1. El primer punto es que es necesario que se mantengan firmes en la religión y no introduzcan vacilación (sakk) ni duda en sus corazones. 2. Y que declaren (‘haqîqat) con confianza (i’htiqâd) que la buena religión, la verdadera y perfecta, que el Señor envió al mundo (’halq), es la que Zaratust ha traído; y esto es lo que sostengo [1].
3. Cada vez que la humanidad se comporta así y no [ p. 258 ] introduce ninguna vacilación ni duda en su corazón, respecto a cada deber y buena obra que otros han realizado, desde los días de Zaratust hasta hoy, y de todo lo que uno haga después de esto hasta la resurrección, hay una parte [2] para esa persona. 4. Cuando el alma, en la cuarta noche [3], llega a la cabecera del puente Kinvad, el ángel Mihir y el ángel Rashn [4] hacen su cuenta ('hisâb) y ajuste de cuentas. 5. Y, si las buenas obras que ha realizado son deficientes en cantidad, de cada deber y buena obra que los de la buena religión han hecho en la tierra de las siete regiones, le asignan una porción similar (naʓîb), hasta que las buenas obras se vuelvan más importantes [5]; y el alma llegue justa a la radiante localidad del cielo.
6. Pues se declara en la revelación que, del deber [6] y la buena obra que realizan con duda —es decir, (ya’hnî)—, albergan la sospecha de que «no sé si esta fe que poseo es mejor en comparación con otras creencias»—, no les llega ningún mérito. 7. Por lo tanto, lo primero (avval) es perseverar en la religión; y esta es la principal de todas las buenas obras.
(257:4) Lp, B29 omite estas cinco palabras. ↩︎
(258:1) Lp, B29 tienen «una parte igual». ↩︎
(258:2) Los libros más antiguos dicen que al amanecer del cuarto día (ver Mkh. II, 115). ↩︎
(258:3) Véase Mkh. II, 118, 119. ↩︎
(258:4) Lp añade, en el margen, «por un filamento del pelo de las pestañas»; pero esta frase parece haber sido tomada del Cap. II, 3. ↩︎
(258:5) Lp, B29 tienen «de todo deber». ↩︎