© 1959 William S. Sadler
© 1961 Fundación Urantia
«Adoración, la búsqueda sincera de los valores divinos y el amor de todo corazón del Dador divino de valores.» LU 16:8.14
«Anhelamos el concepto del Infinito, pero adoramos la experiencia-idea de Dios, nuestra capacidad de percibir en cualquier momento y lugar los factores de personalidad y divinidad de nuestro concepto más elevado de la Deidad.» LU 4:4.8
«La verdadera adoración religiosa no es un fútil monólogo de autodecepción. La adoración es comunión personal con lo que es divinamente real, con lo que es la fuente misma de la realidad. El hombre aspira a adorar para ser mejor, y de este modo por fin alcanza lo óptimo.» LU 196:3.22
«En uno u otro momento el hombre mortal ha adorado todo lo que se encuentra en la faz de la tierra, incluyéndose a sí mismo. También ha adorado todo lo que se pudiera imaginar en el cielo y por debajo de la superficie de la tierra. El hombre primitivo temía todas las manifestaciones de poder; adoraba todo fenómeno natural que no podía comprender. La observación de las poderosas fuerzas de la naturaleza, tales como tormentas, inundaciones, terremotos, avalanchas, volcanes, fuego, calor y frío, impresionaban grandemente la mente humana en expansión. Las cosas inexplicables de la vida aún se llaman «actos de Dios» y «dispensaciones misteriosas de la Providencia».» LU 85:0.4
«Las nubes, la lluvia y el granizo han sido temidos y adorados por numerosas tribus primitivas y por muchos cultos primitivos de la naturaleza. Las tormentas de viento con truenos y relámpagos asustaban al hombre primitivo. Tanto le impresionaban estos disturbios elementales que el trueno era considerado la voz de un dios airado. La adoración del fuego y el temor al relámpago estaban correlacionados y muy difundidos entre muchos grupos primitivos.» LU 85:4.3
«Las plantas primero fueron temidas y después adoradas debido a los licores intoxicantes que de ella se derivaban. El hombre primitivo creía que la intoxicación lo volvía a uno divino. Se suponía que había algo de especial y sagrado en tal experiencia. Aún en los tiempos modernos las bebidas alcohólicas se conocen con el nombre de «bebidas espirituosas».» LU 85:2.1
«La adoración de las rocas, las colinas, los árboles y los animales evolucionó naturalmente a través de la veneración temerosa de los elementos hasta deificar el sol, la luna y las estrellas. En la India y en otros lugares, las estrellas eran consideradas las almas glorificadas de los grandes hombres que habían partido de la vida en la carne. Los cultistas caldeos de las estrellas se consideraban a sí mismos hijos del cielo el padre y de la tierra la madre.» LU 85:5.1
«En la evolución de la especie humana, la adoración en sus manifestaciones primitivas aparece mucho antes de que la mente del hombre sea capaz de formular los conceptos más complejos de la vida aquí y la del más allá, que merecen llevar el nombre de religión. La religión primitiva era totalmente intelectual en su naturaleza y se basaba enteramente en circunstancias asocionales. Los objetos de la adoración eran siempre sugestivos; consistían en las cosas de la naturaleza que estaban cerca, o que tenían gran influencia en la experiencia común de los primitivos urantianos de mente simple.
«Una vez que la religión progresó más allá de la adoración de la naturaleza adquirió raíces de origen espiritual, pero siguió sin embargo estando condicionada por el medio ambiente social. A medida que se desarrolló la adoración de la naturaleza, los conceptos del hombre imaginaron una división del trabajo del mundo supermortal; había espíritus de la naturaleza para los lagos, los árboles, las cascadas, la lluvia y cientos de otros fenómenos terrestres comunes.» LU 85:0.2
«Los obsequios y los sobornos son dados a los hombres; pero cuando se los ofrece a los dioses, se los describe como dedicación, cosa sagrada o se los llama sacrificios. El renunciamiento era la forma negativa de la propiciación. El sacrificio se volvió la forma positiva. El acto de propiciación incluía alabanzas, glorificación, adulación y aun entretenemiento. Los residuos de estas prácticas positivas del viejo culto de propiciación constituyen las formas modernas de la adoración divina. Las formas modernas de adoración son simplemente la ritualización de estas antiguas técnicas de sacrificio para propiciación positiva.» LU 89:4.7
