1 Y en aquellos días habrá ascendido de la tierra la oración de los justos y la sangre de los justos ante el Señor de los espíritus.
2 En aquellos días, los santos que habitan arriba en los cielos se unirán con una sola voz y suplicarán, orarán y alabarán, y darán gracias y bendecirán el nombre del Señor de los espíritus por la sangre de los justos que ha sido derramada, y que la oración de los justos no sea en vano ante el Señor de los Espíritus, para que se les haga juicio y no tengan que sufrir para siempre.
3 En aquellos días vi la «cabeza de los días», cuando se sentó en el trono de su gloria, y los libros de los vivientes fueron abiertos delante de él; y todo su ejército que está arriba en el cielo y sus consejeros estaban delante de él. A él,
4 Y el corazón de los santos se llenó de alegría; porque se había ofrecido el número de los justos, y se había escuchado la oración de los justos, y se había requerido la sangre de los justos ante el Señor de los espíritus.