© 1959 William S. Sadler
© 1961 Fundación Urantia
«La misericordia es simplemente justicia atemperada por esa sabiduría que proviene de la perfección del conocimiento y del pleno reconocimiento de la debilidad natural y las limitaciones ambientales de las criaturas finitas. «Nuestro Dios es en extremo compasivo, benigno, paciente y abundante en misericordia». Por tanto «cualquiera que invocare el nombre del Señor será salvado», «porque él perdona abundantemente». «La misericordia del Señor es de eternidad a eternidad»; sí, «su misericordia perdura por siempre». «Yo soy el Señor que imparte benevolencia, juicio y rectitud en la tierra, porque en estas cosas me deleito». «No aflijo voluntariamente ni apesadumbro a los hijos de los hombres», porque yo soy «el Padre de las misericordias y el Dios de todo consuelo»» LU 2:4.1 Sal 103:8. Joel 2:32. Is 55:7. Sal 103:17; 106:1. Jer 9:24. Lam 3:33. 2 Cor 1:3.
«La misericordia divina representa una técnica equitativa de ajuste entre los niveles universales de perfección e imperfección. La misericordia es la justicia de la Suprema-cía adaptada a las situaciones de lo finito evolutivo, la rectitud de la eternidad modificada para satisfacer a los más altos intereses y al bienestar universal de los hijos del tiempo. La misericordia no es una contravención de la justicia, sino más bien una interpretación comprensiva de las exigencias de justicia suprema tal como se la aplica equitativamente a los seres espirituales subordinados y a las criaturas materiales de los universos evolutivos. La misericordia es la justicia de la Trinidad del Paraíso sabia y amorosamente enviada a las múltiples inteligencias de las creaciones del tiempo y el espacio tal como son formuladas por la divina sabiduría y determinada por la mente omnicognoscente y la voluntad libre y soberana del Padre Universal y de todos sus Creadores asociados.» LU 2:4.5
«Pero estas demoras misericordiosas no son interminables. A pesar de la larga demora (tal como se mide el tiempo en Urantia) en la sentencia de la rebelión de Lucifer, podemos registrar que, durante el período de efectuar esta revelación, se celebró la primera audiencia en el caso pendiente de Gabriel vs. Lucifer en Uversa, y poco tiempo después fue emitido el mandato de los Ancianos de los Días ordenando que Satanás fuera confinado al mundo prisión con Lucifer. Esto pone fin a la habilidad de Satanás de realizar visitas ulteriores a cualquiera de los mundos caídos de Satania. La justicia en un universo dominado por la misericordia puede ser lenta, pero es certera.» LU 54:4.8
«La misericordia es el vástago natural e inevitable de la bondad y el amor. La naturaleza bondadosa de un Padre amante no podría de ningún modo rehusar el prudente ministerio de la misericordia a cada miembro de cada grupo de sus hijos universales. La justicia eterna y la divina misericordia juntas constituyen lo que en la experiencia humana se llamaría equidad.» LU 2:4.4
La riqueza de la misericordia divina
«La «abundancia de la bondad de Dios conduce al hombre descarriado al arrepentimiento». «Toda buena dádiva y toda dádiva perfecta baja del Padre de las luces». «Dios es bueno; es el refugio eterno del alma de los hombres». «El Señor Dios es misericordioso y benévolo. Es paciente y abundante en bondad y verdad». «¡Probad y ved que el Señor es bueno! Bendito el hombre que en él confía». «El Señor es misericordioso y lleno de compasión. Es el Dios de la salvación». «Sana al acongojado y cura las heridas del alma. Es el benefactor todopoderoso del hombre».» LU 2:6.3 Ro 2:4. Stg 1:17. Dt 33:27. Ex 34:6. Sal 34:8; 111:4. Is 61:1.
La misericordia de Dios es omnisciente
«El Padre Universal es la única personalidad en todo el universo que realmente conoce el número de las estrellas y los planetas del espacio. Todos los mundos de todos los universos están constantemente en el ámbito de la conciencia de Dios. Dice él también: «Con seguridad he visto la aflicción de mi pueblo, he oído su llanto y conozco sus pesares». Porque «el Señor mira desde el cielo; contempla a todos los hijos de los hombres; desde el lugar de su habitación mira a todos los habitantes de la tierra». Cada hijo creado puede decir en verdad: «El conoce el camino que tomo, y cuando me haya puesto a prueba, saldré como el oro». «Dios conoce nuestro sentarnos y nuestro levantarnos; el comprende nuestros pensamientos desde lejos y conoce todos nuestros caminos». «Todas las cosas están desnudas y se abren ante los ojos de aquél con quien tenemos que ver». Y debería ser consuelo auténtico para todo ser humano comprender que «él conoce vuestro cuerpo; y recuerda que sois polvo». Jesús, al hablar del Dios viviente, dijo: «Vuestro Padre sabe qué necesitáis aun antes de que vosotros se lo pidáis».» LU 3:3.2. Ex 3:7. Sal 33:14. Job 23:10. Sal 139:2. Heb 4:13. Sal 103:14. Mt 6:8.
