Adán y Eva van a explorar.
1 ENTONCES Adán y Eva se levantaron en la cueva y oraron toda esa noche hasta que amaneció. Y cuando salió el sol, ambos salieron de la cueva; sus cabezas vagaban por la pesadumbre del dolor, y no sabían adónde iban.
2 Y así caminaron hasta el límite sur del jardín. Y comenzaron a subir por aquella frontera hasta llegar a la frontera oriental, más allá de la cual no había más espacio.
3 Y el querubín que guardaba el jardín estaba de pie a la puerta occidental, protegiéndolo contra Adán y Eva, para que no entraran repentinamente en el jardín. Y el querubín se volvió, como para matarlos; según el mandamiento que Dios le había dado.
4 Cuando Adán y Eva llegaron al borde oriental del jardín, pensando en sus corazones que el querubín no estaba mirando, mientras estaban parados junto a la puerta como si desearan entrar, de repente apareció el querubín con una espada centelleante de fuego en su mano; y cuando los vio, salió a matarlos. Porque temía que Dios lo destruyera si entraban al jardín sin su orden.
5 Y la espada del querubín parecía arder a lo lejos. Pero cuando lo levantó sobre Adán y Eva, su llama no se encendió.
6 Por lo tanto, el querubín pensó que Dios les era favorable y los hacía regresar al jardín. Y el querubín se quedó perplejo.
7 No pudo subir al cielo para determinar el orden de Dios con respecto a su entrada al jardín; Por lo tanto, permaneció junto a ellos, incapaz como era de separarse de ellos; porque temía que entraran al jardín sin el permiso de Dios, quien entonces lo destruiría.
8 Cuando Adán y Eva vieron al querubín que venía hacia ellos con una espada de fuego encendida en la mano, cayeron de miedo sobre sus rostros y quedaron como muertos.
9 En aquel momento los cielos y la tierra temblaron; y otros querubines descendieron del cielo al querubín que guardaba el huerto, y lo vieron asombrados y silenciosos.
10 Luego, otros ángeles descendieron nuevamente cerca del lugar donde estaban Adán y Eva. Estaban divididos entre alegría y tristeza.
11 Se alegraron porque pensaban que Dios era favorable a Adán y deseaban que volviera al jardín; y deseó devolverle la alegría que una vez disfrutó.
12 Pero ellos se entristecieron por Adán, porque había caído como muerto, él y Eva; y decían en sus pensamientos: Adán no ha muerto en este lugar; pero Dios le ha dado muerte por haber venido a este lugar y querer entrar en el huerto sin su permiso.