Introducción y oración
1 Aconteció que el día veintidós del mes del año treinta,
2 yo estaba en mi casa y clamé, diciendo al Altísimo: Señor, concédeme gloria para que pueda ver tus misterios.
3 Cuando cayó la noche, vino el ángel Miguel, el arcángel, y me dijo: «Profeta Esdras, reserva pan para setenta semanas». Y ayuné tal como él me dijo.
4 Y vino el archistrategos Rafael y me dio un bastón de estoraque,
5 y ayuné dos veces sesenta semanas, y vi los misterios de Dios y sus ángeles.
6 Y les dije: «Quiero suplicar a Dios por el pueblo cristiano. Más vale que el hombre no nazca que que entre en el mundo».
Esdras llevada al cielo: su oración pidiendo misericordia
7 Por tanto, fui llevado al cielo y vi en el primer cielo un gran orden de los ángeles y ellos me llevaron a los juicios.
8 Y escuché una voz que decía a mí: «Ten piedad de nosotros, Esdras, el elegido de Dios».
9 Entonces comencé a decir: «¡Ay de los pecadores, cuando vean al justo (elevado) por encima de los ángeles, y sean por la ardiente Gehena».
10 Y Esdras dijo: Ten piedad de las obras de tus manos, misericordioso y muy compasivo.
11 Condenadme a mí antes que a las almas de los pecadores, porque es mejor castigar a un alma y no llevar al mundo entero a la destrucción.»
12 Y Dios dijo: «Daré descanso a los justos en el Paraíso y soy misericordioso».
13 Y Esdras dijo: «Señor, ¿por qué muestras favor a los justos?
14 Porque como el jornalero cumple su tiempo de servicio y se va, y el esclavo sirve nuevamente a sus amos para recibir su salario, así el justo recibe su recompensa en los cielos.
15 Pero ten piedad de los pecadores porque sabemos que tú eres misericordioso».
16 Y Dios dijo: «No tengo manera de ser misericordioso con ellos».
17 Y Esdras dijo: «(Sé misericordioso) porque ellos no pueden soportar tu ira».
18 Y Dios dijo: «(Estoy enojado) porque tales (son los desiertos) de tales (hombres) como estos».
19 Y Dios dijo: «Quiero guardarte como a Pablo y a Juan.
20 Me has dado incorrupto el tesoro inviolable, el tesoro de la virginidad, el muro de los hombres».
La segunda oración de Esdras
21 Y Esdras dijo: Mejor sería que el hombre no naciera; estaría bien si no estuviera vivo.
22 Las bestias mudas son mejores que el hombre, porque no tienen castigo
23 Nos tomaste y nos entregaste al juicio.
24 ¡Ay de los pecadores en el mundo venidero, porque su condenación es interminable y la llama no se apaga!