adorar al Creador— y hasta la llegada del Príncipe Planetario, las criaturas mortales volitivas se denominan hombres primitivos. Existen seis razas o tipos básicos de hombres primitivos, y estos pueblos primitivos aparecen sucesivamente en el orden de los colores del espectro, comenzando con el rojo. La longitud de tiempo de esta evolución primitiva de la vida varía grandemente en los diferentes mundos, oscilando entre ciento cincuenta mil años y hasta más de un millón de años del tiempo de Urantia.
«Las razas evolucionarias de colores —roja, anaranjada, amarilla, verde, azul e índiga— comienzan a aparecer en la época en que el hombre primitivo está desarrollando un lenguaje sencillo y está comenzando a ejercer la imaginación creativa. En esta época el hombre ya está bien acostumbrado a la posición erecta.» LU 52:1.1
Los hombres primitivos son cazadores y luchadores—es la edad de la supervivencia del más apto.
«Los hombres primitivos son cazadores poderosos y luchadores feroces. La ley de esta edad es la supervivencia física de los más adecuados; el gobierno de estos tiempos es totalmente tribal. Durante las primeras luchas raciales, en muchos mundos, algunas de las razas evolucionarias son obliteradas, tal como ocurrió en Urantia. Los que sobreviven generalmente se mezclan posteriormente con la raza violeta de importación subsiguiente, los pueblos adánicos.» LU 52:1.3
La larga lucha del hombre primitivo se entenderá más plenamente a medida que el hombre avance por el camino al Paraíso.
«A la luz de la civilización subsiguiente, esta era del hombre primitivo es un capítulo prolongado, tenebroso y sangriento. La ética de la selva y la moral de los bosques primarios no están de acuerdo con las normas de dispensaciones posteriores de religión revelada y desarrollo espiritual más elevado. En los mundos normales y no experimentales esta época es muy distinta de las luchas prolongadas y extraordinariamente brutales que caracterizaron a esta era a Urantia. Cuando surjáis de vuestra experiencia del primer mundo, comenzaréis a ver por qué ocurre esta larga y dolorosa lucha en los mundos evolucionarios, y a medida que avancéis en el camino al Paraíso, cada vez más comprenderéis la sabiduría de estas acciones aparentemente extrañas. Pero a pesar de todas las vicisitudes de las eras primitivas de la aparición humana, lo que logra el hombre primitivo representa un capítulo espléndido, aun heroico, en los anales del mundo evolucionario del tiempo y el espacio.» LU 52:1.4
Vista general del hombre evolutivo primitivo.
«El hombre evolucionario primitivo no es una criatura pintoresca. En general, estos mortales primitivos viven en cuevas o peñascos. También construyen cabañas primitivas en los árboles más robustos. Antes de que adquieran un orden elevado de inteligencia, a veces los tipos más grandes de animales dominan los planetas. Pero pronto durante esta era los mortales aprenden a encender y mantener el fuego, y con el aumento de la imaginación inventiva y el mejoramiento de las herramientas, el hombre en evolución muy pronto conquista a los animales más grandes y más indomables. Las razas primitivas también hacen amplio uso de los animales voladores más grandes. Estas enormes aves son capaces de llevar a una o dos personas de tamaño promedio en vuelo ininterrumpido por más de ochocientos kilómetros. En algunos planetas estas aves son de gran utilidad, puesto que poseen un orden elevado de inteligencia, siendo muchas veces capaces de hablar muchas palabras de los idiomas del reino. Estos pájaros son altamente inteligentes, muy obedientes e increíblemente afectuosos. En Urantia, estas aves para pasajeros se extinguieron hace mucho tiempo, pero vuestros antepasados primitivos disfrutaron de sus servicios.» LU 52:1.5
Llegada del Príncipe Planetario.
«Usualmente el Príncipe Planetario llega a los cien mil años después del momento en que el hombre adquiere la posición erecta, habiendo sido enviado por el Soberano del Sistema cuando los Portadores de Vida le informan de que ha empezado a funcionar la voluntad, aunque comparativamente pocos individuos se han así desarrollado. Los mortales primitivos generalmente dan la bienvenida al Príncipe Planetario y a su séquito visible; en realidad, frecuentemente lo consideran con admiración temorosa y con reverencia, y si no se los refrena, casi con adoración.» LU 52:1.8
La familia sangik aparece en una de las tribus de Badonán.
«Hace 500.000 años las tribus de Badonán de las tierras altas del noroeste de la India se involucraron en otra gran lucha racial. Durante más de cien años se libró esta guerra sin tregua y cuando la prolongada lucha llegó a su fin, sólo quedaban alrededor de cien familias. Pero estos sobrevivientes fueron los más inteligentes y más deseables de todos los descendientes de Andón y Fonta que se encontraban a la sazón vivos.
«En este momento, aconteció algo novedoso y extraño entre estos badonitas de las tierras altas. Un hombre y una mujer que vivían en la parte nordeste de la región que estaba habitada en ese entonces, comenzaron repentinamente a producir una progenie singularmente inteligente. Ésta fue la familia sangik, los antepasados de las seis razas de color de Urantia.» LU 64:5.1
Nacieron diecinueve niños de color en la familia sangik.
«Estos hijos sangik, diecinueve en total, no sólo eran más inteligentes que sus semejantes, sino que su piel manifestaba una tendencia insólita a volverse de colores distintos al exponerse a la luz del sol. Entre estos diecinueve hijos figuraron cinco rojos, dos anaranjados, cuatro amarillos, dos verdes, cuatro azules y dos índigos. A medida que crecían los hijos, estos colores se volvían más pronunciados, y al aparear estos jóvenes, más adelante, con otros de la tribu, la prole tendía a manifestar el color de piel del progenitor sangik.
«Paso a interrumpir la narración cronológica, tras llamar la atención sobre el advenimiento del Príncipe Planetario ocurrido alrededor de esta época para considerar cada una de las seis razas de los sangik de Urantia por separado.» LU 64:5.3
En un mundo promedio, las razas de color aparecen una a una—el primero es el hombre rojo. En ningún otro mundo de Satania ha evolucionado una raza antes de las razas de color.
«En los planetas evolutivos medianos las seis razas evolutivas de color van apareciendo una por una; el hombre rojo es el primero en evolucionar, y durante edades vaga por el mundo, antes de que aparezcan por primera vez las razas sucesivas de color. El surgimiento simultáneo de las seis razas en Urantia, y dentro de una sola familia, fue de lo más insólito.»
«La aparición anterior de los andonitas en Urantia también constituyó una novedad en Satania. En ningún otro mundo del sistema local ha evolucionado semejante raza de criaturas volitivas anteriormente a las razas evolucionarias coloradas". LU 64:6.1
La historia del hombre rojo.
«1. El hombre rojo. Estos pueblos fueron especímenes extraordinarios de la raza humana, superiores en muchos aspectos a Andón y Fonta. Constituyeron un grupo sumamente inteligente y fueron los primeros de los hijos de los sangik en desarrollar una civilización y gobierno tribal. Siempre fueron monógamos; incluso sus descendientes mestizos rara vez practicaban la poligamia.
«Más adelante tuvieron dificultades graves y prolongadas con sus hermanos amarillos en Asia. Los favoreció el hecho de haber inventado tempranamente el arco y la flecha; sin embargo, desafortunadamente habían heredado gran parte de la tendencia de sus antepasados a pelear entre sí, lo cual les debilitó de tal forma que las tribus amarillas pudieron expulsarlos del continente asiático.
«Hace alrededor de ochenta y cinco mil años los sobrevivientes comparativamente puros de la raza roja se trasladaron en su totalidad a Norteamérica. Poco tiempo después de eso, el istmo de tierra de Bering se hundió, y así quedaron aislados. Jamás volvió ningún hombre rojo a la Asia. Pero por toda Siberia, China, Asia central, India y Europa dejaron su marca a través de los apareamientos con las otras razas de color.
«Al efectuar el hombre rojo la travesía hacia América, trajo consigo muchas de las enseñanzas y tradiciones de su origen primordial. Sus antepasados inmediatos habían estado en contacto con las últimas actividades de la sede central mundial del Príncipe Planetario. Pero poco tiempo después de llegar a las Américas, el hombre rojo comenzó a perder de vista estas enseñanzas y hubo una gran decadencia de la cultura intelectual y espiritual. Al muy poco tiempo, esta gente comenzó a pelear entre sí nuevamente con tanta violencia que pareció que estas guerras tribales acabarían con la extinción veloz del resto de esta raza roja relativamente pura.
«A causa de esta gran regresión, el hombre rojo parecía destinado a extinguirse cuando apareció Onamonalonton, hace unos sesenta y cinco mil años, en calidad de jefe y redentor espiritual. Trajo paz temporal a los hombres rojos americanos y resucitó la antigua adoración del «Gran Espíritu». Onamonalonton vivió hasta los noventa y seis años de edad, y habitó entre las grandes secoyas de California. Muchos de sus descendientes llegaron hasta los tiempos modernos entre los indios Blackfoot.
«Con el pasar del tiempo, las enseñanzas de Onamonalonton se convirtieron en tradiciones vagas. Se reanudaron las guerras de aniquilación mutua, y después de los días de este gran maestro, ningún otro jefe logró traer la paz universal entre ellos. Durante estas luchas tribales, las ramas más inteligentes perecían en creciente escala; de no ser así, habría surgido una gran civilización sobre el continente norteamericano gracias a estos capaces e inteligentes hombres rojos.
«Después de cruzar a América desde China, el hombre rojo del norte no volvió a entrar en contacto con otras influencias del mundo (con excepción del esquimal) hasta ser descubierto más tarde por el hombre blanco. Fue muy desafortunado lo que el hombre rojo perdiera casi completamente la oportunidad de mejorar su especie emparentándose con la descendencia posterior de Adán. Tal como estaban las cosas, el hombre rojo no podía dominar al hombre blanco, y tampoco quiso servirle de buen grado. En tales circunstancias, si las dos razas no se mezclan, una u otra perece.» LU 64:6.3
La historia del hombre anaranjado.
«2. El hombre anaranjado. El rasgo destacado de esta raza fue su impulso particular en construir, en construir lo que fuera, incluso en amontonar vastas pilas de piedras sólo por ver cuál tribu podía construir la pila más alta. Aunque no fueron una gente progresista aprovecharon mucho las escuelas del Príncipe, enviando delegados para que se instruyeran.
«La raza anaranjada fue la primera en bajar por la costa hacia la África a medida que el Mediterráneo se retiraba hacia el oeste. Pero no llegaron a arraigarse favorablemente en África y fueron finalmente exterminados por la raza verde que llegó más tarde.
«Antes de que llegara el fin, este pueblo perdió mucho de sus logros culturales y espirituales. Pero hubo un gran resurgimiento de un nivel de vida superior como resultado del juicioso mando de Porshunta, la cabeza principal de esta raza malhadada, el cual les guió cuando su sede central estaba en Armagedón, hace unos trescientos mil años.
«La última gran lucha entre los hombres anaranjados y los verdes ocurrió en la región del valle del Nilo bajo, en Egipto. Esta prolongada batalla se libró durante casi cien años y al finalizar, muy pocos de la raza anaranjada quedaban vivos. Los restos arruinados de esta gente fueron absorbidos por los hombres verdes y por los índigos que aparecieron más tarde. Pero, en cuanto a raza, el hombre anaranjado cesó de existir hace alrededor de cien mil años.» LU 64:6.10
La historia del hombre amarillo.
«3. El hombre amarillo. Las tribus amarillas primitivas fueron las primeras en abandonar la caza, establecer comunidades asentadas y desarrollar una vida hogareña basada en la agricultura. Intelectualmente eran un tanto inferiores al hombre rojo, pero social y colectivamente resultaron superiores a todos los pueblos sangik en cuanto a fomentar la civilización racial. Como desarrollaron un espíritu fraternal, las distintas tribus aprendieron a convivir en paz relativa. Así pudieron expulsar a la raza roja con la cual se enfrentaron a medida que ésta iba expandiéndose en Asia.
«Se alejaron mucho de las influencias de la sede central espiritual del mundo y poco a poco fueron cayendo en gran oscuridad tras la apostasía de Caligastia; pero aconteció una edad brillante entre esta gente cuando Singlangtón, hace alrededor de cien mil años, asumió el mando de estas tribus y proclamó la adoración de la «Verdad Única»."
«La supervivencia de cantidades comparativamente mayores de la raza amarilla se debe a la paz que reinaba entre sus tribus. Desde los días de Singlangtón hasta los tiempos de la China moderna, la raza amarilla viene figurando entre las naciones más pacíficas de Urantia. Esta raza recibió un legado pequeño pero potente de la posterior descendencia adánica.» LU 64:6.14
La historia del hombre verde.
«4. El hombre verde. La raza verde fue de los grupos menos capaces del hombre primitivo y fueron considerablemente debilitados por extensas migraciones hacia distintos rumbos. Antes de dispersarse, estas tribus experimentaron un gran renacimiento cultural bajo el mando de Fantad, hace unos trescientos cincuenta mil años.
«La raza verde se fraccionó en tres grupos principales: Las tribus del norte fueron subyugadas, esclavizadas y absorbidas por las razas amarilla y azul. El grupo oriental se amalgamó con los pueblos de la India de aquellos tiempos, y aún se encuentran algunos de sus rasgos entre ellos. El grupo meridional penetró en África y allí aniquilaron a sus primos anaranjados casi equivalentemente inferiores.
«En muchos aspectos ambos grupos estaban igualmente dotados para esta lucha, puesto que ambos llevaban características del orden gigante, y medían muchos de sus jefes de dos metros cuarenta a dos metros setenta. Estas cepas gigantescas del hombre verde se encontraban en gran parte tan sólo en esta nación meridional o egipcia.
«Los sobrevivientes de los hombres verdes victoriosos fueron absorbidos posteriormente por la raza índiga, el último de los pueblos de color en desarrollarse y emigrar desde el centro original de dispersión racial de los sangik.» LU 64:6.17
La historia del hombre azul.
«5. El hombre azul. Los hombres azules fueron un gran pueblo. No tardaron en inventar la lanza y posteriormente sentaron los fundamentos de muchas de las artes de la civilización moderna. El hombre azul tenía la capacidad cerebral del hombre rojo, combinada con el alma y sentimientos del hombre amarillo. Los descendientes adánicos los preferían entre todas las razas de color que perduraron.
«Los primeros hombres azules fueron sensibles a las persuasiones de los maestros del séquito del Príncipe Caligastia, y fueron confundidos sobremanera por las subsiguientes enseñanzas depravadas de los caudillos traidores. Como otras razas primitivas, no se repusieron nunca completamente del disturbio ocasionado por la traición de Caligastia, así como tampoco pudieron sobreponerse del todo a su tendencia a pelear entre sí.
«Aproximadamente quinientos años después de la caída de Caligastia se produjo un vasto renacimiento del conocimiento y la religión de índole un tanto primitiva —pero no obstante, auténtico y beneficioso. Orlandof llegó a ser un gran maestro entre la raza azul y guió a muchas de las tribus para que volvieran a adorar al verdadero Dios bajo el nombre de «Jefe Supremo». Éste fue el adelanto más grande del hombre azul hasta esas épocas posteriores en que esta raza tanto mejoró mediante el cruce con la cepa adánica.
«Las investigaciones y exploraciones europeas de la vieja edad de la piedra suponen, en gran parte a la exhumación de herramientas, huesos y artesanías de estos hombres azules antiguos, pues perduraron en Europa hasta los tiempos recientes. Las llamadas razas blancas de Urantia son los descendientes de estos hombres azules, modificados primero por un leve cruzamiento con la raza amarilla y la roja, y más adelante, considerablemente mejoradas al asimilar la mayor parte de la raza violeta.» LU 64:6.21
La historia de la raza índiga.
«6. La raza índiga. Tal como los hombres rojos eran los más avanzados entre los pueblos sangik, los hombres negros fueron los menos progresistas. Fueron los últimos en emigrar de sus tierras altas natales. Se trasladaron a África, apoderándose del continente, y desde entonces han permanecido allí, salvo cuando, a través de las edades, fueron llevados a la fuerza como esclavos.
«Aislados en África, los pueblos índigos, igual que el hombre rojo, prácticamente no recibieron la influencia positiva que podría haber resultado de la infusión de la cepa adánica. A solas en África, la raza índiga hizo pocos progresos hasta los días de Orvonón, época en la que experimentaron un gran despertar espiritual. Aunque, con el tiempo, casi llegaron a olvidar del todo el «Dios de los Dioses» proclamado por Orvonón, no perdieron por completo el deseo de adorar al Desconocido; por lo menos, mantuvieron cierta forma de adoración hasta hace unos miles de años.
«A pesar de su atraso, estos pueblos índigos ocupan ante los poderes celestiales el mismo nivel de importancia que cualquier otra raza terrestre.» LU 64:6.25
Hay al menos cinco razones para hacer evolucionar diferentes razas de color.
«Existen muchos motivos buenos y suficientes que explican el plan de evolución de tres o seis razas de color en los mundos del espacio. Aunque los mortales de Urantia tal vez no puedan apreciar plenamente todos estos motivos, quisiéramos llamar la atención sobre los siguientes:
«1. La variedad es indispensable para permitir un funcionamiento amplio de la selección natural, la supervivencia diferencial de las cepas superiores.
«2. Se obtienen razas mejores y más fuertes como resultado del cruzamiento de diversos pueblos, cuando estas distintas razas son portadoras de factores hereditarios superiores. Las razas de Urantia se habrían beneficiado mediante una amalgamación temprana, siempre y cuando estas cepas amalgamadas hubieran podido posteriormente mezclarse ampliamente con la cepa superior adánica. El intento de hacer un experimento de esta índole en Urantia bajo las condiciones raciales de hoy día sería altamente desastroso.
«3. La diversificación de las razas incita saludablemente a la competencia.
«4. Las diferencias en el nivel social de las razas y de los grupos dentro de cada raza, son esenciales para el desarrollo de la tolerancia humana y el altruismo.
«5. La homogeneidad de la raza humana no es deseable hasta que los pueblos de un mundo evolutivo logren niveles comparativamente altos de desarrollo espiritual.» LU 64:6.30
Las condiciones naturales evitan una dispersión extensa durante cien mil años.
«Cuando comenzaron a multiplicarse los descendientes de color de la familia sangik y a buscar la oportunidad de expandir sus dominios en territorios adyacentes, el quinto glaciar, el tercero según la cuenta geológica, ya estaba bien avanzado en su deriva hacia el sur sobre Europa y Asia. A estas primeras razas de color se las sometió a una prueba extraordinaria, debido a los rigores y penalidades del período glacial en el cual se originaron. Tan extendido estaba este glaciar en Asia que durante miles de años cortó la migración hacia Asia oriental. Tampoco les fue posible llegar a África hasta más tarde, cuando retrocedió el Mar Mediterráneo y sobrevino la elevación de Arabia.
«Así pues, durante casi cien mil años estas gentes sangik se propagaron por las estribaciones entremezclándose hasta cierto punto, a pesar de la antipatía particular y a la vez natural que se manifestó, desde un principio, entre las distintas razas.» LU 64:7.1
Las migraciones de los hombres rojos, amarillos y azules y el «crisol» de la India.
«En el período entre la época del Príncipe Planetario y la de Adán, la India hospedó a la población más cosmopolita que jamás se haya encontrado sobre la faz de la tierra. Pero fue lamentable que esta mezcla llegara a comprender tal proporción de las razas verde, anaranjada e índiga. Estos pueblos secundarios sangik hallaron más fácil y agradable la existencia en las tierras meridionales y muchos emigraron posteriormente a la África. Los pueblos primarios de los sangik, las razas superiores, evitaron la zona tropical; el hombre rojo se dirigió hacia el nordeste hasta Asia, seguido de cerca por el hombre amarillo, en tanto que la raza azul se desplazó a Europa hacia el noroeste.» LU 64:7.3
El hombre rojo entra en Norteamérica
«El hombre rojo pronto comenzó a emigrar hacia el nordeste, pisándole los talones al hielo en retroceso, sorteando las tierras altas de la India y ocupando todo el nordeste de Asia. Fueron seguidos muy de cerca por las tribus amarillas, quienes, con el tiempo, llegaron a desplazarlos de Asia empujándolos a Norteamérica.» LU 64:7.4
Razas rojas mestizas establecen las civilizaciones de México, Centroamérica y Sudamérica.
«Al abandonar a Asia los sobrevivientes de linaje relativamente pura de la raza roja, había once tribus, y sumaban un poco más de siete mil hombres, mujeres y niños. Estas tribus fueron acompañadas por tres grupos reducidos de descendencia mestiza, siendo el más grande de los cuales una combinación de las razas anaranjada y azul. Estos tres grupos nunca llegaron a fraternizar plenamente con el hombre rojo y al poco tiempo se trasladaron hacia el sur hasta México y América Central, donde se juntaron más adelante con un grupo pequeño mezclado de amarillos y rojos. Todos estos pueblos cruzaron entre sí y fundaron una raza nueva y amalgamada que era mucho menos belicosa que los hombres rojos de sangre pura. En cinco mil años esta raza amalgamada se subdividió en tres grupos, estableciendo así las respectivas civilizaciones de México, Centroamérica y Sudamérica. La rama sudamericana sí recibió una pizca de la sangre de Adán.» LU 64:7.5
Las razas morenas se derivaron de una mezcla de pueblos rojos y amarillos.
«En Asia los primeros hombres rojos y amarillos se mezclaron hasta cierto grado y la prole de esta unión se trasladó hacia el oriente por la costa del mar meridional y, a la larga, fueron empujados hacia las penínsulas e islas cercanas por la prolífica raza amarilla. Estos son los hombres morenos de hoy en día.» LU 64:7.6
Las razas amarillas sobrevivieron en Asia. Las razas roja, verde y anaranjada casi se destruyeron a sí mismas en guerras raciales.
«La raza amarilla sigue ocupando las regiones centrales de Asia oriental. De las seis razas ésta ha sobrevivido en mayores números. Aunque el hombre amarillo tuvo de cuando en cuando sus guerras raciales, no se embarcó en guerras de exterminio tan incesantes e implacables como las que libraban los hombres rojos, verdes y anaranjados. Estas tres razas prácticamente se aniquilaron a sí mismas antes de ser arrasadas casi por completo por sus enemigos de las otras razas.» LU 64:7.7
A medida que las tribus sangik, principalmente los hombres azules, invadían Europa, se mezclaron con los neandertales y los elevaron, y posteriormente se extendieron desde Inglaterra hasta la India.
«Ya que el quinto glaciar no llegó a extenderse tanto hacia el sur en Europa, se abrió paso parcial para que estos pueblos sangik emigraran al nordeste; y al retroceder el hielo, los hombres azules, juntamente con algunos otros grupos raciales pequeños, emigraron hacia el oeste por las antiguas sendas de las tribus de Andón. Invadieron a Europa en olas sucesivas, ocupando la mayor parte del continente.
«En Europa no tardaron en tropezar con los descendientes neandertales de su antepasado primitivo común, Andón. Estos neandertales europeos más antiguos habían sido impulsados hacia el sur y el este por el glaciar y por lo tanto estaban situados como para rápidamente encontrar y absorber a sus primos invasores de las tribus sangik.
«En general y desde el principio, las tribus sangik eran más inteligentes que los descendientes decadentes de los llaneros andónicos, y, en muchos aspectos, muy superiores a ellos; y el mestizaje de estas tribus sangik con los pueblos neandertales resultó en una mejora inmediata de la más antigua de las dos razas. Esta infusión de sangre sangik, máxime la del hombre azul, produjo aquella marcada mejora en los pueblos neandertales que se observa en las olas sucesivas de tribus cada vez más inteligentes que invadieron Europa desde el oriente.
«Durante el siguiente período interglacial esta nueva raza neandertal se expandió desde Inglaterra hasta la India. El resto de la cepa azul que había quedado en la antigua península pérsica se amalgamó más adelante con ciertas otras, principalmente la amarilla; y la mezcla resultante, que posteriormente fue algo mejorada por el influjo de la raza violeta de Adán, ha perdurado como las tribus nómadas morenas de los árabes modernos.» LU 64:7.8
El destino último de las tribus sangik debe tener en cuenta la mezcla posterior con sangre adánica.
«Todo esfuerzo por identificar la descendencia sangik en los pueblos modernos ha de tener presente la mejora subsiguiente de las variedades raciales, resultado del influjo de la sangre adánica.» LU 64:7.12
Los sangik primarios buscaron los climas templados, mientras que los secundarios se dirigieron hacia el sur.
«Las razas superiores buscaron los climas septentrionales o templados, en tanto que las razas anaranjada, verde e índiga tendieron a dirigirse hacia la África por el puente terrestre recién aparecido que separaba el Mediterráneo, en pleno retroceso hacia el oeste, del Océano Índico.» LU 64:7.13
La migración en masa de los pueblos índigo hacia África.
«El hombre índigo fue el último de las gentes sangik en emigrar del centro de origen racial. Más o menos en la época en que el hombre verde exterminaba a la raza anaranjada en Egipto debilitándose considerablemente en el proceso, comenzó el gran éxodo negro hacia el sur por Palestina, a lo largo de la costa; más adelante, cuando estos pueblos índigos de gran fuerza física invadieron a Egipto, exterminaron al hombre verde a pura fuerza de números. Estas razas índigas absorbieron a los descendientes restantes del hombre anaranjado y a gran parte de la cepa del hombre verde; por ende, ciertas tribus índigas se mejoraron considerablemente por medio de esta amalgamación racial.» LU 64:7.14
La historia racial del antiguo Egipto.
«Así pues, parece que Egipto, en un principio, fue dominado por el hombre anaranjado y luego por el verde, seguido por el hombre índigo (negro), y aún más adelante, por una mezcla de hombres índigo, azul y verde modificado. Pero mucho tiempo antes de llegar Adán, los hombres azules de Europa y las razas mestizas de Arabia habían expulsado a la raza índiga afuera de Egipto, a un territorio mucho más austral en el continente africano.» LU 64:7.15
Distribución de las razas de color al final de las migraciones sangik.
«Al acercarse a su fin las migraciones de los sangik, las razas verde y anaranjada ya no existen, el hombre rojo ocupa Norteamérica, el hombre amarillo, Asia oriental, el hombre azul, Europa, y la raza índiga ha ido a dar a África. La India alberga una mezcla de las cepas secundarias de los sangik; y el hombre moreno, una mezcla de la raza roja y la amarilla, ocupa las islas frente a la costa asiática. Una raza amalgamada de potencial un tanto superior ocupa las tierras altas de Sudamérica. Los andonitas más puros habitan el extremo de las regiones septentrionales de Europa e Islandia, Groenlandia y el nordeste de Norteamérica.» LU 64:7.16
El miedo a los glaciares produjo a los primeros aventureros marinos.
«Durante los períodos de máximo avance glacial, las tribus andonitas del extremo oeste casi llegaron a ser arrojados al mar. Pasaron muchos años viviendo en una franja angosta al sur de lo que es ahora la isla de Inglaterra. Y fue la tradición acerca de estas invasiones repetidas glaciales la que los indujo, cuando sobrevino la sexta y última de ellas, a adaptarse al mar. Fueron los primeros aventureros marinos. Construyeron barcos y partieron en busca de nuevas tierras con esperanzas de que éstas estuvieran libres de las aterradoras invasiones de hielo. Algunos llegaron a Islandia, otros a Groenlandia, pero la gran mayoría pereció de hambre y de sed en el mar abierto.» LU 64:7.17
Llegada del hombre rojo y de los esquimales a Norteamérica.
«Hace un poco más de ochenta mil años, poco después de llegar el hombre rojo al noroeste de Norteamérica, la congelación de la superficie de los mares del norte y el avance de las capas locales de hielo en Groenlandia obligaron a estos descendientes esquimales de los aborígenes de Urantia a buscar una tierra mejor, un nuevo lugar de residencia; lo lograron, cruzando a salvo los estrechos angostos que separaban en este momento Groenlandia de las masas terrestres del nordeste de Norteamérica. Alcanzaron el continente alrededor de dos mil cien años después de llegar el hombre rojo a Alaska. Posteriormente, una parte de la descendencia mestiza del hombre azul se desplazó hacia el oeste y se amalgamó con los esquimales más recientes y esta unión resultó ligeramente beneficiosa para las tribus esquimales.» LU 64:7.18
La valentía y la entrega de los primeros hombres a menudo rozaba la grandeza y la sublimidad.
«Las luchas de estas primeras edades se caracterizaron por la valentía, el denuedo y hasta el heroísmo. Todos lamentamos que muchos de esos rasgos vigorosos y excelentes de vuestros antepasados primitivos hayan dejado tan poco efecto en las razas más recientes. Si bien apreciamos el valor de muchos de los refinamientos de la civilización que va avanzando, extrañamos la magnífica persistencia y la espléndida dedicación de vuestros primeros antepasados, que a veces rayaban en la grandeza y la sublimidad.» LU 64:7.20
Cambios climáticos y geológicos causaron la dispersión de los moradores del Sahara.
«La primitiva expansión de la raza violeta en Europa fue interrumpida por ciertos cambios climáticos y geológicos relativamente repentinos. Con el retiro de los hielos del norte los vientos cargados de agua del oeste cambiaron dirección hacia el norte, tornándose así gradualmente las grandes regiones abiertas de pastoreo del Sahara en un desierto desnudo. Esta sequía dispersó a los moradores más pequeños, morenos de ojos negros y cabezas alargadas, que habitaran la gran llanura del Sahara.
«Los elementos índigos más puros se trasladaron hacia el sur a los bosques de África central, donde permanecieron desde entonces. Los grupos más mezclados se dispersaron en tres direcciones: las tribus superiores del oeste migraron a España y de allí a las zonas adyacentes de Europa, formando el núcleo de las futuras razas mediterráneas de cabeza alargada y color atezado. El grupo menos progresista del este de la llanura del Sahara emigró a Arabia y de allí a través de la Mesopotamia del norte y de la India al lejano Ceilán. El grupo central se trasladó al norte y al este del valle del Nilo y penetró en Palestina.
«Es este substrato sangik secundario que sugiere cierto grado de parentesco entre los pueblos modernos que se encuentran en el Dekán, a través de Irán, Mesopotamia y ambas orillas del mar Mediterráneo.» LU 80:2.1
El hombre rojo y el hombre amarillo escaparon de mezclarse con los neandertales. El hombre rojo reinó al este de Asia hasta que la presión demográfica causó que la raza amarilla se trasladara hacia el norte. Eso dio como resultado la guerra y, después de doscientos mil años, el hombre rojo fue empujado por el istmo de Bering hasta Norteamérica.
«La historia de la India es la historia de la conquista andita y la consiguiente sumersion de los anditas en los pueblos evolucionarios más antiguos; la historia del Asia oriental en general es la historia de los sangiks primarios, particularmente el hombre rojo y el hombre amarillo. Estas dos razas evitaron casi en su totalidad la mezcla con el degradado linaje neandertal, que fue el que retardó enormemente al hombre azul en Europa, preservando de este modo el potencial superior del tipo sangik primario.
«Los primeros hombres de Neandertal se diseminaron por toda Eurasia, pero el ala oriental era la más contaminada con los degradados linajes animales. Estos tipos subhumanos fueron desplazados hacia el sur por el quinto glaciar, la misma capa de hielo que por mucho tiempo bloqueó la migración sangik hacia el este en Asia. Y cuando el hombre rojo se dirigió hacia el noreste bordeando las tierras altas de la India, halló el noreste de Asia libre de esta especie subhumana. La organización tribal de las razas rojas se formó antes que la de cualquier otro pueblo, y fueron los primeros en emigrar del centro sangik de Asia central. Los linajes inferiores del hombre de Neandertal fueron destruidos o desplazados del territorio continental por las posteriores migraciones de las tribus amarillas. Pero el hombre rojo había reinado en forma suprema en el este de Asia durante casi cien mil años antes de que llegaran las tribus amarillas.
«Hace más de trescientos mil años el grupo principal de la raza amarilla invadió a la China desde el sur, como emigrantes costeros. Cada milenio fueron penetrando más y más en el continente, pero no establecieron contacto con sus hermanos tibetanos hasta tiempos relativamente recientes.
«La creciente presión de la población ocasionó que la raza amarilla en su desplazamiento hacia el norte, comenzó a penetrar en los territorios de caza del hombre rojo. Esta usurpación, unida al natural antagonismo racial, culminó en hostilidades, cada vez más graves, y de este modo comenzó la crucial lucha por las tierras fértiles del Asia más lejana.
«El relato de esta contienda de una entera época entre las razas roja y amarilla es una epopeya de la historia de Urantia. Durante más de doscientos mil años estas dos razas superiores libraron una encarnizada e infatigable guerra. En las primeras luchas, vencieron generalmente las razas rojas y sus incursiones causaron estragos entre las colonias amarillas. Pero el hombre amarillo era un alumno aventajado en las destrezas de la guerra, y rápidamente manifestó una marcada habilidad para vivir pacíficamente con sus compatriotas. Los chinos fueron los primeros en aprender que en la unión está la fuerza. Las tribus rojas continuaron con sus graves conflictos de aniquilación mutua y comenzaron a sufrir repetidas derrotas a manos de los agresivos e implacables chinos, que continuaron su inexorable marcha hacia el norte.
«Hace cien mil años las diezmadas tribus de la raza roja se batían en retirada hacia los hielos del último glaciar, y cuando el pasaje de tierra hacia el este, sobre el Estrecho de Bering, se hizo transitable, estas tribus no tardaron en abandonar las inhospitalarias costas del continente asiático. Han transcurrido ochenta y cinco mil años desde el momento en que el último hombre rojo puro partió de Asia, pero la prolongada lucha dejó sus huellas genéticas sobre la victoriosa raza amarilla. Los pueblos chinos del norte, junto a los siberianos andonitas, asimilaron una importante cantidad del sangre roja y con ello se beneficiaron considerablemente.» LU 79:5.1
Los indios norteamericanos nunca estuvieron en contacto con los descendientes de Adán y Eva, pues los últimos que emigraron a Norteamérica llegaron hace 85.000 años.
«Los indios de Norteamérica nunca llegaron a tomar contacto siquiera con los vástagos anditas de Adán y Eva, ya que fueron desposeídos de su tierra natal asiática unos cincuenta mil años antes de la llegada de Adán. Durante la época de las migraciones anditas los linajes puros rojos se estaban diseminando por Norteamérica como tribus nómades y cazadoras que practicaban la agricultura en menor grado. Estas razas y grupos culturales permanecieron en un aislamiento casi total del resto del mundo desde su llegada a las Américas hasta el fin del primer milenio de la era cristiana, cuando fueron descubiertos por las razas blancas de Europa. Hasta ese momento los esquimales eran lo más parecido al hombre blanco que hasta entonces jamás había visto las norteñas tribus de hombres rojos.
«Las razas roja y amarilla, son las únicas razas humanas que alcanzaron alguna vez un alto grado de civilización lejos de la influencia andita. El más antiguo centro cultural amerindio fue el de los Onamonalonton en California, pero ya por el año 35.000 a. de J.C. había desaparecido. En México, en Centroamérica y en las montañas de Sudamérica las ulteriores y más duraderas civilizaciones fueron fundadas por una raza predominantemente roja, pero que mostraba considerable cantidad de componentes de las razas amarilla, anaranjada y azul.» LU 79:5.7
Movimiento de razas en el sureste de Asia.
«Algún tiempo después de desplazar al hombre rojo hacia Norteamérica, los chinos en plena expansión desalojaron a los andonitas de los valles de los ríos del este de Asia obligándolos a retirarse hacia Siberia, al norte, y el Turquestán, al oeste; donde pronto entrarían en contacto con la cultura superior de los anditas.
