1 En aquellos días en que Él haya traído sobre vosotros un fuego terrible, ¿adónde huiréis y dónde encontraréis salvación? Y cuando Él lance Su Palabra contra vosotros, ¿no os asustaréis y temeréis?
2 Y todas las luminarias se espantarán de gran temor, y toda la tierra se espantará, temblará y se alarmará.
3 Y todos los ángeles ejecutarán sus órdenes. Y buscarán esconderse de la presencia de la Gran Gloria, y los hijos de la tierra temblarán y temblarán; y vosotros, pecadores, seréis malditos para siempre, y no tendréis paz.
4 No temáis, almas de justos, y tened esperanza, los que habéis muerto en justicia.
5 Y no te entristezcas si tu alma ha descendido con tristeza al Seol, y si en tu vida tu cuerpo no ha ido según tu bondad, sino espera el día del juicio de los pecadores y el día de la maldición y del castigo.
6 Y, sin embargo, cuando morís, los pecadores os hablan: «Como morimos nosotros, así mueren los justos, y ¿qué beneficio obtienen ellos de sus obras?»
7 «He aquí, como nosotros, así ellos mueren en pena y oscuridad, y ¿qué tienen ellos más que nosotros? Desde ahora seremos iguales».
8 «¿Y qué recibirán y qué verán para siempre? He aquí que también ellos han muerto, y de ahora en adelante no verán la luz para siempre».
9 Os digo, pecadores, que os contentáis con comer y beber, robar, pecar, desnudar a los hombres, adquirir riquezas y ver días buenos.
10 ¿Habéis visto a los justos cómo les cae el fin, sin que se halle en ellos ningún tipo de violencia hasta su muerte?
11 «Sin embargo, perecieron y quedaron como si no hubieran existido, y sus espíritus descendieron al Seol en tribulación».