Enoc instruye a sus hijos a que no insulten el rostro del hombre, pequeño o grande.
1 El Señor creó al hombre con sus manos, a semejanza de su rostro, y lo hizo grande y pequeño.
2 Cualquiera que insulte el rostro del gobernante y aborrezca el rostro del Señor, haya despreciado el rostro del Señor; y el que desahogue su ira contra un hombre sin causarle daño, la gran ira del Señor lo derribará; el que escupe en el rostro del hombre con reproche. , será talado en el gran juicio del Señor.
3 Bienaventurado el hombre que no dirige su corazón con malicia contra nadie, y ayuda al herido y al condenado, y levanta al abatido, y hace caridad al necesitado, porque en el día del gran juicio todo peso , cada medida y cada peso serán como en el mercado, es decir, serán colgados en balanzas y puestos en el mercado, y cada uno aprenderá su propia medida, y según su medida recibirá su recompensa.