El combate mortal con la serpiente.
1 CUANDO la serpiente maldita vio a Adán y a Eva, hinchó la cabeza, se puso sobre la cola y, con los ojos enrojecidos como la sangre, hizo como si fuera a matarlos.
2 Se dirigió directamente hacia Eva y corrió tras ella; Mientras Adán estaba allí, lloraba porque no tenía un palo en la mano para herir a la serpiente y no sabía cómo matarla.
3 Pero Adán, con el corazón ardiendo por Eva, se acercó a la serpiente y la sujetó por la cola; cuando se volvió hacia él y le dijo:
4 «Oh Adán, a causa de ti y de Eva, soy resbaladizo y camino sobre mi vientre». Luego, a causa de su gran fuerza, derribó a Adán y Eva y los presionó, como si fuera a matarlos.
5 Pero Dios envió un ángel que arrojó lejos de ellos la serpiente y los resucitó.
6 Entonces la Palabra de Dios vino a la serpiente y le dijo: Al principio te hice laxa y te hice caminar sobre tu vientre; pero no te privé de la palabra».
7 Ahora, sin embargo, enmudece; y no hables más, tú y tu raza; porque en primer lugar, por ti ha pasado la ruina de mis criaturas, y ahora quieres matarlas.
8 Entonces la serpiente quedó muda y no habló más.
9 Y por orden de Dios, sopló un viento del cielo que se llevó la serpiente de Adán y Eva, la arrojó a la orilla del mar y aterrizó en la India.