1 Y cuando terminaron los días de luto, Faraón todavía lloraba por Jacob a causa de su respeto por José.
2 Entonces José se dirigió a los nobles de Faraón y les dijo: «Ya que he hallado favor entre ustedes, ¿hablarán en mi nombre al rey Faraón y le dirán que Jacob me hizo jurar que cuando él fuera ¿Y de su cuerpo sepultaría su cuerpo en el sepulcro de mis padres en la tierra de Canaán, en ese mismo lugar?
3 Entonces Faraón dijo a José: «Ve en paz y entierra a tu padre conforme al juramento que te pidió.
4 Y lleva contigo carros y caballos, lo mejor de mi reino y de mi propia casa, como quieras.
5 Entonces José adoró a Dios en presencia de Faraón, se separó de él y se dispuso a sepultar a su padre.
6 Y partieron con él los siervos de Faraón, los ancianos de Egipto, toda la casa de José, sus hermanos y todo Israel.
7 Todos subieron con él a los carros, y el séquito avanzaba como un gran ejército.
8 Descendieron a la tierra de Canaán, a la orilla del río al otro lado del Jordán, y allí lloraron por él con gran dolor.
9 Durante siete días mantuvieron aquel gran dolor por él.
10 Cuando los habitantes de Dan oyeron el duelo en su tierra, dijeron: «Este gran duelo es el de los egipcios».
11 Hasta el día de hoy [llaman a ese lugar «el duelo de los egipcios»].
12 Entonces Israel fue llevado y sepultado en la tierra de Canaán, en el segundo sepulcro.
13 Éste es el que Abraham había comprado a Efrón, frente a Mamré, con autorización para sepultura.
14 Después de esto, José regresó a la tierra de Egipto con sus hermanos y todo el séquito de Faraón.
15 Y José vivió muchos años después de la muerte de su padre.
16 Él siguió gobernando en Egipto, aunque Jacob había muerto y se había quedado con su propio pueblo.