La confesión y oración de Asenat, hija del sacerdote Pentefres
Asenath es buscado en matrimonio por el Hijo del Rey y muchos otros.
1 En el primer año de abundancia, en el segundo mes, el día cinco del mes, Faraón envió a José a recorrer toda la tierra de Egipto; y en el mes cuarto del año primero, a los dieciocho del mes,
2 José llegó a los límites de Heliópolis,
3 y recogía el trigo de aquella tierra como la arena del mar.
4 Y había en aquella ciudad un hombre llamado Pentefres, que era sacerdote de Heliópolis y sátrapa de Faraón, y jefe de todos los sátrapas y príncipes de Faraón;
5 Y este hombre era sumamente rico y muy sabio y gentil, y también era consejero de Faraón, porque era más prudente que todos los príncipes de Faraón.
6 Y tenía una hija virgen, llamada Asenat, de dieciocho años, alta y hermosa, y de una belleza incomparablemente mayor que cualquier virgen sobre la tierra.
7 La propia Asenat no se parecía en nada a las vírgenes hijas de los egipcios, sino que era en todo semejante a las hijas de los hebreos.
8 alta como Sara, hermosa como Rebeca y hermosa como Raquel;
9 y la fama de su belleza se difundió por toda aquella tierra y hasta los confines del mundo, de modo que por esto todos los hijos de los príncipes y los sátrapas quisieron cortejarla, y también los hijos de los reyes también, todos ellos jóvenes y valientes,
10 Y hubo gran contienda entre ellos a causa de ella, y trataron de pelear unos contra otros.
11 También el hijo primogénito de Faraón se enteró de ella y siguió rogando a su padre que se la diera por esposa.
12 y diciéndole: «Dame, padre, por esposa a Asenat, hija de Pentefres, el primer hombre de Heliópolis».
13 Y su padre Faraón le dijo: «¿Por qué buscas una esposa menor que tú, siendo rey de toda esta tierra?
14 No, pero ¡he aquí! La hija de Joacim, rey de Moab, está desposada contigo, y ella misma es reina y muy hermosa de contemplar. Toma entonces ésta para ti como esposa».