1 Esta es la segunda parábola de aquellos que niegan el nombre de la morada de los santos y del Señor de los espíritus.
2 Y no subirán al cielo, ni vendrán a la tierra: tal será la suerte de los pecadores que han negado el nombre del Señor de los espíritus, que así serán preservados para el día del sufrimiento y tribulación.
3 En aquel día, mi Elegido se sentará en el trono de gloria y probará sus obras, y sus lugares de descanso serán innumerables. Y sus almas se fortalecerán dentro de ellos cuando vean a Mis Elegidos y a los que han invocado Mi glorioso nombre:
4 Entonces haré que mi Elegido habite entre ellos. Y transformaré el cielo y lo convertiré en bendición y luz eterna.
5 Y transformaré la tierra y la convertiré en bendición, y haré que mis elegidos habiten en ella, pero los pecadores y los malhechores no pondrán un pie en ella.
6 Porque he provisto y satisfecho de paz a mis justos y los he hecho habitar delante de mí; pero para los pecadores hay un juicio inminente ante mí, de modo que los destruiré de la faz de la tierra.