«Y ahora este sencillo culto de los fantasmas es seguido por las prácticas del culto más avanzado y relativamente complejo de los espíritus-fantasmas, el servicio y adoración a los espíritus más elevados tal como habían evolucionado en la imaginación primitiva del hombre. El ceremonial religioso tenía que mantenerse al ritmo de la evolución y progreso espiritual. El culto ampliado no fue sino el arte del automantenimiento practicado en relación con la creencia en seres sobrenaturales, una autoadaptación al medio ambiente de los espíritus. Las organizaciones industriales y militares fueron adaptaciones a los medios ambientes natural y social. Así como el matrimonio surgió para satisfacer las demandas de la bisexualidad, del mismo modo la organización religiosa se desarrolló en respuesta a la creencia en fuerzas espirituales superiores y en seres espirituales. La religión representa la adaptación del hombre a sus ilusiones del misterio del azar. El temor a los espíritus y la subsiguiente adoración fueron adoptados como seguro contra la mala suerte, como pólizas de prosperidad.» LU 87:5.2
«Los viejos cultos eran demasiado egocéntricos; el nuevo culto debe ser el fruto del amor aplicado. El nuevo culto debe, como los antiguos, fomentar el sentimiento, satisfacer la emoción y promover la lealtad; pero debe hacer más: debe facilitar el progreso espiritual, enaltecer los significados cósmicos, aumentar los valores morales, alentar el desarrollo social y estimular un tipo elevado de vida religiosa personal. El nuevo culto debe proveer objetivos supremos de vida, tanto temporales como eternos —sociales y espirituales.» LU 87:7.7
«Los caciques tribales morían y se los deificaba. Más tarde, las almas distinguidas morían y se las santificaba. La evolución sin ayuda no originó nunca dioses que fueran más elevados que los espíritus de los humanos muertos glorificados, exaltados y evolucionados. En la evolución primitiva la religión crea sus propios dioses. En el curso de la revelación los Dioses formulan la religión. La religión evolutiva crea sus dioses a imagen y semejanza del hombre mortal; la religión reveladora trata de transformar y evolucionar al hombre mortal a imagen y semejanza de Dios.» LU 85:6.3
«Las palabras se hacen parte del rito, tal como es el uso de los términos amén y selah. El hábito de las malas palabras, la profanidad, representa una prostitución de la repetición ritualista previa de los nombres sagrados. Hacer peregrinajes a los santuarios sagrados es un rito muy antiguo. El rito posteriormente evolucionó en elaboradas ceremonias de purificación, limpieza y santificación. Las ceremonias de iniciación de las sociedades secretas primitivas de la tribu fueron en realidad un rito religioso burdo. La técnica de adoración de los antiguos cultos de misterio tan sólo fue una larga cantinela de ritos religiosos acumulados. El rito finalmente se desarrolló en los tipos modernos de ceremonias sociales y adoración religiosa, servicios que comprenden la oración, la canción, la lectura responsiva y otras devociones espirituales individuales y de grupo.» LU 90:5.3
«Pero finalmente llegó la idea de hacer un pacto con los dioses. El hombre evolucionario finalmente adquirió tal dignidad moral como para atreverse a negociar con sus dioses. De este modo, la idea de ofrecer sacrificios dio gradualmente origen al juego de la negociación filosófica del hombre con Dios. Todo esto representó un nuevo dispositivo para asegurarse contra la mala suerte o, más bien, una técnica perfeccionada para adquirir en forma más definida la prosperidad. No concibáis la idea errónea de que estos sacrificios primitivos fueran un don gratis a los dioses, una ofrenda espontánea de gratitud o de acción de gracias; no eran expresiones de verdadera adoración.» LU 89:8.6
«Pero por fin la mente del hombre primitivo estuvo ocupada con pensamientos que transcendían todos sus impulsos biológicos inherentes; por fin el hombre estaba a punto de desarrollar un arte de vivir basado en algo más que la respuesta a los estímulos materiales. Empezaban a brotar los comienzos de una primitiva norma filosófica para la vida. Una norma de vida sobrenatural estaba a punto de aparecer porque, si el fantasma espiritual airado desencadena la mala suerte y complacido, la buena suerte, la conducta humana habrá de reglamentarse según ello. El concepto del bien y del mal por fin se ha desarrollado; y todo ello mucho antes de los tiempos de las revelaciones en la tierra.
