La historia de las guerras de Hircano con los samaritanos
1 Hircano marchó hacia Sebaste y sitió a los samaritanos que allí se encontraban durante mucho tiempo; hasta que los redujo a tal situación que se vieron obligados a alimentarse de todo tipo de cadáveres.
2 Sin embargo, lo soportaron con paciencia, temiendo su espada y confiando en los macedonios y egipcios, cuya ayuda habían implorado.
3 Mientras tanto, llega el gran ayuno, durante el cual Hircano debe estar presente en la Santa Casa para ofrecer sacrificios ese día.
4 Por lo que sustituyó a sus dos hijos, Antígono y Aristóbulo, como comandantes del ejército; dejándoles órdenes de asediar a los samaritanos y reducirlos a extremidades.
5 Asimismo ordenó al ejército que obedecieran a sus hijos y ejecutaran sus órdenes, y partió hacia la ciudad de la Santa Casa.
6 Además, Antíoco el macedonio marchó en ayuda de los habitantes de Sebaste; y la noticia llegó a los dos hijos de Hircano;
7 quien, habiendo sustituido a un general para dirigir el sitio de Sebaste, fue al encuentro de Antíoco; a quien encontraron y derrotaron, y regresaron a Sebaste.
8 También Litra, hijo de la reina Cleopatra, salió de Egipto para ayudar a los samaritanos.
9 Cuando Hircano se enteró de esto, salió a su encuentro, ya pasada la solemnidad. Cuando lo encontró, lo encontró con fiereza y mató a muchos de sus hombres.
10 y Litra fue puesta en fuga; Los egipcios tampoco volvieron después de este regreso para ayudar a los samaritanos.
11 Y el rey Hircanis regresó a Sebaste y la atacó con dureza, hasta que la tomó con la espada, mató a los que quedaban de sus ciudadanos, la destruyó por completo y derribó sus murallas.