1 Y sucedió que alrededor de la hora séptima de la noche, Isaac se despertó y llegó a la puerta de la cámara de su padre, gritando y diciendo: «Abre, padre, para que pueda tocarte antes de que te aparten de mí».
2 Abraham se levantó y le abrió, y Isaac entró y, llorando, se colgó del cuello de su padre y lo besó con lamentos.
3 Y Abraham lloró junto con su hijo, y Miguel los vio llorar y lloró también.
4 Y Sara, oyéndoles llorar, los llamó desde su alcoba:
5 diciendo: «Señor mío Abraham, ¿por qué lloras así? ¿Te ha dicho el extraño que Lot, el hijo de tu hermano, ha muerto? ¿O nos ha sucedido algo más?
6 Miguel respondió y dijo a Sara: «No, Sara, no he traído noticias de Lot, pero sabía de toda tu bondad de corazón, que en esto superas a todos los hombres sobre la tierra, y el Señor se ha acordado de ti».
7 Entonces Sara dijo a Abraham: ¿Cómo te atreves a llorar cuando el hombre de Dios ha entrado a ti?
8 ¿Y por qué derraman lágrimas vuestros ojos, porque hoy hay gran alegría? Abraham le dijo:
9 ¿Cómo sabes que éste es un hombre de Dios?
10 Sara respondió y dijo: «Porque digo y declaro que este es uno de los tres hombres que fueron hospedados por nosotros en el roble de Mamre, cuando uno de los sirvientes fue y trajo un cabrito y lo mataste,
11 y me dijo: Levántate y prepárate para que comamos con estos hombres en nuestra casa.
12 Abraham respondió y dijo: «Bien has percibido, oh mujer,
13 Porque también yo, cuando le lavé los pies, supe en mi corazón que estos eran los pies que había lavado en la encina de Mamre, y cuando comencé a preguntarle sobre su viaje, él me dijo: Voy a preservar Lot, tu hermano, de entre los hombres de Sodoma, y entonces supe el misterio».