«En Birmania y en la península de Indochina las culturas de la India y de China se mezclaron y combinaron produciendo las sucesivas civilizaciones de esas regiones. Allí la desaparecida raza verde ha persistido en una proporción mayor que en cualquier otra parte del mundo.
«Muchas razas diferentes ocuparon las islas del Pacífico. En general, las islas situadas al sur, que por ese entonces eran más extensas, estaban habitadas por pueblos que tenían altos porcentajes de sangre de las razas verde e índiga. Las islas situadas al norte estaban dominadas por los andonitas y más tarde por razas compuestas en grandes proporciones por linajes de las razas roja y amarilla. Los antepasados del pueblo japonés no fueron desplazados del territorio continental hasta el año 12.000 a. de J.C., cuando resultaron desalojados por un poderoso ataque en dirección a la costa del sur por las tribus norteñas chinas. Su éxodo final se debió no tanto a la presión del crecimiento de la población sino a la iniciativa de un cacique a quien llegaron a considerar un personaje divino.
«Al igual que los pueblos de la India y el Levante, las victoriosas tribus de los hombres amarillos establecieron sus primeras bases a lo largo de las costas y en las márgenes de los ríos. A las colonias costeras les fue mal en los años posteriores debido a las inundaciones cada vez más frecuentes y el cambio de curso de las aguas de los ríos, que hicieron insostenible la situación de la ciudades ubicadas en las tierras bajas.
«Hace veinte mil años los antepasados de los chinos habían construido una docena de primitivos centros de cultura y enseñanza, especialmente a lo largo de los ríos Amarillo y Changjiang [Azul o Yangtze]. Ahora esos centros comenzaban a ser reforzados con la llegada de un caudal constante de pueblos de mezcla superior que provenían de Xinjiang y del Tíbet. La migración desde el Tíbet hacia el valle del río Changjiang no se propagó tanto como en el norte, ni tampoco eran los centros tibetanos tan avanzados como aquellos de la cuenca del Tarim. Pero ambos movimientos llevaron consigo hacia el este y las colonias ribereñas cierta cantidad de sangre andita.» LU 79:6.1
Los antiguos centros de cultura del hombre azul estaban ubicados junto a los ríos de Europa.
«Los antiguos centros de la cultura del hombre azul estaban ubicados a lo largo de todos los ríos de Europa, pero tan sólo el Somme fluye ahora en el mismo curso que seguía antes de los tiempos glaciales.» (891.2) 80:3.1
La cultura europea del hombre azul era una mezcla de muchas razas.
«Aunque hablamos del hombre azul diseminado por el continente europeo, había docenas de tipos raciales. Aun hace treinta y cinco mil años las razas azules europeas ya estaban altamente mezcladas y llevaban en su sangre tanto cepas rojas como amarillas, mientras que en las costas atlánticas y en las regiones correspondientes presentemente a Rusia habían absorbido una cantidad considerable de sangre andonita y hacia el sur estaban en contacto con los pueblos saharianos. Pero sería estéril intentar enumerar los muchos grupos raciales.» LU 80:3.2
La cultura posadánica de los cromañones era una mezcla del hombre azul y los adanitas.
«La civilización europea de este primitivo período postadánico era una mezcla única del vigor y el arte de los hombres azules con la imaginación creadora de los adanitas. Los hombres azules eran una raza de gran vigor, pero deterioraron considerablemente el estado cultural y espiritual de los adanitas. Para estos últimos fue sumamente difícil inculcar su religión a los cro-magnoides debido a la tendencia de tantos de ellos de engañar y seducir a las doncellas. Por diez mil años la religión en Europa se mantuvo a nivel muy bajo en comparación con el desarrollo en la India y en Egipto.» LU 80:3.3
La cultura y civilización del hombre azul.
«Los hombres azules eran perfectamente honestos en todas sus negociaciones y estaban totalmente libres de los vicios sexuales de los adanitas mezclados. Respetaban la virginidad, y tan sólo practicaban la poligamia cuando la guerra producía escasez de varones.
«Los pueblos cro-magnoides eran una raza valiente y con visión. Poseían un eficiente sistema de puericultura. Ambos padres participaban en estas tareas, y los hijos mayores colaboraban plenamente. Todos los niños aprendían el cuidado de las cue-vas, las artes y el trabajo en piedra. A temprana edad, las mujeres eran expertas en las artes domésticas y la agricultura primitiva, mientras que los hombres eran hábiles cazadores y guerreros intrépidos.
«Los hombres azules eran cazadores, pescadores y recolectores de alimento; eran expertos constructores de barcas. Fabricaban hachas de piedra, talaban los árboles, erigían cabañas de troncos, parcialmente subterráneas y con techos de cuero. Aún existen pueblos que construyen cabañas similares en Siberia. Los cro-magnoides del sur generalmente vivían en cuevas y grutas.» LU 80:3.4
Los cromañones eran valientes; más adelante, con la infusión de sangre adánica, se hicieron artistas.
«No era inaudito durante los rigores del invierno que sus centinelas en vigía nocturna junto a la entrada de las cuevas se murieran congelados. Eran valerosos, pero por sobre todas las cosas eran artistas; la mezcla adánica de pronto aceleró la imaginación creadora. El máximo del arte del hombre azul se produjo alrededor de quince mil años atrás, antes de los días en que las razas de tez más oscura llegaran al norte desde África a través de España.» LU 80:3.7
Los cambios climáticos dieron como resultado avances culturales, pero causaron ciertas regresiones biológicas.
«Alrededor de quince mil años atrás los bosques alpinos se estaban expandiendo ampliamente. Los cazadores europeos estaban siendo empujados hacia los valles fluviales y las costas del mar por las mismas dificultades climáticas que habían tornado los otrora felices terrenos de caza del mundo en desiertos áridos y secos. A medida que los vientos de lluvia cambiaban dirección hacia el norte, las grandes llanuras de pastura de Europa se fueron cubriendo de bosques. Estas grandes modificaciones climáticas y relativamente repentinas obligaron a las razas de Europa a cambiar sus actividades, de la caza en espacios abiertos, al pastoreo, y hasta cierto punto, la pesca y la agricultura.
«Estos cambios, aunque arrojaron avances culturales, produjeron ciertas regresiones biológicas. Durante la era cazadora previa las tribus superiores se habían entremezclado con los tipos más altos de prisioneros de guerra e invariablemente habían destruido a aquellos a quienes consideraban inferiores. Pero a medida que comenzaron a establecer asentamientos y a ocuparse de la agricultura y del comercio, comenzaron a conservar a muchos prisioneros mediocres como esclavos. Y la progenie de estos esclavos fue la que luego tan considerablemente deterioró a la cepa cro-magnona. Esta regresión de la cultura continuó hasta recibir ésta un nuevo impulso del este cuando se produjo la invasión final en masa de la Mesopotamia a través de toda Europa, la cual absorbió rápidamente al tipo y cultura cro-magnona y dio inicio a la civilización de las razas blancas.» LU 80:3.8
Descripción de los avances hechos durante la dispensación del Príncipe Planetario.
«With the arrival of the Planetary Prince a new dispensation begins. Government appears on earth, and the advanced tribal epoch is attained. Great social strides are made during a few thousand years of this regime. Under normal conditions mortals attain a high state of civilization during this age. They do not struggle so long in barbarism as did the Urantia races. But life on an inhabited world is so changed by rebellion that you can have little or no idea of such a regime on a normal planet.
«The average length of this dispensation is around five hundred thousand years, some longer, some shorter. During this era the planet is established in the circuits of the system, and a full quota of seraphic and other celestial helpers is assigned to its administration. The Thought Adjusters come in increasing numbers, and the seraphic guardians amplify their regime of mortal supervision.
«Con la llegada del Príncipe Planetario comienza una nueva dispensación. Aparece el gobierno en la tierra, y se alcanza la época tribal avanzada. Durante unos pocos miles de años de este régimen se hacen grandes progresos sociales. Bajo condiciones normales, durante esta época, los mortales alcanzan un estado elevado de civilización. No se lucha por tanto tiempo en la barbarie tal como pasó con las razas de Urantia. Pero la vida en un mundo habitado tanto se altera por la rebelión que vosotros tenéis poca o ninguna idea de dicho régimen en un planeta normal.» LU 52:2.1
Las guerras continúan, pero la vida nacional comienza a sustituir a la organización tribal y surge la vida familiar.
«Pero el Príncipe Planetario no es «el Príncipe de la Paz». Las luchas raciales y las guerras tribales continúan hasta esta dispensación y durante ella, aunque con menor frecuencia y gravedad. Ésta es la gran edad de la dispersión racial, y culmina en un período de intenso nacionalismo. El color es la base de las agrupaciones tribales y nacionales, y las diferentes razas frecuentemente desarrollan idiomas separados. Cada grupo de mortales en vía de la expansión tiende a buscar el aislamiento. La existencia de muchos idiomas favorece esta segregación. Antes de la unificación de las varias razas, sus guerras constantes a veces dan como resultado la obliteración de pueblos enteros; los hombres anaranjados y los verdes son particularmente sensibles a dicha exterminación.
«En los mundos promedios, durante la última parte del gobierno del Príncipe, la vida nacional comienza a reemplazar la organización tribal o más bien a superponerse a las agrupaciones tribales existentes. Pero el gran logro social de la época del Príncipe es la aparición de la vida familiar. Hasta ese momento, las relaciones humanas han sido principalmente tribales; ahora, comienza a materializarse el hogar.
«Ésta es la dispensación durante la cual se lleva a cabo la igualdad entre los sexos. En algunos planetas, el varón gobierna sobre la mujer; en otros prevalece lo opuesto. Durante esta época, los mundos normales establecen una igualdad plena entre los sexos, siendo esto un paso preliminar a la realización más plena de los ideales de la vida hogareña. Éstos son los albores de la era de oro del hogar. La idea del gobierno tribal gradualmente cede su lugar al concepto dual de vida nacional y vida familiar.
«Durante esta época aparece la agricultura. El crecimiento de la idea de la familia es incompatible con la vida nómada y no establecida del cazador. Gradualmente se establecen las prácticas de moradas fijas y labranza de la tierra. La domesticación de los animales y el desarrollo de las artesanías hogareñas proceden paralelamente. Al llegarse a la cúspide de la evolución biológica, se ha logrado un alto nivel de civilización, pero hay poco desarrollo de orden mecánico; la invención es característica de la era subsiguiente.» LU 52:2.5
El comienzo de la purificación de las razas es uno de los grandes logros de esta edad.
«Uno de los grandes logros de la edad del príncipe es esta restricción de la multiplicación de los individuos mentalmente defectuosos y socialmente ineptos. Mucho antes de la época de la llegada de los segundos hijos, los Adanes, la mayoría de los mundos se dedican seriamente a la tarea de la purificación de la raza, cosa que los pueblos de Urantia aún no han emprendido seriamente.» LU 52:2.10
Cuando el hombre primitivo llega a la cima del desarrollo evolutivo, llegan los elevadores biológicos—Adán y Eva.
«Durante la dispensación de un Príncipe Planetario, el hombre primitivo alcanza los límites del desarrollo evolucionario natural, y este logro biológico señala al Soberano del Sistema el momento en que corresponde despachar a dicho mundo la segunda orden de filiación, los elevadores biológicos. Estos Hijos, pues hay dos de ellos —el Hijo Material y la Hija Material— generalmente se conocen en un planeta como Adán y Eva. El Hijo Material original de Satania es Adán, y aquellos que van a los mundos del sistema como elevadores biológicos llevan siempre el nombre de este Hijo primero y original de su orden singular.» LU 51:0.1
El séquito corpóreo del Príncipe, de cien miembros.
«El séquito comprendía gran cantidad de ángeles cooperadores y una multitud de otros entes celestiales que se asignaron a fin de llevar adelante los intereses y promover el bienestar de las razas humanas. Pero desde vuestro punto de vista, el grupo más interesante de todo el séquito del Príncipe era el de los miembros corpóreos —a los cuales, a veces, se les refiere como los cien de Caligastia.
«Caligastia escogió a estos cien miembros rematerializados para su organización entre más de 785.000 ciudadanos ascendentes de Jerusem que se ofrecieron para embarcarse en la aventura de Urantia. Cada uno de los cien elegidos provenía de un planeta diferente, y ninguno de ellos era de Urantia.
«Se trajeron estos voluntarios jerusemitas directamente de la capital del sistema hasta Urantia por transporte seráfico; y, a su llegada, se mantuvieron enserafinados hasta tanto se les pudiera dar la forma de personalidad de naturaleza dual del servicio planetario especial. Eran verdaderos cuerpos de carne y hueso que, a la vez, estaban sintonizados con los circuitos vitales del sistema.» LU 66:2.3
Implantación del plasma vital de los cien humanos de Urantia en los nuevos cuerpos del séquito del Príncipe.
«Antes de la llegada de estos cien ciudadanos de Jerusem, los dos Portadores de Vida supervisores que residían en Urantia, tras haber perfeccionado sus planes, solicitaron permiso a Jerusem y Edentia para trasplantar el plasma vital de cien supervivientes seleccionados de la descendencia de Andón y Fonta a los cuerpos materiales destinados para los miembros corpóreos del Príncipe. Se otorgó el permiso en Jerusem y se aprobó en Edentia.
«Por consiguiente, los Portadores de Vida seleccionaron a cincuenta varones y cincuenta hembras de la posteridad de Andón y Fonta, que representaban la supervivencia de las mejores variedades de aquella raza única. Con una o dos excepciones, estos andonitas que tanto contribuyeron al progreso de la raza no se conocían entre sí. Provenían de lugares separados por grandes distancias. Mediante la dirección coordinada de los Ajustadores del Pensamiento y la conducción seráfica se juntaron en el umbral de la sede central del Príncipe. Aquí los cien sujetos humanos se pusieron al cargo de la comisión de voluntarios sumamente capaces de Avalón que dirigió la extracción material de una porción del plasma vital de estos descendientes andónicos. Este material viviente, a su vez, se transfirió a los cuerpos materiales hechos para uso de los cien miembros jerusemitas del séquito del Príncipe. Entretanto, estos ciudadanos recién llegados de la capital del sistema se mantuvieron en el sueño del transporte seráfico.» LU 66:2.6
Estos sucesoss cubrieron diez días y dieron lugar a numerosos mitos y leyendas.
«Estos sucesos, juntamente con la creación concreta de los cuerpos especiales para los cien de Caligastia, dieron origen a numerosas leyendas, gran parte de las cuales se confundieron más tarde con las tradiciones posteriores acerca de la instalación planetaria de Adán y Eva.
«Toda la ejecución de la repersonalización duró precisamente diez días, desde que llegaron de Jerusem los transportes seráficos que portaban a los cien voluntarios, hasta que recuperaron éstos el conocimiento, ya convertidos en seres triples del reino.» LU 66:2.8
No hubo descendencia del séquito corpóreo del Príncipe antes del aislamiento de las corrientes vitales de Satania. El séquito siguió a la raza andónica en el color de piel y el idioma.
«Estos seres extraordinarios, por ende, casi no tenían idea de qué tipo de criatura material se produciría como resultado de su unión sexual. Y, de hecho, nunca lo supieron; pues, antes de llegar al momento de dicho paso en la prosecución de su labor mundial, se trastornó el régimen entero debido a la rebelión, y los que más adelante desempeñaron el papel de progenitores quedaron separados de las corrientes vitales del sistema.
«En cuanto al color de la piel y el lenguaje, estos miembros materializados del séquito de Caligastia siguieron la raza andónica. Tomaban alimentos tal como lo hacían los mortales del reino con la siguiente diferencia: los cuerpos recreados de este grupo quedaban del todo satisfechos con un régimen alimenticio sin carne. Esta figuraba entre las consideraciones que determinaron su residencia en una región cálida en la cual abundaban las frutas y nueces. La práctica de subsistir a régimen no carnívoro data de los tiempos de los cien de Caligastia; pues esta costumbre se propagó por todas partes, afectando los hábitos alimenticios de muchas tribus circundantes, los grupos descendientes de las razas evolutivas que, en otro tiempo, habían sido exclusivamente carnívoras.» LU 66:4.6
Se hicieron también ciertos cambios en el cuerpo de los cien andonitas.
«Cabe por explicar que, al contribuir los cien andonitas su plasma de germen humano a los miembros del séquito del Príncipe, los Portadores de Vida introdujeron en sus cuerpos mortales el complemento de los circuitos del sistema; y así pudieron continuar viviendo junto con el séquito, siglo tras siglo, desafiando a la muerte física.
«Con el tiempo se dio conocimiento a los cien andonitas de su contribución a las nuevas formas de sus superiores, y estos mismos cien hijos de las tribus de Andón se mantuvieron en la sede central en calidad de asistentes personales del séquito corpóreo del Príncipe.» LU 66:4.15
Naturaleza y función del séquito corpóreo del Príncipe.
«2. Los cien eran seres materiales pero sobrehumanos, tras haberse reconstituido en Urantia a manera de hombres y mujeres singulares que pertenecían a un orden superior y extraordinario.
«A pesar de que este grupo tenía ciudadanía provisional en Jerusem, hasta este momento, aún no se habían fusionado con sus Ajustadores del Pensamiento; y cuando se ofrecieron de voluntarios y se aceptaron para el servicio planetario de acuerdo con las órdenes descendentes de la filiación, sus Ajustadores se separaron de ellos. Estos jerusemitas, sin embargo, eran seres sobrehumanos —tenían almas de crecimiento ascendente. Durante la vida mortal en la carne, el alma es de estado embrionario; nace (resucita) en la vida morontial y experimenta el desarrollo a través de los mundos morontiales sucesivos. Y las almas de los cien de Caligastia, de este modo, se expandieron mediante las experiencias progresivas de los siete mundos de estancia hasta el estado de ciudadanía en Jerusem.» LU 66:4.8
«Los Portadores de Vida, los arquitectos de la forma, proveen a dichos voluntarios de nuevos cuerpos físicos, que éstos ocupan durante los períodos de estadía planetaria. Estas formas de la personalidad, aunque exentas de las enfermedades comunes de los reinos, están, como los cuerpos morontiales iniciales, sujetas a ciertos accidentes de naturaleza mecánica.» LU 50:3.3
Dos clases de descendencia resultaron del apareamiento sexual del séquito del Príncipe.
«Estos asistentes del Príncipe Planetario raramente se aparejan con las razas del mundo, pero siempre lo hacen entre sí. Dos clases de seres resultan de estas uniones: el tipo primario de seres intermedios y ciertos tipos elevados de seres materiales que permanecen asignados al séquito del príncipe una vez que sus progenitores han sido retirados del planeta al tiempo de la llegada de Adán y Eva. Estos hijos no se aparejan con las razas mortales excepto en ciertas situaciones de emergencia y aun entonces tan sólo por mandato del Príncipe Planetario. En un tal caso, sus hijos —los nietos del séquito corpóreo— tienen el mismo estado que las razas superiores de su época y generación. Toda la progenie de los asistentes del Príncipe Planetario son resididos por un Ajustador.» LU 50:3.5
«Conforme a sus instrucciones, el séquito no practicó la reproducción sexual, aunque sí estudiaron con gran esmero su constitución personal, y exploraron a fondo cada fase imaginable de unión del intelecto (la mente) y de la morontia (el alma). Durante el año treinta y tres de su estadía en Dalamatia, mucho antes de terminar de construirse la muralla, los números dos y siete del grupo danita descubrieron por azar un fenómeno que resulta de la unión del yo morontial de cada uno de ellos (el cual, presuntamente, es no sexual y no es material); esta aventura dio como resultado la primera de las criaturas intermedias primarias. Este ser nuevo era del todo visible para el séquito planetario y sus asociados celestiales y, sin embargo, no era visible a los hombres y mujeres de las distintas tribus humanas. Con autorización del Príncipe Planetario, todo el grupo corpóreo emprendió la producción de seres similares, y todos lo lograron, siguiendo las instrucciones de la pareja precursora danita. Así, pues, el séquito del Príncipe, con el tiempo, engendró el cuerpo original de los 50.000 seres intermedios primarios.» LU 66:4.10
Los cien de Caligastia se mantenían inmortales comiendo el fruto del árbol de la vida.
«3. Los cien de Caligastia eran personalmente inmortales, o incapaces de morir. Por su forma material circulaban los antídotos de las corrientes vitales del sistema; y de no haber perdido el contacto con los circuitos por causa de la rebelión, habrían seguido viviendo por tiempo indefinido, hasta que adviniera posteriormente el próximo Hijo de Dios, o hasta su futura liberación a fin de reanudar el trayecto interrumpido a Havona y al Paraíso.
«Estos complementos antidotales de las corrientes vitales de Satania se derivaban del fruto del árbol de la vida, un arbusto de Edentia que los Altísimos de Norlatiadek enviaron a Urantia al llegar Caligastia. En la época de Dalamatia este árbol se cultivaba en el patio central del templo del Padre invisible, y el fruto del árbol de la vida permitió que los seres materiales y, en otros respectos mortales, del séquito del Príncipe, siguieran viviendo por tiempo indefinido, siempre y cuando tuvieran acceso a él.» LU 66:4.12
Cada una de las diez comisiones se puso a trabajar lentamente para hacer avanzar a las razas primitivas.
«Los cien de Caligastia —graduados de los mundos de estancia de Satania— bien conocían las artes y la cultura de Jerusem, pero dichos conocimientos son casi inútiles en un planeta salvaje, poblado por humanos primitivos. Estos seres sabios sabían que no convenía emprender la transformación repentina, o la elevación masiva, de las razas primitivas de aquella época. Bien comprendían la lenta evolución de la especie humana, y prudentemente se abstuvieron de todo intento radical para modificar el modo de vida del hombre en la tierra.
«Cada una de las diez comisiones planetarias abordó lenta y naturalmente el fomento de los intereses que se les había encomendado. Su plan consistió en atraer a los mejores intelectos de las tribus circundantes y, tras haberles preparado, enviarles de vuelta a su pueblo respectivo como emisarios de la elevación social.» LU 66:6.3
Usaron a nativos de las tribus o razas para elevar las costumbres y convenciones de las razas
«Nunca se enviaban emisarios extranjeros a ninguna raza a no ser que el grupo mismo presentara una solicitud específica. Los que trabajaban para la elevación y avance de una tribu o raza determinada eran siempre nativos de esa tribu o raza. Los cien no deseaban imponer hábitos y costumbres a ninguna tribu, ni siquiera los de una raza superior. Siempre gestionaban con paciencia para elevar y hacer avanzar las costumbres sometidas a la prueba del tiempo de cada raza. La gente simple de Urantia trajo consigo sus costumbres sociales a Dalamatia, no para cambiarlas por prácticas mejores y nuevas, sino para hacer que se elevaran por el contacto con una cultura superior y por asociación con intelectos superiores. El proceso fue lento, pero surtió efecto.» (749.7) 66:6.5
Intentaron acelerar la evolución normal y natural.
«Los maestros de Dalamatia procuraron agregar la selección social consciente a la selección puramente natural de la evolución biológica. No trastornaron la sociedad humana, pero sí aceleraron marcadamente su evolución natural y normal. Su motivo fue la progesión mediante la evolución y no la revolución mediante la revelación. La raza humana había tardado muchas edades en adquirir la escasa religión y los principios morales que tenía, y estos superhombres bien sabían que no convenía robarle a la humanidad estos pocos avances, porque se produce confusión y consternación cada vez que los seres superiores iluminados emprenden la elevación de las razas atrasadas en forma de excesiva erudición e iluminación.» LU 66:6.6
La civilización progresó de manera normal durante unos 300.000 años.
«A partir de la llegada del Príncipe Caligastia, la civilización planetaria progresó de manera bastante normal durante casi trescientos mil años. Aparte de ser una esfera de modificación de vida, y por tanto, propensa a numerosas irregularidades y episodios insólitos de fluctuación evolucionaria, Urantia progresó de forma muy satisfactoria en su trayectoria planetaria hasta los tiempos de la rebelión de Lucifer y la traición simultánea de Caligastia. Este desacierto catastrófico así como el fracaso ulterior de Adán y Eva en cumplir con su misión planetaria modificaron toda la subsiguiente historia del planeta.» LU 66:8.3
Caligastia se unió a Lucifer en rebelión.
«El Príncipe de Urantia ingresó en la oscuridad en el momento de la rebelión de Lucifer, acelerando así la prolongada confusión del planeta. Posteriormente se le privó de su autoridad soberana mediante la acción coordinada de los gobernantes de la constelación y otras autoridades del universo. Compartió las inevitables vicisitudes de Urantia aislada hasta el momento de la estadía de Adán en el planeta y contribuyó en parte al fracaso del plan concebido para elevar las razas mortales mediante la infusión de sangre vital de la nueva raza violeta: los descendientes de Adán y Eva.» LU 66:8.4
Reinó una gran confusión en Dalamatia y pronto la sociedad se hundió hasta su antiguo nivel biológico.
«Imperó gran confusión en Dalamatia y sus inmediaciones por casi cincuenta años después de la instigación a la rebelión. Se intentó la reorganización completa y radical de todo el mundo; la revolución desplazó a la evolución como política de progreso cultural y mejoramiento racial. Avanzó repentinamente la condición cultural entre los residentes temporales superiores, los que se habían capacitado parcialmente en Dalamatia y sus alrededores; pero, cuando se pusieron a prueba estos nuevos y radicales métodos entre los pueblos más remotos, hubo inmediatamente confusión indescriptible y pandemonio racial. Los primitivos hombres, a mitad de evolución, de aquellos días no tardaron en convertir la libertad en libertinaje.
«Poco después de la rebelión, todo el séquito de la sedición acometió una vigorosa defensa de la ciudad contra las hordas de semisalvajes que sitiaron sus murallas como resultado de las doctrinas de libertad que, prematuramente, se les habían impartido. Muchos años antes de sumergirse la hermosa sede central bajo las olas meridionales, las tribus descaminadas y mal educadas de las regiones apartadas de Dalamatia ya se habían abalanzado sobre la espléndida ciudad en asalto semisalvaje, impulsando hacia el norte al séquito secesionista y sus asociados.
«El esquema de Caligastia para la reconstrucción inmediata de la sociedad humana de acuerdo con sus conceptos de la libertad individual y los derechos de los grupos, resultó un veloz y, en cierto modo, rotundo fracaso. La sociedad pronto revirtió a su antiguo nivel biológico, y volvió a comenzar la lucha progresiva a partir de un punto no mucho más adelantado de donde se encontraba al principio del régimen de Caligastia; pues este levantamiento había dejado al mundo en un estado de suma confusión.» LU 67:5.1
La caída de Caligastia tuvo poco impacto en la evolución biológica, y finalmente el progreso en el desarrollo de las razas de Urantia alcanzó su cima.
«A la condición física o biológica de los pueblos de Urantia le hicieron poco efecto la decadencia cultural y pobreza espiritual que resultaron de la caída de Caligastia y de la consiguiente confusión social. La evolución orgánica procedió de prisa, muy a pesar del revés moral y cultural que, tan aceleradamente, siguió a la deslealtad de Caligastia y Daligastia. Hubo un momento en la historia planetaria, hace casi cuarenta mil años, cuando advirtieron los Portadores de Vida en servicio que desde un punto de vista puramente biológico se acercaba al ápice el desarrollo progresivo de las razas de Urantia. Coincidiendo con esta opinión, los síndicos Melquisedek acordaron prontamente unirse a los Portadores de Vida respecto a una petición a los Altísimos de Edentia solicitando que Urantia se sometiera a inspección con miras a la autorización del envío de elevadores biológicos, un Hijo y una Hija Material.» LU 73:0.1
Cuando los miembros rebeldes del séquito del Príncipe se dieron cuenta de que habían sido degradados al estatus de seres mortales, recurrieron a la reproducción sexual.
«Los sesenta miembros del séquito planetario que se rebelaron eligieron a Nod como jefe. Trabajaron con entusiasmo para el Príncipe rebelde, pero no tardaron en descubrir que se les había privado del sustento de los circuitos vitales del sistema. Despertaron al hecho de que se les había degradado al estado de seres mortales. Eran en efecto superhumanos, pero, al mismo tiempo, materiales y mortales. A fin de aumentar su número, Daligastia ordenó de inmediato que recurrieran a la reproducción sexual, a sabiendas de que los sesenta originales y sus cuarenta y cuatro asociados andonitas modificados estaban destinados a sufrir tarde o temprano la extinción por la muerte. Después de la caída de Dalamatia, el séquito desleal emigró al norte y al este. Sus descendientes se conocieron durante mucho tiempo como los noditas y su lugar de residencia como «la tierra de Nod».» LU 67:4.2
Derivación de los noditas y amadonitas.
«Los noditas fueron los descendientes de los miembros rebeldes del séquito del Príncipe, derivando su nombre de su primer jefe, Nod, antiguo presidente de la comisión dalamatiana de la industria y el comercio. Los amadonitas fueron los descendientes de aquellos andonitas que optaron por mantenerse leales a Van y Amadón. «Amadonita» es más bien una denominación cultural y religiosa que un término racial; desde el punto de vista racial, los amadonitas eran esencialmente andonitas. «Nodita» es tanto un término cultural como racial, pues los noditas mismos constituyeron la octava raza de Urantia.» LU 73:1.3
Los noditas eran una raza superior debido a la modificación inesperada del plasma vital de los donantes andonitas.
«Ya que los cien miembros corpóreos del séquito del Príncipe llevaban plasma del germen de las cepas humanas andónicas, al practicar ellos la reproducción sexual, se esperaría naturalmente que su prole se parecería mucho a los hijos de otros progenitores andonitas. Pero cuando los sesenta rebeldes del séquito, los seguidores de Nod, de hecho se entablaron en la reproducción sexual, sus hijos resultaron muy superiores a los pueblos andonitas así como a los sangik en casi todos los aspectos. Esta superioridad inesperada caracterizó no sólo las cualidades físicas e intelectuales, sino también las capacidades espirituales.
«Estos rasgos mutantes que aparecieron en la primera generación de noditas resultaron de ciertos cambios que se habían forjado en la configuración y los componentes químicos de los factores hereditarios del plasma del germen andónico. Estos cambios fueron ocasionados por la presencia de poderosos circuitos de mantenimiento vital del sistema de Satania en el cuerpo de los miembros del séquito. Estos circuitos vitales hicieron que los cromosomas del modelo especializado de Urantia se reorganizaran más al estilo de los modelos inherentes en la especialización estandardizada sataniana de la manifestacin de vida ordenada nebadónica. La técnica de esta metamorfosis del plasma del germen por acción de las corrientes vitales del sistema es parecida a aquellos procedimientos por los cuales los científicos de Urantia modifican el plasma del germen de las plantas y animales mediante los rayos X.
«Así los pueblos noditas surgieron de ciertas modificaciones particulares e inesperadas que se produjeron en el plasma vital que fue transplantado por los cirujanos de Avalón del cuerpo de los contribuidores andonitas al de los miembros del séquito corpóreo.
«Recordaréis que los cien andonitas contribuidores del plasma del germen, a su vez, se convirtieron en poseedores del complemento orgánico del árbol de la vida de tal modo que sus cuerpos también estaban envueltos por las corrientes de vida satanianas. Los cuarenta y cuatro andonitas modificados que se unieron a los miembros rebeldes del séquito también se procrearon entre sí y contribuyeron mucho al mejoramiento de las cepas del pueblo nodita.
«Estos dos grupos, que comprendían 104 individuos quienes llevaban el plasma del germen andonita modificado, constituyen el linaje de los noditas, la octava raza que apareció en Urantia. Esta nueva característica de la vida humana en Urantia representa otra fase de la ejecución del proyecto original para utilizar este planeta como mundo de modificación de vida, excepto que este acontecimiento fue uno de los no previstos.» LU 77:2.4
División de los noditas.
«Poco después de la destrucción de Dalamatia se dividieron los seguidores de Nod en tres grupos principales. El grupo central permaneció en las inmediaciones de su tierra natal cerca de las aguas de cabecera del Golfo Pérsico. El grupo oriental emigró hacia las regiones de las tierras altas de Elam justamente al este del valle del Eufrates. El grupo occidental estaba situado en las riberas sirias del noreste del Mediterráneo y en el territorio adyacente.» LU 73:1.5
Los noditas y los amadonitas se convirtieron en las razas más avanzadas de la tierra.
«Estos noditas se habían casado libremente con miembros de las razas sangik y habían dejado atrás una progenie capaz. Algunos descendientes de los dalamatianos rebeldes, posteriormente, se unieron a Van y a sus leales seguidores en las tierras del norte de Mesopotamia. Aquí, en los alrededores del Lago Van y en la región sudeste del Mar Caspio, los noditas se unieron y se cruzaron con los amadonitas, y se contaban como los «varones de renombre desde la antigüedad»."
«Antes de la llegada de Adán y Eva estos grupos —los noditas y amadonitas— fueron las razas más avanzadas y cultas de la tierra.» LU 73:1.6
Deterioro de los noditas.
«Los noditas de pura cepa fueron una raza magnífica, pero se mezclaron gradualmente con los pueblos evolucionarios de Urantia, y al poco tiempo se produjo gran deterioro. A los diez mil años de la rebelión, habían perdido mucho terreno, hasta tal grado que su vida promedio no duraba mucho más que la de las razas evolucionarias.» LU 77:2.9
Después del hundimiento de Dalamatia, los noditas fundaron Dilmun como su ciudad sede. Planearon una torre para ensalzar a su raza.
«Tras la sumersión de Dalamatia, los noditas se trasladaron hacia el norte y el este, y al cabo fundaron como sede central racial y cultural, la ciudad nueva de Dilmún. Y cerca de cincuenta mil años después de la muerte de Nod, cuando la prole del séquito del Príncipe había llegado a ser demasiado numerosa como para subsistir en las tierras circunvecinas inmediatas a su ciudad nueva de Dilmún, y después de que habían expandido sus dominios emparentándose con las tribus andonitas y sangik contiguas a las fronteras de su territorio, se les ocurrió a sus dirigentes que deberían tomar medidas para preservar su unidad racial. Por consiguiente, se convocó un consejo de las tribus, y tras muchas deliberaciones, se adoptó el plan de Bablot, un descendiente de Nod.»
«Bablot propuso erigir un ostentoso templo a la glorificación racial en el centro del territorio que ocupaban en ese entonces. La torre de este templo no tendría igual en el mundo. Habría de ser un imponente monumento conmemorativo a su grandiosidad pasajera. Muchas personas deseaban que este monumento se levantara en Dilmún, pero otras, recordando las tradiciones de la inundación de su primera capital, Dalamatia, argüían que una estructura tan grande se debería emplazar a salvo de los peligros del mar.» LU 77:3.1
Los diferentes puntos de vista respecto al propósito de la torre causaron disensiones y dispersiones.
«Pero, entre los noditas, seguía habiendo discrepancias de opinión con respecto a los planes y propósitos de esta empresa. Tampoco estaban sus dirigentes totalmente de acuerdo en cuanto a los planos de construcción ni al uso de los edificios una vez construidos. A los cuatro años y medio de haberse iniciado la obra de construcción, estalló una gran disputa sobre el objetivo y motivo por los que se edificaba la torre. Tan enconada se puso la polémica que se paró toda construcción. Los portadores de alimento difundieron la noticia de la disensión, y fue congregándose en el emplazamiento de las obras una multitud proveniente de las tribus. Se expusieron las tres opiniones divergentes sobre el propósito por el que se levantaba la torre.
«1. El grupo más grande, casi cincuenta por ciento, deseaba que se construyera la torre como monumento conmemorativo a la historia y superioridad racial noditas. Pensaban que debería ser una estructura grande e imponente que incitara la admiración de todas las generaciones futuras.
«2. La segunda facción quería que se concibiera la torre para conmemorar la cultura de Dilmún. Previeron que Bablot llegaría a ser un gran centro de comercio, arte y manufactura.
