De cómo Enoc fue llevado al segundo cielo.
1 Y aquellos hombres me tomaron y me llevaron al segundo cielo, y me mostraron tinieblas, mayores que las tinieblas terrenales, y allí vi a los prisioneros colgados, vigilando, esperando el juicio grande e ilimitado, y estos ángeles eran como oscuridad, más que las tinieblas terrenales, y hacían llorar sin cesar a todas horas.
2 Y dije a los hombres que estaban conmigo: «¿Por qué son torturados sin cesar?» Ellos me respondieron: «Estos son los apóstatas de Dios, que no obedecieron los mandamientos de Dios, sino que consultaron con su propia voluntad y se alejaron con su príncipe, quien también está fijado en el quinto cielo.»
3 Y sentí gran compasión por ellos, y me saludaron y me dijeron: «Hombre de Dios, ruega por nosotros al Señor»; y les respondí: «¿Quién soy yo, hombre mortal, para orar por los ángeles? ¿Quién sabe adónde voy o qué me sucederá? ¿O quién orará por mí?»