La historia del sumo sacerdote Matatías, hijo de Jojanán, hijo del sacerdote Hesmai
1 Un hombre llamado Matatías, hijo de Jojanán, huyó a una de las montañas que estaban fortificadas. Y los hombres que estaban dispersos huyeron allí hacia él, y algunos se escondieron en lugares apartados.
2 Pero después que Antíoco se hubo alejado del país, Matatías envió en secreto a su hijo Judas a las ciudades de Judá;
3 para certificarles de su propia salud y la de su pueblo, y desear que todos los que estaban inspirados por el valor, la magnanimidad y el celo por la religión, por sus esposas y sus hijos, vinieran a él.
4 Y salieron a él algunos de los altos cargos del pueblo que se habían quedado atrás; los cuales, cuando llegaron a él, les dijeron:
5 «No nos queda más que la oración a Dios, la confianza en Él y la lucha con nuestros enemigos, si tal vez Dios nos ayude y nos dé la victoria sobre ellos».
6 Y el pueblo aceptó la opinión de Matatías y obraron conforme a ella.
7 Y le fue dicho a Félix; y marchó contra ellos con un gran ejército.
8 Y, mientras iba de camino, le llegaron noticias de que unos mil judíos, entre hombres y mujeres, estaban reunidos y habitaban en una cueva para poder conservar su propia forma de adoración.
9 Y se dirigió hacia ellos con parte de sus tropas, enviando a los comandantes de sus hombres con el resto del ejército contra Matatías.
10 Félix exigió a los que estaban en la cueva que salieran a él y aceptaran entrar en su religión; pero ellos se negaron.
11 Entonces él los amenazó con echarles humo debajo; y ellos soportaron eso, y no salieron a él; y puso humo debajo de ellos, y todos murieron.
12 Y cuando los generales de su ejército marchaban contra Matatías y llegaron hasta él, estando él preparado para la batalla;
13 Uno de los generales, de sangre noble, se acercó a él y le propuso obedecer al rey y no oponerse a su autoridad; para que él y los que con él estaban vivieran, y no perecieran.
14 A quien dijo; «Yo a la verdad obedezco a Dios, el verdadero rey; pero tú obedece a tu rey y haz lo que bien te parezca». Y dejó de hablar.
15 Y comenzaron a tenderle trampas.
16 Y vino uno de los peores judíos que estaban con ellos y los incitó a marchar contra él y preparar la guerra.
17 Entonces Matatías se abalanzó sobre él con su espada desenvainada y le cortó la cabeza; luego hirió al general con quien el judío estaba hablando y lo mató también a él.
18 Pero los compañeros de Matatías, al ver lo que había hecho, corrieron hacia él; e irrumpieron en el campamento del enemigo, mataron a muchos de ellos y los hicieron huir; después persiguieron a los fugitivos, hasta matarlos a todos.
19 Después de esto, Matatías tocó la trompeta y proclamó una expedición contra Félix. Y él y sus compañeros entraron en la tierra de Judá y tomaron posesión de muchas de sus ciudades.
20 Y el Dios Altísimo les dio por su mano descanso de los generales de Antíoco, y volvieron a practicar su propia religión, y las bandas de sus enemigos se retiraron delante de ellos.