Adán y Eva adquieren órganos digestivos. La última esperanza de regresar al Jardín se apaga.
1 Y cuando se hizo de día, se levantaron y oraron, según su costumbre, y luego salieron de la cueva.
2 Pero como se sintieron muy angustiados por la comida que habían comido y a la que no estaban acostumbrados, anduvieron por la cueva diciéndose unos a otros:
3 «¿Qué nos ha sucedido al comer para que nos sobrevenga este dolor? ¡Ay de nosotros, moriremos! Más vale para nosotros haber muerto que haber comido; y haber conservado puro nuestro cuerpo, que haberlo contaminado con la comida».
4 Entonces Adán dijo a Eva: «Este dolor no nos vino en el jardín, ni comimos allí comida tan mala. ¿Piensas, oh Eva, que Dios nos plagará a través del alimento que hay en nosotros, o que nuestras entrañas saldrán? ¿O que Dios pretende matarnos con este dolor antes de haber cumplido Su promesa?
5 Entonces Adán suplicó al Señor y dijo: «Oh Señor, no perezcamos por la comida que hemos comido. Oh Señor, no nos golpees; sino trata con nosotros según tu gran misericordia, y no nos abandones hasta el día de la promesa que nos has hecho».
6 Entonces Dios los miró e inmediatamente los preparó para comer; hasta el día de hoy; para que no perezcan.
7 Entonces Adán y Eva regresaron a la cueva tristes y llorando por la alteración de su naturaleza. Y ambos supieron desde esa hora que eran seres alterados, que su esperanza de regresar al jardín ahora estaba cortada; y que no podían entrar en él.
8 Por eso ahora sus cuerpos tenían funciones extrañas; y toda carne que requiera alimento y bebida para su existencia, no puede estar en el huerto.
9 Entonces Adán dijo a Eva: «Mira, nuestra esperanza ahora ha sido cortada; y también lo es nuestra confianza para entrar al jardín. Ya no pertenecemos a los habitantes del jardín; pero desde ahora somos terrenales y del polvo, y de los habitantes de la tierra, no volveremos al huerto, hasta el día en que Dios ha prometido salvarnos y traernos de nuevo al huerto, como prometió a nosotros.»
10 Entonces rogaron a Dios que tuviera misericordia de ellos; después de lo cual, su mente se calmó, sus corazones se quebraron y su anhelo se enfrió; y eran como extraños en la tierra. Esa noche Adán y Eva la pasaron en la cueva, donde durmieron profundamente a causa de la comida que habían comido.