© 1959 William S. Sadler
© 1961 Fundación Urantia
La valentía de la carne es la forma más baja de bravura. La bravura mental es un tipo más elevado de valentía humana, pero la bravura superior y suprema consiste en la fidelidad inflexible a las convicciones iluminadas de las realidades espirituales profundas. Una valentía así constituye el heroísmo del hombre que conoce a Dios. Y todos vosotros sois hombres que conocéis a Dios; sois, en verdad, los asociados personales del Hijo del Hombre». LU 143:1.7
La vanidad —el vivo deseo de mostrar la acumulación de sus bienes. LU 69:5.6
El odio es la sombra del miedo, y la venganza, la máscara de la cobardía. LU 145:3.4
Los hechos físicos son bastante uniformes, pero la verdad es un factor viviente y flexible en la filosofía del universo. LU 2:7.2
La verdad es hermosa porque es a la vez completa y simétrica. Cuando el hombre busca la verdad, persigue aquello que es divinamente real. LU 2:7.4
La verdad divina se conoce mejor por su sabor espiritual. LU 2:7.6
La verdad es la base de la ciencia y de la filosofía, y representa el fundamento intelectual de la religión. LU 56:10.10
Por muy acertado que sea cosechar la sabiduría del pasado, es una locura considerar que el pasado es la fuente exclusiva de la verdad. La verdad es relativa y expansiva; vive siempre en el presente, alcanzando nuevas expresiones en cada generación de hombres —e incluso en cada vida humana. LU 79:8.8
La verdad —la comprensión de las relaciones cósmicas, los hechos universales y los valores espirituales— puede conseguirse mejor a través del ministerio del Espíritu de la Verdad, y puede ser criticada mejor por la revelación. Pero la revelación no da origen a una ciencia ni a una religión; su función consiste en coordinar la ciencia y la religión con la verdad de la realidad. LU 103:7.8
Las cosas están condicionadas por el tiempo, pero la verdad está fuera del tiempo. Cuanta más verdad conocéis, más verdad sois, más cosas podéis entender del pasado y comprender del futuro.
La verdad es inamovible —está eternamente exenta de todas las vicisitudes transitorias, aunque nunca está muerta ni es formalista, sino siempre vibrante y adaptable —radiantemente viva. Pero cuando la verdad se une a los hechos, entonces el tiempo y el espacio condicionan sus significados y correlacionan sus valores. Estas realidades de la verdad, enlazadas con los hechos, se vuelven conceptos y son relegadas en consecuencia al ámbito de las realidades cósmicas relativas. LU 118:3.2-3
La verdad no se puede definir con palabras, sino solamente viviéndola. La verdad es siempre más que el conocimiento. El conocimiento se refiere a las cosas observadas, pero la verdad trasciende estos niveles puramente materiales en el sentido de que se asocia con la sabiduría y engloba unos imponderables tales como la experiencia humana e incluso las realidades espirituales y vivientes. El conocimiento se origina en la ciencia; la sabiduría, en la verdadera filosofía; la verdad, en la experiencia religiosa de la vida espiritual. El conocimiento trata de los hechos; la sabiduría, de las relaciones; la verdad, de los valores de la realidad. LU 132:3.2
La verdad revelada, la verdad descubierta personalmente, es la delicia suprema del alma humana; LU 132:3.4
La verdad divina es una realidad viviente que es percibida por el espíritu. La verdad sólo existe en los niveles espirituales superiores de la comprensión de la divinidad y de la conciencia de la comunión con Dios. Podéis conocer la verdad, y podéis vivir la verdad; podéis experimentar el crecimiento de la verdad en el alma, y gozar de la libertad que su luz aporta a la mente, pero no podéis aprisionar la verdad en unas fórmulas, códigos, credos o modelos intelectuales de conducta humana. Cuando intentáis formular humanamente la verdad divina, ésta muere rápidamente. LU 180:5.2
La verdad se vuelve a veces confusa e incluso engañosa cuando es fragmentada, segregada, aislada y analizada con exceso. La verdad viviente sólo enseña bien al buscador de la verdad cuando es abrazada en su totalidad y como una realidad espiritual viviente, no como un hecho de la ciencia material o una inspiración de un arte intermedio. LU 195:5.2
…del plano más denso del superuniverso, el de la Vía Láctea, que es también el plano más denso de los universos exteriores. LU 42:5.5
Hablamos de la vida como de una «energía» y como de una «fuerza», pero no es en realidad ninguna de las dos. La energía-fuerza es sensible de diversas maneras a la gravedad; pero la vida no lo es. El modelo tampoco es sensible a la gravedad, pues es una configuración de energías que ya ha cumplido con todas sus obligaciones reactivas hacia la gravedad. La vida, como tal, representa la animación de un sistema de energía —material, mental o espiritual— configurado en un modelo o separado de otra manera.