«Con la aparición de estos conceptos, comenzó la prolongada y ruinosa lucha por apaciguar a los espíritus constantemente airados, la esclavitud y servidumbre al temor religioso evolucionario, ese prolongado desperdicio del esfuerzo humano en tumbas, templos, sacrificios y sacerdocios. Fue un precio tremendo y tremebundo que hubo que pagar, pero valió su costo, porque el hombre por este medio alcanzó una conciencia natural del bien y del mal relativos; ¡así nació la ética humana!» LU 86:6.6
«Todas las religiones enseñan la adoración de la Deidad y alguna doctrina de salvación humana. La religión budista promete salvación del sufrimiento, paz sin fin; la religión judía promete salvación de las dificultades, prosperidad basada en la rectitud; la religión griega prometía salvación de la falta de armonía, fealdad, mediante la realización de la belleza; el cristianismo promete salvación del pecado, santidad; el mahometismo ofrece liberación de las rigurosas normas morales del judaísmo y del cristianismo. La religión de Jesús es salvación del yo, liberación de los males del aislamiento de la criatura en el tiempo y en la eternidad.» LU 5:4.5
«Me parece fácil y agradable adorar a quien es tan grande y al mismo tiempo tan afectuosamente dedicado al ministerio de elevar a sus criaturas humildes. Amo naturalmente a quien es tan poderoso en la creación y en su control, y sin embargo tan perfecto en la bondad y tan fiel en la amante benevolencia que constantemente nos envuelve. Pienso que amaría a Dios del mismo modo si no fuera tan grande y poderoso, puesto que es tan bueno y misericordioso. Todos nosotros amamos al Padre más por su naturaleza que en reconocimiento de sus asombrosos atributos.» LU 2:5.7
«Cuando Jesús hablaba del «Dios viviente», se refería a una Deidad personal —el Padre que está en los cielos. El concepto de la personalidad de la Deidad facilita la comunidad; favorece la adoración inteligente; promueve la confianza refrescante. Puede haber interacciónes entre cosas no personales, pero no puede haber comunidad. La relación de comunidad entre padre e hijo, así como entre Dios y el hombre, no puede ser disfrutada a menos que ambos sean personas. Solamente las personalidades pueden comunicar entre sí, aunque esta comunión personal puede ser facilitada grandemente aun por la presencia de una entidad impersonal tal como el Ajustador del Pensamiento.» LU 1:7.1
«El Padre Universal nunca impone ninguna forma de reconocimiento arbitrario, de adoración formal, ni de servicio servil a las criaturas volitivas inteligentes de los universos. Los habitantes evolucionarios de los mundos del tiempo y el espacio deben por sí mismos —en su corazón— reconocerle, amarle, y voluntariamente adorarle. El Creador rehusa ejercer coerción o imponer la sumisión al libre albedrío espiritual de sus criaturas materiales. La afectuosa dedicación de la voluntad humana a hacer la voluntad del Padre es el regalo más selecto que el hombre puede hacer a Dios; en efecto, tal consagración de la voluntad de la criatura constituye la única dádiva posible de verdadero valor que puede hacer el hombre al Padre Paradisiaco. En Dios, el hombre vive, se mueve, y tiene su ser; no hay nada que el hombre pueda dar a Dios excepto esta elección de atenerse a la voluntad del Padre, y estas decisiones, efectuadas por las criaturas volitivas inteligentes de los universos, constituyen la realidad de esa adoración auténtica que es tan satisfactoria para la naturaleza del Padre Creador dominada por el amor.» LU 1:1.2
«Por mucho que los mortales de Urantia puedan diferir en sus oportunidades y dotes intelectuales, sociales, económicas e incluso morales, no olvidéis que su dote espiritual es uniforme y única. Todos ellos disfrutan de la misma presencia divina de la dádiva del Padre, y todos cuentan con el idéntico privilegio de poder procurar una íntima comunión personal con el espíritu residente de origen divino, a la vez que todos pueden igualmente elegir aceptar la uniforme dirección espiritual de estos Monitores Misteriosos.» LU 5:1.5
«Cuando tratáis los asuntos prácticos de vuestra vida diaria, estáis en las manos de las personalidades espirituales que provienen de la Tercera Fuente y Centro; estáis cooperando con las agencias del Actor Conjunto. Así pues: vosotros adoráis a Dios; oráis y os comunicáis con el Hijo; y resolvéis los detalles de vuestra estadía terrestre en conexión con las inteligencias del Espíritu Infinito que opera en vuestro mundo y en todo vuestro universo.» LU 5:3.5
«La diferencia característica entre una ocasión social y una reunión religiosa es de que, en contraste con lo secular, lo religioso exuda una atmósfera de comunión. De esta manera la asociación humana genera una sensación de hermandad con lo divino, y éste es el comienzo de la adoración grupal. El compartir una comida comunal fue el tipo más primitivo de comunión social, y por lo tanto las religiones primitivas dispusieron que alguna porción del sacrificio ceremonial fuera comida por los adoradores. Aun en el cristianismo, la Santa Cena retiene este modo de comunión. La atmósfera de la comunión provee un período refrescante y consolador de tregua en el conflicto del ego autoservidor con el impulso altruista del Monitor espiritual residente. Éste es el preludio de la verdadera adoración —la práctica de la presencia de Dios que eventúa en el surgimiento de la hermandad del hombre.» LU 103:4.1
