1 Y allí vi a Uno que tenía «Cabeza de Días», y Su cabeza era blanca como lana, y con Él estaba otro ser cuyo rostro tenía la apariencia de un hombre, y su rostro estaba lleno de gracia, como uno de los santos ángeles. [1]
2 Y le pregunté al ángel que iba conmigo y me mostró todas las cosas ocultas acerca de ese Hijo del Hombre, quién era y de dónde era, (y) por qué iba con la «Cabeza de los Días».
3 Y él respondió y me dijo: «Este es el hijo del Hombre que tiene justicia, en quien mora la justicia, y que revela todos los tesoros de lo que está escondido, porque el Señor de los espíritus lo ha elegido, y cuyo Lot tiene la preeminencia ante el Señor de los Espíritus en rectitud para siempre».
4 «Y este Hijo del Hombre que has visto levantará de sus tronos a los reyes y a los poderosos, y soltará las riendas de los fuertes y quebrará los dientes de los pecadores. »
5 «[Y derribará a los reyes de sus tronos y reinos] porque no lo ensalzan ni lo alaban, ni reconocen humildemente de dónde les fue otorgado el reino».
6 «Y humillará el rostro de los fuertes y los llenará de vergüenza. Y las tinieblas serán su morada, y los gusanos serán su lecho, y no tendrán esperanza de levantarse de su lecho, porque no ensalzan el nombre del Señor de los Espíritus».
7 «Y éstos son los que juzgan las estrellas del cielo, [y levantan sus manos contra el Altísimo], pisan la tierra y habitan en ella. Y todas sus obras manifiestan injusticia, y su poder descansa en sus riquezas, y su fe está en los dioses que han hecho con sus manos, y niegan el nombre del Señor de los espíritus».
8 «Y persiguen las casas de sus congregaciones y a los fieles que se aferran al nombre del Señor de los espíritus».