1 Y en aquel lugar vi la fuente de justicia, que era inagotable; y alrededor de ella había muchas fuentes de sabiduría; y todos los sedientos bebían de ellas y se llenaban de sabiduría, y sus moradas estaban con los justos y los santos y electo. [1]
2 Y en aquella hora fue nombrado aquel Hijo del Hombre delante del Señor de los espíritus, y su nombre delante de la Cabeza de los Días. [2]
3 Sí, antes que fueran creados el sol y los signos, antes que fueran creadas las estrellas del cielo, su nombre fue nombrado delante del Señor de los espíritus.
4 Él será para los justos un bastón en el que apoyarse y no caer, y será la luz de los gentiles y la esperanza de los de corazón turbado.
5 Todos los habitantes de la tierra se postrarán y adorarán ante él, y alabarán, bendecirán y celebrarán con cánticos al Señor de los espíritus.
6 Y por eso fue elegido y escondido delante de Él, antes de la creación del mundo y para siempre.
7 Y la sabiduría del Señor de los espíritus lo ha revelado a los santos y justos; porque él ha preservado la suerte de los justos, porque han odiado y despreciado este mundo de injusticia, y han odiado todas sus obras y caminos en el nombre del Señor de los espíritus: porque en su nombre son salvos, y según su ha sido un buen placer con respecto a su vida.
8 En estos días, los reyes de la tierra y los fuertes que poseen la tierra estarán abatidos de rostro a causa de las obras de sus manos, porque en el día de su angustia y aflicción no podrán salvarse a sí mismos.
9 Y los entregaré en manos de mis elegidos: como paja en el fuego, así arderán ante el rostro del santo; como plomo en el agua se hundirán ante el rostro del justo, y ningún rastro de ellos se encontrará más.
10 Y en el día de su aflicción habrá descanso en la tierra, y delante de ellos caerán y no se levantarán de nuevo, y no habrá nadie que los tome con sus manos y los levante, porque han negado el Señor de los Espíritus y Su Ungido. Bendito sea el nombre del Señor de los Espíritus.