«Aunque el acercamiento a la presencia del Padre en el Paraíso debe esperar a que alcancéis los más altos niveles finitos de progresión espiritual, debéis regocijaros en el reconocimiento de la posibilidad siempre presente de una comunión inmediata con el espíritu otorgado por el Padre y tan íntimamente asociado con vuestra alma y con vuestro ser espiritualizante.» LU 5:1.3
«Las súplicas de toda clase pertenecen al dominio del Hijo Eterno y a la organización espiritual del Hijo. Las oraciones, todas las comunicaciones formales, todo excepto la adoración y el culto del Padre Universal, son asuntos que conciernen al universo local; ordinariamente no salen fuera del ámbito de jurisdicción del Hijo Creador. Pero la adoración indudablemente entra en circuito y es enviada a la persona del Creador por el circuito de la personalidad del Padre. Creemos además que tal registro del homenaje de una criatura en quien habita un Ajustador se facilita por la presencia del espíritu del Padre. Existe cantidad enorme de pruebas que confirman dicha creencia, y yo sé que todos los tipos de fragmentos del Padre tienen facultades para registrar aceptablemente la adoración sincera de sus súbditos en la presencia del Padre Universal. Los Ajustadores indudablemente utilizan también canales directos prepersonales de comunicación con Dios, a la vez que también pueden utilizar los circuitos de gravedad del espíritu del Hijo Eterno.» LU 5:3.2
«La adoración es por su propio motivo; la oración incorpora un elemento de autointerés o interés en la criatura; ésa es la gran diferencia entre adoración y oración. No hay absolutamente ninguna autodemanda ni ningún otro elemento de interés personal en el culto verdadero; simplemente adoramos a Dios por lo que entendemos que es él. La adoración no pide nada ni espera nada en favor del que adora. No adoramos al Padre porque podamos derivar algo de tal veneración; rendimos devoción y nos dedicamos a la adoración como reacción espontánea y natural al reconocimiento de la incomparable personalidad del Padre y a causa de su naturaleza amante y de sus adorables atributos.» LU 5:3.3
«La oración es el aliento de la vida del espíritu en medio de la civilización material de las razas humanas. La adoración es la salvación para las generaciones de mortales en busca de placer.
«Orar es como recargar las baterías espirituales del alma, y adorar sería como sintonizar el alma para captar las transmisiones universales del espíritu infinito del Padre Universal.» LU 144:4.7
«La oración condujo a Jesús a la supercomunión de su alma con los Gobernantes Supremos del universo de los universos. La oración conducirá a los mortales de la tierra a la comunión de una verdadera adoración. La capacidad espiritual del alma para recibir determina la cantidad de bendiciones celestiales que pueden conseguirse personalmente y que se pueden percibir conscientemente como respuesta a la oración.» LU 144:4.4
«La primera manera de adoración cristiana fue tomada en gran parte de la sinagoga judía, con modificaciones provenientes del rito mitraico; más adelante, se le sumó la pompa pagana. La base de esta primitiva iglesia cristiana fue constituida por griegos cristianizados prosélitos del judaísmo.» LU 195:3.6
«La religión judía persistió también debido a sus instituciones. Es difícil que una religión sobreviva como práctica privada de individuos aislados. Éste ha sido siempre el error de los dirigentes religiosos: al ver los males de la religión institucionalizada tratan de destruir la técnica de funcionamiento de grupo. En lugar de destruir todo el ritual, sería mejor que lo reformaran. A este respecto Ezequiel fue más sabio que sus contemporáneos; aunque se unió a ellos insistiendo en la responsabilidad moral personal, también se dispuso a establecer la observación fiel de un ritual superior y purificado.» LU 97:10.7
«Cuando no sea posible adorar a Dios en los tabernáculos de la naturaleza, el hombre debería proveer edificios bellos, santuarios de atrayente sencillez y belleza artística para que pueda despertarse la más alta de las emociones humanas, asociada con un enfoque intelectual a la comunión espiritual con Dios. La verdad, la belleza y la santidad son auxilios poderosos y eficaces para la verdadera adoración. Pero la comunión espiritual no se estimula meramente con los adornos masivos y el embellecimiento exagerado de un arte humano elaborado y ostentoso. La perfección es tanto más religiosa cuanto más sencilla y semejante a la naturaleza sea. ¡Qué pena que los niños pequeños conozcan por primera vez los conceptos de adoración pública en fríos, estériles aposentos, tan despojados de belleza y vacíos de toda sugerencia de alegría y santidad inspiradora! El niño debería acercarse primero a la adoración en un medio natural; más tarde, acompañado por sus padres, debería poder concurrir a un templo público religioso que sea por lo menos tan atrayente materialmente y artísticamente hermoso, como el hogar en el cual vive a diario.» LU 167:6.6
