Dios representado como misericordioso y amoroso. El establecimiento del culto.
1 PERO Dios sabía que Adán tenía en mente que muchas veces debía matarse y ofrecerle su sangre.
2 Por eso le dijo: «Oh Adán, no vuelvas a matarte como lo hiciste, arrojándote desde esa montaña».
3 Pero Adán dijo a Dios: «Tenía en mente poner fin a mí mismo de inmediato por haber transgredido Tus mandamientos y por haber salido del hermoso jardín; y por la brillante luz de la que me has privado; y por las alabanzas que brotaban de mi boca sin cesar, y por la luz que me cubría».
4 «Sin embargo, por tu bondad, oh Dios, no me elimines del todo; pero sé favorable a mí cada vez que muera, y resucitame».
5 «Y así se hará saber que tú eres un Dios misericordioso, que no quieres que nadie perezca; que no ama que uno caiga; y que no condena a nadie cruelmente, mal y con total destrucción».
6 Entonces Adán permaneció en silencio.
7 Y la Palabra de Dios vino a él, lo bendijo, lo consoló y le hizo un pacto de que lo salvaría al final de los días que le habían sido determinados.
8 Esta fue, pues, la primera ofrenda que Adán hizo a Dios; y así se convirtió en su costumbre hacerlo.