Solo quedan tres hombres justos en el mundo. Las malas condiciones de los hombres antes del Diluvio.
1 PERO Enoc guardó el mandamiento de Jared su padre y continuó ministrando en la cueva.
2 Es a este Enoc a quien le sucedieron muchas maravillas, y quien también escribió un libro célebre; pero es posible que esas maravillas no se cuenten en este lugar.
3 Después de esto, los hijos de Set se extraviaron y cayeron, ellos, sus hijos y sus mujeres. Y cuando Enoc, Matusalén, Lamec y Noé los vieron, sus corazones sufrieron a causa de su caída en la duda llena de incredulidad; y lloraron y pidieron a Dios misericordia para preservarlos y sacarlos de esa generación malvada.
4 Enoc continuó su ministerio ante el Señor trescientos ochenta y cinco años, y al final de ese tiempo se dio cuenta, por la gracia de Dios, de que Dios tenía la intención de quitarlo de la tierra.
5 Entonces dijo a su hijo: «Hijo mío, sé que Dios tiene la intención de traer las aguas del Diluvio sobre la tierra y destruir nuestra creación.
6 «Y vosotros sois los últimos gobernantes de este pueblo en esta montaña; porque sé que no os quedará nadie que engendre hijos en este monte santo; ni ninguno de vosotros se enseñoreará de los hijos de su pueblo; ni quedará de vosotros mucha compañía en este monte».
7 Enoc también les dijo: «Cuidad vuestras almas y manteneos firmes en vuestro temor de Dios y en vuestro servicio a Él, y adoradle con fe recta y servidle en justicia, inocencia y juicio, en arrepentimiento y también en la pureza.»
8 Cuando Enoc hubo terminado sus mandamientos para ellos, Dios lo transportó de esa montaña a la tierra de la vida, a las mansiones de los justos y de los elegidos, la morada del Paraíso de alegría, en la luz que llega hasta el cielo; luz que está fuera de la luz de este mundo; porque es la luz de Dios que llena el mundo entero, pero que ningún lugar puede contener.
9 Así, como Enoc estaba en la luz de Dios, se encontró fuera del alcance de la muerte; hasta que Dios quisiera que muriera.
10 En total, ninguno de nuestros padres ni ninguno de sus hijos permaneció en aquel monte santo, excepto esos tres: Matusalén, Lamec y Noé. Porque todos los demás descendieron del monte y cayeron en pecado con los hijos de Caín. Por eso se les prohibió esa montaña, y no quedó en ella nadie más que esos tres hombres.