«El impulso a la adoración se origina en gran parte en las estimulaciones espirituales de los ayudantes de la mente más elevados, reforzadas por la guía del Ajustador. Pero el impulso a la oración tan frecuentemente experimentado por los mortales conscientes de Dios surge muy frecuentemente como resultado de la influencia seráfica. El serafín guardián está manipulando constantemente el medio ambiente mortal para el propósito de aumentar el discernimiento cósmico del ascendente humano con el fin de que dicho candidato para la supervivencia pueda adquirir una realización enaltecida de la presencia del Ajustador residente y de esta manera pueda dar una mayor cooperación a la misión espiritual de la presencia divina.» LU 113:4.4
«Muchas emociones nuevas aparecieron tempranamente en estos gemelos humanos. Manifestaban admiración tanto por los objetos como por otros seres y exhibían considerable vanidad. Pero el adelanto más extraordinario en el desarrollo emocional fue la aparición repentina de un grupo de sentimientos nuevos que eran realmente humanos: el grupo dado a la adoración, que comprendía el pavor, la reverencia, la humildad, e incluso una forma primitiva de gratitud. El temor, junto con el desconocimiento de los fenómenos naturales, está a punto de dar a luz la religión primitiva.» LU 62:5.4
«El ayudante de la adoración — la aparición en la conciencia animal de potenciales superanimales para la percepción de la realidad. Esto podría denominarse el instinto humano primordial hacia la Deidad. » LU 92:0.2
«El espíritu de adoración — el impulso religioso, el primer impulso diferencial que separa a las criaturas de mente en las dos clases básicas de existencia mortal. El espíritu de adoración eternamente distingue al animal con él asociado, de las criaturas de dotación mental sin alma. La adoración es la insignia de la candidatura a la ascensión espiritual.» LU 36:5.11
«La evolución de la religión que partió del impulso de adoración primitivo y precedente no depende de la revelación. El funcionamiento normal de la mente humana bajo la influencia directora del sexto y séptimo ayudantes de la mente de la dote espiritual universal es totalmente suficiente para asegurar tal desarrollo.» LU 86:0.1
«La adoración de la naturaleza puede parecer haber surgido natural y espontáneamente en la mente de los hombres y mujeres primitivos, y así ocurrió; pero durante todo este tiempo existía en operación en estas mismas mentes primitivas el espíritu ayudante sexto, que había sido otorgada a estos pueblos como influencia directora para esta fase de la evolución humana. Y este espíritu estaba constantemente estimulando el impulso a la adoración en la especie humana, sin importarle cuán primitivas fueran sus primeras manifestaciones. El espíritu de adoración dio origen definida al impulso humano de adorar, aunque el temor a los animales motivó la expresión de la adoración, y su práctica temprana se centró en objetos de la naturaleza.» LU 85:7.1
«Debéis recordar que el sentimiento, y no el pensamiento, fue la influencia guía y controladora en todo desarrollo evolucionario. Para la mente primitiva existe poca diferencia entre temer, evitar, honrar y adorar.
«Cuando el impulso de adoración está disciplinado y dirigido por la sabiduría — pensamiento meditativo y experiencial— comienza a evolucionar hacia un fenómeno de verdadera religión. Cuando el séptimo ayudante, el espíritu de la sabiduría, alcanza una ministración eficaz, entonces el hombre a través de la adoración comienza a dar la espalda a la naturaleza y a los objetos naturales en favor del Dios de la naturaleza y del Creador eterno de todas las cosas naturales.» LU 85:7.2
«Adoración — el ámbito espiritual de la realidad de la experiencia religiosa, la comprensión personal de la fraternidad divina, el reconocimiento de los valores espirituales, la seguridad de la sobrevivencia eterna, la ascensión del estado de siervos de Dios al de regocijo y libertad de los hijos de Dios. Éste es el discernimiento más elevado de la mente cósmica, la forma reverencial y adoradora de la discriminación cósmica.» LU 16:6.8
«Esta práctica de adoración de vuestro Maestro trae ese reposo que renueva la mente; esa iluminación que inspira el alma; ese valor que permite enfrentarse valientemente con los propios problemas; esa autocomprensión que borra el temor debilitante; y esa conciencia de la unión con la divinidad que da al hombre la seguridad necesaria para atreverse a ser como Dios. El reposo de la adoración, o comunión espiritual, como la practica el Maestro, alivia la tensión, elimina los conflictos y aumenta poderosamente los recursos totales de la personalidad. Y toda esta filosofía, más el evangelio del reino, constituyen la nueva religión tal como yo la comprendo.» LU 160:1.12
