Una hermosa profecía de vida eterna y gozo (v. 15). La caída de la noche.
1 ENTONCES Adán tomó a Eva y comenzaron a regresar a la Cueva de los Tesoros donde habitaban. Pero cuando se acercaron y lo vieron desde lejos, una gran tristeza cayó sobre Adán y Eva cuando lo miraron.
2 Entonces Adán dijo a Eva: «Cuando estábamos en la montaña fuimos consolados por la Palabra de Dios que conversaba con nosotros; y la luz que venía del oriente resplandeció sobre nosotros».
3 «Pero ahora la Palabra de Dios está oculta para nosotros; y la luz que brillaba sobre nosotros cambia de tal manera que desaparece, y deja que la oscuridad y el dolor vengan sobre nosotros».
4 «Y nos vemos obligados a entrar en esta cueva que es como una prisión, donde la oscuridad nos cubre, de modo que estamos separados unos de otros; y tú no puedes verme, ni yo puedo verte».
5 Cuando Adán hubo dicho estas palabras, lloraron y extendieron sus manos ante Dios; porque estaban llenos de tristeza.
6 Y rogaron a Dios que les trajera el sol para que brillara sobre ellos, de modo que las tinieblas no volvieran sobre ellos y no volvieran a esconderse bajo esta cubierta de roca. Y deseaban morir antes que ver la oscuridad.
7 Entonces Dios miró a Adán y a Eva y a su gran dolor y a todo lo que habían hecho con un corazón ferviente, a causa de todos los problemas en los que se encontraban, en lugar de su bienestar anterior, y a causa de todo la miseria que les sobrevino en tierra extraña.
8 Por tanto, Dios no se enojó con ellos; ni impaciente con ellos; pero fue paciente y paciente con ellos, como con los niños que había creado.
9 Entonces vino la Palabra de Dios a Adán y le dijo: Adán, en cuanto al sol, si yo lo tomara y te lo trajera, los días, las horas, los años y los meses se desvanecerían, y el pacto que he hecho contigo nunca se cumpliría».
10 «Pero entonces serías convertido y abandonado en una larga plaga, y no te quedaría salvación para siempre».
11 «Más bien, ten paciencia y calma tu alma mientras permaneces de noche y de día; hasta que se cumplan los días y llegue el tiempo de mi pacto».
12 «Entonces vendré y te salvaré, oh Adán, porque no quiero que seas afligido».
13 «Y cuando mire todas las cosas buenas en las que viviste y por qué saliste de ellas, entonces de buena gana te mostraré misericordia».
14 «Pero no puedo alterar el pacto que ha salido de mi boca; de lo contrario te habría llevado de vuelta al jardín».
15 Pero cuando se cumpla el pacto, te mostraré misericordia a ti y a tu descendencia, y te llevaré a una tierra de alegría, donde no hay tristeza ni sufrimiento; sino gozo y alegría permanentes, y luz que nunca falla, y alabanzas que nunca cesan; y un hermoso jardín que nunca desaparecerá».
16 Y Dios volvió a decir a Adán: «Ten paciencia y entra en la cueva, porque la oscuridad que temías durará sólo doce horas; y cuando termine, surgirá la luz».
17 Entonces, cuando Adán escuchó estas palabras de Dios, él y Eva adoraron ante Él y sus corazones se consolaron. Regresaron a la cueva según su costumbre, mientras las lágrimas brotaban de sus ojos, la tristeza y los lamentos brotaban de sus corazones y deseaban que su alma abandonara su cuerpo.
18 Y Adán y Eva permanecieron orando, hasta que la oscuridad de la noche cayó sobre ellos, y Adán se ocultó de Eva, y ella de él.
19 Y permanecieron de pie en oración.