«3. El grupo más pequeño y minoritario sostenía que la construcción de la torre ofrecía una oportunidad para expiar el desatino de sus progenitores que habían participado en la rebelión de Caligastia. Opinaban que la torre debería consagrarse a la adoración del Padre de todo, que todo el propósito de la ciudad nueva debería ser lo de asumir la posición de Dalamatia —funcionar como el centro cultural y religioso para los bárbaros vecinos.
«Inmediatamente fue derrotado por votación el grupo religioso. La mayoría rechazó la doctrina de que sus antepasados hubiesen sido culpables de rebelión; les ofendía semejante estigma racial. Tras haber descartado uno de los tres puntos de vista de la disputa, y no logrando dirimir los otros dos por debate, incurrieron en la lucha. Los religionistas, los no combatientes, huyeron a sus hogares en el sur, en tanto que sus prójimos lucharon hasta quedar casi aniquilados.» LU 77:3.4
La dispersión de los noditas llevó al establecimiento de cuatro centros de cultura nodita.
«La dispersión de los noditas fue resultado inmediato del conflicto recíprocamente destructivo relacionado con la torre de Babel. Esta guerra interna redujo considerablemente la cantidad de noditas más puros y, en muchos aspectos, explica el hecho de que no lograran establecer una gran civilización preadánica. Desde este momento en adelante, la cultura nodita fue decayendo durante más de ciento veinte mil años hasta que fue elevada por la infusión adánica. Pero incluso en los tiempos de Adán, los noditas seguían siendo un pueblo capaz. Muchos de sus descendientes mestizos figuraron entre los trabajadores que construyeron el Jardín, y varios capitanes de grupo de Van eran noditas. Algunas de las mentes más capaces que se desempeñaron en el séquito de Adán eran de esta raza.
«Inmediatamente después del conflicto de Bablot, se establecieron tres de los cuatro grandes centros noditas:
«1. Los noditas occidentales o sirios. Los restos de los nacionalistas o memorialistas raciales se desplazaron hacia el norte donde se unieron con los andonitas y fundaron los centros noditas más recientes al noroeste de la Mesopotamia. Éste constituía el grupo más grande de los noditas dispersos, y contribuyeron mucho a la cepa asiria que apareció posteriormente.
«2. Los noditas orientales o elamitas. Los defensores de la cultura y del comercio emigraron en grandes cantidades hacia el este a Elám y allí se unieron con las tribus sangik mestizas. Los elamitas de hace treinta o cuarenta mil años habían llegado a ser en gran parte del carácter de los sangik, si bien continuaron manteniendo una civilización superior a la de los bárbaros circunvecinos.
«Tras haberse establecido el segundo jardín, fue costumbre referirse a este asentamiento cercano de los noditas como «la tierra de Nod»; y durante el prolongado período de paz relativa entre este grupo nodita y los adanitas, se mezclaron considerablemente las dos razas, pues acostumbraron cada vez más los Hijos de Dios (los adanitas) a casarse con las hijas de los hombres (los noditas).
«3. Los noditas centrales o presumerios. Un grupo pequeño junto a la desembocadura de los ríos Tigris y Eufrates mantuvo mayor integridad racial. Perduraron miles de años y, a la larga, dieron origen a la descendencia nodita que se combinó con los adanitas, fundando así los pueblos sumerios de los tiempos históricos.
«Y todo lo antedicho explica cómo aparecieron en el escenario de acción, tan repentina y misteriosamente los sumerios en Mesopotamia. Los investigadores no podrán nunca remontarse en el tiempo volviendo sobre los pasos de estas tribus hasta la génesis de los sumerios, quienes se originaron hace doscientos mil años, después de la sumersión de Dalamatia. Sin rastro alguno de su origen en ninguna otra parte del mundo, estas tribus antiguas, súbitamente, se ciernen sobre el horizonte de la civilización con una cultura plenamente desarrollada y superior, que comprendía templos, metalurgia, agricultura, animales, alfarería, tejeduría, derecho mercantil, códigos civiles, ceremonial religioso y un antiguo sistema de escritura. A principios de la era histórica, ya hacía mucho tiempo que se había perdido el alfabeto dalamatiano, habiéndose adoptado un sistema de escritura particular que se había originado en Dilmún. La lengua sumeria, si bien casi se perdió del mundo, no fue semítica; tenía mucho en común con las llamadas lenguas arias.
«Los registros detallados que dejaron los sumerios describen el emplazamiento del extraordinario asentamiento que se ubicó en el Golfo Pérsico cerca de la ciudad más vieja de Dilmún. Los egipcios llamaban a esta ciudad la antigua gloria Dilmat, en tanto los sumerios adanizados posteriores confundieron tanto la primera como la segunda ciudad noditas con Dalamatia y, a las tres, les llamaban Dilmún. Los arqueólogos ya han encontrado estas antiguas tabletas sumerias de arcilla que informan sobre este paraíso terrenal «donde los dioses bendijeron por primera vez a la humanidad con el ejemplo de la vida civilizada y culta». Estas tabletas, que describen Dilmún, el paraíso de los hombres y Dios, descansan tranquilamente sobre los polvorientos anaqueles de muchos museos.
«Bien conocían los sumerios de los Edenes primero y segundo pero, a pesar de haberse unido en gran medida por matrimonio con los adanitas, continuaron considerando a los moradores del jardín en el norte como raza ajena. El orgullo sumerio de la cultura nodita más antigua les indujo a hacer caso omiso de estas posteriores visiones de gloria, a favor de la grandiosidad y tradiciones paradisiacas de la ciudad de Dilmún.
«4. Los noditas del norte y amadonitas —los vanitas. Este grupo surgió antes del conflicto de Bablot. Estos noditas del extremo septentrional eran descendientes de los que habían renunciado al liderazgo de Nod y sus sucesores a cambio de el de Van y Amadón.
«Algunos de los primeros asociados de Van se asentaron posteriormente a las orillas del lago que sigue llevando su nombre y, en torno a esta localidad, se desarrollaron sus tradiciones. Ararat llegó a ser su monte sagrado, que, con una importancia muy parecida para los vanitas más recientes a la que, para los hebreos, tiene el Monte Sinaí. Hace diez mil años los antepasados vanitas de los asirios enseñaron que su ley moral de siete mandamientos había sido entregada a Van por los Dioses en el Monte Ararat. Creían firmemente que Van y su asociado Amadón fueron llevados del planeta vivos mientras estaban en lo alto del monte absortos en adoración.
«El Monte Ararat era la montaña sagrada del norte de la Mesopotamia, y como gran parte de vuestras narrativas tradicionales sobre estos tiempos antiguos surgieron de los babilonios, como la historia de la inundación, no es de extrañar que el Monte Ararat y su región se integraran posteriormente en la historia judía de Noé y el diluvio universal.
«Aproximadamente en el año 35.000 a. de J.C. visitó Adansón en el oriente más extremo uno de los antiguos asentamientos vanitas y ahí fundó su centro de civilización.» LU 77:4.1
Cuando el hombre alcanza el límite del desarrollo evolutivo, se envía a los elevadores biológicos.
«Cuando el ímpetu original de la vida evolucionaria ha corrido su curso biológico, cuando el hombre ha alcanzado la cúspide del desarrollo animal, llega una segunda orden de filiación, y se inaugura la segunda dispensación de gracia y ministerio. Esto es así en todos los mundos evolucionarios. Cuando se ha alcanzado el nivel más alto posible de vida evolucionaria, cuando el hombre primitivo ha ascendido tanto como es posible en la escala biológica, siempre aparecen en el planeta un Hijo e Hija Materiales, enviados por el Soberano del Sistema." LU 52:3.1
Logros de la dispensación del Hijo y la Hija Materiales.
«Es propósito principal del régimen adánico influir sobre el hombre evolutivo para que complete el tránsito de la etapa de la civilización de cazadores y pastores a la de agricultores y horticulturistas, que más adelante será suplementada por la aparición de los adjuntos urbano e industrial en la civilización. Diez mil años de esta dispensación de los elevadores biológicos son suficientes para realizar una maravillosa transformación. Veinticinco mil años de tal administración de sabiduría conjunta del Príncipe Planetario y los Hijos Materiales usualmente prepara la esfera para el advenimiento de un Hijo Magisterial.
«Esta época generalmente presencia la culminación de la eliminación de los ineptos y la purificación ulterior de los linajes raciales; en los mundos normales, las tendencias bestiales defectuosas se eliminan casi completamente de las razas reproductoras del reino.
«La progenie adánica no se amalgama nunca con los linajes inferiores de las razas evolucionarias. Tampoco consiste el plan divino en que se amalgamen los Adanes y Evas planetarios personalmente con los pueblos evolucionarios. Este proyecto de mejoramiento racial es tarea de su progenie. Pero la progenie del Hijo e Hija Materiales es movilizada por generaciones antes de que se inaugure el ministerio de amalgama racial.
«El resultado del don del plasma vital adánico a las razas mortales es una elevación inmediata de la capacidad intelectual y una aceleración del progreso espiritual. Usualmente también hay cierto mejoramiento físico. En un mundo promedio la dispensación postadánica es una edad de gran invención, control de la energía, y desarrollo mecánico. Ésta es la era de la aparición de la manufactura multiforme y el control de las fuerzas naturales; es la edad de oro de la exploración y de la sojuzgación final del planeta. Mucho del progreso material de un mundo ocurre durante este período de inauguración del desarrollo de las ciencias físicas, una época como la que está actualmente experimentando Urantia. Vuestro mundo está atrasado una dispensación o más respecto al plan planetario promedio.» LU 52:3.3
«La época postadánica es la dispensación del internacionalismo. A medida que se va completando la tarea de la mezcla racial, desaparece el nacionalismo, y la hermandad del hombre comienza realmente a materializarse. El gobierno representativo comienza a tomar el lugar de la monarquía o de la forma paternalista de gobierno. El sistema de enseñanza se vuelve mundial, y gradualmente los idiomas de las razas ceden el paso a la lengua del pueblo violeta. Hasta tanto no se mezclen las razas relativamente bien, y hasta que no hablen un idioma común raramente se logra la paz universal y la cooperación.
«Durante los siglos finales de la edad postadánica se desarrolla un nuevo interés por el arte, la música y la literatura, y este despertar mundial es la señal para la aparición del Hijo Magisterial. El desarrollo culminante de esta era es el interés universal en las realidades intelectuales, la verdadera filosofía. La religión se vuelve menos nacionalista, se vuelve más y más un asunto planetario. Nuevas revelaciones de la verdad caracterizan estas edades, y los Altísimos de las constelaciones comienzan a gobernar en los asuntos de los hombres. Se revela la verdad hasta el nivel de la administración de las constelaciones.
«Un gran avance ético caracteriza a esta era; la hermandad del hombre es el objetivo de su sociedad. La paz mundial —la cesación del conflicto racial y de la animosidad nacional— es el indicador de la madurez planetaria para el advenimiento de la tercera orden de filiación, el Hijo Magisterial.» LU 52:3.10
Van trasplanta el árbol de la vida al centro del jardín del Edén.
«En el centro del templo del Jardín Van plantó el tanto tiempo custodiado árbol de la vida, cuyas hojas eran para la «sanidad de las naciones», y cuyo fruto, lo había sustentado tanto tiempo en la tierra. Bien sabía Van que Adán y Eva también dependerían de este regalo de Edentia para su sustento vital una vez aparecidos en Urantia en forma material.
«En las capitales de los sistemas los Hijos Materiales no requieren del árbol de la vida para sustento. Únicamente en la repersonalización planetaria dependen de este auxiliar para la inmortalidad física.» LU 73:6.1
El «árbol del conocimiento del bien y del mal» quizá sea una expresión figurada, pero el «árbol de la vida» fue real.
«El «árbol de la ciencia del bien y del mal» puede ser una expresión de sentido figurado, una designación simbólica que abarca una multitud de experiencias humanas; en cambio, el «árbol de la vida» no fue mito; fue real y durante mucho tiempo existió en Urantia. Cuando los Altísimos de Edentia aprobaron el nombramiento de Caligastia como Príncipe Planetario de Urantia y a aquellos de los cien ciudadanos de Jerusem como su equipo administrativo, enviaron al planeta, con los Melquisedek, un arbusto de Edentia, y esta planta creció en Urantia convirtiéndose en el árbol de la vida. Esta forma de vida no inteligente es oriunda de las esferas de las sedes centrales de las constelaciones, dándose también en los mundos sedes centrales de los universos locales y superuniversos así como en las esferas de Havona, pero no en las capitales de los sistemas.» LU 73:6.3
Los Melquisedek instruyeron a Adán y Eva respecto a su misión planetaria.
«Los Melquisedek aconsejaron a Adán que no iniciara el programa de elevación y mezcla de las razas hasta que su familia alcanzara el medio millón. Nunca se pretendió que el Jardín fuera la residencia permanente de los adanitas. Habrían de convertirse en emisarios de una nueva vida para el mundo entero; habrían de movilizarse para la otorgación altruista a las razas necesitadas de la tierra.
«Las instrucciones dadas por los Melquisedek a Adán, implicaron que habría de establecer sedes raciales, continentales y divisionales que estarían a cargo de sus hijos inmediatos, en tanto que él y Eva habrían de repartir su tiempo entre estas distintas capitales mundiales en carácter de asesores y coordinadores del ministerio mundial de la elevación biológica, el progreso intelectual y la rehabilitación moral.» LU 73:7.3
Ningún Hijo Material de Nebadon tuvo una tarea más difícil que los de Urantia, pero la paciencia les habría llevado a tener éxito.
«Probablemente ninguno de los Hijos Materiales de Nebadon jamás hubiera hecho frente a una labor tan difícil y, al parecer, irremediable como la que confrontaban Adán y Eva en la lamentable condición de Urantia. Pero si hubieran sido más previsores y pacientes, algún día habrían llegado a triunfar. Ambos, sobre todo Eva, fueron demasiado impacientes; no estaban dispuestos a conformarse con la prolongadísima prueba de resistencia. Querían observar resultados inmediatos; y así fue, mas los resultados que consiguieron de este modo vinieron a ser desastrosos tanto para ellos como para su mundo.» LU 75:1.6
Adán y Eva fallaron, pero contribuyeron en mucho a las razas de Urantia.
«En efecto cayeron Adán y Eva de su estado superior de filiación material hasta el estado inferior de hombre mortal. Pero esto no constituyó la caída del hombre. La raza humana ha sido mejorada a pesar de las consecuencias inmediatas de la falta adánica. Aunque se malogró el designio divino para dar la raza violeta a los pueblos de Urantia, las razas mortales se han beneficiado enormemente de la contribución limitada que hicieron a las razas de Urantia Adán y sus descendientes.
«No ha habido ninguna «caída del hombre». La historia de la raza humana consiste en la evolución progresiva, y el autootorgamiento adánico dejó a los pueblos del mundo bastante mejor que en su previa condición biológica. Las razas superiores de Urantia ahora entrañan factores hereditarios derivados de tantas como cuatro fuentes diferentes: la andonita, sangik, nodita y adánica.
«A Adán no se le debe considerar como la causa de la aflicción de la raza humana. Bien que falló en proseguir con el designio divino, bien que, en efecto, transgredió su pacto con la Deidad, bien que él y su consorte sí, y sin duda, fueron degradados en su estado de criatura, a pesar de todo esto, efectivamente le sirvió mucho su contribución a la raza humana para hacer progresar la civilización en Urantia.» LU 75:8.1
El gran valor de la paciencia. El fallo de la misión adánica en Urantia se debió en gran parte a la impaciencia.
«Al estimar los resultados de la misión de Adán en vuestro mundo, la justicia exige que reconozcan la condición del planeta. Adán afrontaba una labor casi imposible cuando, con su bella consorte, fue transportado de Jerusem a este oscuro y confuso planeta. Pero habían sido guiados por la asesoría de los Melquisedek y sus asociados, y de haber sido más pacientes, habrían triunfado a la larga. Pero Eva escuchó la insidiosa propaganda de la libertad personal y la libertad de acción planetaria. Se le indujo a experimentar con el plasma vital de la orden material de la filiación por cuanto permitió que esta encomienda de vida se mezclara prematuramente con la de la orden ya mezclada de la concepción original de los Portadores de Vida que se había combinado anteriormente con la de los seres reproductores antiguamente adjuntos al séquito del Príncipe Planetario.
«Jamás en tu ascenso al Paraíso, te ganarás nada intentando impacientemente eludir el designio divino establecido mediante atajos, invenciones personales u otros artificios para facilitar el avance en el camino de la perfección, para la perfección y hacia la perfección eterna.» LU 75:8.4
En los universos evolutivos, la perfección es nuestra meta, no nuestro origen. Este no es un universo mecanicista.
«Con todo, jamás se habrá visto un malogro de sabiduría más desalentador en ningún planeta de Nebadon entero. Pero no es de extrañar que estos malos pasos ocurran en los asuntos de los universos evolucionarios. Formamos parte de una gigantesca creación, por tanto no es extraño que no funcione todo a la perfección; nuestro universo no fue creado en perfección. La perfección es nuestra meta eterna, no nuestro origen.
«Si fuera éste un universo mecanista, si la Primera Gran Fuente y Centro fuera nada más que una fuerza y no tambíén una personalidad, si toda creación fuera un vasto cúmulo de materia física dominado por leyes precisas caracterizadas por acciones energéticas invariables, entonces podría prevalecer la perfección, aún a pesar de la condición incompleta del estado de universo. No habría desacuerdo; no habría rozamientos. Pero en nuestro universo evolutivo de perfección e imperfección relativas, nos alegramos de que sean posibles el desacuerdo y los malentendidos, pues, por este medio se ponen de manifiesto la realidad y las acciones de la personalidad en el universo. Y si la nuestra es una existencia dominada por la personalidad, entonces puedes gozar de la garantía de las posibilidades de la supervivencia, el progreso y el logro de la personalidad; podemos confiar en el desarrollo, la experiencia y la aventura de la personalidad. ¡Qué universo más glorioso, por cuanto es personal y progresivo, no meramente mecánico, o aún, pasivamente perfecto!» LU 75:8.6
A pesar de la falta, Adán contribuyó en mucho a la cultura de Urantia. El pueblo hace la civilización. La civilización no hace al pueblo.
«Así, pues, termina la historia del Adán y Eva Planetarios de Urantia, una historia de pruebas, tragedias y triunfos, por lo menos un triunfo personal para vuestro Hijo y vuestra Hija Materiales bienintencionados pero engañados, e indudablemente, a la postre, una historia de triunfo final para su mundo y sus habitantes perturbados por la rebelión y acosados por el mal. A fin de cuentas, Adán y Eva hicieron una poderosa contribución al desarrollo más rápido de la civilización y al progreso biológico acelerado de la raza humana. Dejaron una gran cultura en la tierra, pero no fue posible que esta civilización tan avanzada sobreviviera en la estela de la dilución prematura y sumersión ulterior de la herencia adánica. El pueblo hace la civilización; la civilización no hace al pueblo.» LU 76:6.4
Plan para el matrimonio de los hijos de Adán con las razas evolutivas superiores.
«Usualmente los pueblos violetas no comienzan a amalgamarse con los nativos planetarios hasta que su propio grupo no llega a sumar más de un millón. Entretanto, el séquito del Príncipe Planetario proclama que los hijos de los Dioses han bajado, tal como sucedió, para unirse con las razas del hombre; y el pueblo ansiosamente espera el día en que se anuncien los nombres de aquellos que han calificado por sus rasgos raciales superiores y que por lo tanto pueden proceder hacia el Jardín del Edén y ser allí elegidos por los hijos e hijas de Adán como padres y madres evolucionarios de la orden nueva y mezclada de la humanidad.» LU 51:5.2
En los mundos normales, el séquito del Príncipe Planetario supervisa el apareamiento de los adanitas y los pueblos evolutivos.
«En mundos normales el Adán y la Eva Planetarios nunca se aparean con las razas evolucionarias. Este trabajo de mejoramiento biológico es una función de la progenie adánica. Pero estos adanitas no van a mezclarse con las razas; el séquito del Príncipe conduce al Jardín del Edén a los hombres y mujeres superiores para el apareamiento voluntario con la descendencia adánica. Y en la mayoría de los mundos se considera el más alto honor ser seleccionado como candidato para el apareamiento con los hijos e hijas del jardín.» LU 51:5.3
La raza violeta es un pueblo monógamo.
«La raza violeta es un pueblo monógamo, y cada hombre o mujer que se une con los hijos e hijas adánicos promete no aceptar otros consortes e instruye a sus hijos e hijas de la misma manera. Los niños de cada una de estas uniones son instruidos y capacitados en las escuelas del Príncipe Planetario, después de lo cual se les permite ir en busca de la raza de su progenitor evolucionario, para contraer matrimonio allí entre los grupos seleccionados de mortales superiores.» LU 51:5.5
Características cardinales de la raza violeta fundada por Adán y Eva.
«Fueron Adán y Eva los fundadores de la raza violeta del hombre, la novena raza humana que apareció en Urantia. Tenían Adán y su prole ojos azules, y se caracterizaban los pueblos violetas por la piel blanca y pelo claro—dorado, rojo y castaño.
«No sufrió Eva dolores de parto; tampoco los sufrieron las primeras razas evolucionarias. Sufrieron las punzadas del parto únicamente las razas mezcladas que habían sido producidas por la unión del hombre evolucionario con los noditas y, posteriormente con los adanitas.» LU 76:4.1-2
Adán y Eva tenían una nutrición dual. Sus hijos solo tenían el tipo mortal de nutrición.
«Adán y Eva, igual que sus hermanos de Jerusem, fueron energizados por la nutrición dual, subsistiendo tanto a base de comida como de luz, suplementados por ciertas energías superfísicas que no han sido reveladas en Urantia. Su prole de Urantia no heredó de sus padres el don de la absorción de la energía y circulación de la luz. Contaron con una sola circulación, el sustento sanguíneo del tipo humano. Fueron intencionadamente mortales pero longevos, si bien su longevidad tendió a la norma humana con cada generación sucesiva.» LU 76:4.3
Hábitos dietéticos de Adán y su descendencia.
«Adán y Eva y la primera generación de sus hijos no se valieron de la carne de animales para alimento. Subsistieron enteramente a base de «los frutos de los árboles». Después de la primera generación, todos los descendientes de Adán comenzaron a tomar de los productos lácteos, pero gran parte de ellos continuaron siguiendo un régimen no carnívoro. Tampoco era carnívora la mayoría de las tribus meridionales con las que se unieron posteriormente. Más adelante, la mayoría de estas tribus vegetarianas emigraron hacia el este y sobreviven actualmente, mezcladas en los pueblos de la India.» LU 76:4.4
Adán y Eva tenían sentidos especiales superiores.
«La vista física así como la espiritual de Adán y Eva era muy superior a la de los pueblos de hoy en día. Sus sentidos especiales eran mucho más agudos, y podían ver los seres intermedios, las huestes angélicas, los Melquisedek y el Príncipe caído Caligastia, quien vino a conferenciar varias veces con su noble sucesor. Retuvieron la capacidad de ver estos seres celestiales durante más de cien años después de la falta. Estos sentidos especiales fueron menos aguzados en sus hijos y tendieron a menguar con cada generación sucesiva.» LU 76:4.5
Los comienzos de la raza andita.
«Tras haberse establecido en el segundo jardín junto al Eufrates, Adán optó por dejar atrás tanto plasma vital como le fuera posible para beneficiar el mundo después de su muerte. Como corresponde, se convirtió Eva en jefa de la comisión de doce miembros sobre el perfeccionamiento de las razas; antes de morir Adán, esta comisión había seleccionado a 1.682 mujeres del tipo superior en Urantia, y éstas fueron impregnadas con el plasma vital de Adán. Todos sus hijos llegaron a la madurez excepto 112, de modo que el mundo, de esta forma, fue beneficiado por la adición de 1.570 hombres y mujeres superiores. Si bien estas madres candidatas fueron seleccionadas de todas las tribus circundantes y representaban la mayoría de las razas de la tierra, fue escogida la mayoría de los elementos superiores de los noditas, y constituyeron las semillas de la poderosa raza andita. Estos hijos nacieron y se criaron en el contorno tribal de su madre respectiva.» LU 76:4.8
Adansón eligió seguir en la tierra. Después del establecimiento del segundo jardín, se marchó para encontrar el hogar de Van y Amadón.
«Adansón formó parte de aquel grupo de hijos de Adán y Eva que optó por permanecer en la tierra con su padre y madre. Este hijo, el mayor de Adán, les había oído contar a menudo a Van y Amadón la historia de su hogar en las tierras altas del norte, y después de haberse establecido el segundo jardín, se resolvió a salir en busca de esta tierra de sus sueños juveniles.
«A la sazón tenía Adansón 120 años de edad y había sido padre de treinta y dos hijos de sangre pura del primer jardín. Quería quedarse con sus padres y ayudarles a construir el segundo jardín, pero le perturbaba sobremanera la ausencia de su consorte y sus hijos, que habían elegido todos irse a Edentia juntos con los demás hijos adánicos que optaron por llegar a ser pupilos de los Altísimos.
«Adansón no quiso abandonar a sus padres en Urantia, era renuente a huir de las penalidades y peligros, pero opinaba que las asociaciones del segundo jardín dejaban mucho que desear. Se empeñó mucho en llevar adelante las primeras actividades de defensa y construcción, pero decidió salir para el norte en cuanto le fuera posible. Aunque la partida fue totalmente grata, a Adán y Eva les pesó mucho que se les fuera su hijo mayor, que saliera a un mundo extraño y hostil, pues temían que no volviera jamás.» LU 77:5.2
Adansón conoció y se casó con Ratta, una descendiente de pura cepa del séquito del Príncipe.
«Con Adansón, salió hacia el norte, en busca de este pueblo de sus fantasías infantiles, una compañía de veintisiete miembros. En poco más de tres años el grupo de Adansón de hecho dio con el objetivo de su aventura, y en este pueblo descubrió a una mujer maravillosa y bella, de veinte años de edad, que afirmaba ser la última descendiente de pura cepa del séquito del Príncipe. Esta mujer, Ratta, dijo que sus antepasados eran descendientes de dos de los miembros caídos del séquito del Príncipe. De su raza no quedaba nadie más que ella, pues no tenía hermanos ni hermanas vivos. Casi se había decidido a no casarse, casi se había resuelto a morir sin dejar prole, pero le entregó el corazón al majestuoso Adansón. Cuando supo la historia de Edén, cómo se habían hecho realidad las profecías de Van y Amadón, y mientras escuchó la narración de la caída del Jardín, le absorbía una sola idea —la de casarse con este hijo y heredero de Adán. Pronto le llegó a gustar la idea a Adansón. En poco más de tres meses se casaron.» LU 77:5.5
Origen de los intermedios secundarios.
«Tuvieron Adansón y Ratta una familia de sesenta y siete hijos. Dieron origen a un gran linaje de dirigentes del mundo, pero lograron más que eso. Conviene recordar que estos dos seres eran en realidad superhumanos. Cada cuarto hijo que produjeron era de un orden singular. Frecuentemente éste era invisible. Jamás en la historia del mundo había ocurrido tal cosa. Ratta se perturbó mucho —hasta se puso supersticiosa— pero Adansón bien sabía que existían los seres intermedios primarios, y llegó a la conclusión de que se producía ante sus ojos un fenómeno similar. Al nacer el segundo hijo de comportamiento extraño, determinó casarlos, puesto que uno era varón y la otra mujer, y éste es el origen de la orden secundaria de seres intermedios. Dentro de un periodo de cien años, antes de que cesara este fenómeno, se habían traído a la existencia casi dos mil de ellos.
«Vivió Adansón durante 396 años. Volvió muchas veces a visitar a su padre y madre. Cada siete años él y Ratta viajaban hacia el sur al segundo jardín, y entretanto los seres intermedios lo mantenían informado sobre el bienestar de su pueblo. Durante la vida de Adansón, éstos contribuyeron mucho a la construcción de un centro mundial nuevo e independiente para la verdad y la rectitud.
«Así que Adansón y Ratta tuvieron a su disposición este cuerpo de asistentes maravillosos, que laboró con ellos durante toda su larga vida asistiéndoles en la propagación de la verdad avanzada y la difusión de normas superiores de vida intelectual, espiritual y física. Y los resultados de este esfuerzo por mejorar el mundo jamás llegaron a ser eclipsados por los retrocesos subsiguientes.» LU 77:5.6
La cultura de los adansonitas.
«Desde los tiempos de Adansón y Ratta, los adansonitas mantuvieron un alto nivel de cultura durante casi siete mil años. Más adelante se mezclaron con los noditas y andonitas vecinos y también figuraron entre los «valientes de antaño». Y algunos de los adelantos de aquella edad perduraron convirtiéndose en una parte latente del potencial cultural que más tarde llegó a ser la civilización europea.
«Este centro de civilización estaba situado en las regiones al este del extremo meridional del Mar Caspio, cerca del Kopet Dagh. A poca altura, en las estribaciones de Turquestán, se encuentran los vestigios de lo que una vez fue la sede adansonita de la raza violeta. En estos parajes altos, situados en una antigua franja fértil que yace en las estribaciones más bajas de la cordillera Kopet, lograron surgir en distintos períodos cuatro culturas diversas, que fueron fomentadas respectivamente por cuatro grupos diferentes de los descendientes de Adán. El segundo de estos grupos emigró hacia el oeste a Grecia y las islas del Mediterráneo. Los restos de los descendientes de Adansón emigraron hacia el norte y oeste entrando en Europa con la cepa combinada de la última ola andita que surgió de la Mesopotamia, y también figuraron entre los invasores andita-arios de la India.» LU 77:5.9
Problemas de la verdadera y la falsa libertad que surgieron de la rebelión de Lucifer.
«De todos los problemas confusos que surgieron de la rebelión de Lucifer, ninguno ha ocasionado más dificultad que el fracaso de los mortales evolucionarios inmaduros para distinguir entre la verdadera libertad y la falsa libertad.
«La libertad verdadera es la búsqueda de las edades y la recompensa del progreso evolucionario. La libertad falsa es la decepción sutil del error del tiempo y del mal del espacio. La libertad duradera se basa en la realidad de la justicia —inteligencia, madurez, fraternidad y equidad.
«La libertad es una técnica autodestructora de la existencia cósmica cuando su motivación no es inteligente, es incondicionada, e incontrolada. La verdadera libertad está progresivamente relacionada con la realidad y es por siempre respetuosa de la equidad social, la justicia cósmica, la fraternidad universal, y las obligaciones divinas.
«La libertad es suicidio cuando se divorcia de la justicia material, la rectitud intelectual, la paciencia social, el deber moral, y los valores espirituales. La libertad no existe fuera de la realidad cósmica, y toda realidad de la personalidad es proporcional a sus relaciones con la divinidad.
«La autovoluntad sin frenos y la autoexpresión no regulada se igualan al egoísmo sin mitigación, la ausencia máxima de santidad. La libertad sin una conquista asociada y creciente del yo es una invención de la imaginación mortal egoísta. La libertad automotivada es una ilusión conceptual, una cruel decepción. El libertinaje que se enmascara en el manto de la libertad es el precursor de la esclavitud abyecta.» LU 54:1.1
Se perdieron trescientos cincuenta mil años de progreso evolutivo.
«Cincuenta mil años después del fracaso de la administración planetaria, estaban tan desorganizados y retrasados los asuntos terrenales que había avanzado muy poco la raza humana más allá del estado general de evolución que existía al llegar Caligastia trescientos cincuenta mil años antes. En ciertos aspectos, se habían hecho progresos; en otros aspectos, se había perdido mucho terreno.» LU 67:7.3
La rebelión privó a las razas mortales de gran parte de los beneficios de la herencia adánica.
«El pecado en Urantia retrasó muy poco la evolución biológica, pero sí sirvió para privar a las razas mortales del pleno beneficio de la herencia adánica. El pecado retarda sobremanera el desarrollo intelectual, el crecimiento moral, el progreso social y la consecución espiritual de las masas. Pero no impide el máximo logro espiritual de cualquier individuo que opte por conocer a Dios y hacer con sinceridad su voluntad divina.» LU 67:7.6
No es ni sabio ni altruísta perpetuar lo más bajo de las estirpes humanas inferiores.
«No es ternura ni altruismo prodigar compasión inútil a seres humanos degenerados, mortales anormales e inferiores insalvables. Existen aun en el más normal de los mundos evolucionarios suficientes diferencias entre los individuos y entre los numerosos grupos sociales como para proveer el ejercicio pleno de todos aquellos nobles rasgos de sentimiento altruista y ministerio mortal sin egoísmos, sin perpetuar a las cepas socialmente inadecuadas y moralmente degeneradas de la humanidad en evolución. Existe abundante oportunidad para el ejercicio de la tolerancia y la función del altruismo a favor de aquellos individuos desafortunados y necesitados que no han perdido irreparablemente su herencia moral ni destruido para siempre su derecho espiritual de nacimiento.» LU 52:2.12
La progenie adánica se apareaba solo con los linajes raciales más altos y selectos.
«Esta época generalmente presencia la culminación de la eliminación de los ineptos y la purificación ulterior de los linajes raciales; en los mundos normales, las tendencias bestiales defectuosas se eliminan casi completamente de las razas reproductoras del reino.
«La progenie adánica no se amalgama nunca con los linajes inferiores de las razas evolucionarias. Tampoco consiste el plan divino en que se amalgamen los Adanes y Evas planetarios personalmente con los pueblos evolucionarios. Este proyecto de mejoramiento racial es tarea de su progenie. Pero la progenie del Hijo e Hija Materiales es movilizada por generaciones antes de que se inaugure el ministerio de amalgama racial.» LU 52:3.4
Sería insensato llevar a cabo mezclas interraciales a gran escala en los tiempos actuales.
«Pero aunque los hijos de la línea pura de un Jardín de Edén planetario pueden entremezclarse con los ejemplares superiores de las razas evolucionarias y así mejorar el nivel biológico de la humanidad, no sería beneficioso para las cepas superiores de los mortales urantianos aparearse con las razas inferiores; un procedimiento tan poco sabio pondría en peligro toda la civilización en vuestro mundo. Habiendo fallado en alcanzar la armonización de las razas a través de la técnica adánica, debéis ahora resolver vuestros problemas planetarios de mejoramiento racial a través de otros métodos, básicamente humanos, de adaptación y control.» LU 51:5.7
La mezcla de razas favorece la aparición de nuevas características—superiores, si los linajes son superiores.
«La mezcla de razas contribuye grandemente a la aparición repentina de características nuevas, y si tal hibridación es la unión de cepas superiores, entonces esas nuevas características serán también rasgos superiores.» LU 82:6.6
Los pros y los contras de la mezcla de las razas humanas actuales.
«Hasta tanto las razas presentes estén tan sobrecargadas con cepas inferiores y degeneradas, la mezcla interracial en gran escala sería altamente perjudicial, pero la mayoría de las objeciones a dichos experimentos corresponden a los prejuicios sociales y culturales más bien que a las consideraciones biológicas. Aun entre las cepas inferiores, los híbridos son frecuentemente una mejora respecto de sus antepasados. La hibridación produce una mejora de la especie debido al papel de los genes dominantes. La mezcla interracial aumenta la posibilidad de que un gran número de los deseables genes dominantes estén presentes en el híbrido.» LU 82:6.7
No aparecerán nuevas razas humanas en Urantia. La supervisión científica podría mejorar enormemente las razas humanas actuales.