Dios es natural y sempiternamente misericordioso
«Dios es intrínsecamente generoso, naturalmente compasivo, y sempiternamente misericordioso. Y no es necesario jamás que se ejerza ninguna influencia sobre el Padre para suscitar su benevolencia. La necesidad de la criatura es en sí suficiente para asegurar el pleno caudal de su tierna misericordia y de su gracia salvadora. Puesto que Dios conoce todo acerca de sus hijos, es fácil para él perdonar. Cuanto mejor comprenda el hombre a su semejante, tanto más fácil le será perdonarlo, e incluso amarlo.» LU 2:4.2
«Dios es amor, el Hijo es misericordia. La misericordia es amor aplicado, es el amor del Padre en acción en la persona de su Hijo Eterno. El amor de este Hijo Universal es asímismo universal. Si pensamos en el concepto de amor como se lo entiende en un planeta con sexos, podemos decir que el amor de Dios es más comparable al amor de un padre, mientras que el amor del Hijo Eterno se asemeja más al afecto de una madre. Ciertamente crudas son estas simples ilustraciones, pero las empleo con la esperanza de transmitir a la mente humana la idea de que existe una diferencia, no en contenido divino sino en calidad y técnicas de expresión, entre el amor del Padre y el amor del Hijo.» LU 6:3.5
«El Hijo participa de la justicia y la rectitud de la Trinidad, pero estas características de divinidad están veladas por la personalización infinita del amor y la misericordia del Padre; el Hijo es la revelación del amor divino a los universos. Tal como Dios es amor, así el Hijo es misericordia. El Hijo no puede amar más que el Padre, pero puede mostrar misericordia a las criaturas de otra manera más, porque no sólo es un creador primordial como el Padre, sino que es también el Hijo Eterno del mismo Padre, participando así de la experiencia de filiación de todos los otros hijos del Padre Universal.
«El Hijo Eterno es el gran ministro de la misericordia a toda la creación. La misericordia es la esencia del carácter espiritual del Hijo. Los mandatos del Hijo Eterno, tal como salen de los circuitos espirituales de la Segunda Fuente y Centro, son afinados en las notas de la misericordia.» LU 6:3.1
«Aunque comparte en todo sentido la perfección, la rectitud y el amor del Padre Universal, el Espíritu Infinito manifiesta una inclinación hacia los atributos de misericordia del Hijo Eterno, convirtiéndose así en el ministro de la misericordia de las Deidades del Paraíso para el gran universo. Por siempre jamás —universal y eternamente— el Espíritu es un ministro de misericordia, porque, así como los Hijos divinos revelan el amor de Dios, así el Espíritu divino representa la misericordia de Dios.» LU 8:2.6
«El propósito de estos autootorgamientos en forma de las criaturas consiste en permitir que dichos Creadores se tornen soberanos sabios, compasivos, justos y comprensivos. Estos Hijos divinos son innatamente justos, pero se vuelven comprensivamente misericordiosos como resultado de estas experiencias sucesivas de autootorgamiento; son por naturaleza misericordiosos, pero estas experiencias los tornan misericordiosos en formas nuevas y adicionales. Estos autootorgamientos constituyen el último paso en su instrucción y capacitación para la tarea sublime de gobierno de los universos locales en la justicia divina y por rectitud de juicio.» LU 119:0.4
«Jesús conoce los pensamientos y los sentimientos, los deseos y los impulsos, de los mortales evolucionarios y ascendentes de los reinos, desde su nacimiento hasta su muerte. Ha vivido la vida humana desde los comienzos del yo físico, intelectual y espiritual, pasando por la infancia, la adolescencia, la juventud y la edad adulta, llegando hasta la experiencia humana de la muerte. No sólo pasó a través de estos períodos humanos comunes y conocidos de avance intelectual y espiritual, sino que también experimentó plenamente esas fases más elevadas y avanzadas que consisten en la reconciliación del humano con el Ajustador, que tan pocos mortales de Urantia consiguen alcanzar. Así pues experimentó la plena vida del hombre mortal, no sólo como la se vive en vuestro mundo, sino también como se la vive en todos los otros mundos evolucionarios del tiempo y del espacio, incluso en los más elevados y avanzados de todos los mundos ya establecidos en luz y vida.» LU 129:4.5
«Aquellos que reciban misericordia, deberán mostrar misericordia; no juzguéis, para que no seáis juzgados. Se os juzgará con el mismo espíritu con el cual vosotros juzguéis al prójimo. La misericordia no abroga por completo la justicia universal. Finalmente será verdad, «el que cierra sus oídos al clamor del pobre, también él clamará algún día por ayuda, y nadie le oirá». La sinceridad de cualquier oración asegura que será escuchada; la sabiduría espiritual y la coherencia con el universo de una súplica, determina el momento, la manera y el grado de la respuesta. Un padre sabio no responde literalmente a las súplicas tontas de sus hijos ignorantes e inexpertos, aunque estos hijos pueden derivar gran placer y una real satisfacción del alma al hacer súplicas tan absurdas.» LU 146:2.6 Mt 5:7; 7:1,2. Pr 21:13.
«El Señor es bueno con todos y tiene compasión de todas sus criaturas. » Sal 145:9.
«Padre de las misericordias y Dios de toda consolación.» 2 Cor 1:3.
«Pero Dios, rico en misericordia, por el grande amor con que nos amó—.» Ef 2:4.
«Te desposaré en la justicia y el derecho, en el amor y la misericordia.» Os 2:19.
«Y pondrás la tapa de la misericordia en la parte superior del arca.» Ex 25:21.
«Pero tú, Señor, Dios compasivo y bondadoso, lento para enojarte, rico en amor y fidelidad.» Sal 86:15.
«Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida» Sal 23:6.
Cada uno de los veinticinco versos del Salmo 136 acaban con: «Porque es eterno su amor».
Otros pasajes en los que «misericordia» se ha traducido por «amor» son: Sal 25:10; 57:10; 85:10; 130:7. Os 6:6; 10:12.
«Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.» Mt 5:7.
«El que da, con sencillez; el que ejerce la misericordia, con jovialidad. » Ro 12:8.
Nota: en el Viejo y el Nuevo Testamento, las palabras empleadas en lugar de misericordia son: compasión, piedad, bondad, amabilidad y bondad afectuosa.