Los hijos de Jared están descarriados.
1 ENTONCES Dios le reveló nuevamente la promesa que le había hecho a Adán; Le explicó los 5500 años y le reveló el misterio de Su venida a la tierra.
2 Y dijo Dios a Jared: En cuanto al fuego que tomaste del altar para encender la lámpara, quede contigo para alumbrar los cuerpos, y no salga de la cueva hasta que De allí sale el cuerpo de Adán.
3 Pero, oh Jared, cuida el fuego, que arda brillantemente en la lámpara; ni vuelvas a salir de la cueva, hasta que recibas una orden mediante una visión, y no en una aparición, cuando seas visto por ti.
4 «Entonces ordena otra vez a tu pueblo que no se relacione con los hijos de Caín ni aprenda sus caminos; porque yo soy Dios que no ama el odio ni las obras de iniquidad».
5 Dios también dio a Jared muchos otros mandamientos y lo bendijo. Y luego retiró Su Palabra de él.
6 Entonces Jared se acercó con sus hijos, tomó fuego, bajó a la cueva y encendió la lámpara delante del cuerpo de Adán; y dio mandamientos a su pueblo como Dios le había dicho que hiciera.
7 Esta señal le sucedió a Jared al final de su año cuatrocientos cincuenta; como también muchas otras maravillas, no las registramos. Pero sólo registramos este para abreviar y para no alargar nuestra narración.
8 Y Jared continuó enseñando a sus hijos ochenta años; pero después comenzaron a transgredir los mandamientos que él les había dado y a hacer muchas cosas sin su consejo. Comenzaron a descender uno tras otro de la Montaña Sagrada y a mezclarse con los hijos de Caín en malas comunidades.
9 Ahora bien, la razón por la cual los hijos de Jared descendieron del Monte Santo es ésta, que ahora os revelaremos.