«El género humano en Urantia ha de resolver sus problemas de desarrollo mortal con la descendencia humana con lo que ya cuenta, no evolucionarán más razas de las fuentes prehumanas por todo el tiempo futuro. Pero, lo antedicho no excluye la posibilidad de lograr niveles de desarrollo humano muy superiores por medio del fomento inteligente de los potenciales evolucionarios que siguen residiendo en las razas mortales. Lo que nosotros, los Portadores de Vida, hacemos por fomentar y conservar las especies de vida antes de la aparición de la voluntad humana, ha de hacer el hombre mismo tras tal acontecimiento y posteriormente a nuestro retiro de la participación activa en la evolución. En modo general, el destino evolucionario del hombre está en sus propias manos, y la inteligencia científica, tarde o temprano, tiene que reemplazar el funcionamiento aleatorio de la selección natural incontrolada y la supervivencia casual.» LU 65:3.6
Los científicos de Urantia deben trabajar para compensar la pérdida, debida a la falta, de resistencia a las enfermedades.
«Las células del cuerpo de los Hijos Materiales y de su progenie son mucho más resistentes a las enfermedades que las de los seres evolutivos indígenas del planeta. Las células del cuerpo de las razas nativas son afines a los organismos microscópicos y ultramicroscópicos vivientes del reino que producen enfermedades. Estos hechos explican por qué los pueblos de Urantia tienen que hacer un gran esfuerzo en el campo científico para resistir a tantos trastornos físicos. Seríais mucho más resistentes a las enfermedades, si vuestras razas llevaran más de la sangre adánica." LU 76:4.7
«El segundo Edén fue la cuna de la civilización durante casi treinta mil años. Aquí en la Mesopotamia, se establecieron los pueblos adánicos, enviando a su progenie a los confines de la tierra, y más tarde, ya amalgamados con las tribus noditas y sangik, llegaron a conocerse por el nombre de anditas. De esta región surgieron aquellos hombres y mujeres quienes iniciaron las hazañas de la historia y quienes han acelerado enormemente el progreso cultural de Urantia.» LU 78:0.1
«También contribuyeron Adán y Eva gran parte de lo que era de valor para el progreso social, moral, e intelectual de la humanidad; la presencia de su prole aceleró enormemente la civilización. Pero hace treinta mil años el mundo en general contaba con poca cultura. Existían acá y allá ciertos centros de civilización, pero la mayor parte de Urantia se estancaba en el salvajismo. La distribución racial y cultural era la siguiente:
«1. La raza violeta —Adanitas y Adansonitas. El centro principal de cultura adanita se encontraba en el segundo jardín, ubicado en el triángulo de los ríos Tigris y Eufrates; ésta en efecto fue la cuna de las civilizaciones occidental e india. El centro secundario o septentrional de la raza violeta era la sede adansonita, situado al este de la orilla meridional del Mar Caspio, cerca de los montes Kopet. De estos dos centros salieron a las tierras circunvecinas la cultura y plasma vital que aceleraron de forma tan inmediata a todas las razas.
«2. Los presumerios y otros noditas. También presentes en la Mesopotamia, cerca del delta de los ríos, estaban los restos de la antigua cultura de la época de Dalamatia. Con el paso de los milenios, este grupo se mezcló completamente con los adanitas al norte, pero nunca perdieron del todo sus tradiciones noditas. Varios otros grupos noditas que se habían asentado en el Levante fueron, en general, absorbidos por la raza violeta que se expandió posteriormente.
«3. Los andonitas mantenían cinco o seis asentamientos bastante representativos al norte y al este de la sede adansonita. También estaban dispersos por Turquestán, a la vez que perduraban algunos en zonas aisladas de Eurasia, sobre todo en las regiones montañosas. Estos aborígenes seguían ocupando las tierras del norte del continente eurasiático, así como Islandia y Groenlandia, pero hacía mucho tiempo que habían sido expulsados de las llanuras de Europa por el hombre azul y de las cuencas fluviales de Asia lejana por la raza amarilla que se expandía.
«4. Los hombres rojos ocupaban las Américas, pues habían sido expulsados de Asia más de cincuenta mil años antes del advenimiento de Adán.
«5. La raza amarilla. Los pueblos chinos estaban bien establecidos con dominio sobre el este de Asia. Sus asentamientos más avanzados estaban situados al noroeste de la China moderna, en regiones que colindaban con el Tíbet.
«6. La raza azul. Los hombres azules estaban dispersos por toda Europa, pero sus mejores centros de cultura estaban ubicados en los entonces fértiles valles de la cuenca del Mediterráneo y en el noroeste de Europa. La absorción neandertal había retrasado considerablemente la cultura de los hombres azules; pero, por lo demás, eran los más agresivos, aventureros y exploradores de todos los pueblos evolucionarios de Eurasia.
«7. La India pre-dravidiana. La mezcla compleja de razas de la India, que englobaba todas las razas de la tierra, pero más aún la verde, anaranjada y negra, mantenía una cultura ligeramente superior a la de las regiones limítrofes.
«8. La civilización sahariana. Los elementos superiores de la raza índiga tenían sus asentamientos más progresivos en lo que hoy día es el gran desierto del Sahara. Este grupo índigo-negro llevaba considerable sangre de las razas anaranjada y verde ya sumergidas.
«9. La cuenca del Mediterráneo. La raza más mezclada fuera de la India ocupaba lo que es actualmente la cuenca mediterránea. Aquí los hombres azules del norte y los saharianos del sur se encontraron y se casaron con los noditas y adanitas del este.» LU 78:1.2
El heroísmo de los primeros adanitas constituye un capítulo inspirador de la historia de Urantia.
«Adán y Eva habían dejado atrás una progenie limitada, pero poderosa, y los observadores celestiales en Urantia estaban ansiosamente a la expectativa para ver cómo se desempeñarían estos descendientes del Hijo e Hija Materiales descarriados.» LU 78:1.13
«El heroísmo que se exhibió en la dirección del segundo jardín constituye una extraordinaria e inspiradora epopeya de la historia de Urantia. Estas espléndidas almas nunca llegaron a perder de vista el propósito de la misión adánica, y por lo tanto rechazaban denodadamente las influencias de las tribus circunvecinas e inferiores, a la vez que enviaban voluntariamente a la flor y nata de sus hijos e hijas en procesión ininterrumpida como emisarios a las razas de la tierra. Algunas veces esta expansión agotaba la misma cultura natal, pero siempre podían rehabilitarse estos pueblos superiores.» LU 78:2.2
La civilización de los adanitas era comparativamente alta, pero no procedía de la evolución y por lo tanto estaba condenada a deteriorarse.
«La condición de la civilización, sociedad y cultura de los adanitas superaba con mucho el nivel general de las razas evolucionarias de Urantia. Sólo entre los antiguos asentamientos de Van y Amadón y los adansonitas existía una civilización equiparable en algún aspecto con ella. Pero la civilización del segundo Edén fue una estructura artificial —no había evolucionado. — y por tanto estaba destinada a desmoronarse hasta tanto que alcanzara un nivel evolucionario natural.» LU 78:2.3
«Sin embargo los adanitas fueron una verdadera nación cerca de 19.000 años a. de J.C., ascendiendo a cuatro millones quinientas mil personas, y ya habían introducido a millones de su prole en los pueblos circunvecinos.» LU 78:2.5
La raza violeta no intentó hacer conquistas territoriales, sino que envió instructores.
«La raza violeta conservó las tradiciones pacíficas de Edén durante muchos milenios, lo cual explica su gran demora en efectuar conquistas territoriales. Cuando sentían presión de la superpoblación, en vez de hacer la guerra para conseguir más territorio, enviaban a las otras razas el excedente de habitantes como maestros. No fue duradero el efecto cultural de estas primeras migraciones, pero la absorción de los maestros, mercaderes y exploradores adanitas produjo en los pueblos circundantes un efecto vigorizador desde el punto de vista biológico.» LU 78:3.1
La expansión de los adanitas fue generalmente hacia el norte y el oeste.
«Tempranamente se desplazaron algunos adanitas al valle del Nilo; otros se adentraron en Asia hacia el este, pero éstos constituían una minoría. El movimiento masivo más reciente se dirigió en forma extensa hacia el norte y de ahí hacia el oeste. Fue, por lo general, una ola hacia el norte, gradual, mas incesante; la mayoría se abrió camino hacia el norte, y luego bordeó el Mar Caspio hacia el oeste, terminando por introducirse en Europa.
«Hace alrededor de veinticinco mil años muchos de los elementos adanitas más puros iban bien encaminados en su viaje hacia el norte. A medida que avanzaban hacia el norte, fueron volviéndose cada vez menos adánicos hasta que, hacia los tiempos de la ocupación de Turquestán, habían llegado a mestizarse a fondo con las otras razas, máxime con los noditas. Muy pocos pueblos de pura cepa violeta nunca se adelentaron lejos en Europa o Asia.» LU 78:3.2
«Las razas anditas representaron las mezclas primarias de la raza violeta de pura cepa con los noditas, más los pueblos evolucionarios. En general, cabe considerar que los anditas contaban con un porcentaje de sangre adánica mucho mayor que el de las razas modernas. Principalmente se emplea el término andita para designar a aquellos pueblos cuya herencia racial fue de una sexta parte a una octava parte violeta. Los urantianos modernos, incluso las razas blancas del norte, contienen un porcentaje de sangre de Adán mucho menor que el de ellos.» LU 78:4.1
Los pueblos anditas tuvieron su origen por Mesopotamia.
«Los primeros pueblos anditas tenían origen en las regiones adyacentes a la Mesopotamia hace más de veinticinco mil años y consistían en una mezcla de adanitas y noditas. El segundo jardín estaba rodeado de círculos concéntricos de elementos con cada vez menos sangre violeta, y nació la raza andita en la periferia de este crisol de razas. Más adelante, los adanitas y noditas migratorios entraron en las entonces fértiles regiones de Turquestán, seguidamente se mezclaron con los habitantes superiores, y la mezcla racial que resultó extendió el alcance del tipo andita más hacia el norte.» LU 78:4.2
Los anditas eran la mejor cepa desde los pueblos violetas. No eran ni occidentales ni orientales.
«Los anditas constituyeron la mejor y más completa cepa humana que apareció en Urantia desde los tiempos de los pueblos violetas de línea directa. Comprendían la mayoría de los tipos superiores de sobrevivientes de las razas adanita y nodita y, más tarde, algunas de las mejores cepas de los hombres amarillos, azules y verdes.
«Estos anditas primitivos no eran arios; sino prearios. No eran blancos; sino preblancos. No eran un pueblo occidental ni oriental. Pero, a la mezcla políglota de las así llamadas razas blancas, le da la herencia andita aquella homogeneidad generalizada que se ha llamado caucasoide.» LU 78:4.3
Los anditas fueron militares hábiles; eran aventureros.
«Las cepas más puras de la raza violeta habían conservado la tradición adánica de buscar la paz, lo cual explica por qué los desplazamientos de la raza primitiva se habían hecho más bien con carácter de migraciones pacíficas. Pero a medida que los adanitas iban uniéndose con las cepas noditas, quienes eran ya una raza beligerante, sus descendientes anditas llegaron a ser, para su época, los militaristas más hábiles y sagaces que jamás hubiera vivido en Urantia. Desde ese momento en adelante, los desplazamientos de los mesopotámicos se fueron volviendo de carácter cada vez más militar y se fueron asemejando más a las verdaderas conquistas.
«Estos anditas eran aventureros; tenían disposición de los itinerantes. Una mayor infusión de sangre sangik o andonita tendió a estabilizarlos. Mas así y todo, sus descendientes más recientes no pararon nunca hasta haber circunnavegado el globo y descubierto el último continente remoto.» LU 78:4.5
La infusión de la cepa adánica aceleró la civilización y estimuló la aventura y la exploración.
«La infusión de la cepa adánica en las razas humanas no sólo aceleró el ritmo de la civilización, sino que también estimuló grandemente sus tendencias hacia la aventura y la exploración con el fin de que la mayor parte de Eurasia y el norte de África en poco tiempo se encontró ocupada por los descendientes mezclados de los anditas que se multiplicaban rápidamente.» LU 81:3.8
La cultura del segundo jardín entró en declive hacia el 15.000 a.C., cuando tuvo lugar un gran renacimiento.
«Persistió durante veinte mil años la cultura del segundo jardín, pero sufrió un declive ininterrumpido hasta cerca de 15.000 a. de J.C., cuando el renacimiento del sacerdocio setita y el mando de Amosad inauguraron una era espléndida. Las masivas olas de civilización que se propagaron posteriormente por Eurasia siguieron inmediatamente al gran renacimiento del Jardín, el cual fue resultado de la unión en gran escala de los adanitas con los noditas mestizos circunvecinos; y esto dio origen a los anditas.» LU 78:5.1
Los anditas elevaron las civilizaciones del Turquestán, Europa, China y la India. Unos pocos llegaron hasta Japón, Formosa y las Indias Orientales.
«La civilización de Turquestán se veía constantemente resucitada y renovada por los recién llegados de Mesopotamia, máxime por los jinetes anditas más recientes. La así llamada lengua materna aria estaba en trance de formarse en las tierras altas de Turquestán; fue una mezcla del dialecto andónico de esa región con la lengua de los adansonitas y los anditas posteriores. Muchas lenguas modernas se derivan de este lenguaje primitivo de estas tribus de Asia central quienes conquistaron Europa, la India y las extensiones superiores de las llanuras mesopotámicas. Esta lengua antigua dio a las lenguas occidentales todas las similitudes que se designa bajo el rubro de ario.
«Hacia 12.000 a. de J.C., residía en Europa septentrional y oriental tres cuartos de la descendencia andita del mundo, y más tarde, cuando se produjo el éxodo final de Mesopotamia, entraron en Europa el sesenta y cinco por ciento de estas olas finales de emigración.
«Los anditas emigraron no sólo a Europa, sino también al norte de la China y la India, en tanto que muchos grupos penetraron en los apartados rincones de la tierra como misioneros, maestros y mercaderes. Contribuyeron considerablemente a los grupos de pueblos sangik del norte del Sahara. Pero nunca penetraron sino pocos maestros y mercaderes en África más al sur que las cabeceras del Nilo. Más adelante, anditas mestizos y egipcios siguieron las costas oriental y occidental de África hacia abajo, llegando bastante más allá del ecuador, pero no alcanzaron hasta Madagascar.
«Estos anditas eran los llamados conquistadores dravidianos, y posteriormente arios, de la India; y su presencia en Asia central mejoró grandemente la descendencia de los turanianos. Gran parte de esta raza se trasladó a la China a través de Xinjiang así como el Tíbet y añadió cualidades deseables a la cepa china más reciente. De cuando en cuando pequeños grupos se abrieron camino hacia el Japón, Formosa, las Indias Occidentales y el sur de China, si bien muy pocos entraron en el sur de la China por la ruta costanera.» LU 78:5.3
Algunos llegaron hasta las islas de la Polinesia y Sudamérica, y ayudaron que se establecieran los ancestros de los incas.
«Ciento treinta y dos miembros de esta raza, que se embarcaron en una flotilla de barcas pequeñas desde el Japón, llegaron a la larga hasta América del Sur y, uniéndose por matrimonio con los nativos de los Andes, establecieron el linaje de los futuros emperadores de los Incas. Atravesaron el Pacífico por etapas fáciles, quedándose en las múltiples islas que encontraban en el camino. Las islas del grupo polinesio eran más numerosas y más grandes que lo que son actualmente, y estos marineros anditas, junto con otros que les siguieron, de paso modificaron biológicamente a los grupos nativos. Como resultado de la penetración andita se desarrollaron muchos florecientes centros de civilización en estas tierras, hoy día sumergidas. La Isla de Pascua duró mucho tiempo a fuer de centro religioso y administrativo de uno de estos grupos perdidos. Pero de los anditas que navegaron el Pacífico en los tiempos pasados, con excepción de los ciento treinta y dos, no pudo llegar ninguno más al continente de las Américas.» LU 78:5.7
Los anditas hicieron contribuciones al humor, al arte, a la aventura, a la música y a la manufactura.
«Las conquistas migratorias de los anditas continuaron hasta sus dispersiones finales, desde 8000 a 6000 a. de J.C. A medida que salían a raudales de Mesopotamia, agotaban continuamente las reservas biológicas de sus tierras natales a la vez que fortalecían marcadamente a los pueblos circunvecinos. A todas las naciones a donde llegaban, contribuyeron con humor, arte, aventura, música y manufactura. Eran expertos domesticadores de animales y peritos agricultores. En un principio, por lo menos, su presencia tendió a mejorar las creencias religiosas y prácticas morales de las razas más antiguas. De este modo la cultura de Mesopotamia se propagó silenciosamente por Europa, la India, la China, África del norte y las Islas del Pacífico.» LU 78:5.8
Tres olas de anditas surgieron de Mesopotamia entre el 8000 y el 6000 a.C.
«Las tres olas finales de anditas surgieron de Mesopotamia entre 8000 y 6000 a. de J.C. Las presiones de las tribus de las colinas en el este y el hostigamiento de los llaneros en el oeste lanzaron afuera de Mesopotamia estas tres grandes olas de cultura. Los habitantes del valle del Eufrates y el territorio adyacente emprendieron su éxodo final por varios rumbos:
«Sesenta y cinco por ciento entró en Europa por la ruta del Mar Caspio, llegando a conquistar y amalgamarse con las razas blancas que acababan de aparecer —la combinación de los hombres azules con los peremios anditas.
«Diez por ciento, incluyendo a un numeroso grupo de sacerdotes setitas, se trasladó hacia el este por las tierras altas elamitas hasta la altiplanicie irania y Turquestán. Más tarde muchos de sus descendientes fueron empujados desde las regiones del norte hacia la India con sus hermanos arios.
«Diez por ciento de los mesopotámicos que iban camino del norte viraron hacia el este, entrando en Xinjiang, donde se mezclaron con los habitantes amarillo-anditas. La mayoría de la capaz prole de esta unión racial entró posteriormente en la China y contribuyó mucho al mejoramiento inmediato de la división norteña de la raza amarilla.
«Diez por ciento de estos anditas que huían se abrieron camino a través de Arabia y entraron en Egipto.
«Se negó a abandonar sus hogares cinco por ciento de los anditas que se había abstenido casarse con las tribus vecinas inferiores y que contaba con cultura muy superior del distrito costero alrededor de la desembocadura de los ríos Tigris y Eufrates. Este grupo representó la supervivencia de muchas cepas superiores de noditas y adanitas.» LU 78:6.1
Las inundaciones de Mesopotamia, particularmente la que hubo en tiempos de Noé, terminaron con el desbaratamiento de la civilización andita y destruyeron el segundo jardín.
«Estaban acostumbrados los moradores fluvio-ribereños a los desbordamientos de los ríos en ciertas estaciones; estas inundaciones periódicas constituían acontecimientos anuales de las vidas de ellos. Pero nuevos peligros amenazaban al valle de Mesopotamia como resultado de los cambios geológicos progresivos en el norte.
«Durante miles de años tras la sumersión del primer Edén, continuaron elevándose las montañas a lo largo de la costa oriental del Mediterráneo y las del noroeste y noreste de Mesopotamia. Cerca de 5000 a. de J.C. se aceleró considerablemente esta elevación de las tierras altas, lo cual, juntamente con mayores nevadas en las cordilleras del norte, produjo cada primavera inundaciones inauditas por todo el valle del Eufrates. Estas inundaciones primaverales fueron empeorándose cada vez más de tal modo que, a la larga, los habitantes de las regiones fluviales se vieron obligados a irse a vivir en las tierras altas del este. Durante casi mil años decenas de ciudades quedaron prácticamente abandonadas debido a estos vastos diluvios.
«Casi cinco mil años más tarde, al intentar los sacerdotes hebreos cautivos en Babilonia volver sobre los pasos del pueblo judío remontándose hasta los tiempos de Adán, se toparon con grandes dificultades en reconstruir la historia; a uno se le ocurrió abandonar el esfuerzo, a fin de dejar que el mundo se ahogara en la maldad de la época de la inundación de Noé, y así estar en mejor posición para remontarse al origen de Abraham a partir de uno de los tres hijos sobrevivientes de Noé.» LU 78:7.2
«Con estas inundaciones finalizó la disolución de la civilización andita. Al terminar este período de diluvios, ya no existía el segundo jardín. Únicamente en el sur y entre los sumerios quedaban pocos rastros de su antigua gloria.
«Los restos de esta civilización, que figura entre las más antiguas, se encuentran en estas regiones de Mesopotamia y al noreste y noroeste de ellas. Pero vestigios aún más vetustos de los días de Dalamatia existen bajo las aguas del Golfo Pérsico, y el primer Edén yace sumergido bajo el extremo oriental del Mar Mediterráneo.» LU 78:7.6
Los restos de los anditas de Mesopotamia dieron lugar a los sumerios.
«Cuando la dispersión final de los anditas quebró la espina dorsal biológica de la civilización mesopotámica, una pequeña minoría de esta raza superior permaneció en su tierra natal cerca del delta de los ríos. Éstos eran los sumerios; hacia 6000 a. de J.C. habían llegado a ser en gran parte de origen andita, si bien su cultura era más exclusivamente de carácter nodita, y se aferraban a las tradiciones antiguas de Dalamatia. No obstante, estos sumerios de las regiones costeras eran los últimos anditas en Mesopotamia. Pero las razas de Mesopotamia ya estaban completamente mestizadas para esta fecha tardía, tal como lo demuestran los tipos de calavera que se encuentran en las tumbas de esa era.»LU 78:8.1
Los bárbaros del Turquestán y de Irán recorrieron toda Mesopotamia, invadieron los restos de los anditas y formaron los pueblos mestizos que fueron los antepasados de los babilonios.
«Los pacíficos cultivadores de granos de los valles de los ríos Eufrates y Tigris venían siendo hostigados, desde hacía mucho tiempo, por los bárbaros de Turquestán y la altiplanicie irania. Pero en este momento una invasión concertada del valle del Eufrates fue incitada por la creciente sequía de los pastizales de las tierras altas. Y esta invasión fue tanto más grave cuanto que estos pastores y cazadores circunvecinos poseían grandes cantidades de caballos domados. La posesión de los caballos les brindó una franca ventaja sobre sus ricos vecinos en el sur. En poco tiempo infestaron la Mesopotamia entera, impulsando a las olas finales de cultura que se propagaron por Europa entera, Asia occidental y África del norte.
«Estos conquistadores de Mesopotamia llevaban entre sus efectivos gran parte de la mejor cepa andita de las razas mestizas norteñas de Turquestán, incluyendo un poco de la cepa adansonita. Estas tribus menos avanzadas pero más vigorosas del norte pronto asimilaron voluntariamente los restos de la civilización mesopotámica y en este momento llegaron a convertirse en aquellos pueblos mestizos que se encuentran en el valle del Eufrates al principio de los anales de la historia. No tardaron en resucitar muchas fases de la civilización pasajera de Mesopotamia, adoptando las artes de las tribus del valle y gran parte de la cultura de los sumerios. Incluso procuraron construir una tercera torre de Babel y más tarde adoptaron el término como nombre de su nación.» LU 78:8.3
Hacia el 2500 a.C., los sumerios fueron derrotados y absorbidos en las filas de los semitas. La cultura del Jardín dio como fruto el fermento que ha producido la civilización de hoy día.
«Alrededor de 2500 a. de J.C. los sumerios sufrieron unos graves reveses a manos de los suitas y guitas del norte. Se vino abajo Lagash, la capital súmera construida en oteros aluviales. Erec sucumbió treinta años después de la caída de Akkad. Hacia la época del régimen de Hamurabi, los sumerios habían sido absorbidos en la población de los semitas del norte, y desaparecieron los anditas mesopotámicos de las páginas de la historia.» LU 78:8.10
«Ésta es la historia de la raza violeta después de los días de Adán y de la suerte de su tierra natal entre el Tigris y Eufrates. Su civilización antigua finalmente cayó debido a la emigración de los pueblos superiores y la inmigración de sus vecinos inferiores. Pero mucho antes de que los jinetes barbáricos conquistaran el valle, gran parte de la cultura del jardín se había propagado a Asia, África y Europa, para producir allí los fermentos que han resultado en la civilización del siglo veinte de Urantia.» LU 78:8.12
«Asia es la cuna de la raza humana. Andón y Fonta nacieron allí, en una sureña península de este continente, y en las alturas de lo que hoy en día es Afganistán sus descendientes Badonán fundaron un primitivo centro cultural que ha persistido por más de medio millón de años. Aquí, en este centro oriental de la especie humana las gentes sangik se diferenciaron de los andonitas. Asia fue su primer hogar, su primer territorio de caza, su primer campo de batalla. El sudoeste asiático presenciaba las sucesivas civilizaciones de dalamatianos, noditas, adanitas y anditas, y desde estas regiones el potencial de la civilización moderna se extendió a todo el mundo.» LU 79:0.1
Los anditas se infiltraron en el Turquestán en su camino hacia el este de Asia, Europa y la India.
«Durante más de veinticinco mil años, hasta casi el año 2000 a. de J.C., el corazón de Eurasia fue predominantemente, aunque cada vez menos, andita. En las tierras bajas del Turquestán, los anditas fueron rodeando los lagos interiores por el oeste llegando así a Europa, mientras que desde las tierras altas de la región hicieron una infiltración hacia el este. El Turquestán oriental (Xinjiang [Sinkiang]) y, en una medida menor, el Tíbet, fueron las vetustas compuertas a través de las cuales estos pueblos de la Mesopotamia penetraron las montañas hacia las norteñas tierras del hombre amarillo. La infiltración andita en la India se desplegó desde las alturas del Turquestán hacia el Pendjab y desde las tierras de pastoreo iraníes a través de Beluchistán. Estas migraciones primitivas no constituían en ningún modo conquistas, más bien eran parte del continuo éxodo de las tribus anditas hacia el oeste de la India y China.» LU 79:1.1
Una aridez cada vez mayor empujó a los anditas hacia el sur, y causó que se convirtieran en comerciantes y que construyeran ciudades.
«Hacia el año 8000 a. de J.C., lentamente la aridez de las regiones altas del Asia central fue obligando a los anditas a buscar las cercanías de los ríos y las costas marinas. Esta prolongación de la sequía no solamente los llevó a los valles del Nilo, Eufrates, Indo y Amarillo, sino que produjo un nuevo desarrollo dentro de la civilización andita. Una nueva clase de hombres, los mercaderes, comenzó a surgir en grandes cantidades.
«Cuando las condiciones climáticas convirtieron la caza en una actividad infructuosa, los migrantes anditas no siguieron la línea evolucionaria de las razas más antiguas y, entonces, no se convirtieron en pastores. En cambio, aparecieron el comercio y la vida urbana. Desde Egipto, a través de la Mesopotamia y el Turquestán, hasta los ríos de China e India, las tribus de civilización más avanzada comenzaron a constituirse en ciudades dedicadas a la manufactura y el comercio. Adonia, ubicada cerca de la actual ciudad de Ashjabad, se convirtió en la metrópolis comercial del Asia central. El intercambio comercial de piedras, metales, madera y alfarería tuvo un rápido incremento tanto por vía terrestre como por la fluvial.» LU 79:1.3
Incluso en tiempos más recientes hay pruebas de la existencia de sangre andita entre los pueblos asiáticos.
«Pero aún en el siglo veinte de la era cristiana quedan rastros de sangre andita entre los turanianos y tibetanos, como se puede ver en los tipos rubios que a veces se hallan en estas regiones. Los primeros anales chinos registran la presencia de nómades de cabellos rojos al norte de las pacíficas colonias del río Amarillo, y aún se conservan pinturas que prueban fielmente la presencia del tipo rubio andita y del moreno mongol en la cuenca del Tarim de hace tiempo.
«La última gran manifestación de la sumergida genialidad militar de los anditas de Asia central se produjo en el 1200 d. de J.C., cuando los mongoles bajo Gengis Kan comenzaron la conquista de la mayor parte del continente asiático. Al igual que los antiguos anditas, estos guerreros proclamaban la existencia de «un solo Dios en el cielo». La prematura disolución de su imperio dilató por mucho tiempo el intercambio cultural entre Occidente y Oriente y retrasó enormemente el desarrollo de un concepto monoteísta en Asia.» LU 79:1.8
La India es el único lugar donde se mezclaron todas las razas de Urantia.
«La India es el único lugar donde todas las razas de Urantia se combinaron, y la invasión andita agregó el último linaje. En las alturas al noroeste de la India se trajeron a la existencia las razas sangik y, sin excepción, en los primeros tiempos penetraron miembros de cada una de ellas el subcontinente de la India dejando a su paso la más heterogénea mezcla de razas que jamás haya existido en Urantia. La antigua India fue en cierto modo una captación de razas migrantes. Anteriormente, la base de la península era de alguna manera más angosta que ahora, siendo la mayor parte de los deltas de los ríos Ganges e Indo resultado de los últimos cincuenta mil años.» LU 79:2.1
Hacia el 15.000 a.C., la presión demográfica del Turquestán provocó que los anditas se trasladaran a la India. La topografía de la India evitó que emigraran las cepas inferiores; los anditas, a pesar de intentar desesperadamente proteger su identidad, se diluyeron, pero la masa de gente en su totalidad se había mejorado.
«Alrededor de 15.000 años a. de J.C. la presión de la población en aumento en el Turquestán e Irán ocasionó el primer movimiento masivo de los anditas hacia la India. Durante más de quince siglos estos pueblos superiores penetraron a través de las tierras altas de Beluchistán, extendiéndose por los valles del Indo y del Ganges y desplazándose lentamente hacia el sur al interior del Dekán. Esta presión andita desde el noroeste desplazó a muchos de los pueblos inferiores del sur y del este hacia Birmania y el sur de China, pero no lo suficiente como para salvar a los invasores de la obliteración racial.
«La India no pudo lograr la hegemonía de Eurasia debido especialmente a un problema de topografía. La presión de la población desde el norte tan sólo consiguió empujar a la mayoría de la gente hacia el sur, el territorio menguante de Dekán, rode-ado a cada lado por el mar. Si hubiera habido tierras adyacentes para la emigración, las cepas inferiores se habrían diseminado hacia todas partes, y el linaje superior habría podido adquirir una civilización más elevada.
«Tal como ocurrieron las cosas, estos primitivos conquistadores anditas hicieron un intento desesperado por preservar su identidad y contener la marejada de sumergimiento racial mediante el establecimiento de rígidas restricciones al matrimonio interracial. A pesar de todo, hacia el año 10.000 a. de J.C., los anditas habían sido sumergidos, aunque la totalidad de la masa de los pueblos había mejorado notablemente al absorberlos.» LU 79:2.4
La mezcla de los anditas con las cepas nativas de la India dio lugar a los dravidianos, que hicieron mucho para elevar los niveles sociales y religiosos de los habitantes de la India.
«La mezcla de los conquistadores anditas de la India con el linaje nativo dio como resultado, a la larga, a esos pueblos entremezclados que han sido llamados dravidianos. Los primitivos y más puros dravidianos poseían una gran capacidad para los logros culturales, que se fue debilitando continuamente a medida que su herencia andita se iba atenuando progresivamente. Esto fue lo que llevó a la destrucción el brote de civilización de la India hace casi doce mil años. Pero, aun la infusión de esta pequeña cantidad de sangre de Adán produjo un marcado avance en el desarrollo social. Este linaje compuesto produjo inmediatamente la civilización más versátil de las que por entonces existían en la tierra.» LU 79:3.1
«La cultura superior y las tendencias religiosas de los pueblos de la India provienen de los tiempos primitivos de la dominación dravidiana y se deben, en parte al hecho de que tantos sacerdotes setitas llegaran a la India tanto con la primitiva invasión andita como con la más reciente invasión aria. Por eso el hilo ininterrumpido de monoteísmo a través de la historia de la India surgió de las enseñanzas de los adanitas en el segundo jardín.» LU 79:3.3
«Pero, durante más de siete mil años desde el fin de las migraciones anditas, el nivel religioso de los habitantes de la India fue muy superior al promedio del mundo. Durante estos tiempos, la India prometía producir la principal civilización cultural, religiosa, filosófica y comercial del mundo. Si los anditas no hubiesen sido totalmente sumidos en la miseria por los pueblos del sur, este destino probablemente se habría concretado.» LU 79:3.5
«Los dravidianos figuran entre los primeros pueblos en construir ciudades y dedicarse a un vasto comercio de importaciones y exportaciones, tanto por tierra como por mar. Ya para el año 7000 a. de J.C. las caravanas de camellos viajaban en forma regular a la distante Mesopotamia. La marina de los dravidianos se aventuraba hacia las ciudades sumerias del Golfo Pérsico por el mar Arábigo y navegaba las aguas del Golfo de Bengala hasta las Indias Orientales. Estos navegantes y mercaderes importaron de Sumeria un alfabeto y el arte de escribir.» LU 79:3.7
La segunda penetración andita, la invasión aria, elevó la parte norte de la India, pero la mezcla con nativos inferiores, a pesar del sistema de castas, dio como resultado una civilización inferior.
«La segunda penetración andita a la India fue la invasión aria durante un período de casi quinientos años a mediados del tercer milenio a. de J.C. La migración marcó el éxodo final de los anditas de sus tierras natales del Turquestán.
«Los primeros centros arios estaban esparcidos en la mitad septentrional de la India, particularmente en el noroeste. Estos invasores no llegaron a completar la conquista del país, y posteriormente fueron destruidos como consecuencia de ello debido a su número inferior, lo que los volvió vulnerables a la absorción de los dravidianos del sur, quienes posteriormente invadieron la entera península con excepción de las provincias del Himalaya.» LU 79:4.1
«En las llanuras del Ganges, a la larga, los arios y los dravidianos se mezclaron produciendo una cultura elevada, y este centro fue reforzado posteriormente por contribuciones del noreste provenientes de la China.» LU 79:4.4
«Cuando los arios penetraron en la India llevaban consigo sus conceptos de Deidad, preservados en lo que quedaba de las tradiciones de la religión del segundo jardín. Pero los sacerdotes brahmines no supieron resistir el ímpetu pagano fomentado por contacto repentino con las religiones inferiores del Dekán tras el arrasamiento racial de los arios. Así pues, la vasta mayoría de la población cayó en el cautiverio de las esclavizantes supersticiones de las religiones inferiores; y de esa manera resultó que la India fracasó en producir la elevada civilización que se vislumbrara en épocas anteriores.» LU 79:4.7
Buena parte de los anditas emigraron a los centros septentrionales de cultura de China para estimular su civilización.
«Hace unos quince mil años los anditas atravesaban en grandes números el paso de Ti Tao y se diseminaban por la parte superior del valle del río Amarillo entre las colonias chinas de Kansu. De allí penetraron en dirección este hasta Honan, donde estaban ubicadas las comunidades más progresistas. Esta infiltración desde el oeste fue aproximadamente mitad andonita y mitad andita.
«Los centros culturales del norte ubicados a lo largo del río Amarillo habían sido siempre más progresistas que las colonias del sur sobre el río Changjiang. En unos pocos miles de años, después de la llegada de estos mortales superiores, si bien escasos en números, las colonias a lo largo del río Amarillo se adelantaron a las aldeas del río Changjiang alcanzando una avanzada posición en comparación con sus hermanos del sur, posición que aún mantienen.
«No es que haya habido tantos anditas, ni que su cultura fuera tan superior, sino que la amalgama con ellos produjo un linaje más versátil. Los chinos del norte recibieron justamente suficiente sangre andita como para estimular ligeramente la innata capacidad de su mente, pero menos de lo que hubiera sido necesario para inspirarlos con la inquietud y curiosidad exploratoria tan características de las razas blancas del norte. Esta infusión limitada de herencia andita fue menos perturbadora para la estabilidad innata del tipo sangik.» LU 79:7.1
La falta de estímulos de peligro y las tendencias chinas hacia la agricultura llevaron a la adoración a los antepasados y a un estancamiento relativo.
«Mientras el hombre rojo sufrió las consecuencias de guerras excesivas, no sería completamente incorrecto decir que el desarrollo de la categoría de estado entre los chinos fue demorado por la escrupulosa conquista del Asia. Tenían ellos una gran tendencia a la solidaridad racial, pero ésta no llegó a desarrollarse apropiadamente porque faltaba el estímulo impulsor del constante peligro de una agresión exterior.
