Los hijos de Judá y Tamar, 1-7. El incesto de Judá con Tamar, 8-18. Tamar tiene gemelos, 21-2. Judá perdonado, porque pecó por ignorancia y se arrepintió cuando fue condenado, y porque el matrimonio de Tamar con sus hijos no había sido consumado, 23-8. (Cf. Gen. xxxviii.6-18, 20-6, 29-30; xli.13.)
1 Y en el jubileo cuadragésimo quinto, en el segundo septenario del segundo año, Judá tomó para su primogénita a Er, una mujer de las hijas de Aram, llamada Tamar.
2 Pero él la odiaba y no se acostaba con ella, porque su madre era de las hijas de Canaán, y quería tomar para él una esposa de los parientes de su madre, pero Judá, su padre, no se lo permitía.
3 Y este Er, el primogénito de Judá, era malvado y el Señor lo mató.
4 Entonces Judá dijo a su hermano Onán: «Ve a la mujer de tu hermano y cumple con ella el deber de hermano de tu marido, y levanta descendencia a tu hermano».
5 Y sabiendo Onán que la semilla no sería suya, sino sólo de su hermano, entró en la casa de la mujer de su hermano y derramó la semilla en la tierra, y fue malvado ante los ojos del Señor. , y lo mató.
6 Y Judá dijo a Tamar su nuera: «Quédate viuda en casa de tu padre hasta que crezca Sela mi hijo, y yo te daré a él por mujer».
7 Y creció; pero Bedsuel, la esposa de Judá, no permitió que su hijo Sela se casara. Y Bedsu'el, mujer de Judá, murió [2168 a. m.] en el año quinto de esta semana.
8 Y en el sexto año, Judá subió a Timnat a trasquilar sus ovejas. [2169 AM] Y dijeron a Tamar: «He aquí, tu suegro sube a Timnat a esquilar sus ovejas.»
9 Entonces se quitó sus ropas de viuda, se puso un velo, se atavió y se sentó a la puerta que está junto al camino de Timná.
10 Y yendo Judá, la encontró y, tomándola por ramera, le dijo: «Déjame entrar a ti»; y ella le dijo: «Entra», y él entró.
11 Y ella le dijo: «Dame mi salario»; y él le dijo: «No tengo nada en mi mano excepto mi anillo que está en mi dedo, y mi collar, y mi bastón que está en mi mano.»
12 Y ella le dijo: «Dámelos hasta que me envíes mi salario». Y él le dijo: «Te enviaré un cabrito de cabra»; y él se los dio, y entró a ella, y ella concibió de él.
13 Entonces Judá volvió a sus ovejas, y ella a la casa de su padre.
14 Entonces Judá envió un cabrito de las cabras por mano de su pastor adullamita, y no la encontró; y preguntó a la gente del lugar, diciendo: «¿Dónde está la ramera que estaba aquí?» Y le dijeron; «Aquí no hay ninguna ramera entre nosotros».
15 Y él regresó y le informó, y le dijo que no la había encontrado: «Pregunté a la gente del lugar, y me dijeron: «Aquí no hay ninguna ramera». »
16 Y él dijo: «Que ella se quede con ellos, para que no seamos motivo de burla». Y cuando cumplió tres meses, se vio que estaba encinta, y avisaron a Judá, diciendo: «He aquí, Tamar, tu nuera, está encinta de fornicación.»
17 Entonces Judá fue a la casa de su padre y dijo a su padre y a sus hermanos: «Sáquenla y quemenla, porque ha hecho inmundicia en Israel».
18 Y aconteció que cuando la sacaron para quemarla, ella envió a su suegro el anillo, el collar y el bastón, diciendo: «Descubre de quién son estos, porque por él estoy con niño.»
19 Entonces Judá se dio cuenta y dijo: «Tamar es más justa que yo».
20 «Y por tanto, no la quemen». Por eso ella no fue entregada a Sela, y él no volvió a acercarse a ella.
21 Y después dio a luz dos hijos, Pérez [2170 AM] y Zera, en el séptimo año de esta segunda semana.
22 Y entonces se cumplieron los siete años de fecundidad de que José habló a Faraón.
23 Y Judá reconoció que su acción era mala, porque se había acostado con su nuera, y lo consideró odioso ante sus ojos, y reconoció que había transgredido y extraviado, porque había descubierto el manto de su hijo, y éste comenzó a lamentarse y a suplicar ante el Señor a causa de su transgresión.
24 Y le dijimos en sueños que le había sido perdonado, porque había suplicado mucho y se lamentó, y no volvió a cometerlo.
25 Y recibió perdón porque se había apartado de su pecado y de su ignorancia, pues había transgredido mucho ante nuestro Dios; y a todo el que así obra, a todo aquel que se acuesta con su suegra, que le quemen en el fuego para que arda en él, porque hay sobre ellos inmundicia y contaminación, que le quemen con el fuego.
26 Y manda a los hijos de Israel que no haya impureza entre ellos, porque cualquiera que se acuesta con su nuera o con su suegra ha cometido impureza; quemen con fuego al hombre que se acostó con ella, y también a la mujer, y él apartará de Israel la ira y el castigo.
27 Y a Judá le dijimos que sus dos hijos no se habían acostado con ella, y por eso su descendencia estaba establecida para una segunda generación y no sería desarraigada.
28 Porque, con sinceridad, había ido a buscar el castigo; es decir, según el juicio que Abraham había ordenado a sus hijos, Judá había tratado de quemarla en el fuego.