Isacar, el quinto hijo de Jacob y Lea. El hijo sin pecado contratado por las mandrágoras. Apela a la sencillez.
1 LA copia de las palabras de Isacar.
2 Porque llamó a sus hijos y les dijo: Escuchen, hijos míos, a Isacar, su padre; prestad oído a las palabras del amado del Señor.
3 Yo le nació a Jacob el quinto hijo, a cambio del salario de las mandrágoras.
4 Porque mi hermano Rubén trajo mandrágoras del campo, y Raquel salió a su encuentro y las tomó.
5 Y Rubén lloró, y a su voz salió Lea mi madre.
6 Estas mandrágoras eran manzanas aromáticas que se producían en la tierra de Harán, debajo de un barranco de agua.
7 Y Raquel dijo: No te los daré, sino que serán para mí en lugar de hijos.
8 Porque el Señor me ha menospreciado y no le he dado hijos a Jacob.
9 Ahora había dos manzanas; y Lea dijo a Raquel: Te basta con haber tomado a mi marido: ¿tomarás también a éstos?
10 Y Raquel le dijo: Esta noche tendrás a Jacob por las mandrágoras de tu hijo,
11 Y Lea le dijo: Jacob es mío, porque yo soy la esposa de su juventud.
12 Pero Raquel dijo: No te jactes ni te jactes; porque me desposó antes que tú, y por mí sirvió a nuestro padre catorce años.
13 Si no hubieran aumentado las astucias en la tierra y no hubiera prosperado la maldad de los hombres, ahora no verías el rostro de Jacob.
14 Porque tú no eres su esposa, sino que por astucia fuiste llevada a él en mi lugar.
15 Y mi padre me engañó y me echó esa noche, y no permitió que Jacob me viera; porque si yo hubiera estado allí, esto no le habría sucedido.
16 Sin embargo, por las mandrágoras te alquilo a Jacob por una noche.
17 Y Jacob conoció a Lea, y ella concibió y me dio a luz, y por el salario me llamaron Isacar.
18 Entonces un ángel del Señor se apareció a Jacob y le dijo: Raquel dará a luz dos hijos, ya que rehusó la compañía de su marido y optó por la continencia.
19 Y si mi madre Lea no hubiera pagado las dos manzanas por su compañía, habría dado a luz ocho hijos; por eso dio a luz seis, y Raquel dio a luz dos: porque a causa de las mandrágoras la visitó el Señor.
20 Porque él sabía que ella deseaba tener compañía con Jacob por tener hijos, y no por lujuria.
21 Porque al día siguiente también abandonó a Jacob.
22 Por eso el Señor escuchó a Raquel a causa de las mandrágoras.
23 Porque aunque los deseaba, no los comió, sino que los ofreció en la casa del Señor, presentándolos al sacerdote del Altísimo que estaba en ese momento.
24 Así que, hijos míos, cuando crecí, caminé con rectitud de corazón y me convertí en labrador para mi padre y mis hermanos, y recogí frutos del campo según su estación.
25 Y mi padre me bendijo, porque vio que caminaba rectamente delante de él.
26 Y yo no fui entrometido en mis obras, ni envidioso ni malicioso contra mi prójimo.
27 Nunca calumnié a nadie ni censuré la vida de nadie, andando como lo hacía con sencillez de mirada.
28 Por lo tanto, cuando tenía treinta y cinco años, tomé una esposa, porque el trabajo consumió mis fuerzas y nunca pensé en el placer con las mujeres; pero a causa de mi trabajo, el sueño me venció.
29 Y mi padre siempre se alegraba de mi rectitud, porque yo ofrecía al Señor, por medio del sacerdote, todas las primicias; luego a mi padre también.
30 Y el Señor multiplicó diez mil sus beneficios en mis manos; y también Jacob, mi padre, sabía que Dios ayudó en mi soltería.
31 Porque a todos los pobres y oprimidos les di los bienes de la tierra con la sencillez de mi corazón.
32 Ahora pues, hijos míos, escúchenme y caminen con sencillez de corazón, porque he visto en él todo lo que agrada al Señor.
33 El hombre decidido no codicia el oro, no se extralimita con su prójimo, no anhela múltiples deleites, no se deleita en vestidos variados.
34 No desea vivir muchos años, sino que sólo espera la voluntad de Dios.
35 Y los espíritus del engaño no tienen poder contra él, porque no mira la belleza de las mujeres, para no contaminar su mente con corrupción.
36 No hay envidia en sus pensamientos, ninguna persona maliciosa hace que su alma decaiga, ni se preocupa con un deseo insaciable en su mente.
37 Porque camina con sencillez de alma y contempla todas las cosas con rectitud de corazón, evitando los ojos corrompidos por el error del mundo, para no ver la perversión de alguno de los mandamientos del Señor.
38 Guardad, pues, hijos míos, la ley de Dios, y sed solteros, y andad con ingenuidad, no entrometidos en los asuntos de vuestro prójimo, sino amad al Señor y a vuestro prójimo, tened compasión de los pobres y débiles.
39 Inclínate hacia la agricultura y trabaja en todo tipo de labores, ofreciendo presentes al Señor con acción de gracias.
40 Porque el Señor os bendecirá con las primicias de la tierra, como bendijo a todos los santos desde Abel hasta ahora.
41 Porque no os será dada otra porción que la grosura de la tierra, cuyos frutos se obtienen con el trabajo.
42 Porque nuestro padre Jacob me bendijo con bendiciones de la tierra y de primicias.
43 Y Leví y Judá fueron glorificados por el Señor incluso entre los hijos de Jacob; porque el Señor les dio herencia, a Leví le dio el sacerdocio, y a Judá el reino.
44 Y vosotros, pues, obedecedlos y andad en la soltería de vuestro padre; porque a Gad le ha sido dado destruir las tropas que vienen sobre Israel.