«En cuanto se hubo completado la conquista del Asia oriental, el antiguo estado militar se fue desintegrando gradualmente, y las pasadas guerras fueron olvidadas. De las épicas luchas con la raza roja sólo persistió la vaga tradición de un antiguo enfrentamiento con los pueblos arqueros. Los chinos pronto se volcaron a la agricultura, lo que contribuyó aún más a fomentar sus tendencias pacíficas. Al mismo tiempo, el hecho de que la población indicaba una relación hombre-tierra muy por debajo de los requisitos agrícolas, contribuyó más aún al creciente carácter pacífico del país.
«La conciencia de los logros pasados (un tanto menor actualmente), el conservadurismo de un pueblo abrumadoramente agrícola, y una muy bien desarrollada vida familiar dieron origen a la veneración de los antepasados, que culminó en la costumbre de honrar a los hombres del pasado casi hasta lindar con la adoración. Una actitud muy similar prevaleció entre las razas blancas en Europa durante unos quinientos años tras la desintegración de la civilización grecorromana.
«La creencia y la adoración de la «Verdad Única» tal como era enseñada por Singlangton nunca dejó de existir completamente; pero, a medida que fue pasando el tiempo, la búsqueda de una nueva y más elevada verdad pasó a ser eclipsada por una creciente tendencia a venerar aquella que ya estaba establecida. Lentamente, el genio de la raza amarilla se desvió de lo que había sido la búsqueda de lo desconocido, hacia la preservación de lo conocido. Y ésta es la razón de la paralización de lo que había sido la civilización de más rápido progreso en el mundo.» LU 79:8.1
Aunque varios factores retrasaron el desarrollo del Estado entre los chinos, hicieron que se desarrollara la vida familiar, que ayudó a crear estabilidad en China.
«Entre los años 4000 y 500 a. de J.C. se consumó la reunificación política de la raza amarilla, pero la unión cultural de los centros de los ríos Amarillo y el Changjiang ya había sido lograda. Esta reunificación política de los últimos grupos tribales no se produjo sin conflictos, pero el concepto guerrero permaneció desprestigiado en la sociedad. El culto de los antepasados, el aumento de los dialectos y la falta de acción militar durante miles y miles de años hicieron de éste un pueblo ultrapacífico.» (887.5) 79:8.5
«La gran debilidad de la veneración de los antepasados consiste en que ésta promueve una filosofía de visión retrógrada. Aunque sea prudente recoger sabiduría del pasado, es un desatino considerar el pasado como la única fuente de la verdad. La verdad es relativa y extensible, siempre vive en el presente logrando nuevas expresiones en cada generación de hombres, aun en cada vida humana.
«La gran fuerza de la veneración de los antepasados es el valor que esa actitud confiere a la familia. La sorprendente estabilidad y persistencia de la cultura china es una consecuencia de la suprema posición otorgada a la familia, ya que la civilización es directamente dependiente del funcionamiento efectivo de la familia. Y en la China la familia llegó a tener una importancia social, aun una significación religiosa, que muy pocos pueblos han sabido alcanzar.» LU 79:8.8
«Así pues la antigua civilización de la raza amarilla ha perdurado a través de los siglos. Han transcurrido casi cuarenta mil años desde que se produjeron los primeros avances importantes en la cultura china. A pesar de los muchos retrocesos, la civilización de los hijos de Han sigue siendo la que más se acerca a un cuadro de progreso continuo e ininterrumpido que llega directamente hasta el siglo veinte. Los desarrollos religiosos y mecánicos de las razas blancas han sido de alto orden, pero no han superado nunca a los chinos en lealtad familiar, ética de grupo o moralidad personal.
«Esta antigua cultura ha contribuido mucho a la felicidad humana; millones de seres humanos han vivido y muerto, bendecidos por sus logros. Durante siglos esta gran civilización ha descansado sobre los laureles del pasado, pero ya está volviendo a despertar para visualizar otra vez los trascendentales objetivos de la existencia mortal, enfrentando nuevamente la infatigable lucha por el progreso sin fin.» LU 79:8.16
«Aunque el hombre azul europeo no alcanzó por sí mismo una gran civilización cultural, proveyó sin embargo los cimientos biológicos que, cuando sus cepas adanizadas se mezclaron con los posteriores invasores anditas, produjo una de las razas más poderosas dando una civilización agresiva que no había aparecido jamás en Urantia desde los tiempos de la raza violeta y de sus sucesores anditas.
«Las razas blancas modernas incorporan las cepas sobrevivientes de la raza adánica que se mezcló con las razas sangik, cierta cantidad de roja y amarilla pero más particularmente la sangre azul. Existe un porcentaje considerable de sangre andonita original en todas las razas blancas y aún más de las primeras cepas noditas.» LU 80:0.1
Los adanitas y los anditas encontraron centros noditas de civilización en Egipto. Un flujo de mesopotámicos enriqueció durante 30.000 años la civilización del valle del Nilo, aunque la entrada de un gran número de saharianos negros deterioró la cultura.
«Antes de que los últimos anditas fueran expulsados del valle del Eufrates, muchos de sus hermanos habían penetrado en Europa como aventureros, maestros, comerciantes y guerreros. Durante los primeros días de la raza violeta la cuenca mediterránea estaba protegida por el istmo de Gibraltar y por el puente terrestre siciliano. Cierta parte del más primitivo comercio marítimo humano se estableció en estos lagos interiores, donde los hombres azules del norte y los saharianos del sur se toparon con los noditas y los adanitas del este.
«En la parte oriental del Mediterráneo los noditas habían establecido una de sus culturas más amplias y desde estos centros habían penetrado hasta cierto punto en el sur de Europa pero más específicamente en el norte de África. Los sirios nodita-andonitas de cabezas amplias habían introducido tempranamente la alfarería y la agricultura en relación con sus asentamientos en el delta del Nilo, que se estaba elevando lentamente. También importaron ovejas, cabras, ganado y otros animales domésticos e introdujeron métodos altamente mejorados de metalurgia, puesto que Siria era por entonces el centro de esa industria.
«Por más de treinta mil años Egipto recibió un caudal constante de los mesopotamios, quienes trajeron con ellos su arte y cultura para enriquecer la del valle del Nilo. Pero el ingreso de amplios números de gentes del Sahara deterioró grandemente la antigua civilización a lo largo del Nilo, de manera que Egipto llegó a su nivel cultural más bajo unos quince mil años atrás.
«Sin embargo, durante los primeros tiempos poco existía que dificultara la migración de los adanitas hacia el oeste. El Sahara era tierra de pastoreo abierta y poblada de pastores y agricultores. Estos saharianos no se ocupaban de manufacturar artículos, tampoco construían ciudades. Constituían un grupo índigo-negro que llevaba cepas cuantiosas de las extintas razas verde y anaranjada. Pero recibieron una cantidad muy limitada de herencia violeta antes de que el sublevamiento de las tierras y el cambio de los vientos cargados de humedad dispersaran los restos de esta próspera y pacífica civilización.» LU 80:1.1
Después de la migración terminal de los anditas desde Mesopotamia, Egipto se convirtió en la sede del grupo más avanzado de la tierra.
«Desde los tiempos de las migraciones terminales anditas, la cultura decayó en el valle del Eufrates, y el inmediato centro de la civilización se trasladó al valle del Nilo. Egipto se tornó el sucesor de la Mesopotamia como centro del grupo más avanzado en la tierra.
«El valle del Nilo comenzó a sufrir inundaciones poco antes de que éstas ocurrieran en los valles de la Mesopotamia, pero en esto le fue mejor. Esta dificultad primitiva estuvo más que compensada por el caudal continuado de emigrantes anditas, de manera que la cultura de Egipto, aunque efectivamente derivada de la región del Eufrates, pareció progresar. Pero en el año 5000 a. de J.C., durante el período de las inundaciones de la Mesopotamia, había siete grupos distintos de seres humanos en Egipto; todos ellos, excepto uno, provenían de Mesopotamia.
«Cuando ocurrió el último éxodo desde el valle del Eufrates, Egipto tuvo el afortunado privilegio de ganar a muchos de los mejores, más expertos artistas y artesanos. Estos artesanos anditas se encontraron muy cómodos puesto que conocían perfectamente la vida fluvial, sus inundaciones, el riego y las temporadas de sequía. Disfrutaron de la ubicación protegida del valle del Nilo; estaban mucho menos expuestos a ataques e invasiones hostiles que a lo largo del Eufrates. Y contribuyeron mucho a la habilidad metalúrgica de los egipcios. Aquí trabajaron el hierro que provenía del monte Sinaí en vez del mineral de las regiones del Mar Negro.» LU 80:6.1
Los anditas construyeron las primeras estructuras de piedra en Egipto, pero las guerras internas les hicieron vulnerables a ser invadidos por tribus inferiores de Arabia y del sur.
«Los egipcios tempranamente reunieron sus deidades municipales en un elaborado sistema nacional de dioses. Desarrollaron una amplia teología y poseían un sacerdocio igualmente amplio pero engorroso. Varios líderes distintos intentaron revivir los restos de las antiguas enseñanzas religiosas de los setitas, pero estas empresas se quedaban efímeras. Los anditas construyeron las primeras estructuras de piedra en Egipto. La primera y la más exquisita de las pirámides de piedra fue erigida por Imhotep, un genio arquitectónico andita, a la sazón primer ministro. Los edificios anteriores habían sido construidos de ladrillo, y aunque muchas estructuras de piedra se habían erigido en diferentes partes del mundo, ésta fue la primera en Egipto. Pero el arte de la construcción fue declinando en forma continua desde los días de este gran arquitecto.
«Esta época brillante de cultura fue interrumpida por las guerrillas internas a lo largo del Nilo, y pronto el país fue invadido, como lo había sido Mesopotamia, por las tribus inferiores provenientes de la Arabia inhóspita y por los negros del sur. Como resultado, el proceso social fue declinando en forma constante por más de quinientos años.» LU 80:6.4
Las condiciones geográficas, junto con la atracción sexual que había entre las razas violeta y azul, causaron la migración de los adanitas hacia Europa.
«La sangre de Adán ha sido compartida por la mayoría de las razas humanas, pero algunas recibieron más que otras. Las razas mezcladas de la India y las gentes más oscuras de África no eran atractivas para los adanitas. Éstos se hubieran mezclado libremente con el hombre rojo si no hubiere estado éste tan alejado en las Américas, y estaban bien dispuestos hacia el hombre amarillo, pero éste estaba del mismo modo difícilmente accesible en la remota Asia. Por consiguiente, cuando los impulsaba o la aventura o el altruismo, o cuando fueron expulsados del valle del Eufrates, muy naturalmente optaron por la unión con las razas azules de Europa.
«Los hombres azules, que por aquel entonces dominaban en Europa, no poseían prácticas religiosas que fuesen repulsivas a los primitivos adanitas migratorios, y había gran atracción sexual entre la raza violeta y la raza azul. Los mejores hombres azules consideraban un gran honor que se les permitiese casarse con los adanitas. Todo hombre azul tenía la ambición de volverse tan hábil y artístico como para ganar el afecto de una mujer adanita, y era la mayor aspiración de las mujeres azules superiores recibir las atenciones de un adanita.
«Lentamente estos hijos migratorios del Edén se unieron con los tipos más altos de la raza azul, vigorizando las prácticas culturales de éstos mientras que exterminaban al mismo tiempo sin compasión los restos de las cepas de la raza neandertal. Esta técnica de mezcla de razas combinada con la eliminación de las cepas inferiores, produjo una docena o más de grupos viriles y progresivos de hombres azules superiores, uno de los cuales habéis denominado los cromagnones.
«Por estas y otras razones, no siendo la menos importante la que favoreció los caminos migratorios, las primitivas olas de cultura mesopotámica se abrieron paso casi exclusivamente en Europa. Éstas fueron las circunstancias que determinaron los antecedentes de la moderna civilización europea.» LU 80:1.5
El hundimiento del itsmo de Gibraltar y el puente terrestre de Sicilia ocasionó la mayor inundación de la historia y retrasó la migración de los adanitas hacia Europa.
«Por las épocas de estos cambios climáticos en África, Inglaterra se separó del continente, y Dinamarca emergió del mar, mientras que el istmo de Gibraltar, que protegía la cuenca occidental del Mediterráneo, cayó como resultado de un terremoto, de manera que este lago interior se elevó rápidamente al nivel del Océano Atlántico. Acto seguido se sumergió el puente terrestre siciliano, creando de esta manera un solo Mar Mediterráneo y conectándolo con el Océano Atlántico. Este cataclismo de la naturaleza inundó decenas de asentamientos humanos y ocasionó la mayor pérdida de vidas por inundación de la entera historia del mundo.
«Esta inundación de la cuenca del Mediterráneo limitó inmediatamente los movimientos de los adanitas hacia el oeste, mientras que el gran influjo de saharianos los llevó a buscar salidas para su población en aumento hacia el norte y el este de Edén. A medida que los descendientes de Adán se trasladaban hacia el norte desde los valles del Tigris y del Eufrates, se encontraron con barreras montañosas y con el por entonces más expandido Mar Caspio. Y durante muchas generaciones los adanitas cazaron, atendieron sus rebaños y trabajaron la tierra alrededor de sus asentamientos desparramados por todo Turquestán. Lentamente este pueblo magnífico amplió su territorio hacia Europa. Pero ahora los adanitas penetran a Europa desde el este y se encuentran con la cultura del hombre azul, miles de años más primitiva que la de Asia puesto que esta región ha estado casi enteramente aislada de la Mesopotamia.» LU 80:2.4
Hubo siete grandes invasiones anditas de Europa, intercaladas con una invasión de andonitas.
«Aunque los anditas fueron penetrando en Europa en un caudal constante, hubo siete invasiones principales, siendo las últimas de caballería, en tres grandes olas. Algunas penetraron en Europa por las islas del Egeo y remontando el valle del Danubio, pero la mayoría de las cepas más primitivas y más puras emigraron a Europa noroccidental por el camino del norte a través de las tierras de pastoreo del Volga y del Don.
«Entre la tercera y la cuarta invasión una horda de andonitas penetró en Europa desde el norte, proveniente de Siberia por el camino de los ríos rusos y del Báltico. Fueron inmediatamente asimilados por las tribus norteñas anditas.» LU 80:4.1
Los adanitas eran pacíficos, los noditas eran beligerantes; la unión de estos linajes con los sangik crearon a los agresivos anditas.
«Las expansiones primitivas de la raza violeta más pura fueron mucho más pacíficas que las de sus descendientes posteriores anditas, un tanto militaristas y amantes de la conquista. Los adanitas eran pacíficos. Los noditas eran belicosos. La unión de estas cepas, tal como se mezcló más adelante con las razas sangik, produjo a los hábiles y agresivos anditas que efectivamente hicieron conquistas militares.» LU 80:4.3
El caballo fue un factor importante en la conquista de Europa por los anditas.
«Pero el caballo fue el factor evolucionario que determinó el dominio de los anditas en el occidente. El caballo proporcionó a los anditas en dispersión la ventaja hasta ese momento inexistente de la movilidad, permitiendo a los últimos grupos de caballeros anditas progresar rápidamente por alrededor del Mar Caspio hasta dominar a toda Europa. Todas las olas anteriores de anditas se habían desplazado tan lentamente que tendían a desintegrarse a medida que se iban alejando de la Mesopotamia. Pero estas olas posteriores se desplazaron tan rápidamente que pudieron llegar a Europa en grupos cohesivos, que aún mantenían cierta medida de cultura superior.
«La totalidad del mundo habitado, fuera de China y de la región del Eufrates, había hecho muy poco progreso cultural durante diez mil años, cuando hicieron su aparición los jinetes vigorosos anditas en el sexto y séptimo milenio antes de Cristo. A medida que se iban desplazando hacia el oeste a través de las planicies rusas, absorbiendo lo mejor del hombre azul y exterminando lo peor, se fueron mezclando hasta producir un solo pueblo. Éstos fueron los antepasados de las así llamadas razas nórdicas, los precursores de los pueblos escandinavos, alemán y anglosajón.
«No pasó mucho tiempo antes de que las cepas azules superiores fueran totalmente absorbidas por los anditas en toda Europa septentrional. Sólo en Laponia (y hasta cierto grado en Bretaña) mantuvieron los andonitas más antiguos una lejana semblanza de identidad.» LU 80:4.4
Las tribus del norte de Europa fueron elevadas continuamente por los anditas, pero los hombres azules del sur se les resistieron.
«Las tribus de Europa septentrional estaban siendo reforzadas y elevadas constantemente por el caudal migratorio constante desde Mesopotamia a través de las regiones desde el Turquestán a la Rusia meridional, y cuando las últimas olas de la caballería andita sobrecogieron a Europa, ya había más hombres con herencia andita en esa región que en cualquier otra parte del mundo.
«Durante tres mil años el centro militar de los anditas del norte estuvo en Dinamarca. Desde este punto central partieron las olas sucesivas de conquista, que se iban volviendo cada vez menos anditas y cada vez más blancas a medida que el paso de los siglos presenciaba la unión final de los conquistadores mesopotámicos con los pueblos conquistados.
«Aunque el hombre azul había sido absorbido en el norte y eventualmente sucumbió a los conquistadores de la caballería blanca que penetraban hacia el sur, las tribus en avance de la raza blanca mezclada se encontraron con resistencia obstinada y prolongada de los cro-magnones, pero una inteligencia superior y reservas biológicas en constante aumento le permitieron eliminar por completo a esta raza más antigua.» LU 80:5.1
Las luchas decisivas entre el hombre azul y el hombre blanco tuvo lugar en el valle del Somme.
«Las luchas decisivas entre el hombre blanco y el hombre azul fueron batalladas en el valle del Somme. Aquí, la flor y nata de la raza azul luchó implacablemente contra los anditas en avance hacia el sur, y por más de quinientos años estos cro-magnoides defendieron con éxito su territorio antes de sucumbir a la estrategia militar superior de los invasores blancos. Thor, el victorioso comandante de los ejércitos del norte en la batalla final del Somme, se tornó el héroe de las tribus blancas septentrionales y más adelante fue reverenciado como un dios por algunos de ellos.» LU 80:5.4
El comercio, los matrimonios mixtos y el exterminio de los inferiores completaron la conquista del hombre azul por parte de las razas blancas.
«Los fuertes del hombre azul que más perduraron estaban ubicados en el sur de Francia, pero la última gran resistencia militar fue superada a lo largo del Somme. La conquista posterior progresó por penetración comercial, presión de la población a lo largo de los ríos y matrimonio con los seres superiores, combinado con la exterminación despiadada de los inferiores.
«Cuando el consejo tribal de los ancianos anditas juzgaba inadecuado a un prisionero inferior éste era entregado, mediante una ceremonia elaborada, a los sacerdotes shamán, quienes le conducían al río y administraban los ritos de iniciación a los «felices campos de caza» —ahogo letal. De esta manera los invasores blancos de Europa exterminaron todos los pueblos con quienes se encontraron que no fueron absorbidos rápidamente en sus propias filas, y de este modo el hombre azul llegó —y llegó rápidamente— a su fin.» LU 80:5.5
El legado del hombre azul cromañón.
«El hombre azul cro-magnoide constituyó los cimientos biológicos de las razas europeas modernas, pero sobrevivió tan sólo el aspecto absorbido por los conquistadores viriles posteriores de sus tierras. La cepa azul contribuyó muchos rasgos robustos y mucho vigor físico a las razas blancas de Europa, pero el humor y la imaginación de los pueblos mezclados europeos se derivaron de los anditas. Esta unión andita y azul, que produjo las razas blancas septentrionales, estribó en una laguna inmediata en la civilización andita, un retardo de naturaleza transitoria. Finalmente la superioridad latente de estos bárbaros norteños se manifestó y culminó en la civilización europea de hoy día.» LU 80:5.7
Un grupo superior de anditas se establecieron en Creta, mientras descendientes de Adansón emigraron desde Mesopotamia hacia Grecia.
«Alrededor del año 12.000 a. de J.C. una brillante tribu de anditas migró a Creta. Fue ésta la única isla colonizada tan tempranamente por un grupo superior, y pasaron casi dos mil años antes de que los descendientes de estos marineros se expandieran a las islas vecinas. Este grupo estaba constituido por los anditas de cabeza angosta, de estatura más pequeña que se habían casado con la división vanita de los noditas del norte. Todos ellos medían menos de un metro ochenta de altura y habían sido literalmente expulsados del continente por sus camaradas más altos e inferiores. Estos emigrantes a Creta eran muy hábiles en tejiduría, metalurgia, alfarería, plomería y el uso de la piedra como material de construcción. Usaban la escritura y eran pastores y agricultores.
«Casi dos mil años después de la colonización de Creta un grupo de los descendientes de Adansón de estatura alta se abrió camino a través de las islas del norte hasta Grecia, llegando allí casi directamente desde su tierra de origen al norte de la Mesopotamia. Estos progenitores de los griegos fueron conducidos hacia el occidente por Sato, un descendiente directo de Adansón y Ratta.
«El grupo que finalmente se estableció en Grecia consistió en trescientos setenta y cinco de los ejemplares seleccionados y superiores que comprendían el fin de la segunda civilización de los adansonitas. Estos hijos más recientes de Adansón llevaban las cepas por entonces valiosísimas de las razas blancas en cierne. Eran de alto nivel intelectual y, desde el punto de vista físico, los hombres más hermosos desde los tiempos del primer Edén.
«Finalmente Grecia y la región de las islas egeas sucedió a Mesopotamia y Egipto como centro occidental del comercio, el arte y la cultura. Pero tal como ocurrió en Egipto, nuevamente casi todo el arte y la ciencia del mundo egeo se derivaba de la Mesopotamia excepto la cultura de los antepasados adansonitas de los griegos. Todo el arte y el genio de este pueblo que surgió más adelante es herencia directa de la posteridad de Adansón, el primer hijo de Adán y Eva, y de su extraordinaria segunda esposa, una hija descendiente directa del puro linaje nodita del Príncipe Caligastia. No es de extrañar que los griegos tuvieran tradiciones mitológicas que remontaban su origen directamente a los dioses y seres sobrehumanos.» LU 80:7.2
Origen del culto a la madre.
«La región egea pasó por cinco etapas culturales distintas, cada una menos espiritual que la precedente, y antes de mucho tiempo la última era gloriosa del arte pereció bajo el peso de los descendientes mediocres en rápida multiplicación de los esclavos de la zona del Danubio que habían sido importados por las generaciones más recientes de griegos.
«Fue durante esta etapa en Creta que el culto de la madre de los descendientes de Caín llegó a su apogeo. Este culto glorificaba a Eva en la adoración de la «gran madre». Había imágenes de Eva por doquier. Miles de templos públicos fueron erigidos a lo largo y a lo ancho de Creta y Asia Menor. Y este culto de la madre persistió hasta los tiempos de Cristo, siendo más tarde incorporado en la primitiva religión cristiana bajo el aspecto de la glorificación y adoración de María, la madre terrestre de Jesús.» LU 80:7.6
A pesar del deterioro debido a las influencias de pueblos inferiores, la civilización en Chipre y en el norte de África quedó mejorada por los movimientos anditas procedentes de Mesopotamia.
«Por el año 5000 a. de J.C. las tres cepas más puras de los descendientes de Adán estaban en Sumeria, el norte de Europa y Grecia. Toda la Mesopotamia se iba deteriorando lentamente por el caudal de razas mezcladas y más oscuras que se infiltraban desde Arabia. La llegada de estos pueblos inferiores contribuyó aún más a la dispersión del residuo biológico y cultural de los anditas. De todo el Creciente Fértil [la zona fértil en el Levante] los pueblos más aventureros se dispersaron hacia el occidente a las islas. Estos emigrantes cultivaban tanto el grano como los vegetales, y llevaron consigo animales domésticos.
«Alrededor del 5000 a. de J.C. unas poderosas huestes de progresivos mesopotamios abandonaron el valle del Eufrates y se establecieron en la isla de Chipre. Esta civilización fue eliminada unos dos mil años más tarde por las hordas bárbaras del norte.
«Otra gran colonia se estableció en el Mediterráneo cerca de lo que más adelante fue Cartago. Y desde el norte de África grandes números de anditas entraron a España y más adelante se mezclaron en Suiza con sus hermanos que anteriormente habían ido a Italia desde las islas egeas.» LU 80:7.9
Los griegos fueron grandes comerciantes y colonizadores, así como maestros y artistas.
«Los griegos no sólo fueron grandes maestros y artistas, sino que fueron también los más grandes comerciantes y colonizadores del mundo. Antes de sucumbir al desbordamiento de inferioridad que finalmente envolvió su arte y comercio, consiguieron establecer tantas vanguardias de cultura hacia el oeste que muchos de los avances de la civilización griega primitiva persistieron en los pueblos posteriores del sur de Europa, y muchos descendientes mezclados de estos adansonitas se fueron incorporando a las tribus de las tierras adyacentes.» LU 80:7.13
Los anditas del norte y del sur estaban separados por los andonitas, que estaban dispersos por toda europa central y meridional. Los hititas y los descendientes de Abraham llevaron consigo parte de este linaje.
«Los pueblos anditas del valle del Eufrates emigraron al norte de Europa para mezclarse con los hombres azules y al oeste hacia las regiones mediterráneas para mezclarse con los restos de los saharianos ya mezclados, así como con los hombres azules del sur. Estas dos ramas de la raza blanca estaban, y están, ampliamente separados por los sobrevivientes de cabeza ancha de las montañas de las primeras tribus andonitas que por mucho tiempo habían habitado estas regiones centrales.
«Estos descendientes de Andón estaban dispersados a lo largo de la mayoría de las regiones montañosas de Europa central y suroriental. Frecuentemente se vieron reforzados por influjos del Asia Menor, región que ocupaban con fuerza considerable. Los antiguos heteos descendieron directamente de la cepa andonita; su tez pálida y sus cabezas anchas eran típicas de esa raza. Esta cepa participó de la herencia de Abraham y contribuyó mucho al característico aspecto facial de sus descendientes judíos más recientes que, aunque tenían una cultura y religión derivadas de los anditas, hablaban un idioma muy distinto. Su lengua era claramente andonita.
«Las tribus que vivían en casas erigidas sobre pilares o largueros de madera, en los lagos de Italia, Suiza y Europa del sur eran las estribaciones expansivas de las emigraciones africana, egea, y más específicamente del valle del Danubio.
«Los danubianos eran andonitas, agricultores y pastores que habían penetrado en Europa a través de la península balcánica y que se iban trasladando lentamente hacia el norte a lo largo del valle del Danubio. Eran alfareros y trabajaban la tierra, y preferían vivir en los valles. El asentamiento más septentrional de los danubianos se encontraba en Liège, en Bélgica. Estas tribus se deterioraron rápidamente al desplazarse, alejándose del centro y fuente de su cultura. La mejor cerámica es el producto de estos asentamientos más primitivos.
«Los danubianos se tornaron adoradores de la madre como resultado del trabajo de los misioneros de Creta. Estas tribus más adelante se amalgamaron con grupos de marineros andonitas que llegaron por barco desde la costa del Asia Menor, y que eran también adoradores a la madre. Así pues gran parte de Europa central fue establecida tempranamente por estos tipos mezclados de raza blanca de cabeza ancha que practicaban la adoración a la madre y el rito religioso de cremar a los muertos, porque era costumbre de los que tenían el culto a la madre cremar a sus muertos en cabañas de piedra.» LU 80:8.1
Origen, naturaleza y distribución de las tres razas blancas.
«Las mezclas raciales en Europa hacia el cierre de las emigraciones anditas se generalizaron en tres razas blancas como sigue:
«1. La raza blanca septentrional. Esta así llamada raza nórdica consistía principalmente en el hombre azul más el andita pero también contenía una cantidad considerable de sangre andonita juntamente con cantidades más pequeñas de sangre sangik roja y amarilla. La raza blanca septentrional de este modo comprendía a estas cuatro cepas humanas más deseables. Pero la herencia mayor provenía del hombre azul. El nórdico primitivo típico tenía la cabeza alargada, era alto y rubio. Pero hace mucho tiempo que esta raza se mezcló considerablemente con todas las demás ramas de los pueblos blancos.
«La cultura primitiva de Europa, con que se toparon los nórdicos invasores, era la de los danubios en retroceso mezclados con el hombre azul. La cultura nórdico-danesa y la cultura danubio-andonita se encontraron y se mezclaron en el Rin tal como está evidenciado por la existencia de dos grupos raciales en Alemania hoy en día.
«Los nórdicos continuaron el comercio de ámbar desde la costa báltica, construyendo un gran intercambio con los habitantes de cabeza ancha del valle del Danubio a través del Paso Brennero. Este contacto considerable con los danubios llevó a estos habitantes septentrionales a la adoración de la madre, y durante varios miles de años la ceremonia de cremar a los muertos fue casi universal a lo largo y a lo ancho de Escandinavia. Esto explica por qué los restos de las primitivas razas blancas, aunque están enterrados por toda Europa, no se pueden encontrar —tan sólo se encuentran sus cenizas en urnas de piedra y arcilla. Estos hombres blancos también construían viviendas; nunca vivieron en cuevas. Nuevamente esto explica por qué hay tan pocas pruebas de la primitiva cultura del hombre blanco, a pesar de que el tipo anterior cromagnon está bien preservado allí donde ha sido sellado en forma segura en cuevas y grutas. Tal como aparece, existe en Europa septentrional un día una cultura primitiva de danubios en retroceso y del hombre azul y al día siguiente la del hombre blanco vastamente superior de aparición repentina.
«2. La raza blanca central. Aunque este grupo incluye cepas del hombre azul, amarillo y andita, es predominantemente andonita. Estos pueblos son de cabeza ancha, atezados y robustos. Están impulsados de modo tal que forman como una cuña entre la raza nórdica y la raza mediterránea, con la base ancha que descansa en Asia y el vértice que penetra en el este de Francia.
«Durante casi veinte mil años los andonitas habían sido empujados más y más lejos hacia el norte de Asia central por los anditas. Hacia el año 3000 a. de J.C. la aridez en aumento llevaba a estos andonitas de regreso a Turquestán. Este empuje andonita hacia el sur continuó por más de mil años y, separándose alrededor del Mar Caspio y del Mar Negro, penetraron en Europa tanto por los Balcanes como por Ucrania. Esta invasión incluyó a los restantes grupos de descendientes de Adansón y, durante la segunda mitad del período de invasión, llevó consigo a grandes números de anditas de Irán así como también a muchos de los descendientes de los sacerdotes setitas.
«Para 2500 a. de J.C. el impulso hacia el oeste de los andonitas llegó a Europa. Y esta inundación de toda Mesopotamia, Asia Menor y la cuenca del Danubio por los bárbaros de las colinas de Turquestán constituyó el atraso cultural más grave y más duradero que ocurriera hasta ese momento. Estos invasores definitivamente andonizaron el carácter de las razas centroeuropeas, que desde ese momento se han mantenido característicamente alpinas.
«3. La raza blanca meridional. Esta raza mediterránea morena consistió en una mezcla del hombre andita y del hombre azul, con una cepa menor andonita que en el norte. Este grupo también absorbió una cantidad considerable de sangre sangik secundaria a través de los saharianos. En tiempos posteriores esta división sureña de la raza blanca recibió la infusión de fuertes elementos anditas desde el este del Mediterráneo.
«Las costas del Mediterráneo no fueron permeadas por los anditas sin embargo hasta los tiempos de las grandes invasiones nomádicas del 2500 a. de J.C… El tráfico y el comercio terrestre estuvieron prácticamente suspendidos durante estos siglos cuando los nómades invadieron los distritos orientales mediterráneos. Esta interferencia con el viaje por tierra produjo la gran expansión del tráfico y comercio marítimos; el comercio marítimo por el Mediterráneo estaba en su apogeo unos cuatro mil quinientos años atrás. Este desarrollo del tráfico marítimo resultó en una expansión repentina de los descendientes de los anditas a lo largo y a lo ancho del entero territorio costero de la cuenca mediterránea.
«Estas mezclas raciales sentaron los cimientos para la raza europea del sur, la más mezclada de todas. Y desde esos días esta raza ha sufrido aun otra mezcla, notablemente con las gentes azul-amarillo-andita de Arabia. Esta raza mediterránea está en efecto tan libremente mezclada con los pueblos adyacentes que es casi imposible discernirla como un tipo separado, pero en general los que a ella pertenecen son bajos, de cabeza alargada y morenos.» LU 80:9.2
Debido a la mezcla posterior, es una falacia clasificar a los pueblos blancos como nórdicos, alpinos y mediterráneaos.
«Pero es un error pretender clasificar a los pueblos blancos como nórdico, alpino y mediterráneo. Ha habido en general demasiada mezcla como para permitir tal agrupación. En cierta época existía una división relativamente bien definida de la raza blanca en tales grupos, pero la mezcla que ha ocurrido desde entonces, hace que ya no sea posible identificar estas distinciones con claridad alguna. Aun en el año 3000 a. de J.C. los antiguos grupos sociales no pertenecían a una sola raza más que los habitantes actuales de América del Norte.» LU 80:9.15
Las razas humanas de hoy día son el resultado de mezclar cinco cepas humanas básicas.
«Al hacer contacto con los albores de los tiempos históricos, toda Eurasia, el norte de África y las islas del Pacífico están pobladas de las razas compuestas de la humanidad. Estas razas de hoy son el resultado de una mezcla y remezcla de cinco cepas humanas básicas de Urantia.» LU 81:4.1
Características físicas de las razas humanas básicas.
«Cada una de las razas de Urantia fue identificada por ciertas características físicas distintas. Los adanitas y noditas eran de cabeza alargada; los andonitas eran de cabeza ancha. Las razas sangik eran de cabeza de tamaño mediano, y los hombres amarillos y azules tendían hacia un tamaño ancho de cabeza. Las razas azules, cuando se mezclaban con la cepa andonita, eran decididamente de cabeza ancha. Los sangik secundarios eran de cabeza mediana a alargada.» LU 81:4.2
Las cinco razas humanas básicas.
«Aunque estas dimensiones del cráneo ayudan para descifrar los orígenes raciales, el esqueleto completo es más confiable. En el desarrollo primitivo de las razas de Urantia había originalmente cinco tipos distintos de estructura esquelética:
«1. Andónico, los aborígenes de Urantia.
«2. Sangik primario, rojo, amarillo y azul.
«3. Sangik secundario, anaranjado, verde e índigo.
«4. Noditas, descendientes de los dalamatianos.
«5. Adanitas, la raza violeta.» LU 81:4.3
Los lapones y los esquimales son los más cercanos a la cepa andónica original.
«Puesto que estos cinco grandes grupos raciales se entremezclaron ampliamente, la mezcla continua tendió a oscurecer al tipo andonita por la dominación hereditaria sangik. Los laponios y los esquimales son mezcla de andonita y raza sangik azul. Su estructura esquelética es la que más se acerca a preservar el tipo aborigen andónico. Pero los adanitas y los noditas se han mezclado tanto con otras razas que tan sólo se los puede detectar como una orden generalizada caucasoide.» LU 81:4.9
El estudio de la estructura del esqueleto revela tres tipos actuales de humanos:
«En general, por consiguiente, a medida que se van desenterrando los restos humanos de los últimos veinte mil años, será imposible distinguir claramente los cinco tipos originales. El estudio de tales estructuras esqueléticas revelará que la humanidad ahora está dividida en aproximadamente tres clases:
«1. La caucasoide—la mezcla andita de las cepas nodita y adánica, modificada adicionalmente por la mezcla con sangik primario y (parte) de sangik secundario y por considerable cruce andónico. Las razas blancas occidentales, juntamente con algunos pueblos de la India y turanianos, se incluyen en este grupo. El factor unificador en esta división es la proporción mayor o menor de herencia andita.