Hay algunas cosas relacionadas con la elaboración de la vida en los planetas evolutivos que no están del todo claras para nosotros. Comprendemos plenamente la organización física de las fórmulas electroquímicas de los Portadores de Vida, pero no entendemos por completo la naturaleza y la fuente de la chispa que activa la vida. Sabemos que la vida proviene del Padre, pasa por el Hijo y fluye a través del Espíritu. LU 36:6.6-7
Aislar una parte de la vida y llamarla religión es desintegrar la vida y desvirtuar la religión. Ésta es precisamente la razón por la que el Dios de la adoración exige una fidelidad total, o ninguna. LU 102:6.1
Durante la vida física, el yo material, la entidad-ego de la identidad humana, depende del funcionamiento continuo del vehículo vital material, de la existencia continua del equilibrio inestable entre las energías y el intelecto, a lo que se le ha dado el nombre de vida en Urantia. Pero la individualidad con valor de supervivencia, la individualidad que puede trascender la experiencia de la muerte, sólo evoluciona efectuando un traslado potencial de la sede de la identidad de la personalidad evolutiva desde el vehículo transitorio de la vida —el cuerpo material— hasta el alma morontial de naturaleza más duradera e inmortal, y luego más allá, hasta aquellos niveles en que el alma se impregna de la realidad espiritual y alcanza finalmente el estado de una realidad espiritual. Este traslado efectivo desde una asociación material hasta una identificación morontial se lleva a cabo mediante la sinceridad, la perseverancia y la firmeza de las decisiones de la criatura humana que busca a Dios. LU 112:2.20
La vida es una adaptación de la causalidad cósmica original a las exigencias y posibilidades de las situaciones universales; surge a la existencia mediante la acción de la Mente Universal y la activación de la chispa espiritual del Dios que es espíritu. El significado de la vida es su adaptabilidad; el valor de la vida es su capacidad para el progreso —incluso hasta las alturas de la conciencia de Dios. LU 130:4.7
La vida de Jesús es el consuelo eterno de todos los idealistas decepcionados. LU 126:5.4
La vida familiar es el progenitor de la verdadera moralidad, el antepasado de la conciencia de la lealtad al deber. Las asociaciones forzosas de la vida familiar estabilizan la personalidad y estimulan su crecimiento mediante la obligación de amoldarse necesariamente a otras personalidades diferentes. Pero hay aún más: una verdadera familia —una buena familia— revela a los padres procreadores la actitud del Creador hacia sus hijos, mientras que al mismo tiempo estos auténticos padres representan para sus hijos la primera de una larga serie de revelaciones progresivas acerca del amor del Padre Paradisiaco de todos los hijos del universo. LU 84:7.30
La violencia es la ley de la naturaleza, la hostilidad es la reacción automática de los hijos de la naturaleza, mientras que la guerra no es más que estas mismas actividades pero realizadas de manera colectiva. LU 70:1.1
La virtud es la rectitud —la conformidad con el cosmos. Nombrar las virtudes no es definirlas, pero vivirlas es conocerlas. La virtud no es el simple conocimiento ni tampoco la sabiduría, sino más bien la realidad de una experiencia progresiva para alcanzar los niveles ascendentes de consecución cósmica. En la vida diaria del hombre mortal, la virtud se hace realidad eligiendo firmemente el bien en lugar del mal, y esta capacidad para elegir es la prueba de que se posee una naturaleza moral. LU 16:7.6
La virtud suprema consiste pues en elegir de todo corazón hacer la voluntad del Padre que está en los cielos. LU 16:7.10
La virtud es volitiva en la personalidad; la rectitud no es automática en las criaturas dotadas de libre albedrío. LU 21:3.14
la voluntad humana —la capacidad para conocer a Dios y el poder de elegir adorarlo. LU 65:0.6
La voluntad de Dios es el camino de Dios, el asociarse con la elección de Dios frente a cualquier alternativa potencial. En consecuencia, hacer la voluntad de Dios es la experiencia progresiva de parecerse cada vez más a Dios, y Dios es la fuente y el destino de todo lo que es bueno, bello y verdadero. … La voluntad es la elección deliberada de un ser auto-consciente, que conduce a una decisión y a un comportamiento basados en una reflexión inteligente. LU 130:2.7
La voluntad es esa manifestación de la mente humana que permite a la conciencia subjetiva expresarse objetivamente y experimentar el fenómeno de aspirar a ser semejante a Dios. LU 130:2.10