\t text{La historia de Craso}
1 Cuando Gabinio regresó a Roma, los persas actuaron en contra de los romanos;
2 Craso marchó con un gran ejército a Siria y llegó a Jerusalén, pidiendo a los sacerdotes que le entregaran todo el dinero que había en la casa de Dios.
3 ¿A quién respondieron: ¿Cómo te será lícito esto, cuando Pompeyo, Gabinio y otros lo han considerado ilícito? Pero él respondió: Debo hacerlo en cualquier caso.
4 Y el sacerdote Eleazar le dijo: Júrame que no pondrás tu mano sobre nada de lo que le pertenece, y te daré trescientas minas de oro.
5 Y le juró que no tomaría nada del tesoro de la casa de Dios si le entregaba lo que le había dicho.
6 Y Eleazar le dio una barra de oro labrado, cuya parte superior había sido insertada en la pared del tesoro del templo, sobre la cual se colocaban cada año los velos viejos de la casa, siendo sustituidos por otros nuevos.
7 Y la barra pesaba trescientas minas de oro, y estaba cubierta con los velos que se habían ido acumulando durante muchos años, sin que nadie la supiera excepto Eleazar.
8 Entonces Craso, habiendo recibido este impedimento, rompió su palabra y se retractó del acuerdo hecho con Eleazar; y tomó todos los tesoros del templo, y saqueó todo el dinero que había en ellos, hasta la cantidad de dos mil talentos.
9 porque este dinero se había acumulado desde la construcción del templo hasta entonces, del botín de los reyes de Judá y de sus ofrendas, y también de los presentes que habían enviado los reyes de las naciones;
10 y se multiplicaron y aumentaron en el transcurso de los años; todo lo que tomó.
11 Entonces el vil Craso se fue con el dinero y su ejército al país de los persas; y lo derrotaron a él y a su ejército en batalla, matándolos en un solo día:
12 Y el ejército persa se llevó todo lo que había en el campamento de Craso.
13 Después de esta hazaña, marcharon hacia Siria, la cual conquistaron, y se separaron de su sometimiento a los romanos.
14 Al enterarse los romanos, enviaron a un general famoso llamado Casio con un gran ejército, quien, al llegar al país de Siria, expulsó a los persas que estaban en él.
15 Luego, dirigiéndose a la Ciudad Santa, libró a Hircano de la guerra que los judíos libraban contra él, reconciliando a las partes.
16 Después, pasando el Éufrates, luchó contra los persas y los hizo volver a someterse a los romanos:
17 ¡También sometió a los veintidós reyes! a quien Pompeyo había sometido; y redujo bajo obediencia a los romanos todo lo que había en los países del este.