La visión del bosque, la vid, la fuente y el cedro
1 Y habiendo dicho estas cosas, me quedé allí dormido y tuve una visión en la noche.
2 ¡Y he aquí! un bosque de árboles plantados en la llanura, y altas y escarpadas montañas rocosas lo rodeaban, y ese bosque ocupaba mucho espacio.
3 ¡Y he aquí! Frente a ella surgía una enredadera, y de debajo brotaba pacíficamente una fuente.
4 Ahora bien, esa fuente llegó al bosque y se (agitó) en grandes olas, y esas olas sumergieron ese bosque, y de repente arrasaron la mayor parte de ese bosque, y derribaron todas las montañas que lo rodeaban.
5 Y la altura del bosque comenzó a disminuir, y la cima de las montañas se hizo más baja, y la fuente prevaleció en gran medida, de modo que de aquel gran bosque no quedó nada más que un solo cedro.
6 También cuando la hubo derribado y destruido y desarraigado la mayor parte de aquel bosque, de modo que no quedó nada de él, ni se pudo reconocer su lugar, entonces aquella vid comenzó a venir con la fuente en paz y gran tranquilidad, y llegó a un lugar que no estaba lejos de aquel cedro, y trajeron allí el cedro que había sido arrojado.
7 ¡Y miré y he aquí! aquella vid abrió su boca y habló y dijo a aquel cedro: ¿No eres tú ese cedro que quedó del bosque de la maldad, y por cuyo medio la maldad persistió, y fue obrada todos esos años, y el bien nunca?
8 Y seguiste conquistando lo que no era tuyo, y hacia lo que era tuyo nunca tuviste compasión, y seguiste extendiendo tu poder sobre los que estaban lejos de ti, y a los que se acercaban a ti, los retuviste. ¡Ayuna en las redes de tu maldad, y siempre te elevaste como alguien que no podía ser desarraigado!
9 Pero ahora tu tiempo se ha acelerado y ha llegado tu hora.
10 Tú también, oh cedro, vete tras el bosque que te precedió, y conviértete en polvo con él, y tus cenizas se mezclarán.
11 Y ahora recuéstate en la angustia y descansa en el tormento hasta que llegue tu último tiempo, en el cual volverás y serás atormentado aún más.