La profecía de las Tierras Occidentales.
1 No estaban muy lejos de la cueva, cuando Satanás vino hacia ellos y se escondió entre ellos y la cueva, bajo la forma de dos leones hambrientos que llevaban tres días sin comer, que se acercaron a Adán y Eva, como para hacerlos pedazos y devorarlos.
2 Entonces Adán y Eva lloraron y rogaron a Dios que los librara de sus garras.
3 Entonces vino a ellos la palabra de Dios y ahuyentó de ellos los leones.
4 Y Dios dijo a Adán: «Oh Adán, ¿qué buscas en la frontera occidental? ¿Y por qué has dejado por tu propia voluntad la frontera oriental, en la que estaba tu morada?
5 «Ahora, pues, regresa a tu cueva y quédate en ella, para que Satanás no te engañe ni realice en ti su propósito».
6 «Porque en esta frontera occidental, oh Adán, saldrá de ti una simiente que la repondrá; y que se contaminarán con sus pecados, y con ceder a los mandatos de Satanás y seguir sus obras».
7 «Por tanto, traeré sobre ellos aguas de diluvio y los cubriré a todos. Pero yo libraré lo que quede de los justos entre ellos; y los llevaré a una tierra lejana, y la tierra en la que ahora habitas quedará desolada y sin habitante en ella».
8 Después de que Dios les hubo hablado así, regresaron a la Cueva de los Tesoros. Pero su carne se secó, y les faltaron las fuerzas por el ayuno y la oración, y por el dolor que sentían por haber transgredido a Dios.