«2. La mongoloide—el sangik primario, que incluye las razas originales roja, amarilla y azul. Los chinos y los amerindios pertenecen a este grupo. En Europa el tipo mongoloide ha sido modificado por mezcla con sangik secundario y andónico; aún más todavía por una infusión andita. El pueblo malayo y los demás indonesios se incluyen en esta clasificación, aunque contienen un porcentaje alto de sangre sangik secundaria.
«3. La negroide—el tipo sangik secundario, que originalmente incluía las razas naranja, verde e índiga. Éste es el tipo mejor ilustrado por el negro, y se le encuentra a lo largo y a lo ancho de África, India e Indonesia en dondequiera se encuentren localizadas las razas sangik secundarias.» LU 81:4.10
No hay razas puras en el mundo hoy día.
«Hoy en día no hay razas puras en el mundo. Los pueblos de color primitivos y originales tienen tan sólo dos razas representativas que persisten en el mundo —el hombre amarillo y el hombre negro— y aun estas dos razas están muy mezcladas con los pueblos de color ya desaparecidos. Aunque la así llamada raza blanca desciende predominantemente del antiguo hombre azul, está mezclada más o menos con todas las otras razas así como lo está el hombre rojo de las Américas.» LU 82:6.1
Las tres razas primarias y las tres razas secundarias.
«De las seis razas sangik de color, tres eran primarias y tres secundarias. Aunque las razas primarias —azul, roja y amarilla— eran en muchos aspectos superiores a las tres gentes secundarias, debe recordarse que estas razas secundarias tenían muchos rasgos deseables que hubiesen elevado considerablemente a los pueblos primarios si se hubieran podido absorber sus cepas mejores.» LU 82:6.2
Los efectos de los cambios climáticos y geológicos en las primeras migraciones.
«Fueron los grandes cambios climáticos y geológicos en el norte de África y en la zona occidental de Asia los que pusieron fin a las emigraciones primitivas de los adanitas, impidiéndoles llegar a Europa por la expansión del Mediterráneo y modificando la dirección del caudal migratorio hacia el norte y el este hacia Turquestán. Alrededor de los tiempos en que se completaron estas elevaciones de tierra y los cambios climáticos con ellas asociados, alrededor del año 15.000 a. de J.C., la civilización se encontraba en un estado de detención mundial excepto por los fermentos culturales y las reservas biológicas de los anditas que aún estaban confinados por las montañas al este de Asia y hacia el occidente por los bosques en expansión en Europa.» LU 81:1.2
Los cambios climáticos obligaron al hombre a abandonar la caza por el pastoreo y la ganadería. La evolución puede ser lenta, pero es enormemente eficaz.
«La evolución climática está ahora a punto de conseguir lo que todos los demás esfuerzos no han podido conseguir, o sea, obligar al hombre eurasiático a abandonar la caza en favor de la empresa más avanzada del pastoreo y de la agricultura. La evolución puede ser lenta, pero es enormemente eficaz.» LU 81:1.3
Los comerciantes y los exploradores hicieron más para hacer avanzar la civilización histórica que todas las demás influencias juntas.
«Los mercaderos viajantes y los exploradores ambulantes hicieron más por el avance de la civilización histórica que todas las demás influencias combinadas. Las conquistas militares, la colonización y las empresas misioneras impulsadas por las religiones posteriores también fueron factores en la difusión de la cultura; pero todas ellas fueron secundarias a las relaciones comerciales, que se aceleraron en gran forma por el desarrollo de las artes y las ciencias de la industria.» LU 81:3.7
«La civilización es una adquisición racial; no es biológicamente inherente; por consiguiente, todos los niños tienen que criarse en un medio ambiente de cultura, a la vez que cada generación sucesiva de la juventud tiene nuevamente que recibir su formación. Las cualidades superiores de la civilización —científicas, filosóficas y religiosas— no se transmiten de una generación a otra por herencia directa. Estos logros culturales se preservan únicamente mediante la conservación ilustrada de la herencia social.» LU 68:0.2
La asociación se convierte en el precio de la supervivencia.
«Pronto la asociación llegó a ser el precio de la supervivencia. El hombre solo quedaba indefenso, a no ser que llevara la marca tribal que atestiguaba que pertenecía a un grupo que se vengaría indudablemente de todo asalto que se le hiciera. Incluso en la época de Caín resultaba fatal salir solo, sin llevar la marca de algún tipo de asociación. La civilización se ha convertido en el seguro del hombre contra la muerte violenta, en tanto se paga la prima por la sumisión a las numerosas exigencias de las leyes de la sociedad.
«La sociedad primitiva, de este modo, se fundó sobre la reciprocidad de la necesidad y sobre el incremento de seguridad por asociación. Y la sociedad humana viene evolucionando en ciclos de edades como resultado de este temor al aislamiento y mediante la cooperación reacia.» LU 68:1.2
El hombre primitivo aprendió pronto que la organización y la cooperación eran esenciales para resolver con éxito las dificultades.
«Los seres humanos primitivos no tardaron en aprender que los grupos son inmensamente mayores y más fuertes que la mera suma de cada una de sus unidades individuales. Cien hombres unidos y trabajando al unísono pueden mover una piedra bien grande; una veintena de guardianes de la paz bien adiestrados pueden mantener a raya una turba enfurecida. Así, pues, nació la sociedad, no de la mera asociación cuantitativa, sino más bien, como resultado de la organización de los cooperadores inteligentes. La cooperación, no obstante, no es un rasgo natural del hombre; éste aprende a cooperar al principio por el miedo, y luego porque descubre más adelante que resulta muy beneficioso para sortear las dificultades del tiempo y para protegerse de los presuntos peligros de la eternidad.
«Los pueblos que tempranamente se organizaron así, en una sociedad primitiva, llegaron a tener más éxito al enfrentarse a la naturaleza, así como al defenderse contra sus semejantes; disponían de mayores posibilidades de supervivencia; por ende, la civilización en Urantia ha progresado ininterrumpidamente, a despecho de sus múltiples reveses. Debido únicamente al incremento del valor de la supervivencia por asociación, los múltiples desaciertos del hombre, hasta este momento, no han podido frenar ni destrozar la civilización humana.» LU 68:1.4
Los cuatro factores que contribuyeron a que se asociaran los seres humanos fueron el hambre de comida, el amor, la vanidad y el miedo.
«El instinto de manada del hombre natural casi no es suficiente para explicar el desarrollo de la organización social como la que hoy día existe en Urantia. Aunque en el fondo de la sociedad humana radica esta propensión gregaria innata, gran parte de la sociabilidad del hombre es adquirida. El hambre de alimento y el deseo sexual fueron dos grandes influencias que contribuyeron a la temprana asociación de los seres humanos; el hombre comparte estos impulsos instintivos con los animales. La vanidad y el temor, más concretamente el temor de los fantasmas, fueron otras dos emociones que indujeron a los seres humanos a unirse y mantenerse unidos.
«La historia no es sino la crónica de la eterna lucha por el sustento del hombre. El hombre primitivo sólo pensaba cuando tenía hambre; guardar alimentos para su uso futuro, fue su primer acto de abnegación y de autodisciplina. Con el desarrollo de la sociedad, el hambre por el sustento cesó de ser el único incentivo para la asociación mutua. Muchos otros tipos de hambre y la satisfacción de varias necesidades indujeron a la asociación más estrecha del género humano. Hoy por hoy, sin embargo, está la sociedad sobrecargada de un exceso de supuestas necesidades humanas. La civilización occidental del siglo veinte fatigadamente sufre el peso de la descomunal sobrecarga del lujo y la desmesurada multiplicación de los deseos y anhelos humanos. La sociedad moderna sobrelleva la tensión de una de sus más peligrosas fases de vasta interasociación y complicadísima interdependencia.
«El hambre, la vanidad y el temor a los fantasmas ejercieron una presión social continua; en cambio, la gratificación de los deseos sexuales intervino en forma pasajera e intermitente. El deseo sexual por sí solo no impulsó a los hombres y mujeres primitivos a asumir las pesadas cargas del mantenimiento del hogar. El hogar primitivo se fundó sobre la inquietud sexual del varón cuando se le privaba de gratificación frecuente y sobre el devoto amor materno de la hembra humana, el cual, en cierta medida, comparte con las hembras de todos los animales superiores. La presencia de un recién nacido desvalido determinó en un principio la diferenciación de las actividades del hombre y de la mujer; la mujer tenía que mantener una residencia fija donde pudiera labrar la tierra. Y desde los tiempos más primitivos, siempre se ha considerado hogar donde quiera que se encontraba la mujer.
«De este modo la mujer llegó a ser imprescindible dentro del esquema social que iba evolucionando, no tanto por la pasión sexual efímera como a consecuencia de las necesidades alimenticias; ella desempeñó un papel esencial en la manutención. Fue proveedora de alimentos, bestia de carga y compañera capaz de soportar malos tratos sin resentimientos violentos, y además de todas estas características deseables, era un medio de gratificación sexual siempre a disposición.» LU 68:2.4
«Si se amplía la vanidad para incluir el orgullo, la ambición y el honor, entonces se puede discernir no solamente cómo estas propensiones contribuyen a la formación de las asociaciones humanas, sino, además, cómo también mantienen unidos a los hombres, puesto que tales emociones son vanas sin espectadores ante quienes hacer ostentación. Al poco tiempo, la vanidad se relacionó con otras emociones e impulsos que requerían un foro social donde exhibirse y satisfacerse. Este grupo de emociones dio origen a los comienzos primitivos de todo arte, ceremonial y todas las formas de juegos deportivos y torneos.» LU 68:2.10
«El soñar con fantasmas probablemente fue el factor individual más grande en la evolución de la sociedad humana. Aunque la mayoría de los sueños perturbaba sobremanera a la mente primitiva, el sueño fantasmal, de hecho, aterrorizó a los hombres primitivos, induciendo a estos soñadores supersticiosos a tomarse en brazos, dispuestos a asociarse seriamente para la protección mutua contra los peligros imaginarios, vagos e invisibles del mundo de los espíritus. El sueño fantasmal constituye una de las primeras diferencias que aparecieron entre la mente animal y la humana. Los animales no visualizan la supervivencia después de la muerte.» LU 68:3.2
Es necesaria la ayuda de fuente superhumanas para mantener las asociaciones más allá del hambre, el amor, la vanidad y el miedo.
«El hambre y el amor atrajeron a los hombres a unirse; la vanidad y el temor a los fantasmas los mantuvieron unidos. Pero estas emociones solas, sin influencia de las revelaciones pacificadoras, no son capaces de soportar la tensión de las sospechas e irritaciones de las interasociaciones humanas. Sin ayuda de las fuentes superhumanas la tensión de la sociedad estalla al alcanzar ciertos límites, y estas mismas influencias de la movilización social —el hambre, el amor, la vanidad y el temor— conspiran para sumir a la humanidad en la guerra y en el derramamiento de sangre.
«La tendencia pacifista de la raza humana no es una dotación natural; se deriva, más bien, de las enseñanzas de la religión revelada, de la experiencia acumulada de las razas progresivas, pero aún más, de las enseñanzas de Jesús, el Príncipe de la Paz.» LU 68:3.4
Aunque el hombre primitivo era un esclavo de las costumbres o de las tradiciones, las costumbres han sido el hilo de continuidad que mantuvo unida la civilización.
«Antes de la instrucción libertadora y liberalizadora de los maestros de Dalamatia, el hombre antiguo fue una víctima indefensa del rito de las costumbres establecidas; un interminable ceremonial aprisonaba al salvaje primitivo. Todo lo que hacía desde que despertaba por la mañana hasta la hora de dormirse en su caverna por la noche, lo hacía en cierta forma prescrita —de acuerdo con las tradiciones de la tribu. Fue esclavo de la tiranía de la usanza; su vida no contuvo nada libre, espontáneo, ni original. No hubo progreso natural hacia una existencia superior mental, moral, o social.
«La costumbre tuvo al hombre primitivo en su puño férreo; el salvaje fue un verdadero esclavo de la usanza; pero de cuando en cuando han surgido aquellas variaciones de la norma que se atrevieron a inaugurar nuevos modos de pensar y métodos mejorados de vivir. No obstante, la inercia del hombre primitivo constituye el freno de seguridad biológica contra una precipitación demasiado repentina al ruinoso desequilibrio de una civilización que avanza con demasiada rapidez.
«Sin embargo, estas costumbres no son un mal incondicional; su evolución debe continuar. Es casi fatal para la supervivencia de la civilización emprender su modificación global mediante la revolución radical. La costumbre ha sido el hilo de continuidad que ha mantenido unida la civilización. El camino de la historia humana está atestado de restos de costumbres descartadas y prácticas sociales obsoletas; pero no ha perdurado ninguna civilización que haya abandonado sus costumbres establecidas, salvo para adoptar costumbres mejores y más adecuadas.
«La supervivencia de una sociedad depende principalmente de la evolución progresiva de sus costumbres. El proceso de la evolución de las costumbres surge del deseo de experimentación; se proponen nuevas ideas —sobreviene la competencia. Una civilización progresiva abraza la idea progresiva y perdura; el tiempo y la circunstancia finalmente seleccionan el grupo más apto para la supervivencia. Pero lo anterior no implica que cada uno de los cambios aislados en la composición de la sociedad humana haya sido para el bien. ¡No! ¡Claro que no!, pues ha habido muchos, pero muchos, retrocesos en la prolongada lucha progresiva de la civilización de Urantia.» LU 68:4.4
En el hemisferio oriental, se dieron cuatro grandes pasos en la marcha hacia adelante de la civilización.
«Las primeras culturas humanas surgieron a lo largo de los ríos del hemisferio oriental, y hubo cuatro grandes etapas en la marcha progresiva de la civilización, a saber:
«1. La etapa de la recolección. La coacción del sustento, el hambre, indujo a la primera forma de organización industrial, las filas primitivas de recolección de alimentos. Algunas veces la marcha de tal fila de hambre podía medir diecicinco kilómetros según atravesaba el terreno recogiendo los alimentos. Esta corresponde a la primitiva etapa nómada de la cultura y es el modo de vida que siguen los bosquimanes de África hoy en día.
«2. La etapa de la caza. La invención de las armas le permitió al hombre convertirse en cazador y así ganar considerable libertad de la esclavitud del sustento. Un andonita listo que se había magullado gravemente el puño en combate encarnizado redescubrió el concepto de emplear un palo largo a manera de brazo y una piedra dura, atada a la punta con fibras, a manera de puño. Muchas tribus, independientemente, hicieron descubrimientos de esta índole, y estas distintas formas de martillos representaron un gran paso de avance en la civilización humana. Hoy en día algunos aborígenes australianos no han progresado mucho más allá de esta etapa.
«Los hombres azules llegaron a ser cazadores y tramperos expertos; cercando las aguas de los ríos, apresaban abundante pescado y desecaban el excedente para el invierno. Muchas formas de ingeniosos cepos y trampas se empleaban para atrapar las presas, pero las razas más primitivas no cazaban los animales grandes.
«3. La etapa del pastoreo. La domesticación de los animales hizo posible esta fase de la civilización. Los árabes y los aborígenes de África figuran entre los pueblos pastores más recientes.
«La vida pastoral ofreció más alivio a la esclavitud del sustento; el hombre aprendió a subsistir de los réditos de su capital, el incremento en sus rebaños, lo cual brindó más tiempo libre para la cultura y el progreso.
«La sociedad prepastoral fue de cooperación entre los sexos, pero la difusión de la ganadería rebajó a la mujer a un ínfimo nivel de esclavitud social. Anteriormente al hombre le incumbía conseguir los alimentos de fuente animal y, a la mujer, obtener los comestibles vegetales. Por tanto, al entrar el hombre en la era pastoral de su existencia, la dignidad femenina bajó grandemente. Ella aún tiene que afanarse por proveer a las necesidades vegetales de la vida; en cambio, el hombre no necesita hacer más que atender a los rebaños para proporcionar una abundancia de comida animal. De este modo, el hombre llegó a independizarse relativamente de la mujer; a través de toda la edad pastoral la condición de la mujer decayó de forma ininterrumpida. Hacia fines de esta era ella se había convertido en poco más que un animal humano, destinada a trabajar y parir la prole humana, de forma muy parecida a los animales del rebaño, de ellas se esperaba que labraran la tierra y produjeran la cría. Tuvieron gran amor por su ganado los hombres de las edades pastorales; tanto más apena que no hubieran desarrollado un afecto más profundo por sus esposas.
«4. La etapa agrícola. La domesticación de las plantas fue responsable de esta era y representa el tipo superior de la civilización material. Tanto Caligastia como Adán se empeñaron en enseñar la horticultura y agricultura. Adán y Eva fueron hortelanos, no pastores, y el cultivo de la huerta era una cultura avanzada en aquellos días. El cultivo de las plantas ejerce una influencia ennoblecedora en todas las razas del género humano.
«La agricultura multiplicó más de cuatro veces la razón tierra-hombre del mundo. Puede combinarse con los esfuerzos pastorales de la antigua etapa cultural. Cuando se imbrican las tres etapas, los hombres cazan y las mujeres labran la tierra.
«Siempre han existido rozamientos entre los pastores y los labradores. El cazador y el pastor eran aguerridos, beligerantes; el agricultor tiende más al tipo pacifista. La asociación con los animales sugiere la lucha y la fuerza; la asociación con las plantas inculca la paciencia, la paz y la tranquilidad. La agricultura y el industrialismo son actividades de paz. En cuanto actividades sociales mundiales, sin embargo, la debilidad de ambos estriba en que carecen de emoción y aventura.
«La sociedad humana ha evolucionado desde la etapa de la caza, a través la de los pastores, hasta la etapa territorial de la agricultura. Cada etapa de esta civilización progresiva fue acompañada por cada vez menos nomadismo; el hombre comenzó a vivir más y más en su hogar.
«Actualmente la industria va suplementando a la agricultura, con la consiguiente urbanización y multiplicación de grupos no agrícolas de las clases ciudadanas. Pero una era industrial no tiene esperanzas de sobrevivir si sus dirigentes dejan de reconocer que aun el más completo desarrollo social siempre ha de descansar sobre sólidos cimientos agrícolas.» LU 68:5.2
La proporción hombre-tierra determinó el valor de la vida humana.
«Rige a la sociedad humana una ley que decreta que la población ha de variar en proporción directa a las artes de la tierra e inversa al nivel de vida. A través de estas primeras edades, aún más que en el presente, la ley de la oferta y la demanda, en lo referente a los hombres y la tierra, determinaba el valor estimado de ambos. Durante los tiempos en que había abundancia de tierras —territorios no ocupados— y la necesidad de hombres era grande y, por ende, el valor de la vida humana era muy elevado; consiguientemente, la pérdida de la vida era más aterradora. Durante períodos de escasez de tierra y correspondiente sobrepoblación, la vida humana se abarataba relativamente, de tal forma que la guerra, el hambre y la peste se consideraban con menos preocupación.
«Cuando se reduce el rendimiento de la tierra o se aumenta la población, se reanuda la lucha inevitable; afloran los peores rasgos de la naturaleza humana. La mejora en el rendimiento de la tierra, el desarrollo de las artes mecánicas y la reducción de la población tienden a fomentar el desarrollo del mejor aspecto de la naturaleza humana.» LU 68:6.3
La superpoblación, aunque raramente fue un problema en el pasado, podría convertirse en una prueba de la sabiduría de los gobernantes de Urantia.
«Desde la perspectiva mundial, la sobrepoblación no ha sido nunca un problema grave en el pasado, pero si disminuyen las guerras y la ciencia va controlando en creciente escala todas las enfermedades humanas, puede llegar a ser un grave problema en un futuro próximo. En tal momento se someterá a prueba la sabiduría de los mandatarios del mundo. ¿Tendrán los dirigentes de Urantia la perspicacia y la valentía para fomentar la multiplicación del ser humano medio o estable en vez de los extremos de los supernormales y los grupos cada vez mayores de subnormales? Se debe fomentar al hombre normal; él es la espina dorsal de la civilización y la fuente de los genios mutantes de la raza. Se deberá mantener al hombre subnormal bajo el control de la sociedad; no se deben producir más de los que se requieran para atender a los niveles inferiores de la industria, aquellas tareas que requieren inteligencia por encima del nivel animal pero de exigencias tan exiguas como para dar constancia de verdadera esclavitud y subyugación a los tipos superiores de la humanidad.» LU 68:6.11
El hombre debería controlar sus instituciones-no que estas le controlen.
«Todas las instituciones humanas atienden a alguna necesidad social, pasada o actual, a pesar de que su desarrollo excesivo, indefectiblemente, le resta mérito al individuo, puesto que se eclipsa la personalidad y se menoscaba la iniciativa. El hombre debe controlar sus instituciones en vez de permitir que sea dominado por estas creaciones de la civilización en avance.» LU 69:1.1
La industria primitiva creció como un seguro contra el hambre.
«La industria primitiva se desarrolló lentamente a manera de seguro contra los terrores del hambre. Al principio de su existencia, el hombre fue aprendiendo de algunos animales a almacenar comida durante una cosecha abundante para los días de escasez.» LU 69:2.1
La pobreza es el estado natural del hombre. La riqueza se deriva del trabajo, el conocimiento y la organización.
«Antes de los albores de la frugalidad incipiente y la industria primitiva, la suerte de la tribu común fue de miseria y verdadero sufrimiento. El hombre primitivo tuvo que competir con todo el reino animal para sus alimentos. La gravedad de la competencia siempre arrastra al hombre a rebajarse al nivel de lo bestial; la pobreza es su estado natural y tiránico. La riqueza no es un don natural; resulta del trabajo, la ciencia y la organización.» LU 69:2.2
La relación del capital con la civilización moderna.
«Aunque el capital ha tendido a liberar al hombre, por otro lado, ha complicado en gran medida su organización social e industrial. El mal uso del capital por capitalistas injustos no invalida el hecho de que éste sea el fundamento de la sociedad industrial moderna. Mediante el capital y la invención, la generación de hoy en día goza de un grado superior de libertad que el de ninguna otra que jamás le haya precedido en la tierra. Lo anterior consta a manera de hecho y no para servir de justificación de las múltiples malversaciones del capital por custodios insensatos y egoístas.» LU 69:5.15
La evolución del gobierno humano.
«Toda institución humana tuvo un principio, y el gobierno civil es fruto de la evolución progresiva tanto como lo son el matrimonio, la industria y la religión. A partir de los primeros clanes y tribus primitivas se desarrollaron de forma gradual los órdenes sucesivos del gobierno humano que han aparecido y desaparecido hasta que plasmaron en las formas de regulación civil y social que caracterizan al segundo tercio del siglo veinte.» LU 70:5.1
Solo las civilizaciones muy primitivas y muy avanzadas están libres de las desigualdades humanas que crean las clases sociales.
«La desigualdad mental y física de los seres humanos garantiza la aparición de clases sociales. Los únicos mundos sin estratos sociales son los más primitivos y los más avanzados. Una civilización en ciernes aún no ha comenzado la diferenciación de los niveles sociales, mientras que un mundo establecido en luz y vida ha borrado en gran parte estas divisiones de la humanidad, que tan propias son de todas las etapas evolutivas intermedias.» LU 70:8.1
La economía motivada por el lucro está condenada, a menos que se aumente mediante el motivo del servicio. Los motivos exclusivos de autoservicio son incompatibles con las enseñanzas de Jesús.
«Hoy por hoy la economía motivada por el lucro está destinada al fracaso, a no ser que los motivos de lucro puedan ser superados por motivos de servicio. La competición despiadada que se basa en el egoísmo de miras estrechas, a la larga, destruye aquello que procura mantener. La motivación egoísta y exclusiva de lucro es incompatible con los ideales cristianos —mucho más incompatible con las enseñanzas de Jesús.» LU 71:6.1
En economía, el motivo de lucro es al motivo de servicio lo que el miedo es al amor en la religión.
«En la economía, la motivación de lucro es para la motivación de servicio lo que el temor es para el amor en la religión. Pero el motivo del lucro no ha de destruirse ni eliminarse de manera repentina; mantiene trabajando duro a muchos mortales que de lo contrario serían perezosos. No es forzoso, sin embargo, que este excitador de energía social sea perennemente egoísta en sus objetivos.» LU 71:6.2
La obtención de beneficios solo puede transcenderse mediante la sabiduría, la hermandad y el logro espiritual.
«El motivo del lucro en las actividades económicas es enteramente vil y totalmente indigno en un orden avanzado de sociedad; no obstante, es un factor indispensable durante las fases tempranas de la civilización. No se ha de quitar el motivo del lucro a los hombres hasta que cuenten con sólidos tipos superiores de motivos desprovistos de fines lucrativos para el empeño económico y el servicio social —el afán trascendente de la sabiduría superlativa, la hermandad fascinante y la excelencia del logro espiritual.» LU 71:6.3
El fuego es una influencia civilizadora.
«El fuego fue un gran civilizador, dotando al hombre del primer medio por el cual podría ser altruista sin perder nada, pues le permitió regalar brasas candentes a un vecino sin privarse a sí mismo. El fuego de la hoguera, el cual lo atendía la madre o la primogénita, fue el primer educador, pues requirió vigilancia y constancia. El hogar primitivo no fue un edificio, sino que la familia se reunía en torno al fuego, la hoguera familiar. Cuando un hijo fundaba un nuevo hogar, se llevaba una tea de la hoguera de la familia.» LU 69:6.3
El fuego, junto con el agua y la comida, contribuyeron a la primera previsión humana.
«La primera previsión humana fue dirigida hacia la conservación del fuego, el agua y la comida. Pero el hombre primitivo fue un jugador nato; una y otra vez quiso agenciárse algo a cambio de nada y, muy a menudo durante estos tiempos primitivos, se les atribuyeron los logros acumulados de la práctica de la paciencia a los amuletos. La magia tardó mucho en doblegarse ante la previsión, la abnegación y la industria.» LU 69:2.7
La parte que desempeñaron los animales en el avance de la civilización.
«Al principio, todo el reino animal fue enemigo del hombre; los seres humanos tuvieron que aprender a protegerse de las bestias. Primero el hombre se comió a los animales pero, después, aprendió a domesticarlos y hacer que le sirvieran.
«La domesticación de los animales se produjo por casualidad. El salvaje cazó las manadas de forma muy parecida a como los indios norteamericanos cazaron el bisonte. Rodeando la manada, pudieron dominar a los animales y así matarlos según sus necesidades alimenticias. Más adelante, se construyeron los corrales y se capturaron manadas enteras.» LU 69:7.1
La guerra es algo natural para el hombre en evolución; la paz es la medida de la civilización.
«La guerra es el estado y patrimonio naturales del hombre evolutivo; la paz es el metro social que mide el progreso de la civilización. Antes de la socialización parcial de las razas en avance, el hombre era sobremanera individualista, extremadamente sospechoso, e increíblemente pendenciero. La violencia es la ley de la naturaleza; la hostilidad, la reacción automática de los hijos de la naturaleza; mientras la guerra no es sino esto mismo llevado a una expresión colectiva. Donde y cuando la estructura de la civilización se sobrecarga debido a las complicaciones del progreso de la sociedad, siempre resulta una reversión ruinosa e inmediata a estos primitivos métodos de adaptación violenta de las irritaciones de las interasociaciones humanas.» LU 70:1.1
Ganancias y pérdidas de la guerra. Si bien cura algunos males sociales, la guerra a veces mata al paciente.
«En épocas pasadas una guerra enconada instituía cambios sociales y facilitaba la adopción de nuevas ideas, cosa que no se hubiera producido en forma natural en diez mil años. El precio terrible que hubo que pagar por estas ciertas ventajas traídas por las guerras, fue que la sociedad fue arrojada temporalmente de vuelta al salvajismo; la razón civilizada tuvo que abdicar. La guerra es potente medicina, muy costosa y peligrosísima; aunque sirve a menudo para curar ciertos males sociales, algunas veces mata al paciente: destruye la sociedad.» LU 70:2.1
Las ganancias sociales de la guerra.
«La necesidad constante de la defensa nacional produce muchas adaptaciones sociales nuevas y avanzadas. La sociedad, hoy por día, goza del beneficio de numerosas innovaciones útiles que, originalmente, eran totalmente militares, e incluso le debe a la guerra la danza, cuya forma primitiva fue un ejercicio militar.
«La guerra ha tenido valor social para las civilizaciones pasadas por cuanto:
«1. Imponía disciplina, exigía cooperación.
«2. Premiaba la entereza y la valentía.
«3. Fomentaba y solidificaba el nacionalismo.
«4. Destruía los pueblos débiles y no aptos.
«5. Disolvía la ilusión de la igualdad primitiva y estratificaba selectivamente la sociedad.» LU 70:2.2
Las guerras antiguas seleccionaban a los líderes. Hoy día, la ciencia y la industria deben hacerlo.
«Pero aunque sea de paso, se le debe rendir honores a la guerra en su calidad de escuela de experiencia, que constriñó a una raza de arrogantes individualistas a someterse a una autoridad sobremanera concentrada —a un ejecutivo supremo. La guerra a la antigua seleccionaba para el liderazco a hombres de grandeza innata; la guerra moderna, sin embargo, ya no hace otro tanto. Para descubrir a sus líderes, la sociedad actual debe recurrir a las conquistas de la paz: la industria, la ciencia y el logro social.» LU 70:2.21
La esclavización de los prisioneros de guerra fue un avance misericordioso de la civilización.
«La esclavitud fue un paso hacia adelante en cuanto al trato misericordioso de los prisioneros de guerra. La emboscada a Hai, con la matanza al por mayor de hombres, mujeres y niños, en la cual se le perdonó la vida sólo al rey para complacerle la vanidad al conquistador, es un cuadro fidedigno de las salvajes matanzas que practicaron hasta los pueblos presuntamente más civilizados. El asalto a Og, el rey de Basán, fue igual de brutal y efectiva. Los hebreos «destruyeron por completo» a sus enemigos, apoderándose de toda su propiedad como botín. A todas las ciudades se les impusieron tributos so pena de la «destrucción de todo varón». Sin embargo, hace mucho tiempo habían comenzado a practicar la adopción de los cautivos superiores, por aquellas tribus contemporáneas, que tenían menos egoísmo tribal.» LU 69:8.3
La contribución de la esclavitud al avance de la civilización.
«La esclavitud fue un eslabón indispensable en la cadena de la civilización humana. Fue el puente por el cual la sociedad pasó del caos y la indolencia al orden y las actividades civilizadas; obligó a los pueblos atrasados y perezosos a trabajar y así proporcionar la riqueza y tiempo libre para el progreso social de sus superiores.» LU 69:8.6
Los pros y contras del comunismo primitivo.
«Si bien la sociedad primitiva fue virtualmente comunal, el hombre primitivo no se adhirió a las doctrinas modernas del comunismo. El comunismo de estos tiempos primitivos no fue una mera teoría o doctrina social; fue una sencilla y práctica adaptación automática. El comunismo impidió el pauperismo y la indigencia; la mendicidad y la prostitución eran casi desconocidas entre estas tribus antiguas.
«El comunismo primitivo no niveló mayormente a los hombres, tampoco exaltó la mediocridad, pero sí valoró la inactividad y la ociosidad, y reprimió la industria y destruyó la ambición. El comunismo fue el andamiaje imprescindible para la edificación de la sociedad primitiva, pero cedió el paso a la evolución de un orden social superior, ya que contrariaba cuatro fuertes proclividades humanas.» LU 69:9.1
La propiedad privada siguió al fracaso del comunismo. Y ahora, después de la esclavitud, llega la edad de las máquinas.
«La propiedad privada trajo consigo más libertad y estabilidad; no obstante, a la propiedad privada de la tierra no se le confirió el aval social hasta después de fracasar el control y la dirección comunales, y pronto fue seguida por una sucesión de esclavos, siervos y clases sin tierras. Sin embargo la maquinaria gradualmente va libertando al hombre del arduo trabajo de esclavo.» LU 69:9.16
Las ventajas de la civilización moderna han crecido alrededor de la propiedad privada.
«El derecho de la propiedad no es absoluto; es puramente social. Pero todo gobierno, ley, orden, derechos civiles, libertades sociales, convenciones, paz y felicidad, tal como ahora los disfrutan los pueblos modernos, han surgido en torno a la propiedad privada de los bienes.» LU 69:9.17
El orden social actual no es divino, pero si lo cambiamos deberíamos estar seguros de cambiarlo para mejor.
«El orden social presente no es forzosamente correcto —no es ni divino ni sagrado— pero la humanidad hará bien en instituir los cambios en forma lenta. Lo que tenéis supera con mucho a todos los sistemas que conocieron vuestros antepasados. Cuando cambiéis el orden social, no os olvidéis de cambiarlo por otro mejor. No os dejéis persuadir de experimentar con las fórmulas descartadas de vuestros antecesores ¡Avanzad, no retrocedáis! ¡Que continúe la evolución! ¡No deis un paso a atrás!.» LU 69:9.18
La naturaleza no confiere derechos al hombre—solo la vida.
«La naturaleza no le confiere al hombre derechos, sino vida, y un mundo en donde vivirla. La naturaleza no confiere ni siquiera el derecho de vivir, tal como se puede deducir si consideramos lo que probablemente le sucedería a un hombre inerme si éste se enfrentara con un tigre hambriento en el bosque primitivo. La seguridad es el don primordial que la sociedad otorga al hombre.» LU 70:9.1
La justicia natural es un mito. La justicia, tal como la concibe el hombre, es un asunto de evolución progresiva.
«La justicia natural es una teoría elaborada por el hombre; no es una realidad. En la naturaleza, la justicia es puramente teórica, totalmente ficticia. La naturaleza no ofrece más que una clase de justicia —la conformidad inevitable de los resultados a las causas.
«La justicia, como la concibió el hombre, significa reivindicar los derechos y, por tanto, es cuestión de evolución progresiva. El concepto de la justicia bien puede ser constitutivo en una mente dotada de espíritu, pero no surge en la existencia con todo su esplendor en los mundos del espacio.» LU 70:10.1
Evolución de la justicia.
«Así la justicia, en un principio, fue administrada por la familia, luego por el clan, y después por la tribu. La administración de la verdadera justicia data de cuando se quitó la venganza de las manos de individuos y grupos consanguíneos, y se depositó en manos del grupo social, el estado.» LU 70:10.13
«La traición —el «venderse» o la perfidia de los asociados tribales— fue el primer delito capital. Se castigaba el abigeato universalmente mediante la muerte sumaria, y hasta hace poco se ha castigado el hurto de caballos de forma similar. Pero con el paso del tiempo, se supo que la severidad de la pena no era factor disuasivo tan efectivo como lo eran la certidumbre y prontitud de su ejecución.» LU 70:10.15
Evolución de las leyes y los tribunales.
«Resulta tan difícil hacer distinciones claras entre las costumbres establecidas y las leyes como lo es precisar en qué momento, al amanecer, la noche es sucedida por el día. Las costumbres son leyes y reglamentos policiales en ciernes. Si llevan mucho tiempo en vigor, las costumbres indefinidas tienden a cristalizarse en leyes precisas, reglamentos concretos y convenciones sociales bien definidas.
