El relato del ataque de Aristóbulo a su hermano Hircano, después de la muerte de Alejandra.
1 Cuando Aristóbulo salió de Jerusalén en tiempos de Alejandra, dejó a su mujer y a sus hijos en Jerusalén.
2 Pero cuando Alejandra tuvo noticia de su partida, los encerró en una casa y les puso guardia.
3 Pero cuando Alejandra murió, Hircano los llamó, los trató con bondad y los cuidó; para librarlo de su hermano, si acaso lo conquistara.
4 Entonces Aristóbulo condujo un gran ejército hasta el Jordán; e Hircano salió contra él con un ejército de fariseos.
5 Y cuando los dos ejércitos se encontraron, muchos del ejército de Hircano fueron asesinados; Hircano y el resto de su ejército huyeron.
6 Aristóbulo y sus tropas, a quienes perseguían, mataron a todos los que capturaron, excepto a los que se entregaron.
7 Entonces Hircano se retiró a la Ciudad Santa; adonde también llegó Aristóbulo y su ejército; y la rodeó por todos lados con sus tiendas e intentó mediante estratagema destruir la fortificación.
8 Entonces los ancianos de Judá y los ancianos de los sacerdotes salieron a él y le prohibieron hacer lo que había planeado; solicitándole que descartara de su mente cualquier sentimiento hostil que tuviera hacia su hermano: propuesta a la cual él asintió.
9 Entonces se acordó entre ellos que Aristóbulo sería rey de Judá e Hircano sería sumo sacerdote en la casa de Dios, y junto al rey en dignidad.
10 Y Aristóbulo aceptó estas condiciones, entró en la ciudad y se entrevistó con su hermano en la casa de Dios; y juntos prestaron juramento para ratificar los términos que los ancianos habían acordado mutuamente.
11 Entonces Aristóbulo fue nombrado rey, e Hircano fue nombrado rey después de él.
12 Y los hombres estaban en paz, los asuntos de estos dos hermanos estaban correctamente ordenados y el estado de su pueblo y de su país se volvió tranquilo.