Caín se pone celoso a causa de sus hermanas.
1 Y los niños comenzaron a fortalecerse y a crecer en estatura; pero Caín era duro de corazón y dominaba a su hermano menor.
2 Y muchas veces, cuando su padre hacía una ofrenda, se quedaba atrás y no iba con ellos para ofrecerla.
3 Pero Abel tenía un corazón manso y obedecía a su padre y a su madre, a quienes movía muchas veces para que le hicieran una ofrenda, porque lo amaba; y oré y ayuné mucho.
4 Entonces vino esta señal a Abel. Cuando entraba en la Cueva de los Tesoros y vio las varas de oro, el incienso y la mirra, preguntó a sus padres Adán y Eva acerca de ellos y les dijo: «¿Cómo conseguisteis esto?»
5 Entonces Adán le contó todo lo que les había sucedido. Y Abel sintió profundamente lo que le dijo su padre.
6 Además, su padre Adán le habló de las obras de Dios y del jardín; y después de eso permaneció detrás de su padre toda esa noche en la Cueva de los Tesoros.
7 Y esa noche, mientras oraba, se le apareció Satanás bajo la figura de un hombre, quien le dijo: Muchas veces has incitado a tu padre a hacer ofrendas, a ayunar y a orar, por eso te mataré, y te haré perecer de este mundo».
8 Pero Abel oró a Dios y ahuyentó de sí a Satanás; y no creímos las palabras del diablo. Entonces, cuando era de día, se le apareció un ángel de Dios, el cual le dijo: No acortes el ayuno, la oración ni la ofrenda a tu Dios. Porque he aquí, el Señor ha aceptado tu oración. No temas la figura que se te apareció de noche y que te maldijo hasta la muerte». Y el ángel se apartó de él.
9 Cuando ya era de día, Abel se acercó a Adán y a Eva y les contó la visión que había tenido. Pero cuando lo oyeron, se entristecieron mucho por ello, pero no le dijeron nada al respecto; sólo lo consolaron.
10 Pero en cuanto al duro de corazón Caín, Satanás vino a él de noche, se apareció y le dijo: «Puesto que Adán y Eva aman a tu hermano Abel mucho más de lo que te aman a ti, y desean unirlo en matrimonio a tu hermano, hermosa hermana, porque lo aman; pero desean unirte en matrimonio a su hermana desfavorecida, porque te odian;
11 Ahora, pues, te aconsejo que, cuando hagan eso, mates a tu hermano; entonces tu hermana te quedará; y su hermana será desechada».
12 Y Satanás se apartó de él. Pero el Maligno quedó atrás en el corazón de Caín, quien muchas veces buscó matar a su hermano.