«La ley, en un principio, es siempre negativa y prohibitiva; en las civilizaciones progresivas se va volviendo cada vez más positiva y directiva. La sociedad primitiva funcionó de manera negativa; otorgaba al individuo el derecho de vivir imponiendo a todos los demás el mandamiento, «no matarás». Todo otorgamiento de derechos o libertades al individuo implica la reducción de las libertades de todos los demás, y ello se realiza por el tabú, la ley primitiva. Todo el concepto del tabú es inherentemente negativo, pues la sociedad primitiva fue del todo negativa en su organización, y la administración primitiva de la justicia consistía en la aplicación de los tabúes. Pero originalmente estas leyes se aplicaron únicamente a los miembros de la tribu, tal como lo ejemplifican los hebreos de los últimos días, quienes tenían distinto código de ética para tratar con los gentiles.» LU 70:11.1
«La ley es una crónica codificada de la dilatada experiencia humana, la opinión pública cristalizada y legalizada. Las costumbres establecidas eran la materia prima de la experiencia acumulada, de la cual los cerebros que regían formulaban las leyes escritas. El juez antiguo no contó con leyes. Al fallar, sencillamente decía: «Es costumbre».» LU 70:11.6
«Las disputas sobre la propiedad se manejaban de muchas maneras, por ejemplo:
«1. Mediante la destrucción de la propiedad en disputa.
«2. Mediante la fuerza —los disputadores entablaban una lucha cuerpo a cuerpo.
«3. Mediante el arbitraje —un tercero decidía.
«4. Mediante la apelación a los ancianos —después a los tribunales.» LU 70:11.8
«Todo el concepto de la justicia primitiva se basaba no tanto en ser justo sino en despachar la disputa y así impedir el desorden público y la violencia privada. Pero el hombre primitivo no se resentía tanto de lo que actualmente se consideraría como una injusticia; se daba por hecho que los que tenían el poder se valdrían de él interesadamente. No obstante, se puede determinar la calidad de toda civilización con mucha exactitud analizando la escrupulosidad y la equidad de sus tribunales y la integridad de sus jueces.» LU 70:11.14
El Estado es la ganancia neta de la guerra y el sufrimiento. Tuvo un origen automático.
«El Estado es una evolución beneficiosa de la civilización; representa la ganancia neta de la sociedad tras los estragos y sufrimientos de la guerra. Incluso la habilidad del estadista no es sino la acumulación de técnicas para ajustar la enconada contienda de fuerza entre las tribus y naciones en conflicto.
«El estado moderno es la institución que sobrevivió a la prolongada lucha por el poder del grupo. El poder superior, a la larga, prevaleció y produjo una obra de hecho —Estado— juntamente con el mito moral de la obligación absoluta del ciudadano de vivir y morir por el estado. Mas el estado no es de génesis divina; ni siquiera fue producido por la acción humana volitivamente inteligente; es una institución puramente evolucionaria y tuvo un origen totalmente automático.» LU 71:0.1
Los idealistas sociales deberían protegerse contra los que explotarían o destruirían su civilización.
«La aparición de la verdadera hermandad significa que ha llegado un orden social en el cual se deleitan todos los hombres sobrellevando los unos las cargas de los otros; de hecho desean poner en práctica la regla de oro. Pero no se puede lograr una sociedad tan ideal cuando los débiles o malvados están a la expectativa para aprovecharse de modo injusto e impío de los que son motivados fundamentalmente por la devoción al servicio de la verdad, la belleza y la bondad. En esta situación un solo proceder resulta práctico: los seguidores de la «regla de oro» pueden establecer una sociedad progresiva en la cual vivan de acuerdo con sus ideales, al mismo tiempo que mantengan una defensa adecuada contra sus semejantes sumidos en la ignorancia, quienes quizás pretenderán explotar sus predilecciones pacíficas, o bien, destrozar su civilización en avance.» LU 71:4.16
La prueba del idealismo—tener poder para resistir la agresión, pero rechazar usar dicho poder para enaltecerse.
«Nunca puede sobrevivir el idealismo en un planeta evolutivo si los idealistas de cada generación se permiten ser exterminados a manos de las órdenes más viles de la humanidad. He aquí la gran prueba del idealismo: ¿Puede una sociedad avanzada mantener un estado de preparación militar que la proteja de los ataques de sus vecinos amantes de la guerra, sin sucumbir a la tentación de emplear este poderío militar en operaciones ofensivas contra otros pueblos a fin de la ventaja egoista o el engrandecimiento nacional? La supervivencia nacional exige el estado de preparación militar y sólo el idealismo religioso puede impedir que se prostituya la preparación convirtiéndose en agresión. Sólo el amor, la hermandad, pueden impedir que los fuertes opriman a los débiles.» LU 71:4.17
«El matrimonio —el apareamiento— surge de la bisexualidad. El matrimonio es el ajuste por reacción del hombre a dicha bisexualidad, mientras que la vida familiar es la suma que resulta de todos los ajustes evolucionarios y de adaptación. El matrimonio es duradero; no es inherente a la evolución biológica, pero constituye la base de toda evolución social y por consiguiente seguirá existiendo con toda seguridad en alguna forma. El matrimonio ha otorgado a la humanidad el hogar, y el hogar es la gloria coronadora de toda la larga y ardua lucha evolucionaria.» LU 82:0.1
El matrimonio representa el esfuerzo de la sociedad por controlar el impulso sexual de autoperpetuarse.
«Como institución el matrimonio, desde sus primitivos comienzos hasta los tiempos modernos, ilustra la evolución social de la tendencia biológica a la autoperpetuación. La perpetuación de la especie humana en evolución está asegurada por la presencia de este impulso racial de apareamiento, un ímpetu que se llama vagamente atracción sexual. Esta gran necesidad biológica se vuelve el núcleo del impulso para todo tipo de instintos, emociones y costumbres asociadas —físicas, intelectuales, morales y sociales.» LU 82:1.8
Con la civilización en avance, el impulso sexual trasciende el impulso por la comida y debe estar sujeto al control social.
«Entre los salvajes, la consecución de alimentos era la motivación principal, pero cuando la civilización asegura suficiente alimento, el impulso sexual se vuelve muchas veces un impulso dominante y por consiguiente necesita por siempre de la reglamentación social. En los animales, la periodicidad instintiva controla la propensidad al apareamiento, pero puesto que el hombre es en gran parte un ser autocontrolado, el deseo sexual no es periódico, por lo tanto se torna necesario para la sociedad imponer el autocontrol sobre el individuo.» LU 82:1.9
La naturaleza insiste en la reproducción, pero los problemas del control sexual los debe resolver la sociedad.
«La historia de la evolución del matrimonio es simplemente la historia del control sexual a través de la presión de las restricciones sociales, religiosas y civiles. La naturaleza no reconoce a los individuos; no tiene noción de los así llamados sentimientos morales; está solo y exclusivamente interesada en la reproducción de la especie. La naturaleza insiste obligatoriamente en la reproducción pero abandona en forma indiferente los problemas consecuenciales para que los solucione la sociedad, creando de este modo un problema fundamental y siempre presente para la humanidad evolucionaria. Este conflicto social consiste en la guerra sin fin entre los instintos básicos y la ética en evolución.» LU 82:2.1
El matrimonio es la respuesta de la sociedad al impulso biológico de reproducirse.
«El matrimonio es la respuesta institucional del organismo social a la tensión biológica constante del impulso irresistible del hombre a la reproducción —autopropagación. El apareamiento es universalmente natural, y a medida que se desarrolló la sociedad de sencilla a compleja, hubo una evolución correspondiente de los hábitos de apareamiento, génesis de la institución marital. Dondequiera que la evolución social haya progresado a la etapa en la cual se generan los hábitos, se encontrará el matrimonio como institución evolutiva.» LU 82:3.1
En tiempos primitivos, el matrimonio era el precio de la posición social. De edad en edad, el propósito del matrimonio se ha ido considerando de manera diferente.
«En los tiempos primitivos el matrimonio era el precio de la posición social; la posesión de una esposa era emblema de distinción. Los salvajes consideraban el día de la boda como el ingreso en las responsabilidades del estado adulto. En una época, el matrimonio ha sido considerado un deber social; en otra, una obligación religiosa; y en otra aún, un requisito político para proveer ciudadanos para el estado.» LU 82:3.4
El matrimonio primitivo era una inversión; implicaba un intercambio de propiedades.
«El matrimonio primitivo era una inversión, una especulación económica; era más un asunto comercial que un asunto de flirteo. Los antiguos se casaban para ventaja y bienestar del grupo; por lo tanto sus matrimonios eran planeados y establecidos por el grupo, los padres y los ancianos. Y las costumbres propietarias eran eficaces en la estabilización de la institución matrimonial, esto se comprueba por el hecho de que el matrimonio era más permanente entre las tribus primitivas de lo que es entre los pueblos modernos.
«A medida que avanzó la civilización y la propiedad privada obtuvo mayor reconocimiento en las costumbres establecidas, el robo se tornó un crimen grave. El adulterio se reconoció como una forma de robo, una violación de los derechos de propiedad del marido; por lo tanto no se encuentra mencionado específicamente en los códigos y costumbres más primitivos. La mujer comenzaba siendo propiedad de su padre, quien transfería su título al marido, y toda relación sexual legalizada surgió de estos derechos preexistentes de propiedad. El Antiguo Testamento trata a las mujeres como posesiones. El Corán enseña su inferioridad. El hombre tenía el derecho de prestar su esposa a un amigo o invitado, y esta costumbre aún existe entre ciertos pueblos.» LU 82:4.3
Aunque la endogamia a veces dio como resultado la consolidación de tribus fuertes, los malos resultados frecuentes llevaron al hombre primitivo a formular tabúes contra el matrimonio endogámico.
«Aunque la endogamia de buena cepa a veces produjo tribus fuertes, los casos espectaculares de malos resultados de la endogamia debido a defectos hereditarios se grabaron más fuertemente en la mente del hombre, de modo tal que las costumbres en avance fueron acumulando cada vez más tabúes contra todo matrimonio entre parientes cercanos.» LU 82:5.2
«Finalmente muchas tribus prohibieron el matrimonio dentro del clan; otras limitaron el apareamiento a ciertas castas. El tabú contra el matrimonio con la mujer del propio tótem dio impulso a la costumbre de robar mujeres de las tribus vecinas. Más adelante los matrimonios fueron reglamentados más de acuerdo con la residencia territorial que con el parentesco. Hubo muchos pasos evolutivos, desde la endogamia hasta las prácticas modernas de exogamia. Aun después de establecido el tabú con base a la endogamia en relación con la gente común, los caciques y reyes podían casarse con parientes cercanos para mantener la sangre real concentrada y pura. Las costumbres generalmente han permitido ciertas licencias a los soberanos en asuntos sexuales.» LU 82:5.7
El matrimonio es el regulador social de las relaciones sexuales y de la herencia.
«El matrimonio es el mecanismo de la sociedad inventado para regular y controlar esas muchas relaciones humanas que surgen del hecho físico de la bisexualidad. Como tal institución, el matrimonio funciona en dos direcciones:
«1. En la reglamentación de las relaciones sexuales personales.
«2. En la reglamentación de la descendencia, la herencia, la sucesión y el orden social, siendo ésta su función más antigua y original.» LU 83:1.1
La ceremonia nupcial fue consecuencia del hecho de que el matrimonio era un asunto de la comunidad. El elemento de suerte culminó en las bodas en la iglesia.
«La ceremonia de boda surgió del hecho de que el matrimonio era originalmente un asunto de la comunidad, no tan sólo la culminación de la decisión de dos individuos. El apareamiento era preocupación del grupo a la vez que una función personal.» LU 83:4.1
«El elemento de suerte que hacía que, a pesar de todas las pruebas prematrimoniales, ciertos matrimonios no resultasen, llevó al hombre primitivo a buscar protección contra el fracaso del matrimonio; le condujo a la búsqueda de sacerdotes y magias. Y este movimiento culminó directamente en las modernas ceremonias nupciales en la iglesia. Pero durante mucho tiempo el matrimonio fue reconocido generalmente como la decisión de los padres contractuales —más adelante de la pareja— mientras que durante los últimos quinientos años la iglesia y el estado han asumido su jurisdicción y presumen ahora hacer pronunciamientos de matrimonio.» LU 83:4.9
El matrimonio progresó desde la promiscuidad de la manada a los matrimonios de grupo y después a la poligamia.
«El paso siguiente en la evolución del apareamiento fue el matrimonio de grupo. Esta fase comunal del matrimonio hubo de suceder en el desarrollo de la vida familiar porque las costumbres matrimoniales aún no tenían fuerza suficiente para hacer que las asociaciones de pareja fueran permanentes. Los matrimonios entre hermanos pertenecieron a este grupo; cinco hermanos de una familia se casaban con cinco hermanas de otra. En todo el mundo las formas más laxas de matrimonio comunal evolucionaron gradualmente a varios tipos de matrimonio de grupo. Y estas asociaciones de grupo fueron mayormente reglamentadas por las costumbres establecidas del tótem. La vida familiar se desarrolló lenta y seguramente porque las reglamentaciones del matrimonio y del sexo favorecieron la supervivencia de la tribu misma asegurando la supervivencia de muchos hijos.
«Los matrimonios de grupo gradualmente fueron siendo reemplazados por las prácticas surgentes de la poligamia —poliginia y poliandria— entre las tribus más avanzadas. Pero la poliandria no fue nunca general, estando generalmente limitada a las reinas y a las mujeres ricas; además, era generalmente un asunto de familia, una esposa para varios hermanos. Las restricciones económicas y de casta a veces hicieron necesario que varios hombres se contentaran con una sola esposa. Aun entonces, la mujer tan sólo se casaba con uno, siendo los demás tolerados vagamente como «tíos» de la progenie conjunta.» LU 83:5.2
La monogamia es el ideal de la vida sexual, pero exige autocontrol.
«La monogamia ha sido siempre, es ahora y será perennemente el objetivo ideal de la evolución sexual humana. Este ideal del verdadero matrimonio en parejas comprende autosacrificio, y por lo tanto tan frecuentemente fracasa tan sólo porque uno o ambas de las partes contratantes son deficientes en el riguroso autocontrol, que es la cúspide de todas las virtudes humanas.» LU 83:6.6
La monogamia es la vara que mide el avance de la civilización social. Fomenta lo mejor del matrimonio para los padres y los hijos.
«La monogamia es el metro que mide el avance de la civilización social tal como se la distingue de la evolución puramente biológica. La monogamia no es necesariamente biológica ni natural, pero es indispensable para el mantenimiento inmediato y el desarrollo futuro de la civilización social. Contribuye a la delicadeza de los sentimientos, al refinamiento del carácter moral y a un crecimiento espiritual que son completamente imposibles en la poligamia. La mujer no podrá jamás llegar a ser una madre ideal si se ve constantemente obligada a rivalizar por el afecto de su marido.
«El matrimonio en parejas favorece y fomenta la comprensión íntima y la cooperación eficaz ideales para la felicidad de los padres, el bienestar de los hijos y la eficiencia social. El matrimonio, que comenzó en coerción burda, va evolucionando gradualmente en una institución magnífica de autocultura, autocontrol, autoexpresión y autoperpetuación.» LU 83:6.7
El matrimonio es la institución más exaltada del hombre, pero no debería considerarse un sacramento. El matrimonio no está consumado por acción divina.
«El matrimonio que culmina en el hogar es indudablemente la institución más excelsa del hombre, pero es esencialmente humana; no debería haber sido llamada nunca un sacramento. Los sacerdotes setitas hicieron del matrimonio un rito religioso; pero durante miles de años después de Edén, el apareamiento continuó siendo una institución puramente social y civil.
«La comparación de las asociaciones humanas con las asociaciones divinas es sumamente desafortunada. La unión de marido y mujer en la relación matrimonio-hogar es una función material de los mortales de los mundos evolucionarios. En verdad es posible acumular gran cantidad de progreso espiritual mediante los sinceros esfuerzos humanos de marido y mujer por progresar, pero esto no significa que el matrimonio sea necesariamente sagrado. El progreso espiritual depende de la aplicación sincera a otras avenidas de la empresa humana.» LU 83:8.1
«También es triste que ciertos grupos de mortales hayan concebido el matrimonio como la consumación de una acción divina. Estas creencias conducen directamente al concepto de la indisolubilidad del estado marital sean cuales fueran las circunstancias o deseos de las partes contrayentes. Pero el hecho mismo de que tales uniones puedan disolverse indica que la Deidad no es parte participante de ellas. Si Dios une dos cosas o personas, éstas permanecerán unidas hasta el momento en que la voluntad divina decida su separación. Pero, en cuanto al matrimonio, que es una institución humana, ¿quién presumirá juzgarlo, para decir cuáles matrimonios son uniones que podrían haber sido aprobadas por los supervisores del universo en contraste con aquellas que son puramente humanas en su naturaleza y origen?» LU 83:8.4
El matrimonio fue el resultado del apego de la mujer primitiva a su progenie y al hambre del hombre primitivo.
«El matrimonio no se fundó en las relaciones sexuales; éstas fueron incidentales. El matrimonio no era una necesidad del hombre primitivo, quien satisfacía su apetito sexual libremente sin cargarse con las responsabilidades de una esposa, hijos y hogar.
«La mujer, debido a su apego tanto físico como emocional a la progenie, depende de la cooperación con el hombre, y esto la impulsa a buscar la protección del matrimonio. Pero no existe un impulso biológico directo que conduzca al hombre al matrimonio —y mucho menos que lo retenga. No fue el amor lo que volvió atrayente el matrimonio para el hombre, sino fue el hambre de alimento lo que primero atrajo al hombre salvaje adonde la mujer y el refugio primitivo compartido con sus hijos.» LU 84:1.1
La asociación madre-hijo fue el núcleo del cual surgió el matrimonio y el hogar.
«Aunque la asociación madre-hijo no es ni matrimonio ni hogar, fue el núcleo del cual ambos surgieron. El gran avance en la evolución del apareamiento se produjo cuando estas asociaciones temporales duraron lo suficiente como para criar a la pro-genie resultante, puesto que eso ya era formación del hogar.» LU 84:1.8
La asociación varón-hembra mejoró las posibilidades de sobrevivir.
«A pesar de los antagonismos de estas parejas primitivas, a pesar de la laxitud de la asociación, las posibilidades de sobrevivencia estaban grandemente mejoradas en estas asociaciones de hombre y mujer. La cooperación de un hombre y una mujer, aun aparte de familia y prole, es vastamente superior en muchos aspectos a la de dos hombres o dos mujeres. Esta combinación de los sexos mejoraba las posibilidades de sobrevivencia y fue el comienzo mismo de la sociedad humana. La división del trabajo por sexo también fomentó la comodidad y aumentó la felicidad.» LU 84:1.9
El cambio de la familia materna a la paterna fue un reajuste radical que llevó a mejorar la sociedad.
«Con la desaparición de las costumbres de la caza, cuando el pastoreo dio al hombre el control del principal abastecimiento de alimentos, la familia materna desapareció rápidamente. Fracasó simplemente porque no podía competir con éxito con la familia paterna más nueva. El poder en las manos de los parientes masculinos de la madre no podía competir con el poder concentrado en el marido-padre. La mujer no estuvo a la altura de las tareas combinadas de criar a los hijos y ejercer una autoridad continua y aumentar el poder doméstico. La aparición del robo de mujeres y más adelante de la compra de mujeres aceleró la desaparición de la familia materna.
«El extraordinario cambio de la familia materna a la familia paterna es uno de los ajustes más radicales y completos jamás ejecutados por la raza humana. Este cambio llevó inmediatamente a una mayor expresión social y a una aventura familiar aumentada.» LU 84:2.6
El estatus de la mujer reflejaba el tipo de sociedad y el grado de desarrollo de la civilización. A medida que el hombre cambiaba de cazador a pastor, el estatus de ella cambió, pero mejoró cuando el hombre se convirtió en agricultor.
«Aunque puede ser que el instinto maternal condujo a la mujer al matrimonio, fue sin embargo la fuerza superior del hombre, juntamente con la influencia de las costumbres, la que virtualmente la obligó a permanecer en él. La vida pastoral tendió a crear un nuevo sistema de costumbres, el tipo patriarcal de vida familiar; la base de la unidad familiar bajo las primitivas costumbres pastoriles y agrícolas fue la autoridad incuestionable y arbitraria del padre. Toda sociedad, tanto nacional como familiar, pasó por la etapa de la autoridad autocrática de tipo patriarcal.» LU 84:3.1
«Pero el hombre no tuvo más culpa de su poco respeto por la mujer durante las eras pasadas que la mujer misma. Ella no consiguió obtener reconocimiento social durante los tiempos primitivos porque no supo funcionar en los momentos difíciles; no fue una heroína espectacular ni supo manejar las crisis. La maternidad era una desventaja clara en la lucha por la existencia; el amor materno limitó a la mujer en las actividades de defensa de la tribu.» LU 84:3.3
«Entre las razas más adelantadas, las mujeres no son tan robustas ni tan fuertes como los hombres. La mujer, siendo la más débil, por consiguiente se tornó más discreta; muy pronto aprendió a utilizar sus encantos sexuales. Se tornó más alerta y conservadora que el hombre, aunque ligeramente menos profunda. El hombre era superior a la mujer en el campo de batalla y en la caza; pero en el hogar la mujer generalmente ha dominado aun al más primitivo de los hombres.
«El pastor buscaba sustento en su rebaño, pero durante estas eras pastorales la mujer era quien proveía los vegetales. El hombre primitivo despreciaba la tierra; era trabajo demasiado pacífico, sin aventura. También existía una antigua superstición de que las mujeres podían hacer crecer mejor las plantas; eran madres. En muchas tribus atrasadas aún hoy día, el hombre cocina la carne, la mujer, los vegetales, y cuando las tribus primitivas de Australia se trasladan de un lado al otro, las mujeres jamás cazan mientras que el hombre no se encorva a desenterrar una raíz.» LU 84:3.5
«La primera liberación de la mujer sobrevino cuando el hombre asintió a trabajar la tierra, se decidió a hacer lo que hasta ese momento había sido considerado tarea de mujer. Fue un gran paso hacia adelante cuando los cautivos masculinos ya no fueron asesinados sino que se los esclavizó para que trabajaran como agricultores. Esto trajo la liberación de la mujer, que pudo así dedicar más tiempo al hogar y a la puericultura.
«La provisión de leche para los pequeños llevó a un destete más precoz de los bebés, y por consiguiente a engendrar más niños porque las madres de esta manera eran aliviadas de su esterilidad temporal, mientras que el uso de la leche de vaca y de cabra redujo considerablemente la mortalidad infantil. Antes de la era pastoril de la sociedad, las madres solían amamantar a sus hijos hasta los cuatro o cinco años.
«La disminución de la frecuencia de las guerras primitivas disminuyó grandemente la disparidad entre la división del trabajo basada en el sexo. Pero las mujeres seguían teniendo que hacer el verdadero trabajo mientras que los hombres hacían trabajo de centinela. No se podía dejar un campamento o aldea sin vigilancia ni de día ni de noche, pero aun esta tarea fue aliviada por la domesticación del perro. En general, el advenimiento de la agricultura aumentó el prestigio y la posición social de la mujer; por lo menos esto ocurrió hasta el momento en que el hombre mismo se volvió agricultor. En cuanto el hombre se propuso trabajar la tierra, hubo inmediatamente una gran mejora en los métodos agrícolas, que fue trasmitida a las generaciones sucesivas. En la caza y en la guerra el hombre había aprendido el valor de la organización e introdujo estas técnicas en la industria y más adelante, cuando heredó la mayor parte del trabajo de la mujer, mejoró considerablemente los métodos sueltos de trabajo de ésta.» LU 84:3.8
«En términos generales, durante cualquier etapa la posición de la mujer constituye un criterio justo del proceso evolutivo del matrimonio como institución social, mientras que el progreso del matrimonio mismo es un termómetro razonablemente preciso de los avances de la civilización humana.
«La posición de la mujer ha sido siempre una paradoja social; ella ha sido siempre una administradora astuta del hombre; ha capitalizado siempre sobre el impulso sexual más fuerte del hombre, para satisfacer sus propios intereses y su propio avance. Mediante el uso astuto de sus encantos sexuales, frecuentemente ha sido capaz de ejercer un poder dominador sobre el hombre, aun cuando éste la mantenía en la esclavitud más abyecta.» LU 84:4.1
«Antiguamente se consideraba que dar a luz convertía a la mujer en peligrosa e impura. Muchas costumbres tribales decretaban que la madre debía someterse a ceremonias extensas de purificación después del nacimiento de un hijo. Excepto entre aquellos grupos en que el hombre participaba en el parto, se evitaba a la mujer embarazada, se la dejaba sola. Los antiguos aun llegaban a prohibir que el niño naciese dentro de la casa. Finalmente, se les permitió a las viejas atender a la madre durante el parto, y esta práctica dio origen a la profesión de partera. Durante el parto, se decían y hacían cantidades de tonterías para facilitar el alumbramiento. Era costumbre esparcir al neonato con agua bendita para prevenir la interferencia de los fantasmas.» LU 84:4.6
«Se realizó un gran avance cuando se le negó al hombre el derecho de matar a su mujer a voluntad. Del mismo modo fue un paso hacia adelante el momento en que la mujer tuvo el derecho de poseer los obsequios de boda. Más adelante, ganó el derecho legal a poseer, controlar y aun disponer de la propiedad, pero por mucho tiempo estuvo privada del derecho de ocupar posiciones en la iglesia o el estado. La mujer ha sido tratada siempre más o menos como una posesión, hasta el siglo veinte después de Cristo y aun durante este siglo. Aún no ha podido liberarse a nivel mundial de la reclusión impuesta por el control del hombre. Aun entre los pueblos avanzados, el intento del hombre de proteger a la mujer ha sido siempre una declaración tácita de su propia superioridad.
«Pero las mujeres primitivas no se tenían lástima de sí mismas como lo suelen hacer sus hermanas más recientemente liberadas. Después de todo eran relativamente felices y satisfechas. No se atrevían a imaginar una forma de existencia diferente o mejor.» LU 84:4.10
La mejora del estatus de la mujer fue un episodio no planeado de la evolución social. La ciencia, no la religión, fue la que emancipó realmente a la mujer.
«La idea moderna de igualdad de los sexos es hermosa y está a la altura de una civilización en expansión, pero no se la encuentra en la naturaleza. Cuando la fuerza equivale a la justicia, el hombre domina a la mujer; cuando prevalecen más la justicia, la paz y la equidad, gradualmente emerge ella de la esclavitud y de la oscuridad. La posición social de la mujer generalmente ha variado inversamente al grado de militarismo de una nación o era.
«Pero el hombre no quitó consciente ni intencionalmente los derechos de la mujer para luego devolvérselos gradualmente y a disgusto; todo esto fue un episodio inconsciente y espontáneo de la evolución social. Cuando realmente llegó el momento en que la mujer pudo disfrutar de mayores derechos, los obtuvo, y todo ello a pesar de la actitud consciente del hombre. Lentamente pero con seguridad las costumbres establecidas cambian para proveer esos ajustes sociales que son parte de la evolución persistente de la civilización. Las costumbres en avance proveyeron poco a poco un trato cada vez mejor para las mujeres; las tribus que persistieron en tratarlas con crueldad no sobrevivieron.» LU 84:5.3
«La ciencia y no la religión, verdaderamente emancipó a la mujer; fue la fábrica moderna la que en gran parte la liberó de los confines del hogar. La habilidad física del hombre ya no fue una necesidad esencial en el nuevo mecanismo de mantenimiento; la ciencia tanto cambió las condiciones de vida que la mano de obra masculina dejó de ser tan superior a la mano de obra femenina.
«Estos cambios han llevado hacia la liberación de la mujer de la esclavitud doméstica y han traído consigo tal modificación de su condición que ella actualmente disfruta de un grado de libertad personal y de determinación sexual prácticamente igual a el del hombre. Antiguamente el valor de la mujer correspondía a su habilidad para producir alimento, pero la inventiva y la riqueza le han permitido crear un nuevo mundo en el cual funcionar —esferas de gracia y encanto. De este modo ha ganado la industria su lucha inconsciente e inintencional por la emancipación social y económica de la mujer. Nuevamente, la evolución ha sabido hacer lo que aun no pudo la revelación.» LU 84:5.7
«En los ideales del matrimonio en parejas, la mujer ha ganado finalmente reconocimiento, dignidad, independencia, igualdad y educación; pero, ¿se demostrará merecedora de todos estos logros nuevos y sin precedentes? ¿Responderá la mujer moderna a este gran logro de liberación social con pereza, indiferencia, esterilidad e infidelidad? ¡Actualmente, en el siglo veinte, la mujer pasa la prueba crucial de su larga existencia mundial!» LU 84:5.10
La asociación del hombre y la mujer.
«El impulso reproductor atrae infaliblemente a hombres y mujeres a causa de la autoperpetuación. Pero, por sí solo, no asegura que permanezcan juntos en cooperación mutua —que funden un hogar.
«Toda institución humana de éxito comprende antagonismos de intereses personales que han sido ajustados para alcanzar una armonía práctica de trabajo, y la formación del hogar no es una excepción. El matrimonio, la base de la formación del hogar, es la manifestación más alta de esa cooperación antagonista que tan frecuentemente caracteriza el contacto de la naturaleza y la sociedad. El conflicto es inevitable. El apareamiento es inherente; es natural. Pero el matrimonio no es biológico; es sociológico. La pasión asegura la unión de hombre y mujer, pero el instinto paternal más débil y las costumbres sociales son las que los mantienen juntos.» LU 84:6.1
«La diferencia de naturaleza, reacción, puntos de vista y pensamiento entre hombres y mujeres, en vez de ocasionar preocupación, debería ser considerada altamente beneficiosa para la humanidad, tanto individual como colectivamente. Muchas órdenes de criaturas del universo son creadas en fase dual de manifestación de la personalidad. Entre los mortales, los Hijos Materiales y los midsonitas, esta diferencia se describe como hombre y mujer; entre los serafines, querubines y Compañeros Moronciales, ha sido denominada positiva o enérgica, y negativa o introvertida. Estas asociaciones duales multiplican grandemente la versatilidad y se sobreponen a las limitaciones inherentes, de la manera en que lo hacen ciertas asociaciones trinas en el sistema Paraíso-Havona.» LU 84:6.5
«Los hombres y las mujeres se necesitan mutuamente en sus carreras morontiales y espirituales así como también en sus carreras mortales. Las diferencias de puntos de vista entre hombres y mujeres persisten aun más allá de la primera vida y a lo largo de las ascensiones en el universo local y en el superuniverso. Aun en Havona, los peregrinos que otrora fueran hombres y mujeres seguirán ayudándose mutuamente en el ascenso al Paraíso. Nunca, ni siquiera en el Cuerpo de los Finalistas, será la metamorfosis de la criatura tan grande como para borrar las tendencias de personalidad que los humanos llaman hombre y mujer; siempre continuarán estas dos variaciones básicas de la humanidad a atraerse, estimularse, alentarse y asistirse mutuamente; siempre dependerán de su cooperación mutua en la solución de los difíciles problemas del universo y en sobreponerse a las múltiples dificultades cósmicas.» LU 84:6.6
La gran amenaza contra el matrimonio es la marea alta de autogratificación.
«La gran amenaza de la vida familiar es la marejada de autogratificación en peligroso aumento, la manía moderna por el placer. El principal incentivo al matrimonio solía ser económico; la atracción sexual era secundaria. El matrimonio, cimentado en el automantenimiento, conducía a la autoperpetuación y paralelamente proveía una de las formas más deseables de autogratificación. Es la única institución de la sociedad humana que comprende los tres grandes incentivos de la vida.» LU 84:8.1
La obsesión por el placer amenaza todas nuestras instituciones sociales, especialmente el hogar.
«Originalmente, la propiedad privada era la institución básica de automantenimiento, mientras que el matrimonio funcionaba como institución única de autoperpetuación. Aunque la satisfacción del alimento, el esparcimiento y el humor, juntamente con la indulgencia sexual periódica, eran formas de autogratificación, sigue siendo un hecho que las costumbres en evolución no han conseguido crear una institución separada para la autogratificación. Debido a este fracaso de desarrollar técnicas especializadas de esparcimiento placentero, todas las instituciones humanas están infectadas por la búsqueda del placer. La acumulación de la propiedad se está volviendo un instrumento para aumentar todas las formas de autogratificación, mientras que el matrimonio frecuentemente se considera tan sólo un medio de placer. Esta indulgencia excesiva, esta manía tan común de la búsqueda del placer, constituye ahora la mayor amenaza que haya acosado jamás a la institución evolutiva social de la vida familiar: el hogar.» LU 84:8.2
Los mayores placeres se deberían encontrar en el juego, el humor y en la comidad-no en la gratificación sexual.
«La raza violeta introdujo una característica nueva y tan sólo imperfectamente comprendida en la experiencia de la humanidad: el instinto del esparcimiento combinado con el sentido del humor. Ya existía éste entre los sangik y los andonitas, pero la raza adánica elevó esta propensidad primitiva a un potencial de placer, una forma nueva y glorificada de la autogratificación. El tipo básico de autogratificación, aparte del satisfacer el hambre de alimento, es la gratificación sexual, y esta forma de placer sensual fue enormemente aumentada por la combinación de los sangik y los anditas.» LU 84:8.3
El miedo y la ignorancia en relación con la adoración.
«En uno u otro momento el hombre mortal ha adorado todo lo que se encuentra en la faz de la tierra, incluyéndose a sí mismo. También ha adorado todo lo que se pudiera imaginar en el cielo y por debajo de la superficie de la tierra. El hombre primitivo temía todas las manifestaciones de poder; adoraba todo fenómeno natural que no podía comprender. La observación de las poderosas fuerzas de la naturaleza, tales como tormentas, inundaciones, terremotos, avalanchas, volcanes, fuego, calor y frío, impresionaban grandemente la mente humana en expansión. Las cosas inexplicables de la vida aún se llaman «actos de Dios» y «dispensaciones misteriosas de la Providencia».» LU 85:0.4
El miedo y la inseguridad contribuyeron a hacer del hombre un jugador.
«El hombre primitivo vivía en la inseguridad y en el temor constante del azar — de la mala suerte. La vida era un estimulante juego de azar; la existencia, una empresa arriesgada. No es de extrañar que los pueblos parcialmente civilizados aún crean en el azar y manifiesten predisposiciones residuales por el juego de azar. El hombre primitivo alternaba entre dos poderosos intereses: la pasión de conseguir algo por nada y el temor de conseguir nada por algo. Este juego de la existencia era el interés principal y la suprema fascinación de la mente salvaje primitiva.» LU 86:1.4
El misterio de la muerte natural fomentó la religión entre los hombres primitivos.
«La muerte era para el hombre evolutivo el supremo arcano, la combinación más aterradora de azar y misterio. El arcano de la muerte, más bien que la santidad de la vida, inspiró el temor y de esta manera fomentó eficazmente la religión. Entre los pueblos salvajes la muerte era generalmente violenta, de modo que la muerte sin violencia se tornó cada vez más misteriosa. El concepto de muerte como fin natural y previsto de la vida no era claro para la conciencia de los pueblos primitivos, y le llevó al hombre edades tras edades darse cuenta de su inevitabilidad.» LU 86:3.1
El hombre primitivo aceptó la vida como un hecho, y la muerte como una visitación de algún tipo.
«El hombre primitivo aceptaba la vida como hecho, pero consideraba la muerte una visitación. Todas las razas tienen sus leyendas de hombres que no morían, tradiciones residuales de la actitud primitiva hacia la muerte. Ya en la mente humana existía el concepto nebuloso de un mundo espiritual vago y desorganizado, un dominio del cual provenía todo lo inexplicable en la vida humana, y la muerte fue agregada a esta larga lista de fenómenos sin explicación.» LU 86:3.2
Se creía que la muerte y las enfermedades se debían a influencias de los espíritus.
«Todas las enfermedades humanas y la muerte natural se atribuyeron al principio a la influencia de los espíritus. Aún en este momento algunas razas civilizadas consideran la enfermedad como algo producido por «el enemigo» y dependen de ceremonias religiosas para efectuar la curación. Sistemas más recientes y más complejos de teología aún atribuyen la muerte a la acción del mundo espiritual, todo lo cual condujo a doctrinas tales como el pecado original y la caída del hombre.» LU 86:3.3
Concepto de muerte y supervivencia.