«De una cosa estoy seguro: la excitación emocional no es el estímulo espiritual ideal. La excitación no aumenta la energía; más bien agota los poderes tanto de la mente como del cuerpo. ¿De dónde viene pues la energía para hacer estas grandes cosas? Contemplad a vuestro Maestro. Aun ahora él está allí en las colinas llenándose de fuerza mientras nosotros estamos aquí gastando energía. El secreto de todo este problema se encuentra encubierto en la comunión espiritual, en la adoración. Desde un punto de vista humano es una cuestión de meditación y reposo combinados. La meditación pone en contacto la mente con el espíritu. El reposo determina la capacidad para la receptividad espiritual. Este intercambio de fuerza en vez de debilidad, valor en vez de temor, voluntad de Dios en vez de mente humana, constituye la adoración. Por lo menos, así es como lo ve el filósofo.» LU 160:3.1
«El crecimiento espiritual es en primer lugar, el despertar a las necesidades, luego el discernimiento de los significados y finalmente el descubrimiento de los valores. La prueba de verdadero desarrollo espiritual consiste en la exhibición de una personalidad humana motivada por el amor, activada por el ministerio altruista y dominada por la adoración sincera de los ideales de perfección de la divinidad. Y toda esta experiencia constituye la realidad de la religión, en contraste con las meras creencias teológicas.» LU 100:2.2
«A medida que la mente persigue la realidad en su último análisis, la materia se desvanece para los sentidos materiales pero puede aún permanecer real en la mente. Cuando el discernimiento espiritual persigue esa realidad que permanece después de la desaparición de la materia y la persigue hasta su último análisis, ésta se desvanece de la mente, pero el discernimiento del espíritu aun puede percibir las realidad cósmicas y valores supremos de una naturaleza espiritual. De tal manera la ciencia da paso a la filosofía, mientras que la filosofía debe rendirse a las conclusiones inherentes a la experiencia espiritual genuina. El pensamiento se rinde a la sabiduría, y la sabiduría se pierde en la adoración esclarecida y reflexiva.» LU 112:2.11
«Los Ajustadores no pueden invadir la mente mortal hasta que ésta no haya sido preparada debidamente por el ministerio residente de los espíritus ayudantes de la mente y haya sido incorporada en el circuito del Espíritu Santo. Y se requiere la función coordinada de los siete ayudantes para cualificar así a la mente humana para la recepción de un Ajustador. La mente de la criatura debe exhibir el alcance de adoración e indicar la función de la sabiduría, exhibiendo la habilidad de elegir entre los valores nacientes del bien y el mal —la selección moral.» LU 108:2.2
«El gran desafío del hombre moderno consiste en alcanzar una mejor comunicación con el Monitor divino que reside en la mente humana. La aventura más grande del hombre en la carne consiste en un esfuerzo bien balanceado y sano por avanzar los límites de la autoconciencia hasta los ocultos reinos de la conciencia embriónica del alma en un esfuerzo sincero por alcanzar el terreno que linda con la conciencia espiritual —al contacto con la presencia divina. Esta experiencia constituye la conciencia de Dios, una experiencia poderosamente confirmadora de la verdad preexistente de la experiencia religiosa de conocer a Dios. Esta conciencia del espíritu equivale al conocimiento de la actualidad de la filiación de Dios. De otra manera, la certeza de la filiación es una experiencia de fe.» LU 196:3.34
«La adoración sincera connota la movilización de todos los poderes de la personalidad humana bajo la dominación del alma evolutiva y sujeto a la dirección divina del Ajustador del Pensamiento asociado. La mente de limitaciones materiales jamás puede llegar a estar altamente consciente del significado real de la adoración verdadera. La comprensión que el hombre tiene de la realidad de la experiencia del culto está principalmente determinada por el estado de desarrollo de su alma inmortal evolutiva. El crecimiento espiritual del alma tiene lugar de manera totalmente independiente de la autoconciencia intelectual.» LU 5:3.7
«La experiencia de la adoración consiste en el sublime intento del Ajustador asociado para comunicar al Padre divino los anhelos inefables y las aspiraciones inexpresables del alma humana: la creación conjunta de la mente mortal que busca a Dios y del Ajustador inmortal que lo revela. La adoración es, por lo tanto, el acto de consentimiento de la mente material al intento de su ser espiritualizante, bajo la dirección del espíritu asociado, de comunicarse con Dios como hijo de fe del Padre Universal. La mente mortal consciente en adorar; el alma inmortal anhela e inicia la adoración; la presencia del Ajustador divino dirige tal culto en nombre de la mente mortal y del alma inmortal evolutiva. El culto verdadero, en último análisis, se convierte en una experiencia llevada a cabo en cuatro niveles cósmicos: el intelectual, el morontial, el espiritual y el personal: la conciencia de la mente, el alma y el espíritu, y su unificación en la personalidad.» LU 5:3.8
«Jesús no requirió que sus seguidores se reunieran periódicamente y recitaran un conjunto de palabras indicativas de sus creencias comunes. Él tan sólo ordenó que se reunieran para hacer algo — compartir en una cena comunitaria para recordar su vida de autootorgamiento en Urantia.» LU 99:5.10.
