1 Así dice el Señor: Yo saqué a este pueblo de la servidumbre y les di mis mandamientos por medio de siervos los profetas; a quienes no quisieron escuchar, sino que despreciaron mis consejos.
2 La madre que los dio a luz les dijo: Hijitos, id; porque soy viuda y desamparada.
3 Con alegría os crié; pero con tristeza y tristeza os he perdido, porque habéis pecado delante de Jehová vuestro Dios, y habéis hecho lo malo delante de él.
4 Pero ¿qué haré ahora con vosotros? Soy viuda y desamparada: id, hijos míos, y pedid misericordia al Señor.
5 En cuanto a mí, oh padre, te invoco como testigo sobre la madre de estos niños, que no guardaron mi pacto,
6 para que los avergüences y despojes a su madre, para que no quede descendencia de ellos.
7 Que sean esparcidos entre las naciones, que sus nombres sean borrados de la tierra, porque han despreciado mi pacto.
8 ¡Ay de ti, Assur, que escondes en ti a los injustos! Oh gente malvada, recuerda lo que hice con Sodoma y Gomorra;
9 cuya tierra está cubierta de terrones de brea y montones de ceniza: así también haré con los que no me escuchan, dice el Señor Todopoderoso.
10 Así dice el Señor a Esdras: Di a mi pueblo que les daré el reino de Jerusalén que hubiera dado a Israel.
11 Tomaré también su gloria y les daré las moradas eternas que les había preparado.
12 Tendrán el árbol de la vida como ungüento de olor agradable; No trabajarán ni se cansarán.
13 Id y recibiréis; orad por algunos días para que sean acortados: el reino ya está preparado para vosotros: velad.
14 Tomad por testigos al cielo y a la tierra; porque yo desmenuzé el mal y creé el bien; porque vivo yo, dice el Señor.
15 Madre, abraza a tus hijos y críalos con alegría; afirma sus pies como una columna, porque yo te he escogido, dice el Señor.
16 Y a los muertos los resucitaré de sus lugares y los sacaré de sus sepulcros, porque yo he conocido mi nombre en Israel.
17 No temas, madre de los niños, porque yo te he escogido, dice el Señor.
18 En tu ayuda enviaré a mis siervos Esaú y a Jeremías, tras cuyo consejo he santificado y preparado para ti doce árboles cargados de diversos frutos,
19 Y otras tantas fuentes de las que fluyen leche y miel, y siete montes imponentes, en los que crecen rosas y lirios, con los que colmaré de alegría a tus hijos.
20 Haz justicia a la viuda, juzga al huérfano, da al pobre, defiende al huérfano, viste al desnudo,
21 Sana al quebrantado y al débil, no te burles del cojo, defiende al manco y deja que el ciego entre a la vista de mi claridad.
22 Mantén a los viejos y a los jóvenes dentro de tus muros.
23 Dondequiera que encuentres muertos, tómalos y entiérralos, y yo te daré el primer lugar en mi resurrección.
24 Quédate tranquilo, pueblo mío, y descansa, porque aún llega tu tranquilidad.
25 Nutre a tus hijos, oh buena nodriza; estabilizar sus pies.
26 En cuanto a los siervos que te he dado, ninguno de ellos perecerá; porque los demandaré de en medio de tu número.
27 No te canses, porque cuando llegue el día de la angustia y de la tristeza, otros llorarán y se entristecerán, pero tú estarás alegre y tendrás abundancia.
28 Las naciones te envidiarán, pero nada podrán hacer contra ti, dice el Señor.
29 Mis manos te cubrirán, para que tus hijos no vean el infierno.
30 Alégrate, oh madre, con tus hijos; porque yo te libraré, dice el Señor.
31 Acuérdate de tus hijos que duermen, porque los sacaré de los confines de la tierra y les mostraré misericordia; porque yo soy misericordioso, dice el Señor Todopoderoso.
32 Abraza a tus hijos hasta que yo venga y les tenga misericordia; porque mis fuentes rebosan y mi gracia no falta.
33 Yo, Esdras, recibí el encargo del Señor en el monte Oreb de ir a Israel; pero cuando llegué a ellos, me despreciaron y despreciaron el mandamiento del Señor.
34 Por eso os digo, oh naciones que oís y entendéis, buscad a vuestro Pastor, él os dará descanso eterno; porque cerca está el que vendrá en el fin del mundo.
35 Estad preparados para la recompensa del reino, porque la luz eterna brillará sobre vosotros para siempre.
36 Huye de la sombra de este mundo, recibe el gozo de tu gloria: testifico abiertamente a mi Salvador.
37 Recibe el don que se te ha concedido y alégrate dando gracias a aquel que te ha guiado al reino de los cielos.
38 Levántate y ponte en pie, he aquí el número de los sellados en la fiesta del Señor;
39 Los que se apartaron de la sombra del mundo y recibieron las vestiduras gloriosas del Señor.
40 Toma tu número, oh Sión, y encierra a tus vestidos blancos que han cumplido la ley del Señor.
41 Se ha cumplido el número de tus hijos que tanto anhelabas. Ruega al poder del Señor, para que tu pueblo, que ha sido llamado desde el principio, sea santificado.
42 Yo, Esdras, vi en el monte Sión un pueblo grande, que no podía contar, y todos alababan al Señor con cánticos.
43 Y en medio de ellos había un joven de gran estatura, más alto que todos los demás, y sobre cada una de sus cabezas puso coronas, y era más exaltado; lo cual me maravilló enormemente.
44 Entonces pregunté al ángel y le dije: Señor, ¿qué es esto?
45 Él respondió y me dijo: Estos son los que se han quitado el vestido mortal y se han vestido con el inmortal, y han confesado el nombre de Dios: ahora están coronados y reciben palmas.
46 Entonces dije al ángel: ¿Quién es el joven que los corona y les pone las palmas en las manos?
47 Entonces él respondió y me dijo: Este es el Hijo de Dios, a quien han confesado en el mundo. Entonces comencé a elogiar mucho a los que tan firmemente defendían el nombre del Señor.
48 Entonces el ángel me dijo: Ve y cuenta a mi pueblo qué cosas y cuán grandes maravillas del Señor tu Dios has visto.