«El hombre primitivo no imaginó el infierno ni castigos futuros. El salvaje consideraba la vida futura como igual a ésta, menos la mala suerte. Más adelante, se concibió un destino separado para los buenos fantasmas y los malos fantasmas —el cielo y el infierno. Pero puesto que muchas razas primitivas creían que el hombre entraba a la vida próxima tal como dejaba ésta, no les gustaba la idea de volverse viejos y decrépitos. Los vejetes preferían que se los matara antes de que se volviesen demasiado débiles.
«Casi todos los grupos tenían una idea diferente sobre el destino del alma fantasmal. Los griegos creían que los hombres débiles debían tener almas débiles; así pues inventaron el Hades como el lugar adecuado para la recepción de tales almas anémicas; también se creía que estos ejemplares no robustos tenían sombras más cortas. Los anditas primitivos creían que sus fantasmas volvían a las tierras ancestrales. Los chinos y los egipcios antiguamente creían que el alma y el cuerpo permanecían juntos. Entre los egipcios esto condujo a la construcción esmerada de la tumba y a grandes esfuerzos por la preservación del cuerpo. Aun los pueblos modernos tratan de detener el deterioro de la muerte. Los hebreos concebían que una réplica fantasmal del individuo bajaba a sheol; no podía retornar a la tierra de los vivos. Hicieron un avance importante en la doctrina de la evolución del alma.» LU 86:4.7
La creencia del hombre primitivo en fantasmas y espíritus llevó a la superstición y constituyó la única religión del hombre hasta los tiempos de la revelación.
«Muy pronto en la historia de la humanidad las realidades del mundo imaginario de los fantasmas y espíritus se volvieron universalmente creencias, y este mundo espiritual imaginado nuevamente se tornó un poder en la sociedad primitiva. La vida mental y moral de toda la humanidad fue modificada para siempre por la aparición de este nuevo factor en el pensamiento y la actuación humanas.
«Dentro de esta importante premisa de ilusión e ignorancia, el temor a la muerte ha acumulado todas las supersticiones y religiones subsiguientes de los pueblos primitivos. Ésta fue la única religión del hombre hasta los tiempos de la revelación, y hoy en día muchas de las razas del mundo tan sólo tienen esta burda religión evolucionaria.» LU 86:6.2
Para el salvaje, la religión era el pago del precio para asegurarse contra la mala suerte.
«El salvaje sintió la necesidad de asegurarse, y por consiguiente pagó voluntariamente las pesadas primas de temor, superstición, terror y obsequios a los sacerdotes para obtener su póliza de seguro mágico contra la mala suerte. La religión primitiva fue simplemente el pago de las primas de seguro contra los peligros del bosque; el hombre civilizado paga primas materiales contra los accidentes de la industria y las exigencias del sistema moderno de vida.» LU 86:7.1
Origen, naturaleza y misión de los cultos.
«La organización social de tipo cultista persistió porque proveía un simbolismo para la preservación y estimulación de los sentimientos morales y de las lealtades religiosas. El culto nació de las tradiciones «de las antiguas familias» y fue perpetuado como institución establecida; todas las familias tienen un culto de alguna clase. Todo ideal inspirador busca un simbolismo perpetuador —intenta encontrar una técnica de manifestación cultural que asegure su sobrevivencia y aumente su realización— y el culto alcanza este objetivo fomentando y gratificando la emoción.» LU 87:7.1
El bien y el mal asociado a los cultos.
«Desde los albores de la civilización todo movimiento atrayente en la cultura social o en el avance religioso ha desarrollado un rito, un ceremonial simbólico. Cuanto más inconsciente ha crecido este rito, más intensamente ha atraído a sus devotos. El culto preservaba el sentimiento y satisfacía la emoción, pero ha sido siempre el mayor obstáculo a la reconstrucción social y al progreso espiritual.» LU 87:7.2
Aunque los cultos retrasaron el progreso social, proporcionaron apoyo mutuo-algo a lo que pertenecer.
«A pesar de que el culto ha retardado constantemente el progreso social, es lamentable que tanto los creyentes modernos en las normas morales y los ideales espirituales no posean un simbolismo adecuado —un culto de apoyo mutuo— nada al que puedan pertenecer. Pero no se puede fabricar un culto religioso. Debe crecer. Y los cultos de dos grupos no podrán ser idénticos a menos que sus ritos se normalicen arbitrariamente por la acción de la autoridad.» LU 87:7.3
El eficaz culto cristiano ha perdido muchas de sus ideas fundamentales.
«El culto cristiano primitivo fue el más eficaz, atrayente y duradero de todos los ritos que se hayan concebido o inventado jamás, pero mucho de su valor ha sido destruido en una era científica que derrocó tantos de sus principios originales subyacentes. El culto cristiano ha sido debilitado por la pérdida de muchas ideas fundamentales.» LU 87:7.4
En tiempos más antiguos, el hombre intentaba hacer con la magia lo que logra en tiempos modernos gracias a la ciencia.
«El hombre civilizado se enfrenta a los problemas de un medio ambiente concreto mediante su ciencia; el hombre salvaje intentaba solucionar los problemas reales de un medio ambiente ilusorio fantasmal mediante la magia. La magia era una técnica para manipular el imaginario medio ambiente espiritual cuyas maquinaciones explicaban constantemente lo inexplicable; era el arte de obtener la cooperación voluntaria de los espíritus y de forzar la ayuda involuntaria de los espíritus mediante el uso de fetiches o de otros espíritus más poderosos.» LU 88:4.1
La magia evoluciona en ciencia.
«La magia fue la rama del árbol religioso evolucionario que finalmente dio el fruto de la era científica. La creencia en la astrología llevó al desarrollo de la astronomía; la creencia en la piedra filosofal llevó al conocimiento de los metales, mientras que la creencia en los números mágicos fundó la ciencia de las matemáticas.» LU 88:6.5
La técnica del ritual fue muy importante-de ahí la evolución de los especialistas en ritos-sacerdotes.
«La esencia del rito es la perfección de su ejecución; entre los salvajes debe ser practicada con precisión exacta. Sólo cuando el rito ha sido llevado a cabo correctamente la ceremonia posee el poder de obligar a los espíritus. Si el rito es erróneo, tan sólo despierta la ira y el resentimiento de los dioses. Por lo tanto, puesto que la mente en lenta evolución del hombre concibió que la técnica del rito era el factor decisivo en cuanto a su eficacia, fue inevitable que los primitivos shamanes pronto o más tarde se desarrollaran en un sacerdocio adiestrado para dirigir la práctica meticulosa del rito. Así pues, durante miles y miles de años los ritos sin fin han obstaculizado a la sociedad y perseguido a la civilización, convirtiéndose en carga intolerable para toda acción de vida, toda empresa racial.» LU 90:5.1
Los rituales santifican las costumbres, perpetúan los mitos y dignifican las ceremonias religiosas.
«El rito es la técnica de santificar la costumbre; el rito crea y perpetúa mitos contribuyendo a la vez a la preservación de las costumbres sociales y religiosas. Nuevamente, el rito mismo ha sido originado por los mitos. Los ritos son frecuentemente primero sociales, luego se vuelven económicos y finalmente adquieren la santidad y dignidad de una ceremonia religiosa. El rito puede ser personal o de grupo en su práctica —o ambos— tal como se ilustra en la oración, la danza y el drama.» LU 90:5.2
Si bien los sacerdotes han retrasado a la ciencia y han dificultado el progreso espiritual, han ayudado a estabilizar la civilización y a ensalzar la cultura.
«Los sacerdocios han hecho mucho por retrasar el desarrollo científico y obstaculizar el progreso espiritual, pero han contribuido a la estabilización de la civilización y al enaltecimiento de ciertos tipos de cultura. Pero muchos sacerdotes modernos cesaron de funcionar como dirigentes del rito de la adoración de Dios, volviendo su atención a la teología —el intento de definir a Dios.
«No se niega que los sacerdotes han representado una piedra atada al cuello de las razas, pero los verdaderos líderes religiosos han sido invaluables en señalar el camino hacia realidades más elevadas y mejores.» LU 90:5.7
«Circunstancias naturales. La naturaleza y grado de una civilización material está en buena medida determinada por los recursos naturales disponibles. El clima, las condiciones meteorológicas y numerosos aspectos físicos son factores en la evolución de la cultura.» LU 81:6.3
«Bienes capitales. La cultura jamás se ha desarrollado bajo condiciones de pob reza; el tiempo libre es esencial para el progreso de la civilización. Un individuo puede adquirir un carácter pletórico de valores morales y espirituales en ausencia de la riqueza material, pero una civilización cultural tan sólo se deriva de aquellas condiciones de prosperidad material que fomentan el tiempo libre combinado con la ambición.» LU 81:6.6
«Conocimiento científico. Los aspectos materiales de la civilización siempre han de esperar la acumulación de los datos científicos. Pasó mucho tiempo después del descubrimiento del arco y de la flecha y de la utilización de los animales por su fuerza antes de que el hombre aprendiera a aprovechar el viento y el agua, con la consecuencia del empleo del vapor y de la electricidad. Pero lentamente las herramientas de la civilización mejoraron. La tejeduría, la alfarería, la domesticación de los animales y la metalurgia fueron seguidos por una era de escritura e imprenta.» LU 81:6.8
«Recursos humanos. El gran número de la población es indispensable para la diseminación de la civilización. Si todos los demás factores son equivalentes, un pueblo numeroso dominará la civilización de una raza más pequeña. Por lo tanto si no se aumentan los números de los habitantes hasta cierto punto necesario no se ob tendrá la realización plena del destino nacional, pero llega un punto en el aumento de la población después del cual un crecimiento mayor sería equiva lente al suicidio. La multiplicación más allá de la razón óptima entre tierra y hombre significa una disminución del nivel de vida o una expansión inmediata de los límites territoriales mediante penetración pacífica o conquista militar —la ocupación forzosa.
«A veces os espantan las destrucciones de la guerra, pero debéis reconocer la necesidad de producir grandes números de mortales para permitir amplia oportunidad al desarrollo social y moral; mediante dicha fertilidad planetaria muy pronto se presenta un grave problema de sobrepoblación. La mayor parte de los mundos habitados son pequeños. Urantia es de tamaño medio, tal vez ligeramente menor. La estabilización óptima de la población nacional mejora la cultura y previene la guerra. Y la nación que sabe cuándo detener su crecimiento es sabia.» LU 81:6.11
«Eficacia de los recursos materiales. Mucho depende de la sabiduría demostrada en la utilización de los recursos naturales, el conocimiento científico, los bienes capitales y los potenciales humanos. El factor principal en la civilización primitiva era la fuerza ejercida por los patrones sociales sabios; el hombre primitivo recibía literalmente por la fuerza la civilización de sus contemporáneos superiores. Las minorías superiores y bien organizadas muchas veces han gobernado este mundo.
«La fuerza no significa justicia, pero la fuerza sí significa lo que es y lo que ha sido en la historia. Tan sólo recientemente Urantia ha alcanzado ese punto en el que la sociedad está dispuesta a debatir la ética del poder y la justicia.» LU 81:6.14
«Eficacia del idioma. La diseminación de la civilización debe aguardar al desarrollo del idioma. Los idiomas vivos y en crecimiento aseguran la expansión del pensamiento y del planeamiento civilizado. Durante las eras primitivas se hicieron importantes avances en el idioma. Hoy día hay gran necesidad de un mayor desarrollo lingüístico para facilitar la expresión del pensamiento evolutivo.» LU 81:6.16
«Eficacia de los dispositivos mecánicos. El progreso de la civilización se relaciona directamente con el desarrollo y posesión de herramientas, máquinas y canales de distribución. Herramientas mejores, máquinas ingeniosas y eficientes, determinan cuáles de entre los grupos contrincantes en la arena de la civilización en avance sobrevivirán.» LU 81:6.20
«Carácter de los portadores de la antorcha. La herencia social permite al hombre treparse a los hombros de todos aquellos que lo precedieron y que han contribuido algo a la suma de la cultura y el conocimiento. En esta tarea de pasar la antorcha cultural a la generación siguiente, el hogar será por siempre la institución básica. En segundo lugar se encuentra la vida social y de esparcimiento, y en tercer lugar, pero igualmente indispensable, la escuela, en una sociedad compleja y altamente organizada.» LU 81:6.23
«Los ideales de la raza. Los ideales de una generación forjan la ruta del destino para la posteridad inmediata. La calidad de los portadores de la antorcha social eterminará si la civilización irá para adelante o para atrás. El hogar, las iglesias y las escuelas de una generación predeterminan la tendencia característica de la generación sucesiva. El impulso moral y espiritual de una raza o de una nación determina en gran parte la velocidad cultural de esa civilización.» LU 81:6.26
«Coordinación de los especialistas. La civilización ha avanzado extraordinariamente gracias a la división del trabajo, que se estableció muy pronto, y más adelante su corolario, la especialización. Ahora, la civilización depende de la coordinación eficaz entre los especialistas. A medida que la sociedad se amplía, es necesario hallar un método que reúna a los diversos especialistas.» LU 81:6.29
«Mecanismos para encontrar empleo. La próxima edad de desarrollo social estará representada por una cooperación y coordinación mejores y más eficaces de la especialización en constante aumento y expansión. A medida que la mano de obra se va diversificando cada vez más, habrá que inventar técnicas para dirigir a los individuos a un empleo adecuado. La maquinaria no es la única causa de desempleo entre los pueblos civilizados de Urantia. La complejidad económica y el aumento constante de la especialización industrial y profesional se agregan a los problemas de ubicación dentro del mercado laboral.» LU 81:6.31
«La voluntad de cooperar. Una de las grandes dificultades para el progreso de la sociedad humana es el conflicto entre los intereses y el bienestar de los grupos humanos más grandes y más socializados y de las asociaciones humanas más pequeñas, de opinión contraria y asociales, por no mencionar a los individuos aislados de mente antisocial.» LU 81:6.34
«El mantenimiento de una civilización mundial depende de que los seres humanos aprendan cómo vivir juntos en paz y fraternidad. Sin una coordinación eficaz, la civilización industrial se ve puesta en peligro por la ultraespecialización y sus amenazas: la monotonía, la limitación y la tendencia a engendrar desconfianza y celos.» LU 81:6.36
«Liderazgo eficaz y sabio. En la civilización mucho, pero mucho, depende de un espíritu de empresa entusiasta y eficaz. Diez hombres valen muy poco más que uno solo para levantar una gran carga a menos que la levanten todos juntos —todos al mismo tiempo. Este trabajo de equipo —cooperación social— depende del liderazgo. Las civilizaciones culturales del pasado y del presente se han basado en la cooperación inteligente de la ciudadanía con líderes sabios y progresivos; y hasta que el hombre se desarrolle a niveles más altos, la civilización continuará dependiendo de un liderazgo sabio y vigoroso.» LU 81:6.37
«Cambios sociales. La sociedad no es una institución divina; es un fenómeno de evolución progresiva; y la civilización en avance siempre se encuentra retrasada si sus líderes son lentos en efectuar esos cambios de la organización social que son esenciales para mantenerse el ritmo de los desarrollos científicos de la edad. Sin embargo, no debe despreciarse algo sólo porque sea viejo, ni tampoco debe abrazarse incondicionalmente una idea tan sólo porque sea nueva y novedosa.» LU 81:6.39
«La prevención de la destrucción transicional. La sociedad es hija de edad tras edad de prueba y error; es lo que ha sobrevivido de los ajustes y reajustes selectivos en las sucesivas y larguísimas etapas de la elevación de la humanidad, desde el nivel animal a un nivel humano de estado planetario. El gran peligro de cualquier civilización —en cualquier momento— es la amenaza de su destrucción durante el momento de transición desde los métodos establecidos en el pasado a aquellos del futuro, nuevos y mejores, pero aún no probados.» LU 81:6.41
El propósito de la educación; la función de la educación en un Estado ideal.
«El estado duradero se funda en la cultura, dominado por ideales y motivado por el servicio. El propósito de la educación debe ser la adquisición de conocimientos, la consecución de la sabiduría, la autorrealización y el logro de valores espirituales.
«En el estado ideal, la educación continúa toda la vida, y la filosofía algunas veces se convierte en el objetivo principal de sus ciudadanos. Los ciudadanos de tal mancomunidad van en la búsqueda de la sabiduría para compenetrarse más intensamente con la significación de las relaciones humanas, los sentidos de la realidad, la nobleza de los valores, las metas de la vida y las glorias del destino cósmico.» LU 71:7.1
La educación es la tarea de la vida. Asciende hasta las siete percepciones espirituales de sabiduría y conciencia de Dios.
«La educación es la tarea de la vida; ha de continuar toda la vida para que la humanidad pueda experimentar gradualmente los niveles ascendentes de la sabiduría mortal, que son:
«1. El conocimiento de las cosas.
«2. La comprensión de los significados.
«3. La apreciación de los valores.
«4. La nobleza del trabajo —el deber.
«5. La motivación de las metas —la moralidad.
«6. El amor al servicio —el carácter.
«7. La visión cósmica —el discernimiento espiritual.
«Luego, mediante estos logros, muchos ascenderán al máximo grado humano de la realización mental, el conocimiento de Dios.» LU 71:7.5
La religión abarca desde lo más bajo a lo más alto de la naturaleza humana-es la inspiración de la evolución humana.
«La religión, como experiencia humana, progresa de la esclavitud del temor primitivo del salvaje evolutivo hasta la libertad de fe sublime y admirable de aquellos mortales civilizados que son magníficamente conscientes de la filiación con el Dios eterno.
«La religión es el antepasado de la ética y moral avanzadas de la evolución social progresiva. Pero la religión como tal no es meramente un movimiento moral, aunque las manifestaciones exteriores y sociales de la religión estén poderosamente influidas por el impulso ético y moral de la sociedad humana. La religión es siempre la inspiración de la naturaleza del hombre en evolución, pero no es el secreto de esa evolución.» LU 101:0.1
La desesperación mecanicista de un alma desorientada se puede desvanecer con un poco de fe.
«Para el materialista no creyente, el hombre es tan sólo un accidente evolucionario. Sus esperanzas de supervivencia están engarzadas en la ficción de la imaginación mortal; sus temores, amores, deseos y creencias no son sino la reacción de la yuxtaposición incidental de ciertos átomos de materia sin vida. No hay exhibición de energía ni expresión de confianza que puedan llevarle más allá de la tumba. Las labores devotas y el genio inspirador de los mejores entre los hombres están destinados a extinguirse en la muerte, esa larga y solitaria noche de olvido eterno y extinción del alma. La desesperación sin nombre es la única recompensa del hombre por vivir y luchar bajo el sol temporal de la existencia mortal. Cada día de vida lenta y seguramente aprieta el nudo de un destino despiadado decretado por un universo material hostil e implacable que será el último insulto para todo lo que en el deseo humano es hermoso, noble, elevado y bueno.
«Pero éste no es el fin ni el eterno destino del hombre; esta visión no es más que el grito de desesperación pronunciado por un alma vagabunda que se ha perdido en la oscuridad espiritual, y que lucha valientemente frente a los sofismas mecanicistas de una filosofía material, enceguecido por la confusión y la distorsión de una erudición compleja. Y toda esta condena de oscuridad y todo este destino desesperado se disuelven para siempre con una valiente pincelada de fe pintada por el más humilde e ignorante de los hijos de Dios en la tierra.» LU 102:0.1
La filosofía es la mediadora entre la ciencia y la religión.
«La unión de la actitud científica y el discernimiento religioso por la mediación de la filosofía experiencial es parte de la experiencia del hombre en su larga ascensión al Paraíso. Las aproximaciones de las matemáticas y las certezas del discernimiento siempre requerirán la función armonizadora de lógica mental en todos los niveles de la experiencia antes del logro máximo del Supremo.» LU 103:7.4
Sin perspicacia verdadera, la lógica no puede nunca conciliar la ciencia y la religión.
«Pero la lógica jamás podrá conseguir armonizar los hallazgos de la ciencia y los discernimientos de la religión a menos que tanto el aspecto científico como el religioso de una personalidad estén dominados por la verdad, sinceramente deseosos de seguir la verdad adondequiera que los conduzca sin preocuparse por las conclusiones que puedan derivar.» LU 103:7.5
La interrelación de la lógica, la razón y la fe religiosa en la experiencia humana.
«La lógica es la técnica de la filosofía, su método de expresión. Dentro del dominio de la verdadera ciencia, la razón puede responder siempre a la lógica genuina; dentro del dominio de la verdadera religión, la fe es siempre lógica desde la base del punto de vista interior, aunque dicha fe pueda parecer sin fundamentos desde el punto de vista interior del planteamiento científico. Desde afuera, mirando hacia adentro, el universo podrá parecer material; desde adentro, mirando hacia afuera, el mismo universo parece totalmente espiritual. La razón nace de la conciencia material, la fe de la conciencia espiritual, pero por la mediación de una filosofía fortalecida por la revelación, la lógica puede confirmar tanto la visión interior como la exterior, realizando de esta manera la estabilización tanto de la ciencia como de la religión. Así, mediante el contacto común con la lógica de la filosofía, tanto la ciencia como la religión se volverán cada vez más tolerantes cada una de la otra, y cada vez menos escépticas.» LU 103:7.6
La ciencia y la religión necesitan más autocrítica.
«Lo que tanto la ciencia en desarrollo como la religión necesitan es una mirada más penetrante y una autocrítica sin miedo, una mayor conciencia de la condición incompleta del estado evolucionario. Los maestros tanto de la ciencia como de la religión frecuentemente muestran demasiada autoconfianza y son excesivamente dogmáticos. La ciencia y la religión tan sólo pueden ser autocríticas de sus hechos. En cuanto uno se aleja de la etapa de los hechos, la razón abdica o bien degenera rápidamente en un consorte de lógica falsa.» LU 103:7.7
La revelación ayuda a la filosofía a coordinar la ciencia y la religión.
«The science of the material world enables man to control, and to some extent dominate, his physical environment. The religion of the spiritual experience is the source of the fraternity impulse which enables men to live together in the complexities of the civilization of a scientic age. Metaphysics, but more certainly revelation, affords a common meeting ground for the discoveries of both science and religion and makes possible the human attempt logically to correlate these separate but interdependent domains of thought into a well-balanced philosophy of scientific stability and religious certainty.» LU 103:7.9
Both science and religion are founded on assumptions.
«In the mortal state, nothing can be absolutely proved; both science and religion are predicated on assumptions. On the morontia level, the postulates of both science and religion are capable of partial proof by mota logic. On the spiritual level of maximum status, the need for finite proof gradually vanishes before the actual experience of and with reality; but even then there is much beyond the finite that remains unproved.» LU 103:7.10
The basic assumptions of science and religion.
«All divisions of human thought are predicated on certain assumptions which are accepted, though unproved, by the constitutive reality sensitivity of the mind endowment of man. Science starts out on its vaunted career of reasoning by assuming the reality of three things: matter, motion, and life. Religion starts out with the assumption of the validity of three things: mind, spirit, and the universe—the Supreme Being.» LU 103:7.11
Vastness of the problem of the unification of the material and the spiritual.
«La ciencia se vuelve el dominio del pensamiento de las matemáticas, de la energía y de lo material del tiempo en el espacio. La religión intenta tratar no sólo con el espíritu finito y temporal sino también con el espíritu de la eternidad y de la supremacía. Sólo a través de una larga experiencia en mota estos dos extremos de la percepción universal pueden hacer que produzcan interpretaciones análogas de orígenes, funciones, relaciones, realidades y destinos. La armonización máxima de la divergencia energía-espíritu está en el circuito de los Siete Espíritus Rectores; la primera unificación de esta divergencia, en la Deidad del Supremo; su unidad finalista, en la infinidad de la Primera Fuente y Centro, el YO SOY.» LU 103:7.12
Naturaleza, misión y limitaciones de la revelación.
«La revelación es evolucionaria pero siempre progresista. A través de las edades de la historia de un mundo, las revelaciones de la religión son cada vez más amplias y sucesivamente más esclarecedoras. Es misión de la revelación ordenar y censurar las sucesivas religiones de evolución. Pero si la revelación exalta y eleva las religiones de evolución, estas visitaciones divinas deben ilustrar enseñanzas que no estén demasiado alejadas del pensamiento y las reacciones de la edad en la cual se presentan. Por eso la revelación debe siempre mantenerse en contacto con la evolución, y lo hace. Siempre la religión de revelación deberá limitarse por la capacidad del hombre para recibirla.» LU 92:4.1
Retrato de la personalidad de Jesús.
«Jesús era una persona particularmente alegre, pero no era un optimista ciego e irrazonable. Su constante palabra de exhortación fue: «Tened ánimo». Podía mantener esta actitud tranquila debido a su inquebrantable confianza en Dios y a su fe firme en el hombre. Siempre fue conmovedoramente considerado de todos los hombres, porque los amaba y creía en ellos. Pero siempre se mantuvo fiel a sus convicciones y magníficamente firme en su devoción de hacer la voluntad de su Padre.
«El Maestro siempre fue generoso. Jamás se cansó de decir: «Más bienaventurado es dar que recibir». Él dijo: «De gracia recibisteis, dad de gracia». Y sin embargo, a pesar de su generosidad sin límites, nunca fue despilfarrador ni extravagante. Enseñó que debéis creer para recibir la salvación. «Porque el que pide, recibe».
«Era sincero, pero siempre gentil. Dijo él: «Si así no fuera, yo os lo hubiera dicho». Era franco, pero siempre cordial. Hablaba libremente de su amor por el pecador y de su odio por el pecado. Pero a través de esta sinceridad sorprendente, fue infaliblemente justo.
«Jesús siempre fue alegre, a pesar de que a veces bebió profundamente de la copa del dolor humano. Se enfrentó sin temores con las realidades de la existencia, y sin embargo estaba pletórico de entusiasmo por el evangelio del reino. Pero controlaba su entusiasmo; éste nunca lo controló a él. Estaba dedicado sin reservas a «los asuntos del Padre». Este entusiasmo divino condujo a sus hermanos menos espirituales a pensar que estaba fuera de sí mismo, pero el universo que le contemplaba lo juzgó un modelo de salud mental y el modelo original de la devoción mortal suprema a las altas normas de la vida espiritual. Y su entusiasmo controlado era contagioso; sus asociados se veían obligados a compartir su optimismo divino.
«Este hombre de Galilea no fue hombre de sufrimientos; fue un alma de alegría. Siempre decía: «Regocijaos y sed sumamente alegres». Pero cuando el deber lo exigió, estuvo listo para andar valientemente a través del «valle de la sombra de la muerte». Era jubiloso pero humilde al mismo tiempo.
«Su valentía era tan sólo igual a su paciencia. Cuando se le urgía a actuar prematuramente, él tan sólo respondía: «Mi hora no ha llegado aún». No tenía jamás prisa; su donaire era sublime. Pero frecuentemente se indignaba por el mal, era intolerante del pecado. Frecuentemente tuvo el fuerte impulso de resistir a aquello que consideraba contra el bienestar de sus hijos en la tierra. Pero su indignación contra el pecado no se transformó nunca en ira contra el pecador.
«Su valor era magnífico, pero nunca fue temerario. Su palabra clave era: «No temáis». Su valentía era elevada y su coraje frecuentemente heroico. Pero su coraje estaba vinculado con la discreción y controlado por la razón. Era un coraje nacido de la fe, no la temeridad de la presunción ciega. Era verdaderamente valiente pero nunca fue audaz.
«El Maestro era un modelo de reverencia. La oración, aun en su juventud, comenzaba «Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre». Aun respetaba la adoración defectuosa de sus semejantes. Pero esto no le impidió atacar las tradiciones religiosas o asaltar los errores de las creencias humanas. Reverenciaba la verdadera santidad, y sin embargo podía apelar con justicia a sus semejantes diciendo: «¿Quién de vosotros me redarguye de pecado?»
«Jesús fue grande porque era bueno; sin embargo, fraternizó con los niñitos. Era dulce y sin pretensiones en su vida personal, sin embargo era el hombre perfeccionado de un universo. Sus asociados le llamaron Maestro, sin que él lo pidiera.
«Jesús fue la personalidad humana perfectamente unificada. Y hoy, como en Galilea, sigue unificando la experiencia mortal y coordinando las empresas humanas. Unifica la vida, ennoblece el carácter y simplifica la experiencia. Entra en la mente humana para elevar, transformar y transfigurar. Es literalmente verdad: «Si un hombre tiene dentro de sí a Jesús Cristo, es él una criatura nueva; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas».» LU 100:7.9
El destino evolutivo de los seres humanos.
«Los planetas evolucionarios son las esferas del origen humano, los mundos iniciales de la carrera mortal ascendente. Urantia es tu punto de partida; aquí tú y tu Ajustador del Pensamiento divino os combináis en una unión temporal. Has recibido el don de una guía perfecta; por lo tanto, si corres la carrera del tiempo con sinceridad y ganas la meta final de la fe, la recompensa de las edades será tuya; estarás eternamente unido con tu Ajustador residente. Allí empezarás tu vida real, la vida de ascensión, de la cual tu estado mortal presente es tan sólo el vestíbulo. Luego comenzaréis vuestra misión exaltada y progresiva como finalistas en la eternidad que se extiende ante vosotros. Y a través de todas estas edades y etapas sucesivas de crecimiento evolucionario, existe una parte de ti que permanece absolutamente inalterada, y ésa es la personalidad —la permanencia en presencia del cambio.» LU 112:0.1
El ministerio de los ángeles.
«Los Altísimos gobiernan en los reinos de los hombres a través de muchas fuerzas y agencias celestiales pero principalmente a través del ministerio de los serafines.
«Hoy al mediodía cuando pasamos lista a los ángeles y guardianes planetarios y otros ángeles en Urantia había 501.234.619 pares de serafines. Asignados a mi comando había doscientas huestes de serafines: 597.196.800 pares de serafines ó 1.194.393.600 ángeles individuales. El registro sin embargo muestra 1.002.469.238 individuos. Por consiguiente se deduce que estaban ausentes de este mundo, 191.294.362 ángeles en misiones de transporte, de mensajería y de muerte. (En Urantia existe alrededor del mismo número de querubines que serafines, y están organizados en forma similar)
«Los serafines y sus querubines asociados tienen mucho que ver con los detalles del gobierno superhumano de un planeta, especialmente de los mundos que han sido aislados por la rebelión. Los ángeles, ayudados hábilmente por los seres intermedios, funcionan en Urantia como verdaderos ministros supermateriales que ejecutan los mandatos del gobernador general residente y de todos sus asociados y subordinados. Los serafines como clase se ocupan de muchas asignaciones fuera de aquellas de custodia personal y de grupo.» LU 114:0.2
Naturaleza, misión y composición del cuerpo de reserva del destino.
«El cuerpo de reserva del destino consiste en hombres y mujeres vivientes que han sido admitidos al servicio especial de la administración superhumana de los asuntos del mundo. Este cuerpo está constituido de hombres y mujeres de cada generación que son elegidos por los directores de espíritu del reino para asistir en la conducta del ministerio de misericordia y sabiduría a los hijos del tiempo en los mundos evolucionarios. Es práctica general en la conducta de los asuntos de los planes de ascensión, comenzar esta utilización vinculatoria de las criaturas volitivas mortales inmediatamente en el momento en que éstas sean competentes y confiables para asumir tales responsabilidades. Consiguientemente, en cuanto aparecen hombres y mujeres en el escenario de la acción temporal con suficiente capacidad mental, adecuado estado moral y espiritualidad según los requisitos, rápidamente son asignados al grupo celestial apropiado de personalidades planetarias en calidad de asistentes mortales de enlace humano.
«Cuando se eligen seres humanos como protectores del destino planetario, cuando éstos se vuelven individuos clave en los planes que los administradores del mundo están persiguiendo, en ese momento el jefe planetario de los serafines confirma su relación temporal con el cuerpo seráfico y nombra guardianes personales del destino para que sirvan a estos reservistas mortales. Todos los reservistas tienen Ajustadores autoconscientes, y la mayoría de ellos funcionan en los círculos cósmicos más elevados de logro intelectual y alcance espiritual.
«Se elige a los mortales del reino para servir en el cuerpo de reservistas del destino en los mundos habitados por:
«1. Su capacidad especial para ser preparados secretamente para numerosas posibles misiones de urgencia en la conducta de varias actividades en los asuntos del mundo.
«2. La dedicación incondicional a alguna causa especial social, económica, política, espiritual u otra, acoplada con el deseo de servir sin reconocimientos ni recompensas humanos.
«3. La posesión de un Ajustador del Pensamiento de extraordinaria versatilidad y probable experiencia preurantiana para enfrentarse con dificultades planetarias y luchar con inminentes situaciones de urgencia mundial.» LU 114:7.1-6
Naturaleza y misión de los Ajustadores del Pensamiento.
«Los Ajustadores son la actualidad del amor del Padre encarnado en las almas de los hombres; son la promesa verdadera de la carrera eterna del hombre, aprisionada dentro de la mente mortal; son la esencia de la personalidad perfeccionada de finalista del hombre, que puede anticipar en el tiempo a medida que domina progresivamente la técnica divina de llegar a vivir la voluntad del Padre, paso a paso, a través de la ascensión de universo a universo hasta que realmente alcance la presencia divina de su Padre en el Paraíso.
«Dios, habiendo mandado al hombre que sea perfecto, así como él es perfecto, ha descendido en forma de Ajustador para tornarse el socio experiencial del hombre en el logro del destino excelso que ha sido así ordenado. El fragmento de Dios que reside en la mente del hombre es el seguro absoluto y no condicionado de que el hombre puede encontrar al Padre universal en asociación con este Ajustador divino, que vino de Dios para encontrar al hombre y afiliarlo aun en los días de la carne.» LU 107:0.2
El hombre liberado por la religión se vuelve consciente del hecho de que las huestes divinas de los universos están de su parte.
«Cuando experimentes tal transformación de la fe, ya no serás una parte esclavizada del cosmos matemático, sino más bien un hijo liberado volitivo del Padre Universal. Tal hijo liberado ya no luchará solo contra el destino inexorable de la terminación de la existencia temporal; ya no luchará contra toda la naturaleza, con las posibilidades irremediablemente en contra suya; ya no le azotará el temor paralizante de que, tal vez, haya puesto su confianza en un fantasma sin esperanzas o colocado su fe en un error de la fantasía.
«En cambio, ahora los hijos de Dios se unen en el fervor de la batalla para el triunfo de la realidad sobre las sombras parciales de la existencia. Finalmente, todas las criaturas se vuelven conscientes del hecho de que Dios y todas las huestes divinas de un universo casi ilimitado están de su lado en la lucha excelsa por obtener la eternidad de la vida y la divinidad de estado. Estos hijos liberados por la fe participan en forma certera en las luchas temporales del lado de las fuerzas supremas y de las personalidades divinas de la eternidad; aun las estrellas en su curso están ahora luchando por ellos; finalmente, contemplan el universo desde adentro, desde el punto de vista de Dios y todo se transforma de las inseguridades del aislamiento material a la certeza de la progresión espiritual eterna. Aun el tiempo mismo se torna una mera sombra de la eternidad, arrojada por las realidades del Paraíso sobre la panoplia móvil del espacio.» LU 101:10.8-9
«Es verdad que vosotros los mortales sois de origen terrestre, animal; vuestro cuerpo en realidad es de polvo. Pero si realmente lo queréis, pero si verdaderamente lo deseáis, seguramente la herencia de las edades será vuestra, y algún día serviréis a lo largo y a lo ancho de los universos en vuestro carácter verdadero: hijos del Dios Supremo de la experiencia e hijos divinos del Padre del Paraíso de todas las personalidades.» LU 112:7.19