El nacimiento de Caín y Luluwa. Por qué recibieron esos nombres.
1 Y habitaron en la tierra trabajando, para continuar en el bienestar de sus cuerpos; y así fueron hasta que terminaron los nueve meses de la maternidad de Eva, y se acercó el tiempo en que debía dar a luz.
2 Entonces ella dijo a Adán: «Esta cueva es un lugar puro debido a las señales realizadas en ella desde que salimos del jardín; y nuevamente oraremos en él. No conviene, pues, que yo dé a luz en él; mejor reparemos en el de la roca protectora, que Satanás nos arrojó, cuando quiso matarnos con ella; pero eso fue sostenido y extendido como un toldo sobre nosotros por mandato de Dios; y formó una cueva».
3 Entonces Adán llevó a Eva a esa cueva; y cuando llegó el momento de dar a luz, tuvo muchos dolores de parto. Así se arrepintió Adán, y su corazón sufrió por causa de ella; porque ella estaba cerca de la muerte; para que se cumpliera la palabra de Dios a ella: «Con dolor darás a luz un hijo, y con dolor darás a luz a tu hijo».
4 Pero cuando Adán vio el apuro en que se encontraba Eva, se levantó y oró a Dios, y dijo: «Oh Señor, mírame con los ojos de tu misericordia, y sácala de su angustia».
5 Y Dios miró a su sierva Eva y la libró, y ella dio a luz a su hijo primogénito, y con él una hija.
6 Entonces Adán se regocijó por la liberación de Eva y también por los hijos que ella le había dado. Y Adán ministró a Eva en la cueva, hasta el fin de ocho días; cuando llamaron al hijo Caín y a la hija Luluwa.
7 Caín significa «odiador», porque odió a su hermana en el vientre de su madre; antes de que salieran de allí. Por eso Adán le puso por nombre Caín.
8 Pero Luluwa significa «hermosa», porque era más hermosa que su madre.
9 Entonces Adán y Eva esperaron hasta que Caín y su hermana cumplieron cuarenta días, cuando Adán dijo a Eva: «Haremos una ofrenda y la ofreceremos en nombre de los niños».
10 Y Eva dijo: «Haremos una ofrenda por el hijo primogénito; y después haremos uno para la hija».