«La religión de Jesús trasciende todos nuestros conceptos anteriores de la idea de adoración, en cuanto no solamente describe a su Padre como el ideal de la realidad infinita, sino que declara positivamente que esta fuente divina de valores y el centro eterno del universo es verdadera y personalmente obtenible por cada criatura mortal que elija entrar al reino del cielo en la tierra, reconociendo así la aceptación de la filiación a Dios y de la hermandad con el hombre. Eso, en mi opinión, es el más elevado concepto de religión que el mundo haya conocido jamás, y declaro que no puede haber nunca un concepto más alto, puesto que este evangelio abraza la infinidad de las realidades, la divinidad de los valores y la eternidad de los alcances universales. Dicho concepto constituye la realización de la experiencia del idealismo de lo supremo y lo último.» LU 160:5.7
«En las conferencias nocturnas en el Monte Gerizim, Jesús enseñó muchas grandes verdades y en particular, acentuó lo siguiente:
«La verdadera religión es el acto de un alma en sus relaciones autoconscientes con el Creador; la religión organizada es el intento del hombre de socializar la adoración de los religionistas individuales.
«La adoración —la contemplación de lo espiritual— debe alternar con el servicio, el contacto con la realidad material. El trabajo debe alternar con el esparcimiento; la religión debe ser equilibrada por el buen humor. La filosofía profunda debe ser aliviada por el ritmo de la poesía. El esfuerzo del vivir —la tensión temporal de la personalidad— debe ser aliviada por el reposo de la adoración. Las sensaciones de inseguridad que surgen del temor al aislamiento de la personalidad en el universo, deben ser contrarrestradas por la contemplación, en fe, del Padre y por el intento de comprender al Supremo.
«La oración tiene el objeto de hacer que el hombre piense menos pero que comprenda más; no está hecha para aumentar el conocimiento, sino más bien para ampliar el discernimiento.
«La adoración tiene el objeto de anticipar una vida mejor en el futuro y después reflejar estas nuevas significaciones espirituales sobre la vida en el presente. La oración sostiene a uno espiritualmente, pero la adoración es divinamente creadora.
«La adoración es la técnica de buscar en el Único la inspiración para servir a muchos. La adoración es la vara que mide el grado de desprendimiento del alma del universo material y su vinculación simultánea y segura a las realidades espirituales de toda la creación.
«El orar es recordar a sí mismo —pensamiento sublime; el adorar es olvidar a sí mismo —superpensamiento. La adoración es atención sin esfuerzo, descanso real e ideal del alma, ejercicio espiritual que lleva al sosiego.
«La adoración es el acto de una parte que se identifica con el Todo; lo finito con lo Infinito; el hijo con el Padre; el tiempo en el acto de marcar el paso con la eternidad. La adoración es el acto de comunión personal del hijo con el Padre divino, la asunción de actitudes refrescantes, creadoras, fraternales y románticas por parte del alma-espíritu humano.» LU 143:7.1
«En el Paraíso superior hay tres grandes esferas de actividad, la p resencia de la Deidad, la Esfera Santísima, y el Area Santa La vasta región que rodea inmediatamente la presencia de las Deidades se reserva como la Esfera Santísima para las funciones de adoración, trinidización y elevado logro espiritual. No hay estructuras materiales ni creaciones puramente intelectuales en esta zona; no podrían existir allí. Es inútil para mí intentar describir para la mente humana, la naturaleza divina y la esplendorosa magnitud de la Esfera santísima del Paraíso. Este dominio es completamente espiritual, y vosotros sois casi completamente materiales. Una realidad puramente espiritual es, para un ser puramente material, aparentemente inexistente.» LU 11:3.1
«Todas las artes de todos los seres del entero universo que son capaces de intensificar y exaltar la habilidad de la autoexpresión y la comunicación de la apreciación, se emplean al máximo en la adoración de las Deidades del Paraíso. La adoración es el regocijo más elevado de la existencia en el Paraíso; es el recreo refrescante del Paraíso. Lo que la recreación hace para vuestra mente agobiada en la tierra, la adoración hará para vuestras almas perfeccionadas en el Paraíso. El modo de adoración en el Paraíso está completamente más allá de la comprensión mortal, pero su espíritu vosotros podéis comenzar a apreciarlo aun aquí abajo en Urantia, porque los espíritus de los Dioses aun ahora residen en vosotros, os envuelven y os inspiran a la adoración verdadera.» LU 27:7.5
«Es tarea de los conductores de la adoración enseñar a las criaturas ascendentes cómo adorar para que éstos puedan ganar esta satisfacción de autoexpresión y al mismo tiempo ser capaces de prestar atención a las actividades esenciales del régimen del Paraíso. Sin el mejoramiento de la técnica de adoración, le llevaría cientos de años al mortal promedio que llega al Paraíso alcanzar expresión plena y satisfactoria de sus emociones de apreciación inteligente y gratitud ascendente. Los conductores de adoración abren nuevas avenidas, hasta ese momento desconocidas, de expresión para que estos maravillosos hijos del seno del espacio y de las tribulaciones del tiempo puedan ganar las plenas satisfacciones de la adoración en mucho menos tiempo.» LU 27:7.4
