1 Observad el cielo, hijos del cielo, y toda obra del Altísimo, temedle y no hagáis mal en su presencia.
2 Si Él cierra las ventanas de los cielos e impide que la lluvia y el rocío desciendan sobre la tierra por vuestra causa, ¿qué haréis entonces?
3 Y si Él envía su ira contra vosotros a causa de vuestras obras, no podéis pedirle nada; porque habéis hablado palabras soberbias e insolentes contra su justicia; por tanto, no tendréis paz.
4 ¿Y no veis a los marineros de las naves, cómo sus naves son sacudidas por las olas, y sacudidas por los vientos, y en duras dificultades?
5 Por eso temen que todas sus riquezas se vayan con ellos al mar y tienen malos presentimientos de que el mar los tragará y perecerán en él.
6 ¿No es todo el mar, todas sus aguas y todos sus movimientos obra del Altísimo, y él no ha puesto límites a sus obras y las ha limitado por completo a la arena?
7 Y ante su reprensión, tiene miedo y se seca, y mueren todos sus peces y todo lo que hay en él; pero vosotros, pecadores que estáis en la tierra, no le teméis.
8 ¿No hizo Él los cielos y la tierra y todo lo que en ellos hay, Quien dio entendimiento y sabiduría a todo lo que se mueve sobre la tierra y el mar?
9 ¿No temen al mar los marineros de las naves, pero los pecadores no temen al Altísimo?