© 2009 William S. Sadler Jr.
© 2009 Association Francophone des Lecteurs du Livre d'Urantia
Traducción de Nicole y Chris Ragetly de una grabación en casete realizada por Bill Sadler para un grupo de estudio.
Rodan enseñó durante una semana. Los intermedios escribieron su discurso y lo condensaron en un folleto. Tomaron lo mejor de la filosofía griega y lo inmortalizaron en este libro. Este es uno de mis libros favoritos. Este es el folleto que analiza el arte humano de vivir, en contraste con el simple impulso animal de vivir.
«El universo local es el punto de partida para aquellas personalidades que se encuentran más lejos de Dios, y que pueden experimentar así el mayor grado de ascensión espiritual en el universo, pueden conseguir la máxima participación experiencial en la cocreación de sí mismas. Estos mismos universos locales proporcionan también la profundidad experiencial más grande posible para las personalidades descendentes, las cuales consiguen así algo que para ellas es tan significativo como la ascensión al Paraíso lo es para una criatura evolutiva.» (LU 116:4.11)
El universo local es el punto de partida para aquellas personalidades que se encuentran más lejos de Dios, y que pueden experimentar así el mayor grado de ascensión espiritual en el universo, pueden conseguir la máxima participación experiencial en la cocreación de sí mismas. Estos mismos universos locales proporcionan también la profundidad experiencial más grande posible para las personalidades descendentes, las cuales consiguen así algo que para ellas es tan significativo como la ascensión al Paraíso lo es para una criatura evolutiva. (LU 116:4.11)
Sabes, pienso que el desarrollo de una vida religiosa es algo análogo al desarrollo del ser humano. Trate de pensar en una persona joven, de unos 10 u 11 años, antes de la pubertad. Es un niño completo, ¿no? Está bien coordinado y es maduro para su edad. Luego viene la pubertad. Empieza a enredarse los pies, a gritar y a romperse la cara, y eso es lo que nos cuenta Rodan aquí. Mientras seas feliz siendo un mamífero, no tendrás problemas. Estás bien equilibrado, estás satisfecho.
Pero si estás afectado por la hormona de la religión, entonces, al menos durante el período de la adolescencia, será, desde un punto de vista religioso, un poco tormentoso hasta que madures.
Hablemos un poco más de lo que dijo Rodan sobre la oración:
«Pero el mejor de todos los métodos para solucionar los problemas lo he aprendido de Jesús, vuestro Maestro. Me refiero a lo que él practica con tanta perseverancia, y que tan fielmente os ha enseñado: la meditación adoradora en solitario. En esta costumbre que tiene Jesús de apartarse con tanta frecuencia para comulgar con el Padre que está en los cielos, se encuentra la técnica, no sólo para acumular las fuerzas y la sabiduría necesarias para los conflictos ordinarios de la vida, sino también para apropiarse de la energía necesaria para resolver los problemas más elevados de naturaleza moral y espiritual. Pero incluso los métodos correctos para solucionar los problemas no compensan los defectos inherentes a la personalidad, ni reparan la ausencia de hambre y de sed de verdadera rectitud.»
«Me impresiona profundamente la costumbre de Jesús de retirarse a solas para emprender esos períodos de examen solitario de los problemas de la vida; para buscar nuevas reservas de sabiduría y de energía para poder enfrentarse a las múltiples exigencias del servicio social; para vivificar y hacer más profundo el propósito supremo de la vida, sometiendo realmente su personalidad total a la conciencia del contacto con la divinidad; para tratar de conseguir métodos nuevos y mejores para adaptarse a las situaciones siempre cambiantes de la existencia viviente; para efectuar esas reconstrucciones y reajustes vitales de las actitudes personales, que son tan esenciales para comprender mejor todo lo que es válido y real. Y hacer todo esto con miras a la sola gloria de Dios —decir sinceramente la oración favorita de vuestro Maestro: «Que se haga, no mi voluntad, sino la tuya»{0}.»
«Esta práctica de adoración de vuestro Maestro aporta ese descanso que renueva la mente, esa iluminación que inspira el alma, ese valor que permite enfrentarse valientemente con los problemas de uno mismo, esa comprensión de sí mismo que elimina el temor debilitante, y esa conciencia de la unión con la divinidad que equipa al hombre con la seguridad que le permite atreverse a ser como Dios. El descanso de la adoración, o comunión espiritual, tal como la practica el Maestro, alivia la tensión, elimina los conflictos y aumenta poderosamente los recursos totales de la personalidad. Y toda esta filosofía, más el evangelio del reino, constituyen la nueva religión tal como yo la comprendo.» (LU 160:1.10-12)
Rodan habla de la transferencia de metas –si se me permite decirlo– de las más fáciles a las más difíciles, de las metas animales a las metas verdaderamente humanas, porque las metas verdaderamente humanas abarcan a Dios, mientras que las metas subhumanas apenas abarcan los “artilugios” humanos, ¿entiendes? ? Y señala que para ello es necesario disponer de un depósito de combustible de tamaño real.
