1 Y después de estos olores fragantes, mientras miraba hacia el norte sobre las montañas, vi siete montañas llenas de nardos selectos, árboles aromáticos, canela y pimienta.
2 Y desde allí crucé las cumbres de todas estas montañas, muy hacia el este de la tierra, y pasé sobre el mar Eritrea y me alejé de él, y pasé sobre el ángel Zotiel.
3 Y llegué al Jardín de la Justicia, yo y de lejos árboles más numerosos que yo, estos árboles y dos grandes árboles allí, muy grandes, hermosos, gloriosos y magníficos, y el árbol del conocimiento, cuyo santo fruta que comen y conocen gran sabiduría.
4 Ese árbol es alto como el abeto, y sus hojas como el algarrobo, y su fruto como los racimos de la vid, muy hermosos; y el olor del árbol llega hasta lejos.
5 Entonces dije: «¡Qué hermoso es el árbol y qué atractivo es su aspecto!»
6 Entonces el santo ángel Rafael, que estaba conmigo, me respondió y dijo: «Éste es el árbol de la sabiduría, del cual comieron tu padre anciano y tu madre anciana, que fueron antes que tú, y aprendieron sabiduría y se les abrieron los ojos, y supieron que estaban desnudos y fueron expulsados del jardín».