«A veces el Paraíso entero está envuelto en una marea dominadora de expresión espiritual y de adoración. Frecuentemente los conductores de la adoración no pueden controlar estos fenómenos hasta la aparición de la fluctuación triple de la luz de la morada de la Deidad, que manifiesta que el corazón divino de los Dioses ha sido plena y completamente satisfecho por la adoración sincera de los residentes del Paraíso, los ciudadanos perfectos de la gloria y las criaturas ascendentes del tiempo. ¡Qué triunfo de técnica! ¡Qué florecimiento del plan y propósito eterno de los Dioses, que el amor inteligente del hijo criatura dé plena satisfacción al amor infinito del Padre Creador!» LU 27:7.7
«La adoración es el privilegio más elevado y el primer deber de todas las inteligencias creadas. La adoración es el acto consciente y regocijado de reconocer y aceptar la verdad y el hecho de las relaciones íntimas y personales de los Creadores con sus criaturas. La calidad de la adoración está determinada por la profundidad de la percepción de la criatura; y a medida que progresa su conocimiento del carácter infinito de los Dioses, la acción de la adoración se vuelve cada vez más amplia, hasta finalmente llegar a la gloria del regocijo experiencial más elevado y del placer más exquisito conocido para los seres creados.» LU 27:7.1
«Aquellos sin Nombre ni Número constituyen el tercero y último grupo de los Hijos Trinidizados de Logro; son almas ascendentes que han desarrollado la habilidad de adorar más allá de la pericia de todos los hijos e hijas de las razas evolucionarias de los mundos del tiempo y del espacio.» LU 22:4.1
«El hombre moderno es adecuadamente autoconsciente de la religión, pero sus costumbres de adoración son confusas y están desacreditadas por su metamorfosis social acelerada y sus desarrollos científicos sin precedentes. Los hombres y mujeres que razonan quieren redefinir la religión, y esta demanda obligará a la religión a revaluarse a sí misma.
«El hombre moderno se enfrenta con la tarea de hacer más adaptaciones de los valores humanos en una generación de lo que hubo de hacer en dos mil años. Y todo ello influye sobre la actitud social hacia la religión, porque la religión es una forma de vida así como una técnica de pensamiento.» LU 92:7.13
«La conducta moral es siempre un antecedente de la religión evolucionada y aun forma parte de la religión revelada, pero no es nunca la totalidad de la experiencia religiosa. El servicio social es el resultado de un pensamiento moral y de un vivir religioso. La moralidad no conduce biológicamente a los más elevados niveles espirituales de la experiencia religiosa. La adoración de la belleza abstracta no es el culto a Dios; como tampoco lo es la exaltación de la naturaleza ni la reverencia de la unidad.» LU 5:5.4
«La actitud más sana de la meditación espiritual se ha de encontrar en la adoración reflexiva y en la oración de acción de gracias. La comunión directa con el Ajustador del Pensamiento, tal como ocurrió en los últimos años de la vida de Jesús en la carne, no debe ser confundida con estas experiencias así llamadas místicas. Los factores que contribuyen a la iniciación de la comunión mística son indicativos del peligro de tales estados psíquicos. El estado místico está favorecido por cosas tales como la fatiga física, el ayuno, la disociación psíquica, profundas experiencias estéticas, impulsos sexuales vívidos, temor, ansiedad, rabia y baile desenfrenado. Mucho del material que surge como resultado de esta preparación preliminar tiene su origen en la mente subconsciente.» LU 100:5.10
«Alabaré a Jehová con todo el corazón.» Sal 111:1.
«Los que en espíritu servimos a Dios.» Flp 3:3.
«Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad.» Jn 4:23.
«Al Señor tu Dios adorarás y solo a él servirás.» Lc 4:8.
«Alabaré a Jehová conforme a su justicia.» Sal 7:17.
«Siete veces al día te alabo.» Sal 119:1-4.
«Entonces Josué, postrándose en tierra sobre su rostro, lo adoró.» Jos 5:14.
«Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; adorad a Jehová en la hermosura de la santidad.» Sal 29:2.
«Entonces Job…postrado en tierra, adoró.» Job 1:20.
Salmos de alabanza: 100, 104, 113-118, 136, 145, 150.
«En medio de la congregación te alabaré.» Sal 22:22.
«Celebran los cielos tus maravillas, Jehová, tu fidelidad también en la congregación de los santos» Sal 89:5.
«Yo…entraré en tu Casa; adoraré con reverencia hacia tu santo templo.» Sal 5:7.
«Dos hombres subieron al templo a orar.» Lc 18:10.
«No dejando de congregarnos.» Heb 10:25.
«¡Exáltenlo en la asamblea del pueblo, y en la reunión de ancianos lo alaben! » Sal 107:32.
Alabanza y reverecia son parte de la adoración, pero la palabra «reverencia» no aparece en la versión King James.
La alabanza representa una actitud que va entre la oración y la adoración, y está relacionada con la acción de gracias. La alabanza está relacionada con la música—los coros.