«El esfuerzo por conseguir la madurez necesita trabajo, y el trabajo requiere energía. ¿De dónde viene el poder para realizar todo esto?. Las cosas físicas se pueden dar por sentadas, pero el Maestro bien ha dicho que «No sólo de pan vive el hombre»{4}. Una vez que se posee un cuerpo normal y una salud razonablemente buena, debemos buscar a continuación aquellos atractivos que actuarán como estímulo para hacer surgir las fuerzas espirituales dormidas del hombre. Jesús nos ha enseñado que Dios vive en el hombre; entonces, ¿cómo podemos inducir al hombre a que libere estos poderes de la divinidad y de la infinidad que están ligados en su alma? ¿Cómo induciremos a los hombres a que dejen paso a Dios y Éste pueda brotar para refrescar nuestras propias almas mientras transita hacia el exterior, y luego sirva al propósito de iluminar, elevar y bendecir a otras innumerables almas? ¿De qué manera puedo despertar mejor estos poderes latentes para el bien que yace dormido en vuestra alma? De una cosa estoy seguro: la excitación emocional no es el estímulo espiritual ideal. La excitación no aumenta la energía; más bien agota las fuerzas de la mente y del cuerpo. ¿De dónde viene pues la energía para hacer estas grandes cosas? Observad a vuestro Maestro. En este mismo momento se encuentra allá en las colinas, llenándose de fuerza, mientras nosotros estamos aquí gastando energía. El secreto de todo este problema está envuelto en la comunión espiritual, en la adoración. Desde el punto de vista humano, se trata de combinar la meditación y la relajación. La meditación pone en contacto a la mente con el espíritu; la relajación determina la capacidad para la receptividad espiritual. Este intercambio de la debilidad por la fuerza, del temor por el valor, de la mente del yo por la voluntad de Dios, constituye la adoración. Al menos, el filósofo lo ve de esta manera.»
«Cuando estas experiencias se repiten con frecuencia, se cristalizan en hábitos, en unos hábitos de adoración que dan fuerzas, y estos hábitos se traducen con el tiempo en un carácter espiritual, y este carácter es reconocido finalmente por nuestros semejantes como una personalidad madura. Al principio, estas prácticas son difíciles y llevan mucho tiempo, pero cuando se vuelven habituales, proporcionan descanso y ahorro de tiempo a la vez. Cuanto más compleja se vuelva la sociedad, cuanto más se multipliquen los atractivos de la civilización, más urgente será la necesidad, para los individuos que conocen a Dios, de adquirir estas prácticas habituales protectoras destinadas a conservar y aumentar sus energías espirituales.» (LU 160:3.1-2)
Me gusta mucho este: “Se necesita inteligencia para asegurar…” Ahora no está hablando aquí de oración.
«Se necesita inteligencia para conseguir la parte que nos corresponde de las cosas deseables de la vida. Es totalmente erróneo suponer que hacer fielmente nuestro trabajo diario nos asegurará la recompensa de la riqueza. Exceptuando la adquisición ocasional y accidental de las riquezas, se descubre que las recompensas materiales de la vida temporal fluyen por ciertos canales bien organizados, y sólo aquellos que tienen acceso a esos canales pueden esperar ser bien recompensados por sus esfuerzos temporales. La pobreza será siempre el destino de todos los hombres que buscan la riqueza en canales aislados e individuales. Por consiguiente, una planificación sabia se convierte en la única cosa esencial para la prosperidad material. El éxito requiere no solamente vuestra devoción al trabajo, sino también que funcionéis como una parte de uno de los canales de la riqueza material. Si sois poco sabios, podéis otorgarle a vuestra generación una vida dedicada sin recompensa material; si os beneficiáis accidentalmente del flujo de la riqueza, podréis nadar en el lujo aunque no hayáis hecho nada útil por vuestros semejantes.» (LU 160:4.10)
«Pero la vida se convertirá en una carga de la existencia si no aprendéis a fracasar con elegancia. Aceptar las derrotas es un arte que las almas nobles siempre adquieren; debéis saber perder con alegría; debéis ser intrépidos ante las decepciones. No dudéis nunca en admitir un fracaso. No intentéis ocultar el fracaso con sonrisas engañosas y un optimismo radiante. Suena muy bien afirmar que siempre se tiene éxito, pero los resultados finales son espantosos. Esta técnica conduce directamente a la creación de un mundo irreal y a la caída inevitable en la desilusión final.» (LU 160:4.13)
«En las enseñanzas de Jesús veo la religión en su mejor expresión. Este evangelio nos permite buscar al verdadero Dios y encontrarlo. Pero, ¿estamos dispuestos a pagar el precio de esta entrada en el reino de los cielos?. ¿Estamos dispuestos a nacer de nuevo, a ser rehechos?. ¿Estamos dispuestos a someternos a ese terrible proceso probatorio de la destrucción del yo y de la reconstrucción del alma?. ¿Acaso no ha dicho el Maestro: «El que quiera salvar su vida ha de perderla{7}. No creáis que he venido para traer la paz, sino más bien una lucha del alma»?{8}. Es verdad que después de pagar el precio de la dedicación a la voluntad del Padre experimentamos una gran paz, a condición de que continuemos caminando en los senderos espirituales de la vida consagrada.»
«Ahora estamos abandonando de verdad los alicientes del orden de existencia conocido, mientras nos dedicamos sin reservas a buscar los encantos del orden de existencia desconocido e inexplorado de una vida futura de aventuras en los mundos espirituales del idealismo superior de la realidad divina. Y buscamos esos símbolos significativos con los que transmitir a nuestros semejantes estos conceptos de la realidad del idealismo de la religión de Jesús, y no dejaremos de rezar por ese día en que toda la humanidad se emocionará con la visión común de esta verdad suprema. En este momento, nuestro concepto focalizado del Padre, tal como lo tenemos en nuestro corazón, es que Dios es espíritu{9}; tal como lo trasmitimos a nuestros semejantes, Dios es amor{10}.»
«La religión de Jesús exige una experiencia viviente y espiritual. Otras religiones pueden consistir en creencias tradicionales, sentimientos emotivos, conciencias filosóficas, y todo eso junto, pero la enseñanza del Maestro requiere que se alcancen los niveles reales del progreso espiritual verdadero.» (LU 160:5.10-12)
RMC