1 Y las décimas aguas brillantes que has visto: esta es la pureza de las generaciones de Josías rey de Judá, quien fue el único en ese momento que se sometió al Poderoso con todo su corazón y con toda su alma.
2 Y limpió la tierra de los ídolos, santificó todos los objetos contaminados, devolvió las ofrendas al altar, levantó el cuerno de los santos, exaltó a los justos y honró a todos los sabios de entendimiento. , y devolvió a los sacerdotes a su ministerio, y destruyó y expulsó de la tierra a los magos, encantadores y nigromantes.
3 Y no sólo mató a los impíos que vivían, sino que también sacaron de los sepulcros los huesos de los muertos y los quemaron al fuego.
4 [Y estableció las fiestas y los sábados en su santidad], y a sus contaminados los quemó en el fuego, y a los profetas mentirosos que engañaban al pueblo, a éstos también los quemó en el fuego, y al pueblo que escuchaba Cuando vivían, los arrojó al arroyo Cedrón, y amontonó piedras sobre ellos.
5 Y fue celoso con celo por el Poderoso con toda su alma, y solo él era firme en la ley en ese momento, de modo que no dejó a nadie que fuera incircunciso o que hiciera impiedad en toda la tierra, a todos los días de su vida.
6 Por lo tanto, recibirá una recompensa eterna, y más tarde será glorificado con el Poderoso más que muchos.
7 Porque por él y por los que son como él fueron creadas y preparadas las honorables glorias de las que os habéis hablado antes. Éstas son las aguas brillantes que habéis visto.