Caín, de 15 años, y Abel, de 12 años, se distancian.
1 PERO cuando Adán vio que el hermano mayor odiaba al menor, trató de ablandar sus corazones y dijo a Caín: «Toma, hijo mío, de los frutos de tu siembra, y haz una ofrenda a Dios, para que Él pueda perdonarte tu maldad y tu pecado».
2 Dijo también a Abel: Toma de tu siembra, haz una ofrenda y tráela a Dios, para que él perdone tu maldad y tu pecado.
3 Entonces Abel escuchó la voz de su padre, tomó de lo que había sembrado, hizo una buena ofrenda y dijo a su padre, Adán: «Ven conmigo y enséñame cómo ofrecerla».
4 Y fueron, Adán y Eva con él, y le mostraron cómo ofrecer su ofrenda sobre el altar. Luego, después de eso, se levantaron y oraron para que Dios aceptara la ofrenda de Abel.
5 Entonces Dios miró a Abel y aceptó su ofrenda. Y Dios se agradó más de Abel que de su ofrenda, a causa de su buen corazón y de su puro cuerpo. No había rastro de astucia en él.
6 Luego bajaron del altar y fueron a la cueva en la que habitaban. Pero Abel, a causa de su alegría por haber hecho su ofrenda, la repetía tres veces por semana, a ejemplo de su padre Adán.
7 Pero Caín no se complació en ofrecer; pero después de mucho enojo por parte de su padre, ofreció su regalo una vez; y cuando hizo la ofrenda, sus ojos estaban puestos en la ofrenda que hacía, y tomó como ofrenda la más pequeña de sus ovejas, y sus ojos nuevamente estaban puestos en ella.
8 Por eso Dios no aceptó su ofrenda, porque su corazón estaba lleno de pensamientos asesinos.
9 Y así vivieron todos juntos en la cueva donde Eva había dado a luz, hasta que Caín tuvo quince años y Abel doce.