Un plan perverso llega a una conclusión trágica. Caín está asustado. «¿Soy el guardián de mi hermano?» Los siete castigos. La paz está destrozada.
1 Y así siguieron, hasta que llegaron a un lugar desierto, donde no había ovejas; Entonces Abel dijo a Caín: He aquí, hermano mío, estamos cansados de caminar; porque no vemos ninguno de los árboles, ni de los frutos, ni del verdor, ni de las ovejas, ni ninguna de las cosas que me dijiste. ¿Dónde están esas ovejas tuyas que me dijiste que bendijera?
2 Entonces Caín le dijo: «Vamos, y dentro de poco verás muchas cosas hermosas, pero ve delante de mí hasta que yo llegue a ti».
3 Entonces Abel avanzó, pero Caín se quedó detrás de él.
4 Y Abel andaba en su inocencia, sin engaño; sin creer que su hermano lo mataría.
5 Entonces Caín, cuando llegó a él, lo consolaba con sus palabras, andando un poco detrás de él; Entonces se apresuró y lo golpeó con el bastón, golpe tras golpe, hasta dejarlo aturdido.
6 Pero cuando Abel cayó al suelo, viendo que su hermano quería matarlo, dijo a Caín: «Oh, hermano mío, ten piedad de mí. ¡Por los pechos que hemos mamado, no me golpees! ¡Por el vientre que nos dio a luz y que nos trajo al mundo, no me golpees hasta la muerte con ese báculo! Si quieres matarme, toma una de estas piedras grandes y mátame directamente».
7 Entonces Caín, el cruel y cruel asesino de corazón, tomó una gran piedra y golpeó con ella a su hermano en la cabeza, hasta que le rezumaron los sesos y se deshizo en su sangre delante de él.
8 Y Caín no se arrepintió de lo que había hecho.
9 Pero la tierra, cuando la sangre del justo Abel cayó sobre ella, tembló, bebiendo su sangre, y por ello habría destruido a Caín.
10 Y la sangre de Abel clamó misteriosamente a Dios para que lo vengara de su asesino.
11 Entonces Caín comenzó inmediatamente a cavar la tierra para poner a su hermano; porque temblaba del miedo que le sobrevino, cuando vio temblar la tierra por su causa.
12 Entonces arrojó a su hermano en el hoyo que había hecho y lo cubrió de polvo. Pero la tierra no quiso recibirlo; pero lo vomitó de inmediato.
13 Caín volvió a cavar la tierra y escondió en ella a su hermano; pero nuevamente la tierra lo arrojó sobre sí misma; hasta que tres veces la tierra arrojó sobre sí misma el cuerpo de Abel.
14 La tierra fangosa lo arrojó la primera vez, porque no era la primera creación; y lo arrojó por segunda vez y no quiso recibirlo, porque era justo y bueno, y fue asesinado sin causa; y la tierra lo arrojó por tercera vez y no quiso recibirlo, para que quedara delante de su hermano un testigo contra él.
15 Y así la tierra se burlaba de Caín, hasta que le llegó la palabra de Dios acerca de su hermano.
16 Entonces Dios se enojó y se disgustó mucho por la muerte de Abel; y tronó desde el cielo, y relámpagos avanzaron delante de Él, y la Palabra del Señor Dios vino del cielo a Caín, y le dijo: «¿Dónde está Abel tu hermano?»
17 Entonces Caín respondió con corazón orgulloso y voz áspera: «¿Cómo, oh Dios? ¿Soy el guardián de mi hermano?
18 Entonces Dios dijo a Caín: Maldita la tierra que ha bebido la sangre de Abel tu hermano; y tú, estés temblando y estremeciéndote; y esto te será por señal, que cualquiera que te encuentre, te matará».
19 Pero Caín lloró porque Dios le había dicho esas palabras; y Caín le dijo: «Oh Dios, cualquiera que me encuentre me matará y seré borrado de la faz de la tierra».
20 Entonces Dios dijo a Caín: «Quien te encuentre, no te matará»; porque antes de esto, Dios le había estado diciendo a Caín: «Permitiré siete castigos al que mate a Caín». En cuanto a la palabra de Dios a Caín: «¿Dónde está tu hermano?» Dios lo dijo en misericordia para con él, para tratar de hacerlo arrepentirse.
21 Porque si Caín se hubiera arrepentido en aquel momento y hubiera dicho: «Oh Dios, perdóname mi pecado y el asesinato de mi hermano», entonces Dios le habría perdonado su pecado.
22 Y en cuanto a que Dios le dijera a Caín: «Maldita sea la tierra que ha bebido la sangre de tu hermano», eso también fue la misericordia de Dios para Caín. Porque Dios no lo maldijo a él, sino que maldijo la tierra; aunque no fue la tierra la que mató a Abel y cometió iniquidad.
23 Porque era justo que la maldición cayera sobre el asesino; sin embargo, con misericordia, Dios dirigió sus pensamientos de tal manera que nadie lo supiera y se alejara de Caín.
24 Y le dijo: ¿Dónde está tu hermano? A lo que él respondió y dijo: «No lo sé». Entonces el Creador le dijo: «Tembla y estremecete».
25 Entonces Caín tembló y se asustó; y mediante esta señal Dios lo puso en ejemplo ante toda la creación, como asesino de su hermano. También Dios trajo sobre él temblor y terror, para que pudiera ver la paz en la que estaba al principio, y ver también el temblor y el terror que soportó al final; para que pudiera humillarse ante Dios, arrepentirse de su pecado y buscar la paz que disfrutaba al principio.
26 Y en la palabra de Dios que decía: «Permitiré siete castigos a cualquiera que mate a Caín», Dios no buscaba matar a Caín con la espada, sino hacer que muriera ayunando, orando y llorando bajo duro pesar, hasta el momento en que fue liberado de su pecado.
27 Y los siete castigos son las siete generaciones durante las cuales Dios esperó a Caín por el asesinato de su hermano.
28 Pero Caín, desde que mató a su hermano, no pudo encontrar descanso en ningún lugar; pero regresó con Adán y Eva, temblando, aterrorizado y contaminado con sangre. . . .