Debido a la hambruna, Jacob envía a sus hijos a Egipto por maíz, 1-4. José los reconoce y retiene a Simeón, y les exige que traigan a Benjamín cuando regresen, 5-12. A pesar de la desgana de Jacob, sus hijos llevan a Benjamín con ellos en su segundo viaje y son agasajados por José, 13-25. (Cf. Gen. xli.54, 56; xlii.7-9, 13, 17, 20, 24-5, 29-30, 34-8; xliii.1-2, 4-5, 8-9, 11 , 15, 23, 26, 29, 34; xliv. 1-2.)
1 Y en el primer año de la tercera semana del jubileo cuadragésimo quinto comenzó el hambre en la tierra [2171 AM], y la lluvia no quiso caer sobre la tierra, porque no cayó nada.
2 Y la tierra se volvió estéril, pero en la tierra de Egipto había comida, porque José había recogido la semilla de la tierra en los siete años de abundancia y la había conservado.
3 Y los egipcios vinieron a José para que les diera comida, y él abrió los almacenes donde estaba el grano del primer año, y lo vendió a la gente de la tierra por oro.
4 (El hambre era muy grave en la tierra de Canaán), y Jacob oyó que había comida en Egipto, y envió a sus diez hijos para que le procuraran comida en Egipto; pero a Benjamín no envió, y (los diez hijos de Jacob) llegaron (a Egipto) entre los que fueron (allí).
5 Y José los reconoció, pero ellos no lo reconocieron, y él les habló y les preguntó, y les dijo: '¿No sois espías y no habéis venido a explorar los accesos a la tierra? Y los puso bajo custodia.
6 Después de esto los liberó nuevamente, detuvo solo a Simeón y despidió a sus nueve hermanos.
7 Y llenó sus costales de grano y puso en ellos el oro, y ellos no lo supieron.
8 Y les ordenó que trajeran a su hermano menor, porque le habían dicho que su padre y su hermano menor vivían.
9 Y subieron de la tierra de Egipto y llegaron a la tierra de Canaán; y contaron a su padre todo lo que les había sucedido, y cómo el señor del país les había hablado duramente y había prendido a Simeón hasta que trajeran a Benjamín.
10 Y Jacob dijo: «¡Me habéis privado de mis hijos! José no existe, y Simeón tampoco, y a Benjamín os llevaréis. Sobre mí ha venido tu maldad.»
11 Y él dijo: «Mi hijo no bajará con vosotros, no sea que caiga enfermo; porque su madre dio a luz dos hijos, y uno murió, y éste también me lo quitaréis. Si acaso cogiera fiebre en el camino, llevaréis mi vejez con dolor hasta la muerte.»
12 Porque vio que el dinero había sido devuelto a cada uno de los hombres que estaban en su costal, y por eso temió enviarlo.
13 Y el hambre aumentó y se agravó en la tierra de Canaán y en todas las tierras excepto en la tierra de Egipto, porque muchos de los hijos de los egipcios habían almacenado su semilla para comer desde el momento en que vieron a José recolectar la semilla y guardarla en almacenes y conservarla para los años de hambre.
14 Y los egipcios se alimentaron de ello durante el primer año de su hambre.
15 Pero cuando Israel vio que el hambre era muy grave en la tierra y que no había salvación, dijo a sus hijos: «Volved y procuradnos comida para que no muramos».
16 Y ellos dijeron: «No iremos; A menos que nuestro hermano menor vaya con nosotros, no iremos.»
17 Y vio Israel que si no lo enviaba con ellos, todos perecerían a causa del hambre.
18 Y Rubén dijo: «Démelo en mis manos, y si no te lo devuelvo, mata a mis dos hijos en lugar de su alma».
19 Y él le dijo: «Él no irá contigo». Y se acercó Judá y dijo: «Envíalo conmigo, y si no te lo traigo de vuelta, yo llevaré la culpa delante de ti todos los días de mi vida.»
20 Y lo envió con ellos en el segundo año de esta semana, el [2172 Am] primer día del mes, y llegaron a la tierra de Egipto con todos los que fueron, y (tenían) regalos en sus manos, estacte, almendras, terebintos y miel pura.
21 Y fueron y se presentaron ante José, y él vio a Benjamín su hermano, y lo reconoció, y les dijo: «¿Es éste vuestro hermano menor?» Y ellos le dijeron: «Es él». Y él dijo: «¡El Señor tenga misericordia de ti, hijo mío!»
22 Y lo envió a su casa y les trajo a Simeón y les hizo un banquete, y ellos le presentaron el presente que habían traído en sus manos.
23 Y comieron delante de él y él les dio a todos una porción, pero la porción de Benjamín era siete veces mayor que la de cualquiera de ellos.
24 Y comieron y bebieron, se levantaron y se quedaron con sus asnos.
25 Y José ideó un plan mediante el cual podría conocer sus pensamientos sobre si los pensamientos de paz prevalecían entre ellos, y le dijo al mayordomo que estaba a cargo de su casa: «Llena todos sus costales con comida y devuélveles su dinero en sus vasijas, y mi copa, la copa de plata en la que bebo, métela en el costal de los más jóvenes y despídelos.»